28 febrero, 2008 - 12:04 - EL PAÍS
Se ha originado cierto
revuelo periodístico en torno a si el candidato socialista, José Luis Rodríguez
Zapatero, es un flojo porque no asistirá a algunos actos sectoriales matutinos y
dedicará ese tiempo a preparar el segundo debate que mantendrá con Rajoy el
próximo lunes. Esos ratos se limitarán a esta mañana, un par de horas ayer y el
lunes por la mañana. Sábado y domingo los ocupará en desplazarse a Las Palmas,
Tenerife y Zaragoza.
El viernes empleará la mañana en la reunión del consejo de
ministros y por la tarde en Murcia, mientras que su tarde de hoy transcurrirá en
A Coruña. Con este panorama y a poco que se mire no ya con buena fe sino
simplemente con sentido común, cómo es posible que se origine revuelo alguno
porque haya decidido no asistir a dos actos en los que los protagonistas han
sido los ministros de Sanidad y Educación.
Desde hace siglos se aconseja a los
gobernantes que nunca olviden que son simples mortales. Tampoco los demás
debemos olvidarlo, sean del color político que sean. Y mientras el revuelo se
cernía en torno a Zapatero por esos ratos que le va a dedicar a revisar sus
apuntes, se conocía que el líder del PP, Mariano Rajoy, iba a hacer exactamente
lo mismo. También es un simple mortal.
26 febrero, 2008 - 23:43 - EL PAÍS
Ahora resulta que los asesores de ambos, Zapatero y Rajoy, dicen que la pretensión era de empatar. Bueno, no lo dicen públicamente, sino entre bambalinas. No es que sea una estrategia la búsqueda de este empate, sino pura y simplemente que ambos se conocen, llevan cuatro años debatiendo en el parlamento y, salvo una lipotimia de uno de los dos, no era muy previsible que ni uno ni otro saliera ni aplastado ni con una victoria apabullante. Han pasado unas pocas horas y ya empiezan a darse cuenta de los errores cometidos. También de los fallos del contrario. Zapatero no perdió tiempo y se fue a Moncloa a ver el vídeo de los 90 minutos de debate. Si ha sacado conclusiones sobre sí mismo todavía no las ha expuesto a sus colaboradores, aunque a partir de mañana empieza la preparación del segundo y último debate. Entre tanto, en el PSOE esperan la llegada mañana mismo de la encuesta del día, para ver si algo se ha movido. A ojo de buen cubero estiman que no les ha hecho daño, y que en todo caso algunos electores de izquierda han podido quedarse preocupados por las actitudes del adversario de la derecha en algunos pasajes, ya sea con la inmigración o con el terrorismo. Precisamente los últimos minutos de Rajoy en los que acusó a Zapatero de haber agredido a las víctimas han constituido el asunto que más consternación ha provocado en Zapatero, según sus asesores. Para éstos el presidente debía haber sido más rotundo y hacer una denuncia lo más grandilocuente posible de Rajoy. No lo hizo. Dicen que a pesar de estos cuatro años de gresca a propósito del terrorismo, una acusación de ese calibre y dicha a la cara, tan cerca físicamente, le abatió profundamente. Eso es lo que dicen sus asesores.
25 febrero, 2008 - 19:15 - EL PAÍS
A las nueve y veinticinco de la noche Zapatero entrará en Ifema. Hasta los pasos que tiene que dar para llegar a la sala del debate están medidos. No se ha dejado nada a la improvisación. Todo es contención e igualitarismo. Con este panorama en el que las planas mayores de los partidos han negociado hasta la medida del vaso de agua, existen dudas razonables de que el debate no tenga la vivacidad y la frescura que, por ejemplo, tuvieron los estimulantes rifirrafes entre los aspirantes a la presidencia de la República francesa. Es verdad que los asesores siempre juegan a la baza más segura, a no arriesgar, a no meterse en aventuras dialécticas que puedan ser aprovechadas por el adversario. Ahora bien, Zapatero ha acumulado durante estos cuatro años tanto enojo, en algunos casos incluso dolor, por el tipo de oposición que le ha hecho Mariano Rajoy, que quizá se salga del guión. Va a ser “Zapatero en estado puro”, nos cuentan en estas primeras horas los asesores, pero ese Zapatero, en estado puro, estos días suelta chispas por los ojos y aprieta la mandíbula como no se le recuerda. En todo caso sus mismos asesores ya se encargan de extender la especie de que nadie espere una victoria arrolladora porque el formato, tan encorsetado, impedirá el vapuleo mutuo. Pero sabemos que esta rebaja de expectativas también forma parte del guión porque si, al final, creen que su líder ha ganado claro que dirán que la victoria ha sido arrolladora. A las doce, cada cual ya tendrá su opinión.
23 febrero, 2008 - 21:37 - EL PAÍS
Dicen en el PSOE y en el PP que Valencia da para todos y que unos y otros tienen seguidores suficientes como para llenar alternativamente su plaza de toros. Pero esto ha ocurrido algunas veces pero no siempre. En tiempos de crisis internas resulta del todo imposible que los militantes y simpatizantes se tomen la molestia de desplazarse a los mítines por mucho que sus agrupaciones les pongan autobuses. No, cuando hay pelea, desánimo y reiteración en la pérdida de las elecciones los militantes no se suben al autobús. Y ayer Zapatero consiguió uno de esos sueños que sólo entienden las gentes de partido. Llenó hasta la bandera y el coso la Plaza de Toros de Valencia. El llenazo, con cerca de 2.000 personas fuera de la plaza, con lo que la asistencia superó los 20.000, sólo es equiparable a los tiempos más gloriosos de Felipe González y así los más veteranos no paraban de clamar un “como Felipe, como Felipe”. Ésta es una buena señal para los socialistas porque indica movilización y apon al líder, imprescindible, claro está, para ganar unas elecciones pero aún faltarían más ingredientes y en la Comunidad Valenciana o mucho cambian las cosas o el PP seguirá por delante en dos o tres escaños. Pero el orgullo de haber conseguido llenar esta plaza no se lo quita nadie a Zapatero. No obstante, en su partido, junto a la satisfacción se alzó una preocupación con vistas al debate que el lunes enfrentará a Zapatero con Mariano Rajoy. A saber, es muy halagador que 20.000 personas le aclamen y le vitoreen lo que volverá a suceder seguramente mañana en Sevilla en otro acto de dimensiones muy similares. El peligro está en que Zapatero puede alzarse un palmo por encima del suelo, relajarse, descuidar los flancos y perder el debate. Quienes hacen estos augurios no lo hacen con mala fe sino porque recuerdan que a Felipe González ya le pasó una vez y también llenaba Valencia.
23 febrero, 2008 - 00:39 - EL PAÍS
Ya ha pasado la primera jornada de campaña electoral, y podemos hacer un diagnóstico sin mucho riesgo al error de por dónde discurrirá la estrategia de Zapatero. “Él y yo”. Es decir, Rajoy y Zapatero. El líder socialista buscará con denuedo el contraste con su oponente y, claro está, le atribuirá una suerte de políticas que en nada beneficiarán a la mayoría de los ciudadanos. Se vuelve, por tanto, al esquema clásico a rabiar de la derecha y la izquierda. Claro está que lo ocurrido el día anterior les ha dado marcha a los socialistas para hacer este esquema que, al menos en los mítines, surte un efecto extraordinario para la propia tribu. Pedro Solbes venció a Manuel Pizarro en el primer debate cara a cara, realizado por Antena 3, sin que nadie se atreva a discutirlo. Esta victoria ha dado a los socialistas una fuerte moral para emprender la carrera hasta el 9 de marzo. Tío Pedro, como le llaman cariñosamente muchos socialistas, ha elevado hasta la estratosfera la moral de los socialistas, y les ha dado artillería dialéctica para toda la campaña. Anoche en León, Zapatero le ensalzó hasta el infinito, y aprovechó para hacer bromas con la “clase de currantes” a los que Rajoy dice que representa. “¿Será Pizarro uno de esos currantes?”, se pregunta Zapatero. Pero esto no ha hecho más que empezar, y los socialistas parten de una situación muy ajustada, aunque para animarse, al margen de tener a tío Pedro, dicen que su motor es diésel.
22 febrero, 2008 - 10:12 - EL PAÍS