Sobre el autor

, Buenos Aires, 1949. Ha trabajado, por este orden, en redacciones de televisión, revistas semanales y diarios en Argentina; trabaja, desde hace 36 años en Madrid, en diarios, revistas, radio y televisión. Ha escrito ocho libros.

Las materias de Analítica son
las de un viejo proverbio latino:
"Nada humano me es ajeno"...

Sobre el blog

El periodismo para seguir siéndolo debe ser Periodismo Analítico... O no será. El viejo adagio según el cual los periodistas son como mínimo tan buenos como sus fuentes requiere una actualización. Necesitamos, según dice el profesor norteamericano Mitchell Stephens, periodistas con cinco cualidades: Informados, Inteligentes, Interesantes, Industriosos, y, sobre todo, Perspicaces.

Periodismo analítico

Libros

Queríamos tanto a Luis
Terminada la investigación judicial, el relato más completo de la relación entre Luis Bárcenas y el presidente del PP y del Gobierno de España, Mariano Rajoy.

El caso Bárcenas (Editorial Espasa, 2013)
El autor sigue los rastros del tesorero nacional del Partido Popular desde su imputación en la trama corrupta de Francisco Correa.

Sed de Poder .La verdadera historia de Mario Conde (Espasa, 2012)
La crisis de Bankia y del sistema financiero español es una ocasión para revisitar la historia del ex presidente del Banco Español de Crédito (Banesto), destituido junto con su consejo de administración a finales de noviembre de 1993.

Indecentes. Crónica de un atraco perfecto (Espasa, 2012)
El relato, a partir de entrevistas e información inédita, hace un viaje hacia la gestación y estallido de una crisis que dará lugar a la Gran Depresión que afecta a la economía y la sociedad española.

Yo, Augusto (Aguilar, 2003)
Tras obtener, en abril de 2000, el Premio Ortega y Gasset de periodismo por su cobertura del caso Pinochet en las páginas de EL PAÍS, el autor publica este libro en coincidencia con el XXX aniversario del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

El Farol. La primera condena de Mario Conde (Temas de Hoy, 1997)
El 20 de marzo de 1997, la Audiencia Nacional condena a Mario Conde a seis años por los delitos de apropiación indebida y falsedad en documento mercantil. El delito: el pago de una factura de 600 millones de pesetas (3,07 millones de euros) en 1990 a una sociedad domiciliada en Antillas Holandesas.

Vendetta (Plaza & Janés, 1996)
He aquí la violenta historia de dos financieros: Mario Conde y Javier de la Rosa. Practican el chantaje con un doble objetivo: añadir dinero a sus capitales fuera de España y neutralizar la acción de la justicia mediante presión sobre las instituciones.

Banqueros de rapiña. Crónica secreta de Mario Conde (Plaza & Janés, 1994)
Título premonitorio. La rapiña. Este libro analiza la crisis de Banesto, las maniobras para conseguir salvar la entidad mediante un acuerdo de ampliación de capital, la mayor de la banca española hasta entonces.

José María Ruiz-Mateos. El último magnate (Plaza & Janés, 1985)
Una radiografía del imperio oficial y clandestino, del magnate de Jerez.

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Duelo y contraduelo

Por: Ernesto Ekaizer | 12 dic 2015

                                     Ferreras

 

 

   

   El duelo entre los candidatos del bipartidismo ya no será, el próximo lunes día 14, lo que era. Rajoy y Sánchez están en faena en la preparación, pero si bien debatirán a solas, después de medirse, el turno será de Rivera e Iglesias; tendrán la oportunidad de dar, a continuación, su punto de vista sobre el debate. 

   Antonio García-Ferreras, director de La Sexta y director y presentador del programa de actualidad Al Rojo Vivo, ha dado, al acoger a los dos líderes emergentes, el golpe de gracia al duelo clásico. Forzará un debate cuatripartidista de facto. Virtual. Una cantidad no despreciable de espectadores se acostará la noche del lunes con las voces de los cuatro. No solo de los dos duelistas.

  El duelo y el contraduelo. 

  El tema de los debates ha sido en estas elecciones el terreno de una virtual guerra de guerrillas que ha estropeado el esfuerzo del Partido Popular de mantener el esquema clásico. La guinda es la comparecencia de los dos líderes emergentes que pisan los talones a los dos líderes del bipartidismo.

   Ya al comienzo de la segunda semana de campaña va consolidándose la sensación de que el CIS no iba de farol en su referencia a que hay un 41,6 por ciento de indecisos. ¿Quien no lo ha podido verificar en sus conversaciones cotidianas? 

   En un autobús de la línea 147, mientras rueda por el paseo de la Castellana, una señora de unos 45 años, me mira fijamente. Al levantar la vista de mi teléfono, me encuentro ante su cabeza inclinada hacia mi, y confirma que soy el periodista que ella imaginaba. Le cedo el asiento, se resiste, acepta.

  -Sabe, veo las tertulias, me interesa la política…

  -Ajá…

 -Y…claro, no sé… No sé a quién voy a votar. Todavía no lo sé, estoy confundida…

 -Señora, no es usted una excepción. Parece ser que hay un 41,6% de indecisos, gente que está en su misma situación…

 -Bueno. Sé a quién no votaré. Al bipartidismo no le voy a dar mi voto. Pero, claro, no sé a quién de los otros.

  La señora hace un mohín, preocupada. Y parece que, en efecto, el abanico de posibilidades ha dado lugar a esa confusión.

  Pero una cosa parece evidente: la gente quiere marcha. Lo que le pide el cuerpo es castigar. Por eso, el contraduelo del lunes 14, tras el duelo clásico, va a agitar el avispero todavía más.

  Mientras, mira por dónde, Rajoy, que había anunciado una enigmática sorpresa el 20-D, probablemente se haya encontrado con dos que no tenía en agenda. El equivalente a la october surprise, la sorpresa de octubre, que siempre aparece en vísperas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. 

   Las comisiones millonarias de un hombre de los suyos, el diputado, a quien él nombró en una presidencia de empresa pública, la Sociedad Estatal de Infraestructuras Penitenciarias, cuando fue ministro del Interior, y las cobradas por Gustavo Aristegui, embajador en la India, un personaje al que Rajoy guarda rencor por enredar contra su liderazgo en la recta final a la convención de Valencia de 2008.

  El presidente ha reaccionado ahora de forma muy parecida a la de hace seis años largos cuando estalló el caso Gürtel, en febrero de 2009, creyendo la versión de los imputados, entre ellos el entonces tesorero Luis Bárcenas. Entonces faltaban tres semanas para las elecciones autonómicas gallegas del 1 de marzo de 2009.

 Ahora declara Rajoy por la mañana que cree la explicación de Gómez de la Serna – un hombre clave en la operación de persuasión del juez Antonio Pedreira para que exculpara a Rosalía Iglesias y Luis Bárcenas, en 2011- pero su partido abre, por la noche, expediente al diputado y separa de la campaña electoral al candidato número dos a repetir por Segovia. De Aristegui, al que no quiere ver ni en pintura, no ha dicho palabra. Es un tema que le ha encomendado al ministro José Manuel García-Margallo.

  No ha sido la única sorpresa. Porque nada más ponerse el disfraz apropiado para estas fechas, el de Santa Claus, y anunciar su receta sobre las personas en edad de jubilarse que quieran seguir trabajando – renuncia a la pensión a cambio de la exención en el pago del IRPF- ha salido el director de la Oficina Económica del Presidente, Álvaro Nadal, a explicar su desconocimiento olímpico de los tiempos en que se podría aplicar dicha medida.

Es lo que Rajoy llamaría, si la medida la anunciaran sus contrincantes… ¿cómo? 

¡Una ocurrencia! 

¡Bingo!

 

Las aventuras de Don Pedro

Por: Ernesto Ekaizer | 11 dic 2015

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De izquierda a derecha, Luis Bárcenas, Antonio Pedreira y Pedro Gómez de la Serna.

El Partido Popular ha abierto expediente al diputado Pedro Gómez de la Serna y al ex diputado y embajador en la India, Gustavo Aristegui, por el cobro de comisiones millonarias. El Ministerio de Hacienda ha abierto a su vez otro a Aristegui.

Los hechos se acercan a la categoría de lo que en las campañas presidenciales de Estados Unidos se llaman october surprise. La sorpresa de octubre. Escándalos que saltan a los medios de comunicación durante el mes de octubre muy cerca de las elecciones presidenciales de primeros de noviembre, cada cuatro años.

Pedro Gómez de la Serna, abogado de profesión, es diputado a Cortes por Segovia y portavoz de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados en la X Legislatura, iniciada con la constitución del Parlamento el 13 de diciembre de 2011.

Su actividad en los gobiernos del Partido Popular de José María Aznar ha sido intensa. Ha trabajado con el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, en el puesto de director de gabinete. Y más tarde, cuando Mariano Rajoy es designado ministro del Interior, Gómez de la Serna pasa al puesto de presidente ejecutivo de la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios. Termina la fase de su actividad gubernamental como director de gabinete de la vicepresidencia segunda que ejerce Javier Arenas hasta abril de 2004 y se convierte en su asesor en las elecciones autonómicas de Andalucía del 2008.

Cuando en julio de 2009 el abogado y ex diputado Jorge Trías Sagnier empieza a mantener reuniones personales con el juez Antonio Pedreira, informa a Mariano Rajoy en su despacho de la planta séptima de Génova 13, en Madrid. Trías se interesa por la marcha del caso Gürtel que instruye Pedreira, juez de la sala civil y penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Pedreira, acosado por la estrategia de ataque de Federico Trillo, que asesora la defensa de los cargos del PP, ve en Trías una presunta vía para apaciguar o bajar la intensidad de la ofensiva entonces vigente. "No es una trama del PP sino una trama contra el PP", en palabras de Mariano Rajoy el 11 de febrero de 2011.

Trías y Gómez de la Serna tenían, desde antes, contactos de carácter profesional. Pero cuando el PP se toma más en serio la alternativa que parece suponer para Pedreira la gestión de Trías -la zanahoria frente al palo de Trillo-, Javier Arenas decide controlar la relación con el juez.

El 20 de octubre de 2009, Arenas, procedente de Sevilla, cita a Trías y a Gómez de la Serna en su despacho del Senado. Analizan la situación. Y Arenas sugiere que en adelante, Gómez de la Serna acuda a todas las reuniones que tendrá Trías con el juez Pedreira. Arenas designa, pues, a un propio. Quiere información directa.

Durante más de un año tienen lugar encuentros, comidas y contactos con Pedreira.

Pedro Gómez de la Serna recibe en su despacho de la calle Fernando el Santo de Madrid información directa de la instrucción sumarial. Un ayudante de Pedreira, contratado sin concurso por la Comunidad de Madrid, se la traslada. Rafael Núñez Gallego, abogado y manitas con la informática, aporta datos. El PP tiene cumplidas referencias, fidedignas, de lo que hace o deja de hacer Pedreira.

El juez termina por exculpar primero a Rosalía Iglesias por los presuntos delitos fiscales. Y el 29 de julio de 2011 finalmente dicta el auto en el que archiva los delitos por los que se acusa al extesorero Luis Bárcenas. Mantiene la resolución en secreto. Y la hace pública el 1 de septiembre de 2011. Trillo exhibe la decisión como la prueba de que todo el caso es un montaje de Alfredo Pérez Rubalcaba y pide la cabeza de las entonces fiscales del caso, Concha Sabadell y Miriam Segura. Unos días más tarde, el juez Pedreira, en la boda de su hijo, se desvanece y entra en coma, del cual nunca se va recobrar. Fallece en agosto pasado después de permanecer treinta y seis meses hospitalizado.

La sala de lo Penal, sección cuarta, de la Audiencia Nacional revoca el auto de Pedreira. Porque, sencillamente, no podía dictarlo. El TSJ y él mismo habían declinado la competencia. La juez Teresa Palacios, ponente, es piadosa. Y viene a decir que el juez Pedreira quizá no se dio cuenta de que ya no podía dictar resoluciones.

Toda esta historia no forma parte de ninguna october surprise. He investigado estos hechos. Los he publicado en dos libros: primero en mayo de 2013 (El caso Bárcenas) y ahora, a mediados de septiembre de 2015 (Queríamos tanto a Luis).

Maratón Mas

Por: Ernesto Ekaizer | 11 dic 2015

                                Img_agarcia_20151210-222053_imagenes_lv_propias_agarcia__d3s2578-kKvE-U30717606905AVB-992x558@LaVanguardia-Web

El tema de Cataluña está en la campaña, pero quizá nadie haya acertado a depararle un lugar tan discreto –más allá de las apelaciones a la unidad de España del PP, Ciudadanos y el PSOE, con sus diferentes modalidades, y al referéndum de Podemos- como el que ha ocupado en esta primera semana.

Y en eso llega ayer Artur Mas, el día en que Junts Pel Sí reanuda las negociaciones de investidura con la Candidatura de Unidad Popular (CUP), y se sienta frente a Josep Cuní para analizar la situación en 8tv. Es Mas quien, ya avanzado el diálogo, recuerda algo que pasa en un país lejano: Hay campaña para las elecciones del 20-D. Para más tarde apuntar:

- Si [como resultado de las elecciones], gobierna el PP, que yo espero que no, tendremos que hablar con ellos…

En Barcelona circula desde hace días una ola de mayor optimismo sobre la posibilidad de que después de las elecciones generales la CUP apoye la investidura de Mas. Él explica a Cuní que no hay ningún acuerdo y que acaban de reanudarse los contactos.

- No hay acuerdo y está por ver si lo habrá…

Su tono es grave. No quiere transmitir ante los dirigentes de la CUP y sus bases ninguna sensación. Ninguna.

El Mas que tuvo anoche Cuní enfrente es un hombre cansado, que sigue corriendo la maratón, sí, pero que no puede disimular el deterioro de la situación. Sus trucos siguen siendo los habituales. Y en esos artificios es igual al Mas de siempre.

Cuando el periodista le cuestiona haber pasado por el aro de la CUP al aceptar, ilusionado quizá con que con ello alcanzaría la investidura, una  declaración como la aprobada el 9 de noviembre, Mas le quita hierro y le resta, ahora que es papel mojado, proyección.

Para él, aunque lo niegue, era un medio a través del cual quería garantizarse un fin: la presidencia. Pero dice otra cosa.

Explica que la declaración no promovía la desobediencia. Al contrario, que se proponía hablar con el Gobierno y con la UE. Típico de Mas. Siempre hay una explicación de Artur Mas que pretende desafiar "la sabiduría convencional". 

Nada importa el punto seis de la declaración donde “reitera que esta cámara y el proceso de desconexión democrática [respecto] del Estado español no se supeditarán a las decisiones de las instituciones del Estado español, en particular el Tribunal Constitucional, al que considera falto de legitimidad y competencia…”.

Ah, Eureka, Mas tiene la solución para interpretar la palabra "supeditar":

- Això no és desobeir. I no hi ha hagut res d'això… [Eso no es desobedecer. No ha habido nada de eso].

Cuní había propuesto al líder socialista Pedro Sánchez, tras las elecciones del 27 de septiembre, un debate con Artur Mas, después de conseguir el sí del president. Pero la declaración del 9 de noviembre se cruza en el camino. Y Sánchez declina la oferta.

Ahora, Mas, que considera positiva la propuesta de Podemos sobre un referéndum vinculante en Cataluña para decidir sobre la independencia, ¿aceptaría un debate con Pablo Iglesias?

- Sí, antes o después de las elecciones. La idea tiene una parte positiva, aunque tengo dudas, ya que nadie más en Madrid lo respalda y, por tanto, difícilmente se podría llevar a cabo.

Con el sí de Mas, es posible que desde anoche mismo Josep Cuní ya se encuentre en la caza de su próxima pieza: el debate Mas-Iglesias. ¿Aceptaría el líder de Podemos?

Varios sondeos describen a En Comú Podem como primera fuerza política en Cataluña el próximo 20-D. Un debate Iglesias-Mas con la idea del referéndum podría reforzar esa primacía. 

Pero, al tiempo, supone correr riesgos: el ataque de la troika en el tema de Cataluña - PP, PSOE y Ciudadanos – y la posibilidad de perder votos en el resto de España.

El maestro del suspense

Por: Ernesto Ekaizer | 10 dic 2015

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"No me quiero meter en los líos de nadie, pero creo que puede haber alguna sorpresa el 20-D”, dijo ayer Mariano Rajoy en Mallorca, en una conversación informal con los periodistas. “A mí solo me interesa lo que haga el Partido Popular y recuperar la confianza de los que la han perdido en estos años", respondió cuando se le preguntó por Pedro Sánchez.

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Operación 'Virgencita'

Por: Ernesto Ekaizer | 09 dic 2015

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Sánchez, Iglesias, Rivera y Santamaría, en el debate de Atresmedia.
        Sostiene Mariano Rajoy que su álter ego, Soraya Sáenz de Santamaría, ganó el debate a cuatro del pasado lunes; al tiempo, ha pitado fuera de juego definitivo en estas elecciones para Pedro Sánchez.
         El hombre que ha exhibido su fobia a debatir con sus rivales ante millones de electores, tanto en EL PAÍS como en Atresmedia, se erige en árbitro. En Doñana, desde la poltrona, ha diseñado, en contacto con sus asesores, el ataque final. En Sevilla, al día siguiente de que se pinchara el globo de Soraya, ha presumido en tierra hóstil a Sánchez de que el candidato socialista ya está fuera de combate.
     Y habida cuenta de la arbitrariedad que supone alardear de la victoria de su enviada especial cuando en realidad ha decepcionado hasta a sus propios votantes, ¿no va a ser que el candidato del PSOE salió mejor parado de lo que dicen Rajoy y los medios de comunicación?
      Rajoy, pues, ha empezado a "preparar" el ambiente mediático para el debate con Pedro Sánchez del próximo lunes, día 14, dando el titular a los medios de que ya da por muerto a su rival. O mejor: que el candidato del PSOE llegará al lunes 14 hecho jirones de su enfrentamiento con Pablo Iglesias, Albert Rivera, y last but no least, Soraya.
        Veamos la secuencia de la estrategia de Rajoy.
      Ya en en los festejos del día de la Constitución, se lo "anticipó" a Iglesias: "Váis muy bien en las encuestas, como nosotros". Pedro Arriola, el cerebro de Rajoy, creía que la ronda de debates desgastaría a Sánchez por sobreexposición y cansancio de la audiencia. Y que los tres gladiadores secundarios se harían daño entre sí, dejando a Rajoy en excelentes condiciones para el duelo central. La fórmula elegida se resume en esta frase: ¡Virgencita, virgencita, que me quede como estoy!".    
      Después del espectáculo, razonan los asesores del presidente, tras la novedad de los debates, ¿que quedará? Pues una sensación de vacío y de generalidades.
     Incluso, mira por dónde, las noticias sobre los claroscuros de la recuperación económica de España, aireados por la Comisión Europea, como la previsión de incumplimiento del déficit fiscal en 2015 y 2016, y la recomendación de otra vuelta de tuerca de la reforma laboral, no son interpretadas en clave negativa por el equipo de Rajoy. ¿Por qué?
      Porque dicen: ¿Quién ha sabido lidiar durante estos cuatro años con Bruselas?
    Que hay a corto plazo un ajuste pendiente, según Bruselas, superior a 5.000 millones de euros, y ello exige nuevos recortes, pues esto hay que saber arreglarlo, tener la astucia y la confianza política de la Comisión Europea para hacerlo.
    El asunto, empero, no es baladí. Porque un ajuste similar es el que asumió, tras el primero, ejecutado el 12 de mayo de 2010, José Luis Rodríguez Zapatero, al recibir la carta de Jean-Claude Trichet, entonces presidente del Banco Central Europeo (BCE), el 5 de agosto de 2011, cuando los mercados atacaban el bono público español en los mercados secundarios. El ajuste del 0,5% del Producto Interior Bruto fue el nuevo precio a pagar para que el BCE comprara bonos públicos a fin de bajar la prima de riesgo a tres meses de las elecciones generales del 20-N.
    ¿Y de quién es responsabilidad que sea necesario seguir ajustándose?
   ¿Funcionará la Operación Virgencita para asegurar la victoria, aunque sea frágil, del PP? ¿Y garantiza esa victoria la supervivencia de Rajoy?
   Depende de cómo se estratifica, caso de ser cierto, el cálculo del CIS sobre  la existencia de un 41,6% de indecisos. Y de cómo se perfila la fuerza política que avanza transversalmente sobre los dos pilares del bipartidismo, el PP y el PSOE, al mismo tiempo. Es decir: Ciudadanos.
  A saber: ¿ha llegado Rivera a su techo en la captación de votantes del PP? ¿Sigue avanzando ahora sobre los indecisos del PSOE? En cuanto a Podemos, hará probablemente unos resultados mejores a los que se le han vaticinado.
   Lo que resulta posible avizorar es que la manida frase de que nada será igual después del 20-D, se juegue con las combinaciones que se quiera jugar, va camino de convertirse en realidad.    
         

El otro yo de Rajoy

Por: Ernesto Ekaizer | 08 dic 2015

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Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), el papel que ha interpretado Soraya Sáenz de Santamaría en el debate a cuatro organizado anoche por Atresmedia (Antena 3, La Sexta y Onda Cero) corresponde a la “persona en quien otra tiene absoluta confianza, o que puede hacer sus veces sin restricción alguna”. 

Este es el significado de la locución latina alter ego, el otro yo. Esta persona representaba a Mariano Rajoy.

Para bien o para mal, ¿recordará alguien algo de interés, alguna idea, frase, definición o ironía que haya expresado la álter ego del candidato a la reelección del Partido Popular en casi dos horas y media de debate?

¿Quizá aquello de que los que emigran para buscar empleo en realidad no nacieron en España? 

En cambio, ¿acaso no se la evocará por sus aventuras en Planeta Calleja, a diferencia de lo que ha sido su interpretación en este debate?

Rajoy dijo en su investidura que la herencia a beneficio de inventario no existía en política. Pero olvidó avisar que el PP la convertiría en su argumento central durante cuatro años. Y quien es alter ego del presidente volvió a apelar una y otra vez a esa herencia.

Soraya ha sido intérprete fiel de la línea de Rajoy y del PP. A saber, de la idea pavloviana de la repetición machacona, sistemática, de un par de “estímulos” o, en nuestro caso, conceptos, que terminan por producir en el ciudadano la respuesta condicionada.

Rajoy ha usado a su álter ego como “sparring” de sus contrincantes. Desde Doñana, pues, ha podido el presidente del Gobierno tomar nota de los ganchos posibles a aplicar en el debate que mantendrá con el líder del PSOE, Pedro Sánchez.

La corrupción saltó de golpe al ruedo como cuando se descorcha una botella de cava o champán. Fue en el momento en que Albert Rivera mostró ante la cámara los papeles de Bárcenas y habló de los sobresueldos para explicar por qué, a su modo de ver, Rajoy no estaba allí. Y añadió, acto seguido, que sería elegante y no seguiría. El rostro de Soraya se ensombreció y cuestionó su elegancia.

Y, sin embargo, sí, Rivera actuó con elegancia. Y la álter ego tenía todas las pistas para entenderlo al instante. ¿Por qué?

Podía Rivera haber preguntado a la vicepresidenta –como lo hice yo mismo a finales de 2014 llamando al Palacio de la Moncloa, donde me oyeron, sin escucharme- por las gestiones que realizó, a través de su directora de gabinete, María González Pico, con el ministro Jorge Fernández Díaz, a finales de agosto y primeros de septiembre de 2012, para poner en contacto a los letrados de Luis Bárcenas con el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, primero, y con el comisario José Luis Olivera más tarde, en una reunión en el pub Milford de Madrid. La información, precisamente, se publicó en este periódico el 20 de enero de 2014.

Y con mayor amplitud dediqué varios capítulos de mi libro Queríamos tanto a Luis, publicado el 17 de septiembre pasado, a la colaboración del Gobierno, del ministro del Interior y del presidente, Rajoy, con el extesorero, después de su nueva imputación en la Audiencia Nacional en marzo de 2012, antes de la llegada de la primera cuenta de 22 millones de euros desde Suiza y después de hacerse pública, antes de la aparición de la contabilidad B, las fotocopias de los tesoreros del PP, aparecidas por primera vez en la portada de El PAÍS, el 31 de enero de 2013. Contactos que continuaron después de la publicación de las mismas, y cuya autoría, la de Bárcenas, fue considerada "apocrifa" por Rajoy mientras el PP y los letrados del extesorero pactaban negar que Bárcenas fuera, en efecto, el autor de las mismas.

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Y el líder de Ciudadanos no siguió por este sendero. Por eso dijo que sería elegante…

En cambio, no lo fue Soraya con los miles de jóvenes que salen de España obligados por la crisis a buscar empleo en el extranjero. Sí. Fue cuando Soraya intentó, como ya hemos apuntado, descafeinar los datos negando la mayor, sacando lo peor de sí misma y del Gobierno. “Son personas que no han nacido en España”, dijo.

Aquellos que están fuera no podrán votar en virtud de las trabas que la legislación de voto rogado, que el PP se ha negado a modificar, impone desde 2011...pero sus familiares en España sí lo harán...

A estas alturas todo el mundo sabe, o debería saberlo, que el final es muy especial en los debates. Ronald Reagan machacó a Jimmy Carter en octubre de 1980 con su última frase.

                                 . 

Pablo Iglesias ya lo había conseguido en el debate convocado por EL PAÍS, al evocar la renovación. “Gracias 1978, bienvenido 2016”. Y parecía volver a conseguirlo ayer: “Solo quiero pedirles que no olviden las tarjetas Black, la Púnica, los desahucios, la Gürtel, el ‘Luis, sé fuerte’, los ERES, la estafa de las preferentes, las colas en la Sanidad, los recortes en Educación, [la reforma] del artículo 135 de la Constitución y la reforma laboral… Y sonrían, sonrían que sí se puede”.

Esperando a Rivera

Por: Ernesto Ekaizer | 07 dic 2015

    Hagamos un flashback, una escena retrospectiva. Esto es Estados Unidos. Estamos en febrero de 1992. El bipartidismo del partido Republicano y el partido Demócrata, enfrascados en elegir a George H. W. Bush y Bill Clinton, respectivamente, como sus candidatos a la Casa Blanca, sufre un shock. 

   Un candidato, el empresario norteamericano Ross Perot, anuncia el 20 de febrero en el programa Larry King Live, de la cadena CNN, que se presenta como candidato independiente. El 25 de mayo, la revista Time, al advertir las expectativas que despierta, la dedica la portada. “Esperando a Perot”, titula la revista.

   Perot es catapultado al liderazgo con un 39% de los votos en los sondeos del mes de junio de 1992. Después de una campaña accidentada, de la que se retira por presuntas amenazas de difusión de fotos comprometidas sobre su hija, a punto de casarse, luego regresa.

  Y obtiene, como tercer candidato, nada menos que el 18,9% de los votos (19,7 millones de votos). La fuente de sus votos es transversal a todos los partidos y sectores sociales. Le roba un 38% a Bush y otro 38% a Clinton y, además, se beneficia del aumento de la participación que su campaña ha contribuido a lograr.

   Albert Rivera no es Ross Perot. Acaba de cumplir Rivera 36 años y Perot tenía 62 cuando se presentó. Pero el despegue de Rivera abreva en la misma fuente: el deseo de un sector de votantes, que allí, en Estados Unidos, llaman “independiente” o la “generación X”, y que deseaba castigar a los dos partidos tradicionales que se intercambian siempre la Casa Blanca.

   Y el temor a un escenario parecido corre como sudor frío en las cúpulas y asesores del PP y del PSOE. Uno de los ejercicios más apasionantes estos días sería escuchar las conversaciones entre los gurús y los candidatos. 

   La reacción, por ejemplo, de Rajoy, a micrófono cerrado, cuando Pedro Arriola le explica lo difícil que se están presentando las cosas. Si en público el presidente del Gobierno ha dicho ayer, en el Congreso, con ocasión del día de la Constitución que “todo está abierto”, ¿qué no dirá en privado?

   Lo mismo vale para Pedro Sánchez a quien la secretaria general del Partido Socialista de Andalucía y presidenta de la Comunidad Autónoma ha corregido implícitamente al señalar que “cuando hay elecciones yo solo salgo a ganar” y zanjar que la obligación de formar gobierno corresponde al partido más votado, algo que se ha interpretado como un tirón de orejas a la propuesta de Sánchez sobre una coalición con quien haga falta para impedir que gobierne el PP. 

   Si Rivera no llega primero pero obtiene una posición muy próxima al PSOE, sea por encima o algo por debajo, y a considerable distancia de Podemos; y si Rajoy ha ganado las elecciones, sin poder asegurarse a solas la investidura, el presidente del gobierno entraría, con todas las diferencias del caso, en lo que podríamos llamar el trauma de Artur Mas.

   Ciudadanos quedaría, mira por dónde, en la posición de la Candidatura de Unidad Popular de Cataluña (CUP).

   ¿Ejercitará la fórmula que, de momento, mantiene la CUP, la fórmula riojana, la que Rivera utilizó en La Rioja con Pedro Sanz? A saber: que el PP quite a Rajoy si quiere su apoyo para gobernar, con el argumento de que ello supondría un paso enorme para impulsar la regeneración. ¿Resistirá Rivera la tentación de plantear la jubilación forzada de Rajoy, si se da el escenario descrito?

  Pues eso: un sudor frío recorre el cuerpo de los candidatos del bipartidismo. En cualquier caso, todo indica que se abriría una fase de inestabilidad política nunca vista en España.   

  “Vamos hacia un Parlamento italiano, pero sin italianos que lo gestionen”, dijo Felipe González quince días antes de las elecciones municipales y autonómicas del pasado 24 de mayo.

   Habrá que aprender, porque a la fuerza…ahorcan.

Quinto poder

Por: Ernesto Ekaizer | 06 dic 2015

    A la competencia entre partidos tradicionales, el bipartidismo, y los nuevos partidos, los emergentes, hay que añadir otra en esta campaña: la rivalidad entre el cuarto poder y el quinto poder. 

   En el pasado se llamaba cuarto poder a la prensa escrita, televisión y radio. Pero en todos los países se ha consolidado ya lo que en Estados Unidos algunos gurús de la comunicación llamaban a finales de los años noventa del siglo pasado el quinto poder. Es la amalgama de la tecnología de Internet y el creciente número de votantes que es usuario de la misma. 

   Algunos expertos, como es el caso de Dick Morris, exasesor de Bill Clinton, vaticinaron la expansión del quinto poder, a expensas del tradicional cuarto poder, a finales de los años noventa del siglo pasado. 

    “La combinación de ciudadanos medios con fácil acceso a la información y vínculos directos con sus representantes perfila un nuevo amanecer de la democracia, devolviendo el poder político a las manos del pueblo”, escribía Morris en Vote.Com, un libro publicado en 1999, en el que vaticinaba que Internet aportaba la tecnología para alcanzar el sueño de la democracia directa de Thomas Jefferson.

    España, en efecto, cuenta con una población online de 23 millones de personas y de ellos 17 millones, o el 73%, son usuarios activos de las redes sociales.

    Con todo, si algo confirma esta campaña del 20-D es que no existe una muralla china entre el cuarto y el quinto poder, sino una complementariedad entre ambos. Y en el cruce de caminos se sitúa la omnipresente televisión.

    En ella los candidatos muestran, quizá sin darse mucha cuenta, sus dos caras. 

    Una, por ejemplo, con la que Rajoy se presenta casi inerme, en busca de cariño, en casa de Bertín Osborne (“¿Quién te cae mejor, Pedro Sánchez o yo?”; “¿Te parezco tan aburrido como dicen algunos?”),  y al que el anfitrión despide diciendo que es un “fenómeno, jugando al futbolín desde luego”. 

    Y la otra cara es la del presidente del Gobierno, siempre idéntico a sí mismo, sin fisuras reales, que respondía ayer las variopintas preguntas del público en La Sexta Noche, sobre paro corrupción, pensiones o voto rogado, hasta pasada la medianoche. La presunta espontaneidad en casa de Bertín se evaporaba nada más entrar Rajoy en los pasillos de la cadena.

    Lo que la gente asume en las encuestas, en la calle y en los platós de televisión, es que Rajoy, caso de ganar, no tendrá asegurada su investidura. Hay una contradicción flagrante entre la idea que el presidente vende sobre lo que ha hecho en cuatro años y la percepción que tiene la gente sobre esa idea. 

    Rajoy debería estar, a pesar de una larga experiencia que nunca olvida subrayar, perplejo.

     Quizá esa perplejidad tenga una raíz generacional. Y también quizá, mira por dónde, sobre esta perplejidad generacional van estas elecciones generales.

     La decisión la tienen en las manos 12 millones de votantes, el 34% del censo electoral. ¿Por qué? Porque tienen menos de 40 años. Son los que podríamos llamar el “votante independiente”, sin afiliación ni adscripción ideológica tradicional.

    Estos electores seguramente se informan por el quinto poder, a través de las redes, y no es fácil imaginarles sentados frente a la televisión siguiendo a Rajoy en lo de Bertín. Que es TVE.  

    Y estos votantes, concentrados sobre todo en las grandes ciudades españolas, quieren algo diferente. Lo quieren casi compulsivamente.  Y Rajoy, porque Pedro Arriola se lo cuenta, bien que lo sabe.

   

 

Daesh

Por: Ernesto Ekaizer | 05 dic 2015

  Las primeras horas de la campaña electoral se han cruzado con la confirmación de que la masacre de San Bernardino, California, Estados Unidos, ha sido obra de una simpatizante paquistaní de la organización Estado Islámico.

   Esta noticia se une a otras dos de relevancia política europea e internacional.

   La primera se refiere a los bombardeos sobre Siria por parte de la Real Fuerza Aérea británica a partir de la noche del jueves, cincuenta y siete minutos después de la aprobación de la propuesta del primer ministro David Cameron, una iniciativa que había sido derrotada hace dos años.

   La segunda es la aprobación en el parlamento alemán del envío por parte del gobierno de Angela Merkel de una fragata, aviones de reconocimiento y 1.200 militares a la región, en apoyo de Francia.

   En el Gobierno español la procesión va por dentro. Fuentes consultadas admiten que la idea del presidente del Gobierno,Mariano Rajoy, de “acompasar” la definición de España a la campaña electoral del 20-D se está haciendo cada día más difícil de sostener, a medida que los países aliados adoptan medidas de gran repercusión mediática.

   Otras fuentes, en el ámbito de la judicatura, señalan que ya hay iniciativas para ayudar al presidente François Hollande. En este terreno identifican la colaboración de inteligencia y del ministerio fiscal entre los dos países, que se ha incrementado durante estas semanas.

    Esas fuentes aseguran que Bélgica estaba muy poco preparada para los acontecimientos y que Francia, en mejores condiciones, llevaba un retraso en las operaciones de prevención, una capacidad que se reconoce sin reticencias a España.

   "Estas medidas no son llamativas, ni, lógicamente, se pueden, por definición, airear a los cuatro vientos. Pero se está trabajando en contacto con Francia. Se va y se viene”, señalan esas fuentes.

   Catorce días, de aquí hasta las elecciones del 20-D, es un tiempo muy largo para el ritmo que han asumido los acontecimientos a lo largo de esta semana. Una eternidad.

   Antes de conocerse en Washington la aprobación del parlamento británico a los ataques aéreos, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, explicó que EE UU “ha pedido a cada miembro de nuestra coalición de 65 naciones que incremente su contribución con este esfuerzo y si el parlamento británico vota a favor de esta decisión y el gobierno pone los recursos adicionales [bombardeos], esto es algo a lo que damos la calurosa bienvenida”.

La entrada de España a esta nueva “coalición de los voluntarios”, nombre ya usado en Irak, siempre ha sido condicionada por el ministro José Manuel García Margallo a la existencia de “consenso nacional”. Pero, ¿a España se le ha pedido algo por parte de EE UU?

   Mientras, la campaña electoral ha comenzado, en el caso del PP, donde era lógico que lo hiciera, habida cuenta de la amenaza que supone para este partido el avance de Ciudadanos. El partido de Albert Rivera aparece más centrado; en la escala de 1 a 10, el PP puntúa 8,26 mientras que Ciudadanos 6,18.

   Eso ha llevado a Rajoy a Ávila, “Ciudad Suárez”, para rendir homenaje, en compañía de Adolfo Suárez Illana, al expresidente de Gobierno.

    La nota más “independiente” de la jornada fue la visión crítica de la que parece ser la nueva "critica de medios" del PP, María Dolores de Cospedal. En Radio Nacional de España ha hablado de la deriva de lo políticos a la “frivolidad y superficialidad” de los políticos en la televisión. El don de la oportunidad es lo siyo, como ya demostrara en febeero en 2013 con su tesis del "diferido" sobre la nómina se Luis Bárcenas. Esta vez su visión crítica llega después de las aventuras de su archirival Soraya en Planeta Calleja y de la partida de futbolín y diván de Rajoy en casa de Bertín Osborne.

       Quizá la secretaria general, que se declara persona “muy pudorosa”en RNE, piense que Pedro Arriola se equivoca al creer que Rajoy tiene que jugar en la distancia corta, que dice. Porque no parece que el presidente mejore.

     Habría que saber que dice a micrófono cerrado María Dolores sobre la última de las predicciones de Soraya.

     A saber: llegará el día en que tendremos una presidenta. De España.

El País

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