25 febrero, 2008 - 19:15
Autocontención
A las nueve y veinticinco de la noche Zapatero entrará en Ifema. Hasta los pasos que tiene que dar para llegar a la sala del debate están medidos. No se ha dejado nada a la improvisación. Todo es contención e igualitarismo. Con este panorama en el que las planas mayores de los partidos han negociado hasta la medida del vaso de agua, existen dudas razonables de que el debate no tenga la vivacidad y la frescura que, por ejemplo, tuvieron los estimulantes rifirrafes entre los aspirantes a la presidencia de la República francesa. Es verdad que los asesores siempre juegan a la baza más segura, a no arriesgar, a no meterse en aventuras dialécticas que puedan ser aprovechadas por el adversario. Ahora bien, Zapatero ha acumulado durante estos cuatro años tanto enojo, en algunos casos incluso dolor, por el tipo de oposición que le ha hecho Mariano Rajoy, que quizá se salga del guión. Va a ser “Zapatero en estado puro”, nos cuentan en estas primeras horas los asesores, pero ese Zapatero, en estado puro, estos días suelta chispas por los ojos y aprieta la mandíbula como no se le recuerda. En todo caso sus mismos asesores ya se encargan de extender la especie de que nadie espere una victoria arrolladora porque el formato, tan encorsetado, impedirá el vapuleo mutuo. Pero sabemos que esta rebaja de expectativas también forma parte del guión porque si, al final, creen que su líder ha ganado claro que dirán que la victoria ha sido arrolladora. A las doce, cada cual ya tendrá su opinión.