Es seguro que José María Aznar, con todo lo viajado por Estados Unidos que ya está, no conoce a Hunter Lewis, el autor de un libro que apareció en septiembre pasado. El libro, Crony Capitalism in America 2008-2012, puede traducirse como El Capitalismo de los Amiguetes en Estados Unidos 2008-2012.
Nadie es perfecto. En caso de que servidor se equivoque y Aznar sí lo conozca, es posible que desde hace algunas semanas haya pensado en Hunter Lewis.
Lewis no es periodista. Aunque ha escrito en distintos periódicos, este hombre fundó una empresa que se dedica a asesorar en materia de inversiones a universidades de Estados Unidos dedicadas a la investigación.
Desde su compañía, Cambridge Associates, ha destacado también por el tema que nos interesa aquí: su campaña para denunciar los conflictos de intereses entre políticos y empresarios y financieros, una enfermedad congénita en Wall Street.
Los intereses creados, sí.
Esto último es lo que desarrolla en su libro.
Cuando los intereses privados necesitan un favor de los políticos, saben a que puerta llamar.
Si los políticos tienen necesidad de dinero, también conocen a quien deben dirigirse.
Cuestión de agenda.
Hunter explica que los protagonistas intentan mantener estos secretos de alcoba, por así decir, fuera del alcance de los ciudadanos.
El autor narra el sistema que sustituye a la vieja Unión Soviética al explotar el comunismo.
Y se traslada a Wall Street para analizar el capitalismo de los amiguetes.
Dónde termina Wall Street y empieza Washington, cuáles son las fronteras, es hasta tal punto un problema que resulta muy difícil trazar la línea divisoria.
Un ejemplo: Lewis nos cuenta la cantidad de personas del banco Goldman Sachs que ha atravesado las puertas giratorias en los últimos años.
Son seis páginas de nombres.
Aznar ha quedado ya al natural, al descubierto, con independencia de los emails y otras historias que se vayan conociendo en adelante.
Aunque no conocíamos los términos literales que ahora podemos apreciar, sabíamos que Aznar había hecho una privatización a la francesa nada más llegar a La Moncloa, en 1996, al poner al frente de las grandes empresas a sus amigos.
A eso se le llamó durante la crisis de 1997/98 en Asia el capitalismo de los amiguetes.
Y ahora tenemos oportunidad de saber mucho más. Ya he escrito sobre las relaciones particulares de Aznar con Muamar el-Gadafi en El Rayo del Líder.
http://blogs.elpais.com/analitica/2013/12/el-rayo-del-l%C3%ADder.html.
Parafraseando a Hunter Lewis, cuando su amigo Miguel Blesa necesitaba un favor contó con Aznar. Y éste se lo dio porque esperaba mucho de él.
El expresidente del Gobierno, José María Aznar, como afirma su hijo, José María Aznar Botella, según ha revelado Eldiario.es, se ha dejado muchos pelos por él.
Y cuando Aznar tenía necesidad de favores sabía a quien acudir.
Tanto en 2008 cuando se le pasó por la cabeza ser representante de Einsa, empresa de servicios industriales, entre ellos una división de armamentos, para los mercados de Argelia y Libia, la de Gadafi, Aznar acudió a Blesa. Y, más tarde, en 2009, cuando quería que Blesa ordenara la compra de una colección de arte por valor oscilante entre los 54 millones de euros y los 100 millones de euros sabía a quien acudir.
Pero esta vez Blesa le falló. Quizá porque era demasiado, porque ya estábamos en la Gran Crisis Financiera. O quizá porque había testigos de cargo. Como Rafael Spottorno, director de la Fundación Caja Madrid, hoy jefe de la Casa del Rey, que se opuso a la operación, según ha desvelado EL PAÍS.
Esa actitud de Blesa en 2009, cuando Aznar fustigaba a Zapatero por la crisis y por el Diluvio Universal, fue, según el hijo de Aznar le hizo saber en un correo eléctrónico, un acto "impresentable".
Por cierto, la cercanía sensitiva, por así decir, que emerge del intercambio de emails delata una familiaridad intensa.
¡Era una familia! ¡Se mezclaba todo, los intereses creados y los afectos!
Pues eso, ya saben, capitalismo de amiguetes.
Hoy por ti, mañana por mi.
Y todavía es como quien dice el día de ayer -sí, en efecto, miércoles 18 de diciembre- que José María Aznar nos ilustraba en Soria sobre la clase política después de una de sus conferencias, con ocasión del centenario del Diario de Soria, propiedad de José Luis Ulibarri, imputado en el caso Gürtel.
Aznar, 18 de diciembre, en Soria. A su derecha, el empresario José Luis Ulibarri .
"El nivel de los políticos es cada vez más bajo", dijo.
¿Se había mirado al espejo un rato antes?
O seguía aquél diálogo magistral de una obra de teatro de Sartre de 1955 sobre el cinismo durante la guerra fría.
Ya he citado otras veces la escena. Pero ahora vale la pena recordarla.
Georges de Valera, uno de los personajes, está frente a un espejo. Sibilot le ve.
Sibilot: ¿Qué haces ahí?
Georges: Mis ensayos.
Sibilot: ¿Qué ensayos?
Georges: Me miento a mí mismo.
Sibilot: ¿A ti también?
Georges: A mí en primer lugar. Tengo demasiada inclinación por el cinismo: es indispensable que yo sea mi primer engañado.
Nekrassov (Alianza Editorial)