Todos a una

Por: Ernesto Ekaizer | 21 ene 2014

          Infanta1

 

   Lleva toda la razón Mariano Rajoy.

  "De momento, lo único que ha ocurrido es que se ha citado a declarar a la infanta y no se la ha condenado por nada".

  La lleva también Alberto Ruiz-Gallardón.

  "Aquí ningún tribunal ha hecho cosa distinta más que citar a la infanta a declarar".

  Pero al subrayar "lo único que ha ocurrido" tratando de presentar el hecho como rutinario se contradicen con todo lo que ha hecho la Fiscalía General del Estado, la Fiscalía Anticorrupción y la Agencia Tributaria por impedir esa declaración. 

  Esas instituciones han hecho todo lo posible y más para impedir lo "único" que pedía el juez José Castro, que no "ha hecho cosa distinta que citar a la infanta a declarar", para emplear las palabras de Rajoy y de Ruiz-Gallardón.

  El ministro se había ocupado la semana pasada de las cosas prácticas, a saber, cómo tendría que llevarse a cabo la llegada de la infanta Cristina al juzgado.

  "Si [el paseíllo] no es necesario para el buen fin de la declaración y además puede considerarse perjudicial para la persona que va a declarar, yo estoy seguro de que los órganos de gobierno de la Audiencia de Palma establecerán las medidas para evitarlo", declaró.

   El activismo del ministro de Justicia es un dato a considerar.

  El juez Castro rechazó el 12 de septiembre de 2013 abrir una pieza separada como pedía el sindicato Manos Limpias a raíz de "donaciones" [120.000 euros] concedidas por la Fundación Madrid 2016 en favor de la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social (Fdcis), sucesora del Instituto Nóos, "en atención exclusiva a la personalidad del en otro tiempo presidente del patronato" y actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.

  El juez señaló que "por el momento en la causa no obra dato alguno revelador" de que Ruiz-Gallardón mantuviera reuniones con Urdangarín o que emprendiera "actuaciones tendentes a apartar de los cauces obligados o habituales la concertación del convenio entre ambas fundaciones". 

  Tampoco consta que "interviniera de manera directa o solapada" en la gestión, en las cláusulas y en la efectividad de dicho convenio [entre la Fundación sucesora de Nóos y la Fundación Madrid 2016].

  Pero en ese mismo auto, cabe precisar, el juez mantuvo como imputada a la consejera delegada de Madrid 2016 en esa época, Mercedes Coghen.

  Estos hechos merecerían, como mínimo, el respeto a cierta estética por parte del ministro.

 En cuanto a que Rajoy, como presidente del Partido Popular, proclamara la inocencia de Bárcenas, Camps, Matas y compañía en su día, es una cosa. No representaba al poder ejecutivo. Eran dirigentes de su partido.

    Pero es otra cosa ahora. Porque Rajoy es ahora presidente del Gobierno. 

   Está bien que defienda la presunción de inocencia de la infanta Cristina. Pero ahí está el límite.

  No debería ir más allá, pòr ejemplo, con sus particulares vaticinios. Porque sus palabras pueden ser interpretadas como una interferencia del poder ejecutivo en otro poder.

  Que, por definición, es independiente.

  La falta de delicadeza en este punto por desgracia no es un error involuntario.

 Es una táctica. Es la continuidad de la política de la Fiscalía General del Estado y de la Fiscalía Anticorrupción -escrito preventivo para impedir la imputación de la Infanta- y de la Agencia Tributaria, por otros medios. Vía exhortaciones en los medios de comunicación.

 El estado de Derecho es otra cosa.

 Es aceptar con normalidad en el ordenamiento jurídico realmente existente (cuando se carece de fuero especial) que no se haya hecho "cosa distinta que citar a la infanta a declarar", consagrar que lo "único que ha ocurrido es haber citado a declarar a la infanta" si así lo exige un procedimiento judicial en una democracia consolidada, asentada sobre una justicia independiente.

  Por lo demás, esta estrategia reactualizada por Rajoy y Gallardón, especialmente, que antes pasaba por impedir la declaración de la infanta como si la no-declaración fuese un derecho soberano, ha fracasado ya. El empeño en mantenerla, a pesar de su disposición a declarar, solo desvaloriza la decisión de la interesada. Sí, perjudica a la infanta Cristina. Ayuda, como se dice en el argot periodístico, a calentar su declaración.

  Que el máximo representante del poder ejecutivo, el presidente del Gobierno, y el hombre que corporiza la política judicial del Ejecutivo, el ministro de Justicia, actúen como hemos descrito quizá apunte a establecer una nueva demarcación en este caso.

  Antes esa demarcación pasaba por aislar a Iñaki Urdangarín y separar de forma absoluta a la infanta Cristina del caso Urdangarín.

 Ahora, tenemos un presidente de Gobierno que no se limita a decir que hay presunción de inocencia sino que juzga y se proclama convencido de que la persona es inocente y anticipa... que le irá bien, (eso no es como afirma el portavoz parlamentario del PP, Alfonso Alonso, reivindicar la presunción de inocencia).

  Un presidente no debe juzgar o dedicarse a opinar sobre la instrucción sumarial. Porque eso es estar "absolutamente convencido", como dijo en Antena 3 TV, de que le irá bien a la infanta en su declaración ante el juez Castro.

   Todo ello, pues, parece trazar esa demarcación asÍ: la declaración de la infanta es el punto más lejano al que puede llegar el caso.

  Vamos, una versión de aquello que ironizaba el abogado Jesús María Silva. Si tanto interés hay en oirla y el juez Castro se va realizar con ello, pues allá vamos.

  Antes del 8 de febrero, fecha de la comparecencia de la infanta Cristina, tienen que declarar los peritos de Hacienda y la responsable de la investigación policial, una iniciativa que ha del fiscal Pedro Horrach y que el juez Castro ha fijado para el sábado 25 de enero, citando también a un perito de la acusación.

   

Hay 6 Comentarios

"¿Qué hubiese ocurrido si Cristina hubiese declarado hace casi ya un año? Pues que la causa estaría resuelta, probablemente para su bien..." Mí no entender... O no querer entender...


Precisamente, si me gusta el blog de Ekaizer es porque, al menos de momento, nadie lo ha superado, ni en la manera de presentar la información, ni en la información en sí preciosa y subliminal que proporciona, y que debe sumarse a la que aparece a la vista; es decir, exactamente lo contrario de lo que ocurre en la mayor parte de los blogs de El País. Nunca la verborrea alcanzó las cotas de hoy; no queda más remedio que aprender de Ekaizer.

Juan Calparsoro, el fiscal superior del País Vasco, ha confirmado, en una entrevista en Radio Euskadi, que los fiscales sufren presiones de otras instituciones sobre la función de su cometido. Deja claro que el fiscal Horrach y el juez Castro han sufrido presiones de las instituciones, empezando por la Casa del Rey, siguiendo por el Fiscal General del Estado y acabando por el propio gobierno de Rajoy. Por eso, éste confirma que está seguro que Cristina saldrá impune de la justicia. Lo dice porque tiene información.
El fiscal Calparsoro dice también que cuando se sufren este tipo de presiones conviene mantener la calma y no hacer caso. El fiscal Horrach no ha podido mantener esa calma requerida y ha soltado un panfleto contra el juez Castro como no se había conocido antes.
Si lo que pretende el gobierno de Rajoy es mantener la Marca España limpia, manteniendo a Cristina fuera de los juzgados, la está enmierdando aún más. Si es Eduardo Torres Dulce el que presiona a Horrach, efectivamente, ha conseguido que éste haga de mamporrero, eso sí, con unos efectos catastróficos. Si por el contrario, es la Casa del Rey la que presiona para que Cristina no declare ante el juez, lo que se consigue es que el republicanismo vaya tomando posiciones cada vez más sólidas.
¿Qué hubiese ocurrido si Cristina hubiese declarado hace casi ya un año? Pues que la causa estaría resuelta, probablemente para su bien, mientras que ahora todos sospechamos de la mano negra invisible que todos aborrecemos.

Lo dicho por Rajoy en relación a la infanta pasaría a un segundo plano si el jaguar de la cegata de Ana Mato apareciera. Pero esta elementa no quiere hacer ese sacrificio. O si se pusiera al frente de la sede del PP (Génova) a un guardia civil retirado, a efectos de sucesivos registros judiciales. O que mañana el puto enano de Solchaga diga que eso de hacerse rico en cuatro días no tuvo el visto bueno del gorila de Felipe. O que Mafo/Fdez Ordoñez , ex del Banco de España, diga que ponía cara de asco a la hora de controlar por motivos políticos, los mismos por los que otro ex del mismo banco se pasaba los informes de los inspectores del mismo banco por lo huevos. Los días de mucho trabajo también se los pasaba pero a dos manos. Informes que avisaban de lo que se nos venía encima. Otro asunto que podía relegar lo dicho por Rajoy sería que Cándido Méndez diga cuantos billetes se necesitan para asar una vaca. O transportar una tonelada de mariscos con Pastrana como gerente. O que ese 78% que en todo tipo de encuesta dice no creer en la justicia no fuera a votar en los próximos 20 años. Y en ese plan. Ninguno.

Pues sí, lo único que ha ocurrido es que se ha citado a la infanta a declarar. Pero “entendámosnos”, con la resistencia organizada y muy dudosa, desde hace tiempo, de instituciones que, según la que representa el propio Rey, deberían defender la igualdad ante la justicia de todos los españoles. Lo que gracias a dicha postura, que contradice toda lógica por más que se empeñen, una y otra vez, en darle un carácter formal, y objetivo, de los naturales procesos legales en que se está, nos lleva a que casi ningún ciudadano, crea ya en que tal intención existe.


Una vez que está más que clara la superchería sobre la que se montaban de los negocios de Urdangarín, -con quien los compartía-, queda por ver si había delito. Una vez que siendo parte del derroche de fondos públicos y aprovecharse del dispendio consentido y promovido por ese mundo de precios millonarios que a su vez exige producción máxima a salarios ínfimos, resulta imposible confiar en que la impunidad con que hasta ahora se habiá movido dicho mundo, no siga encontrando el camino de su persistencia, como se ve, en lo que ocurre para ellos y no pasa para la mayoría.


Que sí, que sí. Que el fiscal es muy honrado, y que Rajoy no tiene interés en favorecer a la infanta más que a cualquiera de nosotros, ni Ruiz-Gallardón tampoco. La casa Real es imparcial, y la fiscalía no ha dado instrucciones para que las cosas rueden de la manera en que lo hacen, pero la confianza en las instituciones esta donde sus prácticas las han puesto.

LOS ZOMBIES ESTÁN MUERTOS… NO VAN A RESUCITAR. LA VIDA NO VIENE DE ALLÍ: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/01/los-zombies-estan-muertos-no-van.html

Me parece muy interesante, he encontrado un blog de política que tal tambien considero que vale la pena leer.
Aqui se lo comparto:
http://unidospodemosparacrecer.blogspot.com/2014/01/para-crecer-en-las-regiones.html
También empezare a compartir este blog, pues lo encuentro provechoso.

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Sobre el autor

, Buenos Aires, 1949. Ha trabajado, por este orden, en redacciones de televisión, revistas semanales y diarios en Argentina; trabaja, desde hace 36 años en Madrid, en diarios, revistas, radio y televisión. Ha escrito ocho libros.

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El periodismo para seguir siéndolo debe ser Periodismo Analítico... O no será. El viejo adagio según el cual los periodistas son como mínimo tan buenos como sus fuentes requiere una actualización. Necesitamos, según dice el profesor norteamericano Mitchell Stephens, periodistas con cinco cualidades: Informados, Inteligentes, Interesantes, Industriosos, y, sobre todo, Perspicaces.

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Queríamos tanto a Luis
Terminada la investigación judicial, el relato más completo de la relación entre Luis Bárcenas y el presidente del PP y del Gobierno de España, Mariano Rajoy.

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El Farol. La primera condena de Mario Conde (Temas de Hoy, 1997)
El 20 de marzo de 1997, la Audiencia Nacional condena a Mario Conde a seis años por los delitos de apropiación indebida y falsedad en documento mercantil. El delito: el pago de una factura de 600 millones de pesetas (3,07 millones de euros) en 1990 a una sociedad domiciliada en Antillas Holandesas.

Vendetta (Plaza & Janés, 1996)
He aquí la violenta historia de dos financieros: Mario Conde y Javier de la Rosa. Practican el chantaje con un doble objetivo: añadir dinero a sus capitales fuera de España y neutralizar la acción de la justicia mediante presión sobre las instituciones.

Banqueros de rapiña. Crónica secreta de Mario Conde (Plaza & Janés, 1994)
Título premonitorio. La rapiña. Este libro analiza la crisis de Banesto, las maniobras para conseguir salvar la entidad mediante un acuerdo de ampliación de capital, la mayor de la banca española hasta entonces.

José María Ruiz-Mateos. El último magnate (Plaza & Janés, 1985)
Una radiografía del imperio oficial y clandestino, del magnate de Jerez.

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