Lo ideal sería aprender a pensar individualmente, y tomar las conclusiones en soledad. Si por el contrario, decidimos ser parte del grupo conviene conservar nuestra individualidad. El yo siempre queda diluido y sujeto a las manipulaciones de la mayoría. ¿Por qué los buenos no ganan casi nunca?
La realidad es compleja. Por un lado, necesitamos cambios urgentes ante un orden injusto, pero está claro que no conseguiremos avanzar en solitario. Por el contrario, algunos corremos el peligro de no sentirnos cómodos entre las multitudes. ¿Qué camino sería el más acertado? Si todos obedecemos, ¿qué nos espera? Según Elías Canetti, “los pensamientos que encajan con el sistema son despiadados”.
Figura sobre fons blanc- Patrícia Cabello
Ha sido pensando sobre el papel que deberíamos asumir, cuando me ha venido a la cabeza la relación que tiene el arte en la sociedad y la política, como forma de protesta. Es indudable que debería servir para condenar y evidenciar toda forma de opresión, explotación e injusticia. El arte, en la sociedad actual, debería ser un poderoso llamamiento a la acción, donde los creadores se implicasen de manera activa y efectiva con los problemas que nos afectan a todos. Lo ideal sería que el arte fuese un espejo donde queda reflejada la impunidad moral del poder.
Es mediante la expresión artística que a menudo se ha interpelado para que todas las personas tengamos los medios materiales y sociales que contribuyan a desarrollar nuestras capacidades, para realizarnos y vivir en libertad. Se mire por donde se mire, la contribución de algunos artistas por mostranos un mundo menos convencional es absolutamente necesaria. El arte es construcción y también deconstrucción. Pero no todos tenemos la suerte de nacer con aptitudes artísticas que nos sirvan como refugio, y al mismo tiempo como arma de desobediencia. ¿Qué factores influyen para que alguien con talento dedique su vida a combatir las injusticias a través del arte. ¿Qué se necesita para ser un creador? ¿Se puede influir en la sociedad como artista anónimo? ¿Qué decirles aquellos que sostienen que el arte es definitivamente burgués? ¿Se puede ser radical y formar parte del sistema?.
Patrícia Cabello Sierra, es pintora y cineasta y vendría a personificar esa creatividad inacabable, y esa insatisfacción permanente contra el stau quo. Posee unas cualidades humanas y artísticas extraordinarias. Tiene una complexión pequeña y fibrosa. Es intensa, y con una vitalidad privilegiada. Su belleza recuerda a la de Rosanna Arquette en la época de “Buscando a Susan desesperadamente”. Posee un carácter excesivo, noble y empático, y es de una sensibilidad sobrecogedora. Al mismo tiempo es muy vehemente, pudiendo ser ofensiva en sus alegatos. No es una contrincante fácil, pero es de todo menos peligrosa, ya que es demasiado frágil para resguardarse. No creo que jamás haya tenido capacidad para hacer daño premeditadamente. En cualquier caso, como cualquier ser humano, posee muchas capas. Cuando la presientes en plena “estampida” es mejor mantenerse tras la barrera, ya que puede llegar a tener el mismo envite que el de esas vaquillas que ella pinta magistralmente. Si fuese un árbol, tendría la belleza de un cerezo en flor y la resistencia del tronco de un olivo.
Patrícia Cabello Sierra
Vaquillas - Patrícia Cabello Sierra
Patrícia es de esas creadoras que uno espera sea descubierta por algún mecenas. Ya no en beneficio propio, sino a favor del conjunto de la sociedad. Necesitamos de su talento, creatividad, y personalidad para que nos siga sacudiendo a través de su trabajo y de su forma de entender la vida. Ella concibe el arte como una grieta por donde descubrimos los asuntos que nos preocupan. Con esta idea ha desarrollado su último proyecto la película “Los amantes impertinentes”.
Según sus palabras, su último proyecto es un relato sobre la amistad y la desconfianza. “Lo que me apasionó es la incomodidad que produce este pensamiento absolutamente infundado en el protagonista. El hombre enferma, queda sometido a una idea tan incierta como innecesaria, muy cercana al pensamiento artístico que, teniendo una utilidad discutible y diversa, resulta también inevitable”.
Cabello es el claro ejemplo de que es imposible detener el proceso creativo. Esa permanente búsqueda hace que su arte fluya como parte fundamental de su personalidad. ¿Sería el mundo diferente de contar con más almas libres de prejuicios? ¿Puede la creatividad mejorar sustancialmente la humanidad? Por el contrario, ¿puede nuestra parte artística hacernos más desdichados? ¿Es el éxito el único elemento que puede acabar con la singularidad del artista?. Su proceso de trabajo en la película ha ido en la dirección de buscar imágenes móviles que sugirieran cosas. Construyendo iconografías innecesarias, como en la vida. “Esta fuga hacia la abstracción, cercana en algún sentido al surrealismo, con toques de realidad también dudosa como es la realidad política, ha ido ocupando partes del montaje final de Los amantes impertinentes, de una manera un poco compulsiva y desigual”. Patrícia Cabello dixit.
"Els Amants impertinents"
Uno no puede permanecer impasible después de ver su película y conocer sus pinturas. Su obra es todo lo contrario a un conformismo embelesado. Es provocación, reflexión, y al mismo tiempo reto. Si tuviera que quedarme con algo de la última obra de Patrícia Cabello seria con esa sensación, -incómoda-, que te hace enfrentar a tus propios convencionalismos estéticos y vitales.
Cioran afirmaba que un libro que no provoca una herida es un libro fallido. A mí me ocurre lo mismo con el arte. Necesito que me sacuda, que me acompañe a ser otro. Al menos, durante el momento del encuentro. Me gusta que destruya todos mis códigos, auspiciándose así una inagotable sed de preguntas. Cuando me encaro a una obra artística que me incomoda quiero sentir que el paso del tiempo no me ha petrificado.
Cultivadora de flors - Patrícia Cabello Sierra
Noam Chomsky dice que la gente ya no cree en los hechos. La desilusión con las estructuras institucionales ha conducido a un punto donde apenas se confía en nadie. "Si nadie hace nada por mí, por qué he de creer en nadie". Sin duda, el mundo se ha convertido en un presidio esférico. Sin embargo, yo creo en la capacidad de la cultura como herramienta eficaz para ayudarnos a descifrar quiénes somos y qué mundo queremos.
Hace muchos años, en una conversación privada que tuvimos, en un momento en el que yo me encontraba bastante perdido, me dijo: “No puedo darte consejos, lo único que me atrevo a decirte, es que no mientas. El daño que se hace uno a sí mismo y a los demás es enorme. Nada de esconderse tras los biombos".
Dona de cendra - Patrícia Cabello Sierra
Cuando pienso en Patrícia Cabello, me viene a la memoria la frase de José Bergamín, “El cohete es un caña que piensa con brillantez”. Así es ella, como una bengala que utiliza sus destellos como arma de combate. El arte ya no puede continuar encerrado en su propia excelencia. Claro que hay esperanza. Aún hay gente como ella dispuesta a luchar. Las oportunidades están ahí, la cuestión es saber si somos capaces de tomarlas. No es cómodo ser valiente. El camino no es el más fácil, pero indudablemente es el que se acerca más a la verdad.