Esta mujer no se rinde. Esta mujer no sonríe. Esta mujer no exhibe el porte altivo de aquel narcotraficante apodado La Barbie ni de su amigo El JJ, detenidos por la Policía Federal y presentados ante la opinión pública vestidos con la misma ropa cara de marca, como si ese fuera el uniforme del éxito rápido y seguro, la vieja y poderosa atracción del “vive rápido, muere joven y haz un cadáver bonito”. A esta mujer ninguna autoridad competente le ha preparado un luminoso escenario como hizo hace tan solo unos días con El JJ, presentado junto a su guapísima novia, una reina de la belleza colombiana, y delante de un pequeño pero muy poderoso arsenal de armas nuevas y relucientes. Ni tampoco los principales medios de comunicación mexicanos le han concedido a esta mujer –y sí a La Barbie, y sí a EL JJ-- espacios en horarios de máxima audiencia, entrevistas con periodistas famosos. Esta mujer –María Santos Gorrostieta—no tiene nada que ver con ellos. Aunque sí con sus balas.