Sobre el autor

, Buenos Aires, 1949. Ha trabajado, por este orden, en redacciones de televisión, revistas semanales y diarios en Argentina; trabaja, desde hace 36 años en Madrid, en diarios, revistas, radio y televisión. Ha escrito ocho libros.

Las materias de Analítica son
las de un viejo proverbio latino:
"Nada humano me es ajeno"...

Sobre el blog

El periodismo para seguir siéndolo debe ser Periodismo Analítico... O no será. El viejo adagio según el cual los periodistas son como mínimo tan buenos como sus fuentes requiere una actualización. Necesitamos, según dice el profesor norteamericano Mitchell Stephens, periodistas con cinco cualidades: Informados, Inteligentes, Interesantes, Industriosos, y, sobre todo, Perspicaces.

Periodismo analítico

Libros

Queríamos tanto a Luis
Terminada la investigación judicial, el relato más completo de la relación entre Luis Bárcenas y el presidente del PP y del Gobierno de España, Mariano Rajoy.

El caso Bárcenas (Editorial Espasa, 2013)
El autor sigue los rastros del tesorero nacional del Partido Popular desde su imputación en la trama corrupta de Francisco Correa.

Sed de Poder .La verdadera historia de Mario Conde (Espasa, 2012)
La crisis de Bankia y del sistema financiero español es una ocasión para revisitar la historia del ex presidente del Banco Español de Crédito (Banesto), destituido junto con su consejo de administración a finales de noviembre de 1993.

Indecentes. Crónica de un atraco perfecto (Espasa, 2012)
El relato, a partir de entrevistas e información inédita, hace un viaje hacia la gestación y estallido de una crisis que dará lugar a la Gran Depresión que afecta a la economía y la sociedad española.

Yo, Augusto (Aguilar, 2003)
Tras obtener, en abril de 2000, el Premio Ortega y Gasset de periodismo por su cobertura del caso Pinochet en las páginas de EL PAÍS, el autor publica este libro en coincidencia con el XXX aniversario del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

El Farol. La primera condena de Mario Conde (Temas de Hoy, 1997)
El 20 de marzo de 1997, la Audiencia Nacional condena a Mario Conde a seis años por los delitos de apropiación indebida y falsedad en documento mercantil. El delito: el pago de una factura de 600 millones de pesetas (3,07 millones de euros) en 1990 a una sociedad domiciliada en Antillas Holandesas.

Vendetta (Plaza & Janés, 1996)
He aquí la violenta historia de dos financieros: Mario Conde y Javier de la Rosa. Practican el chantaje con un doble objetivo: añadir dinero a sus capitales fuera de España y neutralizar la acción de la justicia mediante presión sobre las instituciones.

Banqueros de rapiña. Crónica secreta de Mario Conde (Plaza & Janés, 1994)
Título premonitorio. La rapiña. Este libro analiza la crisis de Banesto, las maniobras para conseguir salvar la entidad mediante un acuerdo de ampliación de capital, la mayor de la banca española hasta entonces.

José María Ruiz-Mateos. El último magnate (Plaza & Janés, 1985)
Una radiografía del imperio oficial y clandestino, del magnate de Jerez.

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Operación 'Sonrisa del Destino'

Por: Ernesto Ekaizer | 23 ene 2016

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    Susana Díaz se ha sometido a dos sesiones de investidura y a la tercera fue la vencida. Artur Mas no logró consagrar su candidatura en primera y segunda votación y antes de convocar elecciones se apartó para encumbrar a Carles Puigdemont, a quien Mariano Rajoy confesó, en la mañana del jueves 2, a través del Puigdemont impostor del programa El matí i la mare que el va parir, que estaba tramando algo o contemplaba varios escenarios:

    -Esta semana está el Rey con las consultas, según cómo quede este asunto, porque claro, yo no sé cómo va a quedar este asunto, yo creo que el lunes 25 le puedo llamar y según cómo estemos, si hay investidura, si no la hay... ya fijamos una fecha. Yo tengo la agenda muy libre, con lo cual la podemos fijar [la entrevista que le está solicitando] en 24-48 horas.

  La agenda muy libre ¡i tant!. ¡Y tanto!, que dirían los catalanes.

  Rajoy le estaba dando una primicia a Carles Pérez, el falso Puigdemont. "Según como estemos, si hay investidura, si no la hay...", le confía el presidente del Gobierno en funciones.

  Lo que para el rey Felipe era una hoja de ruta clara, que Rajoy debía ser el primero en intentar la investidura por ser la fuerza más votada, para Rajoy no lo era. O, al menos, no era la única.

  La mente de Rajoy discurría así en paralelo a otros acontecimientos cuyo desarrollo afloraría el viernes 22.

  El primero, por orden de aparición, sería la dimisión del subsecretario de Presidencia, Fernando Ramos, el conocido como número tres de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, por el primer escándalo en una empresa pública, Acuamed, después de que el secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, anunciara, como primera reacción del Gobierno, una auditoría de la gestión, el 20 de enero. De pedir una auditoría, algo que evoca aquellas auditorías fallidas que anunció María Dolores de Cospedal tras la publicación de los papeles de Bárcenas en este periódico, a la renuncia de Ramos sugiere que algo debió pasar en La Moncloa. 

   Y, cómo no, el segundo ha sido el intento de adueñarse anticipadamente del protagonismo de la investidura por parte de Pablo Iglesias con lo que he llamado la operación Sonrisa del Destino, tras la reunión con el Rey en Zarzuela, de continuidad y en línea con el impacto que ya consiguiera Podemos en la sesión de constitución del Parlamento, el pasado 13 de enero.

   En passant, un tercer hecho del viernes 22 ha sido la imputación del Partido Popular como tal persona jurídica en calidad de investigado en la causa reabierta por orden de la Audiencia de Madrid sobre la destrucción de los discos duros de los ordenadores del ex tesorero del partido Luis Bárcenas, un caso en el que el juzgado de instrucción perdió misteriosamente el material que le había enviado el juez Pablo Ruz desde el juzgado central de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional.

Golpe al parlamentarismo

   Rajoy, pues, conforme a lo que, muy relajado y hasta con cierta marcha, ya confesaba al falso Puigdemont, tramaba no ser Susana Díaz o Artur Mas, esto es, no quería llegar a la sesión de investidura sabiendo que cosecharía el no.

  Una sesión que iba a versar en gran parte, cómo no, sobre la corrupción del PP. No de la corrupción pasada sino de la corrupción viva, nueva, en tiempo real, con el caso Acuamed, y la imputación en el caso de los ordenadores.

  Con el 44,6% de los votos y 186 escaños, Rajoy gobernó a golpe de decreto, contra el 55,4% de los votos, y ocupó todas las instituciones de poder de este país. Con el 28% y 123 escaños, quiere seguir haciendo lo mismo, esta vez contra el 72% de los votos. En el lenguaje y mensaje de Rajoy "la gente" lo que quiere es que gobierne Rajoy. 

   La "gente de este país" es...el 28% que le ha votado. Los demás, el 72%, pertenecen a categorías diversas. Débiles, separatistas, independentistas, rojos, populistas, bolivarianos, traidores a la Patria, agentes de gobiernos extranjeros financiados para destruir España.

  Horas antes de decir que no se sometería a la investidura, Rajoy nos prometió por boca del vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maillo, que haría una "propuesta generosa". El propietario del cortijo, evocación si se quiere de Los santos inocentes la novela de Miguel Delibes llevada a la gran pantalla por Mario Camús (escena), va a hacer una oferta "generosa".

 

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  Resumamos: si durante la X Legislatura Rajoy controla todos los resortes del poder y se coloca por encima del Parlamento y del control de los partidos, apoyándose cuando es menester en el Ministerio del Interior, en el comienzo de la XI acaba de dar un golpe al régimen parlamentario y una bofetada al rey Felipe, a su encargo para intentar formar gobierno.

   ¿Por qué?

   Porque el encargo debe llevar a la persona en quien recae a intentarlo, a hacer las negociaciones, a formalizar "la oferta generosa", para someterse a la investidura. Como Susana. Como Artur. 

   Pero Rajoy juega al bonapartismo. Está por encima de las instituciones y de los partidos, como si siguiera con sus 44,6% y los 186 escaños. Y también se sigue sirviendo de los archivos del Ministerio del Interior y de la Policía, si es necesario, para mantener a raya a sus enemigos. Es él a quien "la gente" quiere.

   Rajoy aprovecha la nueva incursión de Pablo Iglesias para mantenerse por encima. Con su verónica a la investidura, pretende colocar al PSOE en el centro de la crisis política poselectoral del 20 de diciembre. Si ya con 186 escaños gobernaba por encima del Parlamento, con 123 pretende más de lo mismo. Deserta, pues. De momento.

El espectáculo de Iglesias

   Pedro Sánchez viaja a Lisboa el 7 de enero para dar la señal de lo que va a buscar después del previsible intento de Rajoy. Un gobierno a la portuguesa. ¿En qué consiste? En un gobierno apoyado por las formaciones de izquierda, el Partido Comunista y el Bloco de Esquerda, principalmente. El primer ministro socialista luso António Costa (en la imagen con el líder socialista) forma gobierno tras suscribir un pacto para terminar con la política de austeridad. Los citados partidos le apoyan sin entrar al gobierno monocolor.

             

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       Los resultados de las elecciones en España han supuesto un golpe muy duro para el bipartidismo del PP y del PSOE. Para el PP porque ya no puede asegurar su supervivencia en el poder (pasa con 7.215.752 de votos del 44,6 al 28,7% de los votos, de 186 a 123 escaños, y tiene en su mercado un competidor, Ciudadanos, con 3.500.541 el 13,9% y 40 escaños.

   Para el PSOE porque no solo no ha logrado capitalizar el cuatrienio negro de la pauperización y la corrupción del PP en el gobierno sino que vuelve a caer y queda a 400.000 votos de su rival de izquierda. Podemos capitaliza las pérdidas de los socialistas, pero no al punto de superar al PSOE a la primera. Podemos y sus confluencias obtuvieron un 20,6% con 5.130.283 votos y 69 escaños, quedándose a 400.496 votos y 21 escaños del PSOE con sus 5.530.779 votos, el 22% y 90 escaños.

   Con todo, Pablo Iglesias intenta arrebatar ahora a Pedro Sánchez, de cara a la investidura, el liderazgo de una salida a la portuguesa, el liderazgo que las urnas le han negado a la primera por algo más de 400.000 votos si se suman todas las confluencias (Podemos, En Comú Podem, Compromís-Podem-És el Moment y En Marea).

                     

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   Eso es la operación Sonrisa del Destino, el mensaje con la que ningún partido con ánimo real de pacto se ofrecería a formar un gobierno de coalición, ideada por Iglesias y su equipo. 

    "Que [Sánchez] sea presidente es una sonrisa del destino que siempre tendrá que agradecer", dijo Iglesias.

    Alfred Hitchcock se inventó el Mcguffin, un truco cualquiera, irrelevante, para hacer avanzar el suspense de su narración cinematográfica. El ataque y desprecio de Sánchez al invocar la sonrisa del destino que le ha echado en cara Iglesias no es un Mcguffin para hacer avanzar la película sino una de las pistas que delata la insolvencia de la coartada. En línea, por otra parte, con la afirmación de Iglesias del 24 de diciembre pasado: "Si Sánchez no manda hablaré con Susana Díaz o con el Comité Federal..."

   ¿Cómo puede ser Iglesias vicepresidente de alguien al que le está perdonando la vida simplemente por estar ahí? ¿No le está tratando como al personaje de Being there (Estar ahí), Chance Gardiner, la novela de Kosinski?

   Iglesias y Sánchez eran los invitados, el pasado jueves por la noche, del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en una cena en la Casa de Cantabria, Madrid, para celebrar el día de la región del día viernes. Ambos tenían audiencia con el rey Felipe al día siguiente, viernes. Sánchez sabía que iría Iglesias y este que Sánchez estaría allí. Sánchez acudió según lo convenido. Pero Iglesias no dio señales de vida. En su lugar asistió el general Julio Rodríguez, que mantiene una relación personal con el presidente de Cantabria.

   Iglesias, pues, quería evitar todo contacto con Sánchez antes de detonar la operación Sonrisa del Destino.

   El líder de Podemos, por tanto, organiza la operación como un mecanismo de relojería. Mientras Sánchez se entera por el rey Felipe de lo que Iglesias le acaba de proponer, el líder de Podemos comparece ante los medios de comunicación y anticipa la oferta. Pero, además, cuida todas las apariencias. Se presenta con su equipo de ministrables. Y él el primero. Se ofrece como vicepresidente.

   Su programa supone, a grandes trazos, un retroceso en materia de exigencias. Se ha tenido que ajustar a la negativa sobre los cuatro grupos parlamentarios. Ya no plantea el referéndum vinculante para Cataluña. Sin embargo, consigue el impacto que desea al sorprender con su propuesta a Pedro Sánchez reunido con el monarca. Si Sánchez y el PSOE no quieren este gobierno de izquierdas que les ofrezco, viene a decir, que dejen gobernar al PP o que se convoquen nuevas elecciones.

   Y en estas dos alternativas, razona, el PSOE se fractura. Para Iglesias al PSOE le quedaría elegir la opción de cómo prefiere morir: en un gobierno de coalición, dejando gobernar al PP (opción que Alfonso Guerra considera la más probable) o en nuevas elecciones a las que Podemos concurriría después de quitar, al ser rechazado el gobierno de coalición, la careta socialdemócrata al PSOE.

Sánchez y el PSOE en el centro

   Mariano Rajoy coge la propuesta de Pablo Iglesias y la transforma en la pinza, aquella célebre operación de 1995, que más allá de las intenciones de unos y de otros, opera como un mecanismo de presión de Izquierda Unida, por un lado, y el PP por el otro, sobre el PSOE y el gobierno de Felipe González. Si en la crisis de 1993-1996, el Gobierno del PSOE se encuentra en el centro de la tormenta, ahora Rajoy pretende colocar al PSOE de la oposición en el centro de la crisis política. 

    Iglesias ha hecho su exhibición. Rajoy le ha seguido y se ha colocado por encima. Le toca, pues, jugar a Sánchez.

    Si Rajoy ha dado un paso al costado, reservándose su momento, Sánchez dispone de cartas.

   Rajoy ha dicho que quería la gran coalición. No ha sido capaz ya no de conseguirla. Ha confesado ser incapaz ni siquiera de intentarlo. Porque como ha dicho al falso Puigdemont contaba con mucho tiempo libre. Tiempo que no ha llenado con negociaciones sino con planes conspirativos.

   Sánchez ha anunciado una ronda de contactos con varias fuerzas políticas. Tanto con Podemos como con Ciudadanos.

  Tomemos solo para ilustrar la política del PP el caso de Ciudadanos.

  Si tan partidario era Rajoy de boquilla a favor de un gobierno PP, Ciudadanos y PSOE, el líder del PP, confesada su incapacidad al punto de frustrar el encargo del rey Felipe, ¿no debería el PP abstenerse ante un gobierno minoritario del PSOE apoyado, llegado el caso y solo a efectos de hipótesis, por Ciudadanos?

  Sería lo que yo he llamado el pasado mes de septiembre la Pequeña Gran Coalición.

   Y ¿con Podemos?

   Si Podemos está dispuesto a formar un gobierno de izquierdas hay que discutir, como pasa con toda propuesta, incluso una lanzada de manera provocadora, las condiciones. Iglesias ha presentado su programa máximo. Una variable es el gobierno de coalición de izquierdas entre PSOE, Podemos e Izquierda Unida, con apoyos del PNV, por ejemplo. Pero no es la única. Un gobierno socialista apoyado en investidura y en programa sin coalición, a la portuguesa, es otra variante. Ciudadanos, ¿qué papel podría desempeñar si por ejemplo el programa a suscribir le satisface?

   Y si la oportunidad de Sánchez no conduce a buen puerto, es decir, la formación de gobierno, vamos a una tercera fase. Rajoy aspira a que si se verifica el fracaso de Sánchez, le pongan el balón en la linea de penalti. Y se puede encontrar, si la procesión que él espera que vaya por dentro en el PSOE en realidad va dentro del PP, con una situación en la que él no satisface a su partido como candidato por su incapacidad de recabar apoyos ni... como nuevo cabeza de cartel electoral.

   Han pasado algo más de un mes desde las elecciones del 20-D. La aceleración política es tal que parece una eternidad. Pero en apenas un mes se ha constituido el Parlamento, el rey Felipe ha concluido su primera ronda de contactos y el hombre al que se le ha confiado la tarea de formar gobierno ha declinado sin siquiera intentarlo.

    Cabe recordar que José María Aznar consiguió, con 156 escaños, el acuerdo para formar gobierno en el día 54 desde las elecciones del 3 de marzo de 1996 y formalizó la investidura en el día 63.

    Mientras, la política y la vida continúan. Los escándalos de corrupción no son cosas del pasado.  

   Y a Acuamed el primer escándalo en toda regla que protagoniza una empresa pública puede seguirle, quizá por lo del agua, otro no menos relevante en la empresa Canal de Isabel II, la empresa hidráulica de gestión pública dependiente de la Comunidad de Madrid, sobre la cual se desarrollan desde hace tiempo investigaciones sigilosas en relación a algunas de sus filiales.

    

   

 

   

   

  

 

El PP ante el espejo

Por: Ernesto Ekaizer | 21 ene 2016


                                     Rajoy espejo

 

     

   Al día siguiente de las elecciones municipales y autonómicas del 25 de mayo de 2015, José Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León en funciones, buen amigo del presidente, al ser preguntado por la candidatura de Mariano Rajoy a las elecciones generales dijo:

     -Le diría al presidente mírate al espejo y respóndete a ti mismo...

   Esa reflexión viene a cuento estos días. En el extranjero no se explican muy bien qué pasa en España. Más familiarizados con datos macroeconómicos globales, muchos inversores y analistas tienen la sensación de que se les está escapando algo. Sí, se dicen, hasta en Nueva York se llegó el 17 de septiembre de 2011 a emular a los indignados españoles del 15-M al estallar el movimiento Occupy Wall Street, pero por qué este bloqueo político. Y en el Reino Unido, donde los "hispanistas" brillan por su presencia, existe también esa sensación de que tiene que haber otra explicación.

   Y haberla, hayla.

   Lo que tenemos es una crisis política poselectoral en el umbral de la XI Legislatura que es, a su vez, la continuidad, la catarsis podría decirse, de una crisis reprimida desde los mismos comienzos de la X Legislatura.

   A menudo he citado dos escenas, una de Jean-Paul Sartre en su obra de teatro sobre la prensa y la política francesa durante la guerra fría, Nekrasov, y otra, complementaria, de Lewis Carroll en Alicia a través del espejo, para entender la dinámica de la acción de los políticos y especialmente de Mariano Rajoy.

    La primera va sobre el engaño y la mentira y es la siguiente.

   Georges, uno de los protagonistas, está de pie frente a un espejo.

   

    Sibilot: ¿Qué haces ahí? 

    Georges: Mis ensayos.

    Sibilot: ¿Qué ensayos?

    Georges: Me miento a mí mismo.

    Sibilot: ¿A ti también?

    Georges: A mí en primer lugar. Tengo demasiada inclinación por el cinismo: es indispensable que yo sea mi primer engañado.

    

    Tras obtener el mayor número de votos (28%), el Partido Popular dirigido por Mariano Rajoy parece estar apestado. No puede garantizar su investidura ni en primera votación, por mayoría absoluta, ni en segunda, por mayoría simple.

    Tanto es así que puede hablar con naturalidad de su tiempo libre con el falso Carles Puigdemont del programa El matí i la mare que el va parir que le ha llamado a La Moncloa. Una naturalidad que hubiera sido deseable en el rey Felipe a la hora de recibir en audiencia a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, en lugar del rechazo de La Zarzuela.

   ¿Por qué ocurre esto? 

   Según Rajoy porque Pedro Sánchez, el líder del PSOE, busca a toda costa el apoyo de los "independentistas y los extremistas" con el fin de impedir un nuevo gobierno del PP.

   ¿Y no será más cierto que nadie quiere pactar con el PP por lo que ha pasado durante toda la X Legislatura? ¿No va a ser que los extremistas son Rajoy y el PP?

   Rajoy, como resultado del estallido de la Gran Recesión y la gestión del estallido de una burbuja inmobiliaria y crediticia sin precedentes por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, obtuvo el 44,6 % de los votos. Con esta mayoría del 44,6% contra el 55,4% restante, representada en sus 186 escaños, el PP se hizo con todos los resortes del poder político. Se aseguró la presidencia del Gobierno, la presidencia del Congreso, la presidencia del Senado, la presidencia del Supremo y el Consejo General del Poder Judicial, la presidencia del Tribunal de Cuentas y hasta la presidencia del Tribunal Constitucional recayó, cuando llegó el momento, en un magistrado militante con carné del PP.

    A su vez la cúpula de dos salas cardinales, una para el enjuiciamiento de aforados, la sala segunda, la sala de lo Penal del Supremo, y la otra para el control de los actos administrativos del Gobierno, la sala tercera, la contencioso-administrativo, pasaron a ser controladas por magistrados amigos.

   Ya desde el primer momento, Rajoy acometió, desde la vicepresidencia, la tarea de "recuperar" RTVE para el partido y el gobierno, convirtiéndola en un aparato al servicio de las necesidades de la nueva tarea de "reconstrucción española".

    Rajoy y su partido se embarcaron en una contrarreforma casi religiosa para extirpar las raíces de una España que había sido administrada durante siete años por el PSOE, una contrarreforma cuya hoja de ruta fue trazada ya en la oposición. 

   Desde el uso del legítimo dolor de las víctimas, del que Rajoy se sirvió para torpedear los intentos de lograr una salida negociada al terrorismo asesino de ETA, a la recogida de firmas contra el Estatut y el boicot a los productos catalanes, o los recursos de inconstitucionalidad contra el citado Estatut, y contra las leyes de aborto y matrimonio homosexual.

   Rajoy llegó a La Moncloa para enderezar lo que se había torcido, "españolizar" a los niños catalanes", usar y manipular, si era necesario, ciertas informaciones sobre la corrupción en Cataluña con el fin de criminalizar el soberanismo como arma política para acabar con el independentismo, en fin, poner en valor lo que él llama la "gente decente" o "de bien", llegó para borrar del mapa el interregno que separaba su nuevo gobierno del que había presidido el hombre que le había nombrado a dedo, José María Aznar. 

   Esta reconstrucción de España fue realizada a golpe de decreto, una conducta más propia del golpismo que del ejercicio de la democracia parlamentaria, sabiendo, además, que una parte de los votos del 20-N eran prestados, es decir, reflejaban la instantánea de un castigo masivo a la política de su predecesor. Con esta mayoría accidental, Rajoy gobernó y vendió su obra de un modo que la escena de Carroll refleja muy bien.

 

      -Aquí tienes una gloria -dijo Zanco Panco

      -No sé qué quiere decir una "gloria"-dijo Alicia

     -Por supuesto, que no lo sabes a menos que yo te lo diga. He querido decir "aquí tienes un argumento bien apabullante"- sonrió Zanco Panco.

     -Pero "gloria" no significa "argumento bien apabullante"-repuso Alicia.

     -Cuando yo utilizo una palabra esa palabra significa exactamente lo que yo decido que signifique ni más ni menos- dijo Zanco Panco.

    -La cuestión es si puedes hacer que las palabras signifiquen cosas tan diferentes-dijo Alicia. 

    -La cuestión es, simplemente, quien manda aquí.

                               

                                                            Humpty_Dumpty_Tenniel

   

    Con todo, cuando la contrarreforma podía afectar los intereses de Rajoy y del PP en el bolsillo de los votos, el pragmatismo ideológico oportunista terminaba por imponerse.

  El PP no se revolvió con un nuevo texto legal desde el Gobierno contra la bendición constitucional de la ley de matrimonio homosexual que él había rechazado en la calle y recurrido ante el Tribunal Constitucional, y cuando fue menester Rajoy acudió a la boda del ex alcalde de Vitoria, Javier Maroto, vicesecretario sectorial del partido, en septiembre pasado, necesidades electorales con el colectivo gay mediante, sin insinuar una reflexión autocrítica.

   Al  tiempo, se echó atrás en la ley de interrupción del embarazo, dejando a su ministro Alberto Ruiz-Gallardón en el abismo y boquiabiertos a los colectivos a los cuales había exprimido y movilizado en su día contra el gobierno anterior. En relación con las víctimas del terrorismo utilizadas para desgastar al gobierno anterior, mantuvo su política penitenciaria como si aquí no ha pasado nada e intentó escamotear las sentencias de los tribunales que urgían a adoptar la legislación europea sobre cumplimiento de condenas culpando, ante los ojos de las víctimas, a los jueces de la Audiencia Nacional primero y urdiendo ingenierías jurídicas a través del Tribunal Supremo más tarde para no aplicarlas.

   La política de extirpación se aplicó en las filas del propio partido. Uno de los casos "preelectorales" más sonados fue el de la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, quién, ¡vade retro!, propuso el 6 octubre de 2015 una moción en el Parlamento vasco para crear una ponencia sobre convivencia, en la que se propugnaba la "deslegitimación definitiva del terrorismo".

    ¿Creía acaso Quiroga que tras la retirada de la ley del aborto algunas semanas antes, el 23 de septiembre, se había abierto una etapa de aggiornamento en el PP por el cual ciertos temas dejaban de ser tabú?

   ¿Cómo "hacerle esto" a lao familiares de las víctimas...a las que tanto había utilizado el PP?

    No. Fue fulminada casi al amanecer.

   En su reconstrucción de la España "como debe de ser", Rajoy tenía un talón de Aquiles: la corrupción. Mientras aplicaba el programa económico que le exigían desde Bruselas, Francfort y Washington, la corrupción no atraía la atención en el extranjero.

  Pero he aquí que no se trata de la corrupción en general de su partido. 

  La contabilidad B del PP administrada por Luis Bárcenas y Álvaro Lapuerta, iniciada por el entonces gerente Bárcenas en abril de 1990, es una radiografía de rayos X del PP. Anotaba treinta y cinco apuntes con pagos a Rajoy por el equivalente 322.000 euros a lo largo de muchos años, incluidos aquellos en los que había sido ministro. Y los pagos en negro con los que se habían sufragado las obras de rehabilitación de la sede del partido en la avenida de Génova de Madrid alcanzaban también a la planta séptima (505.000 euros según los autos de dos jueces de instrucción), esto es, al despacho de Rajoy, la sede en la que el presidente del PP y entonces secretario general, Ángel Acebes, habían saludado, en presencia de Bárcenas, al arquitecto responsable de las obras y de la facturación en negro, Gonzalo Urquijo.

   ¿De donde procedía el dinero? De los donativos ilegales de empresas, constructoras en su mayor parte, que eran fraccionados por Bárcenas&Lapuerta para violar la legislación vigente sobre financiación de los partidos.

   El intercambio de sms, al menos de los conocidos hasta ahora, entre Rajoy y Bárcenas, entre mayo de 2011 y marzo de 2013, reflejan precisamente, ese talón de Aquiles personal.

   Rajoy se abrazó a una política económica que le proporcionaba apoyo de las grandes empresas españolas y la elite dominante en la zona euro. Pero el precio a pagar por ese respaldo y cariño  cuyo objetivo era mostrar que España no era Grecia, ni lo sería nunca, ley mordaza preventiva mediante, a cambio de cierta permisibilidad con el incumplimiento de la austeridad fiscal, fue la reforma laboral sin complejo, con su objetivo de devaluación interna, y los recortes del Estado de Bienestar, una fórmula que condujo a la agudización sin precedentes de la desigualdad social. Su rostro es la pauperización de los trabajadores y las clases medias. 

   Mantiene Rajoy su pretensión de continuar, ahora no con el 44,6 de los votos, a espaldas y contra el 55,4%, sino con el 28%, y contra el 72%, con su política. Sí, continuar ahora "contra los separatistas y los extremistas"

   ¿No ha nombrado acaso con ese 28% a Pio García Escudero presidente del Senado, un hombre que también figuraba en los papeles de Bárcenas cobrando en negro, hecho que reconoció ante el juez Pablo Ruz al tiempo que manifestó ignorar que debía abonar los impuestos correspondientes, un hombre que, como fue el caso de Rajoy, no dimitió de su cargo al publicarse los papeles de Bárcenas?

    Todo esto, pues, ha colocado a Rajoy y al PP en su sitio.

    Quién siembra vientos... ¿no recoge tempestades?

El caso Gómez de la Serna

Por: Ernesto Ekaizer | 13 ene 2016

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   Casi como prólogo a la constitución del Parlamento y comienzo de la XI legislatura, el juez José de la Mata, en funciones de guardia, ha dictado el 12 de enero auto de admisión a trámite de la querella criminal de la Fiscalía Anticorrupción contra 15 personas, entre las que se encuentran el diputado Pedro Gómez de la Serna y el exdiputado y exembajador en la India, Gustavo de Arístegui,  y ha dictado la orden urgente de entrada y registro en el domicilio de la sociedad Scardovi, situada en la calle Fernando el Santo 27 de Madrid, dirección del bufete privado del diputado.

  El juez explica que siendo Gómez de la Serna (en la foto aparece cuando se dirige a la tribuna en la sesión de constitución del Parlamento, junto a Mariano Rajoy) vocal suplente de la Diputación Permanente desde la disolución del Parlamento, el pasado 27 de octubre, hasta la constitución del nuevo Parlamento, en el día de hoy, ya gozaba de fuero al que le da derecho el estatuto parlamentario, fuero que ha renovado, por así decir, al constituirse las nuevas Cortes.

  En la orden de entrada y registro urgente se puntualiza que Gómez de la Serna, diputado, goza de la inviolabilidad parlamentaria y que, por tanto, no se autoriza la inspección de su despacho personal. La orden recae, pues, sobre la sociedad Scardovi, objeto también de la investigación. El juez, pues, ha tenido cuidado con no cruzar las líneas rojas.

 Pero el auto invoca el artículo 118 bis de la ley de Enjuiciamiento Criminal según el cual, al igual que ocurre con personas no aforadas, se informará inmediatamente a un diputado o un senador cuando se admita a trámite una denuncia o querella, los cuales podrán ejercitar su defensa "sin perjuicio en el artículo 71.2 y 3 de la Constitución Española".

 Esto es: 71.2) durante el período de su mandato los Diputados y Senadores gozarán asimismo de inmunidad y sólo podrán ser detenidos en caso de flagrante delito, 71.3) no podrán ser inculpados ni procesados sin la previa autorización de la Cámara respectiva y en las causas contra Diputados y Senadores será competente la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

 Según el auto "no se fija la competencia del Tribunal Supremo más que cuando se comprueba que existen indicios sólidos de responsabilidad frente a un aforado. No basta cualquier sospecha o conjetura. No son suficientes las posibilidades más o menos cercanas, o las alusiones indirectas".

 El juez valora la denuncia de una serie de hechos e indicios contra las 15 personas e individualiza las actividades de Gómez de la Serna y de la sociedad de la que es administrador único, Scardovi, implicada en el cobro de comisiones (presuntos delitos de corrupción, cohecho, blanqueo de capitales y organización criminal).

 El auto señala que la instrucción debe intentar, incluso, recibir declaración a la persona aforada si ella voluntariamente se presta a ella, aparte de darle traslado de las actuaciones a efectos de que si así lo desea se persone en ellas.

La decisión del juez De la Mata se apoya en diferentes sentencias del Tribunal Supremo en las que la justicia ordinaria podría investigar inicialmente las conductas presuntamente delictivas de un aforado antes de elevar una exposición razonada al Supremo.

Recientemente, la juez Mercedes Alaya, planteó, en 2013, una actuación similar, aunque no idéntica, en relación a personas aforadas en el caso de los ERE de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. La Fiscalía Anticorrupción recurrió la decisión con el argumento de que no se delimitaban las conductas delictivas y que la competencia era del Tribunal Supremo. La Audiencia de Sevilla anuló el auto de la juez Alaya el 13 de diciembre de 2013.

 ¿Fin de la historia?

 Las diferencia entre el auto de la juez Alaya y el del juez De la Mata es que mientras en el primero "no se explica ni siquiera someramente qué hechos concretos haya podido cometer cada uno de los aforados que pudieran ser constitutivos de delito", según fallaba la Audiencia de Sevilla, el juez De la Mata ha admitido una querella de la Fiscalía Anticorrupción y ha individualizado la conducta presuntamente delictiva de Gómez de la Serna.

 En otros términos, la Fiscalía Anticorrupción y el juez atribuyen al diputado de forma inequívoca y directa haber cometido o estar implicado en un hecho o varias actividades presuntamente delictivas.

 "La conclusión" escribe De la Mata, "es que debe agotarse la instrucción de la causa, a fin de permitirse una más fundada decisión, no ya sobre la racionalidad de los indicios de existencia de racionalidad penal sino de los que pueda haber de participación en ella de la persona aforada. Para ello deben depurarse en el juzgado de instrucción de origen cuantas diligencias sean precisas para completar la investigación de los hechos...".

 La interpretación del artículo 118 bis de la ley de Enjuiciamiento Criminal no es pacífica. De la Mata se apoya en sentencias del Tribunal Supremo.

 Pero el artículo en cuestión ha sido concebido para que la instrucción de una causa contra un aforado en el Supremo permitiera tomar declaración a un diputado o senador de manera voluntaria en calidad de imputado o imputado provisional antes de solicitar el suplicatorio a las Cámaras precisamente para adoptar la decisión o no de hacerlo.

 Habrá que ver, pues, la reacción de la defensa de Gómez de la Serna.  Si quiere aclarar los hechos, bien podría acogerse al derecho de defensa que le ofrece el juez De la Mata.... 

El precio de los 72 escaños

Por: Ernesto Ekaizer | 09 ene 2016

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La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca mandes preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti. John Donne, 1624

     

     

    Como en la película Rebelde sin causa, en el minuto final, los coches (fotograma) frenan ante el abismo.

    Artur Mas hace el renunciamiento. 

   La decisión de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) del pasado domingo, día 3 de enero, plantó la semilla de un proceso vertiginoso que ha durado hasta la reunión del mediodía del sábado 9.

    Como toda historia, el desenlace tiene algunos protagonistas.

    Uno de ellos se llama Joan Tardà, flamante diputado de Esquerra Republicana de Catalunya en las Cortes. Fue él quien mostró el surco por el cual se deslizaría, parsimoniosamente, el desenlace.

    Ya el domingo por la tarde, tras conocer el no de la CUP, Tardà, se supone que con la total complicidad de su jefe, Oriol Junqueras, fijó la línea general en su primer tuit:

          "Por patriotismo todos tienen que hacer lo que haga falta por evitar nuevas elecciones".

    Mientras Junqueras evocaba hasta al Papa Francisco, Tardà, al que le va la marcha mediática, no tenía reticencias a hacer de doberman.

    Sus tuits fueron ganando en exigencia.

     "Momentos de grandes decisiones y patriotismo. Si Mas da el paso al costado y cede la Presidencia a un miembro de su partido, formamos Gobierno y el proceso sale adelante"

   Paso al costado repitió Tardà ante los programas de televisión.

   En la reunión de Junts Pel Si, el jueves pasado,varios miembros solicitaron el paso al costado de Mas.

   Luego, la noche del jueves, en el programa .CAT de TV3, dirigido por Xavi Coral, Mas reconoció que así había sido. "Lo han pedido de buena fe", explicó, tras rechazar el paso al costado.

 

                Ambient_Parlament_2

     Tardà siguió con su campaña (en la foto, en el Parlament, en primer plano, delante de Antonio Baños, diputado dimitido de la CUP). En otro de sus tuis abordó el punto central:

     "Hay que preservar dos tesoros: mayoria de 72 y declaración de independencia del 9-N. No queremos elecciones. Queremos acuerdo, generosidad, patriotismo".

  Como en la alocada carrera de coches del film de James Dean, solo cuando Mas, jugador profesional, vio que ya no quedaba tiempo tomó la decisión de anteponer el resultado de los 72 escaños a su continuidad.

  La única manera de blindarlos.

   El temor que expresaba Tardà, a saber, el peligro de no repetir esos 72 escaños (62 de Junts Pel Si y 10 de la CUP) en unas nuevas elecciones merecía la pena: Mas debía prestarse al renunciamiento. Sacrificar a la persona para salvar esos resultados. Considerados hoy por hoy irrepetibles.

   La idea es que este 48% de votos alcanzados el 27 de septiembre de 2015 difícilmente se volverá a conseguir. Y que a cuenta de este 48% se puede poner en marcha lo que empezó con la declaración del 9 de noviembre de 2015. Una declaración a la que Mas accedió de mala gana. No era lo que él quería. Pero con ella intentó comprar el apoyo de la CUP, algo que finalmente no pudo ser.

   La situación en Madrid ha sido una pieza en este desenlace. Es decir: la idea de que se puede ganar en Cataluña dos meses como mínimo para avanzar en la hoja de ruta mientras el futuro de Mariano Rajoy puede pasar por el mismo trance que el de Mas. El Partido Popular va a incrementar la presión sobre el PSOE para urgir el "gran acuerdo nacional" contra  la ruptura de España, la presión sobre Pedro Sánchez.

   Ya habíamos adelantado esta situación de desincronización política entre Barcelona y Madrid. Será, pues, Carles Puigdemont quien cabalgará el procés.

   Ahora bien, el Tribunal Constitucional ya se ha pronunciado, el Govern y el Parlament está advertido y requerido y la Audiencia Nacional está encima. Aunque Rajoy está en funciones, todo el dispositivo que ha paralizado, junto con el retraso de la investidura en la Generalitat, el procés, sigue en pie.

   El nuevo Govern y la formación de las comisiones en el Parlament puede impulsar en días los puntos suspendidos de la declaración soberanista del 9-N, que debían ponerse en marcha en 30 días (proceso constituyente, seguridad social y hacienda catalana).

   Fin del procés con Mas...y principio de lo mismo con Puigdemont. El TC, lógicamente, tendrá que extender los requerimientos. Ahora tendrá que recaer en el nuevo president.

  Y Puigdemont investido con mayoría absoluta ya que solo puede haber una sola votación de investidura. Y por tanto, tiene que ser por mayoría absoluta.

Paso al costado  

 ¿Cuando decidió dar el paso al costado Mas? 

   Fuentes de CDC aseguran que en la mañana del sábado, al parecer sin previo conocimiento de nadie de la ejecutiva del partido, dio Mas el mandato a los negociadores Josep Rull y Jordi Turull para ofrecer su cabeza a cambio de un acuerdo que devuelve a la CUP la humillación a la que se ha sentido sometido. Da toda la impresión de que seguirá siendo diputado (no olvidar el fuero, y que está imputado por varios delitos por la querella de la Fiscalía General del Estado ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña). Mas se dedicará desde el partido  a reconstruir CDC.

   Los autodenominados anticapitalistas votarán en bloque a favor de Puigdemont, se comprometen a que dos diputados de CUP se incorporan "a la dinámica del grupo Junts Pel Si (CDC y ERC) de manera estable", a "no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al procés cuando ponga en riesgo la estabilidad", y a depurar su grupo para que se "visualice el cambio de etapa y asumir implícitamente la parte de autocrítica que le corresponde en la gestión del proceso negociador". Se asume que  "los relevos se producirán inmediatamente después del pleno de investidura", según el punto 9 del acuerdo parlamentario.

  La abjuración galileana de la CUP ha sido la venganza, por así decir, de Mas, la manera de devolverle la humillación que ha soportado hasta último minuto, la que, a su vez, ha culminado con la ofrenda de su propia cabeza.

   Pero esta abjuración no es un detalle menor.

   La CUP acepta cuadrarse junto a Junts Pel Si. Ha aceptado lo que el mismo Mas explicó en el programa .CAT el pasado jueves.

  "El proceso de independencia y el proceso constituyente que implica es el único marco de construcción de estructuras y marcos de soberanía que puede permitir como sociedad alcanzar otras cuotas de justicia social y participación democrática", señala el punto 4 del acuerdo que la CUP se compromete a respetar.

   

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo que ha pasado

Por: Ernesto Ekaizer | 03 ene 2016

                                   Catalan-acting-president-artur-mas-erc-s-leader-oriol-junqueras-and-cup-s-leader-antonio-banos-speak-after-the-election-session-for-the-new-president-at-catalunya-s-parliament-in-barcelona

 

 

    La decisión de no facilitar la investidura de Artur Mas por parte de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) ha sido el resultado inevitable de una situación: la pérdida de control de la dirección de la organización sobre el proceso interno de decisión.

  Artur Mas tenía previsto que salía el sí en la asamblea de la CUP del domingo pasado. Erró pero cierto es que 1.575 votos a favor no fue una mala elección para el president en funciones. Había jugado a esa carta, de ahí que el calendario que han captado los medios de comunicación (foto) tenía anotada la fecha de investidura para el 31 de diciembre.    

   

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   Carme Forcadell, presidenta del Parlament, ha dicho que se equivocó al confiar en la CUP. 

   La pregunta es: ¿calibraron Mas y sus colaboradores la información que iba viniendo de la CUP de manera voluntarista?

  ¿Quién les iba radiando las posibilidades de que el president en funciones sería finalmente investido?

   Las informaciones coinciden en señalar que el diputado Antonio Baños (en la foto con Mas y Oriol Junqueras) era partidario de la investidura de Mas porque suponía impulsar finalmente el proceso soberanista convirtiendo la investidura en una cuestión menor, accidental. El ex diputado David Fernández, una personalidad muy influyente, aunque fuera del Consell, había escrito, parafraseando a Alexander Pope, que la CUP debía hacer bien su parte, y que solo en eso reside el honor

   Traducido a la posición que debía asumir la CUP en la investidura: dar los dos votos que se necesitaban para lograrlo. La idea: seguir adelante, no dar marcha atrás. Y dar esos dos votos suponía asumir que Mas era el mal menor. El precio a pagar para no dar pasos atrás. "Para llegar al horizonte siempre hay que pisar mucho barro: un pie en el suelo y otro en el futuro", escribía Fernández.

  Esta fracción de la CUP estimaba los resultados del 27-S como demasiado importantes para profundizar el camino de la independencia y, al tiempo, correr el riesgo de la marcha atrás a través del bloqueo a la investidura, ergo, a la formación del Govern. Por ello, impulsaron la veloz declaración de desconexión del 9 de noviembre. Era como si los dirigentes de la CUP partidarios de que Mas fuera president iban poniéndose los puntos de no retorno.

   Pero, también, pensaban, unas nuevas elecciones suponían otro riesgo difícil de asumir. Por el cansancio y la confusión de los electores.

   Y last but not least existía otro factor: el virtual vacío político resultante de una encrucijada en la que Mariano Rajoy no podría garantizar su investidura ni el PSOE asegurar la formación de una alternativa. Un flamante Govern en Cataluña podía reanudar la ofensiva abortada por la acción del Tribunal Constitucional y la Audiencia Nacional. Al menos este cuadro seducía a los partidarios del sí a la investidura de Mas en la CUP. Dos meses de maniobra ante el panorama políticamente desértico en Madrid y la posible convocatoria de elecciones anticipadas.

   Los inputs que Mas y probablemente Forcadell, muy vinculada al president en funciones, fueron recibiendo eran ciertos, pero reflejo de unas fuentes que eran las partidarias de la investidura. Estas no iban de farol. No alardeaban, ni eran impostores. Creían poder controlar el proceso interno.

   Y al final no lo han conseguido. Se ha reproducido el cuadro clásico. El de mencheviques (minoría) y bolcheviques (mayoría) del Partido Obrero Socialdemócrata en la Rusia zarista, en 1903, antes de la primera revolución, la de 1905.

  La analogía consiste en esto: los primeros eran partidarios de impulsar la democracia y el avance de la industrialización de Rusia a fin de preparar las condiciones para el socialismo, y ello incluía apoyar a un candidato burgués; los segundos, no veían posible este respaldo por las inconsecuencias de la burguesía frente al zarismo. En la siguiente revolución, entre febrero y octubre de 1917, los mencheviques respaldaron al gobierno provisional de Alexander Kerenski, incluso con su ingreso en el gabinete. En octubre, los bolcheviques tomaron el poder.

   Los debates en el seno de la dirección de la CUP también evocaban aquellos de octubre de 1936 en España, cuando el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) de Andreu Nin aceptó la invitación de participar en el Consell de la Generalitat. 

  Y ya mucho más cerca y más fresca, la influencia de Grecia.

  El espejo de Syriza, con el referéndum sobre al rescate del 5 de julio de 2015, y tras el inesperado "no" al tercer rescate la inmediata  conversión del primer ministro Alexis Tsipras en firmante primero y ejecutor, ahora mismo, del programa impuesto por la Troika tras el  shock el cierre del grifo del crédito del Banco Central Europeo (BCE). 

    Aquí no tenemos una revolución. Ni se trataba de entrar al Govern.

   Para los dirigentes de la CUP partidarios de la investidura, Mas podía jugar el papel de Kerenski en un gobierno provisional. En este caso, de dieciocho meses. Y suponía, para ellos, un gran impulso a la independencia.

   El problema es que para las bases de la CUP, que votaron en su mayoría por un independentismo izquierdista radical, la hoja de servicios de Mas y la corrupción de Convergencia Democrática de Cataluña, amén del caso de la familia Pujol, convertían en indigerible el respaldo a la investidura. También para muchos votantes que querían independencia y que no pagaron el precio de votar a Mas o a ERC. La portavoz, por así decir, de estos sectores ha sido la corriente Endavant, liderada por la diputada Anna Gabriel.

   Quizá si la aritmética parlamentaria se limitase a una abstención podía haber resultado más digerible. Pero no, se necesitaban dos cosas: el apoyo de dos diputados y la abstención de los restantes ocho.

  La dirección de la CUP intentó que, en todo caso, la organización no cargase con la culpa del naufragio del procés y que sus votantes y la sociedad en general vieran el desenlace como responsabilidad de Junts Pel Si. Pero Mas no se lo puso fácil aceptando, al menos de palabra, aspectos del plan de choque propuesto por la CUP, y presentándose estoico ante la humillación que suponía estar en sus manos.

   Los partidarios de apoyar la investidura, muy influyentes, perdieron el control de la situación interna de la CUP.

   Incluso después de la votación del no, la diputada Gabriela Serra ha lanzado la responsabilidad a Mas y a Junts Pel Si, al afirmar que el president en funciones siempre ha dicho que él no sería un obstáculo para el procés. Y es rigurosamente cierto.

   Mas tiene ahora la posibilidad de poner a prueba su coherencia. Ello le llevaría a decir: he sido el número 4 de la lista de Junts Pel Si y hay otras personas que pueden poner en marcha el procés. Esto sería lo que podríamos llamar el renunciamiento. La otra es dejar vencer los plazos y proceder a convocar nuevas elecciones autonómicas para el mes de marzo. 

   ¿Acudirá Mas a ellas con la nueva CDC, una nave cuyas vías de agua son como torrentes?

  Recordemos el film de Fellini.

  E la nave va finaliza con el hundimiento de la nave, o la sociedad, mientras los pasajeros huyen en botes salvavidas, y se oye  el coro de La fuerza del destino, de Giuseppe Verdi.

  

   

 

   

  

    

 

                               

   

    

 

El País

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