Son las 7.40 de la mañana. Amaneció con sol frío y un viento desapacible recorre las calles y agita las olas. Hay Norte en Veracruz. A esa hora los voceadores de Notiver, uno de los seis periódicos del puerto, acuden a los talleres situados en las antiguas atarazanas para recoger ejemplares y repartirlos por la ciudad. Unos hombres cargan mazos enormes en sus motocicletas, otros los llevan a puro pulso, algunas mujeres mayores los meten en carritos de la compra. El diario, de 30 páginas y tres separatas –sucesos, deportes y gente- lo embuchan a mano, incluso en la acera de la calle, sentados en el suelo. Entre ellos están Peregrina, una niña de seis años que aún no ha empezado a ir a la escuela porque no tiene partida de nacimiento, o Manuel, el muchacho ciego al que todos protegen.