Antigurú

Sobre el blog

Agotada de la alta concentración por metro cuadrado de gurús de las redes sociales, en este sitio se levanta un muro de contención: Todos somos torpes y primerizos en la jungla digital. No hay expertos. Eso, al menos, es lo que enseñan en la Universidad de Stanford, donde se ha inventado casi todo y nadie se proclama gurú de nada. Este es, pues, un lugar para reírse de los tropezones en Internet. El viernes abrimos consultorio. Pregunte sin piedad, porque más temprano que tarde todos tendremos nuestro minuto de miseria digital.

Sobre la autora

Karelia Vázquez

es periodista. Escribe en El País Semanal desde 2002, y en Marie Claire, desde 2005. Es la primera española que obtiene una beca J. S. Knight en la Universidad de Stanford (California), que le permitió, entre otras cosas, vivir una temporada en Palo Alto, el Dorado de las nuevas tecnologías, comprar en el mismo supermercado que Mark Zuckerberg y compartir plaza de garaje con los chicos de Facebook. También ir a clases de Clifford Nass, Clay Shirky, Evgeny Morozov y otros -esta vez sí- gurús de la era digital. Es autora del blog “Vivo entre Google y Facebook”, porque así era literalmente. Ha sido cobaya de variados experimentos extremos en Internet, y este blog no pretende ser ni más ni menos, que eso: Un sitio para radicales.

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La vida es eso que pasa mientras caminas y hablas por teléfono

Por: | 25 de junio de 2013

Walking
                                                                                                  © Gloria Rodríguez

 

En Estados Unidos, ese país donde casi cualquier cosa puede convertirse en objeto de estudio académico han dado la voz de alarma. Un estudio realizado en la Universidad Estatal de Ohio ha demostrado que las personas heridas y atendidas por algo que llaman "distractive walking" y que sería algo así como andar distraído, se han duplicado desde 2005 y la tendencia es exponencial. Los investigadores creen que entre 2010 y 2015 la cifra de damnificados volverá a doblarse. 

Estas personas de andar distraído no eran zombies, simplemente iban haciendo eso que hacemos cada día: Hablar o escribir desde el teléfono, ajenos a la realidad circundante. No importa que esta realidad llegue en forma de otro transeúnte distraído, de un coche o del túnel del metro, como mostró un vídeo de CNN en el que un señor caía a las vías mientras hablaba por teléfono.

El estudio publicado en la revista Journal Accident Analysis and Prevention recoge datos de entre 2004 y 2010, y muestra que si en 2005 hubo 256 personas heridas por caminar mirando alelados la pantalla del móvil, en 2010 los heridos fueron 1.500

Una verdadera epidemia de los tiempos modernos, porque ¿quién no ha tenido una larga conversación por Whatsapp mientras camina por cualquier ciudad del mundo, consiguiendo que el resto de los peatones le ceda el paso?  

Según los investigadores de la Universidad de Ohio, los más jóvenes, chicos entre 16 y 25 años, son los que más se han accidentado (y no porque sean más torpes, sino porque presumiblemente son los que más practican el distractive walking).

Al parecer, y contra todo pronóstico, hablar por teléfono mientras se camina causa más accidentes que chatear o mandar un mensaje de texto en la misma circunstancia. Ante esta revelación, los investigadores insisten en que no se interprete que escribir y caminar al mismo tiempo sea una actividad más segura que hablar, sino que tener una conversación por teléfono y caminar es más fácil, por tanto más gente lo hace y por eso hay más accidentes. Lo de whatsappear y desplazarse a la vez es considerado por estos expertos un deporte de riesgo.

En algunos estados, como New Jersey cruzar una calle mientras se teclea en el móvil es ilegal. Unas 40 personas han sido atropelladas mientras iban distraídas con sus pantallas. Las multas son de alrededor de 85 dólares (unos 70 euros). Otros estados como Idaho y Delaware prefieren advertir al personal con señales como esta: 

 

Attention-while-walking

Y  en la concurrida Break Lane de Londres se vieron allá por 2008 estas farolas preparadas para amortiguar el choque de transeúntes distraídos.

Texting_injuries_0319

En aquel momento se dijo que uno de cada diez peatones acababa empotrado en uno de esos postes mientras miraba la pantalla del teléfono. En España, según un estudio de 2012 de la Fundación MAPFRE, las distracciones de los peatones figuran entre las tres principales causas de atropello. Y aunque el estudio no lo precisa, probablemente el móvil tenga la culpa de alguno de estos accidentes. 

Aunque caminar y hablar por el móvil parece un acto natural -todo creemos que hemos venido al mundo con ese don-, dicen los expertos que al cerebro le cuesta hacer las dos cosas a la vez.  

El profesor David Schwebel ha estudiado qué pasa en el cerebro mientras caminamos y chateamos, y explica que andar es una actividad “con cierto grado de complejidad”. “El cerebro tiene que hacer un esfuerzo para asegurarse de que se desplaza por un lugar seguro, especialmente si hay mucho tráfico. Por otra parte, chatear es otro trabajo para el cerebro que tiene que procesar con quién habla y qué va a responder. Es demasiado. Si sometemos al cerebro a tanta presión, seguramente va a cometer errores"

Por otra parte, los entregados a la tecnología, profesores de una asignatura que en las universidades estadounidenses se llama Human Computer Interaction (Interacción entre los humanos y los ordenadores) creen que todo es cuestión de tiempo. La tecnología móvil aún no está a la altura de nuestras necesidades. Llegará el día, dicen, en que podamos ir por las calles absortos en nuestro móvil sin ser atropellados. El propio sistema de orientación del teléfono nos guiará por el lugar más seguro

Con esta ambición han nacido prototipos como Crashalert, una aplicación para móvil que alerta al usuario con un cuadro rojo  de que tiene un obstáculo delante. Otra idea es un teléfono transparente que mejora bastante la visibilidad del mobiliario urbano, y de cuya existencia daba cuenta el blog Microsiervos.

 

Teleftransparenet

Y qué tipo de cosas dejamos de ver cuando caminamos hablando o escribiendo en el teléfono? Por lo visto mucho más de lo que estaríamos dispuestos a aceptar.

Los psicólogos que han investigado el asunto dicen que se crea una especie de "ceguera por falta de atención" que hace que no veamos sucesos muy obvios y llamativos que suceden en nuestras narices. "La gente mira a su alrededor mientras está con el teléfono pero no registra nada",  sostiene Ira Hyman jr., del Departamento de Psicología de Western Washington University. Esta experta y su equipo lo demostraron con este experimento:

Un estudiante vestido de payaso con un traje amarillo y morado (el estímulo más escandaloso y visible que encontraron) se paseaba montado en un monociclo por una plaza. Los investigadores pusieron su atención en 347 peatones. Algunos iban solos, otros escuchaban música con sus auriculares, otros hablaban con un amigo y otros hablaban por teléfono.

Cuando cruzaron la plaza, todos fueron preguntados: "¿Habéis visto algo raro en la plaza?" (los investigadores aseguran que es bastante inusual que un payaso se pasee en monociclo por esos lares). El 60% de los que iban con un amigo lo habían visto; alrededor del 70% de los que escuchaban música, también; más del 50% de los que caminaban solos también. Sin embargo, entre los que iban hablando por el móvil solo el 8% había reparado en el payaso morado y amarillo. Al resto ni le sonaba el asunto.

Cuentan los investigadores que no se podían creer que les hubieran pasado al payaso por delante sin verlo. "Todos creemos que tenemos esta facultad muy desarrollada pero no, nos perdemos la mitad de lo que está pasando a nuestro alrededor mientras hablamos. Miramos pero no vemos", asegura la investigadora. 

Si está esperando que le recomendemos que no hable o chatee por el móvil mientras camina, está usted en el sitio equivocado. Aquí no se dan consejos

¿Cómo mueren las redes sociales?

Por: | 23 de junio de 2013

Cruzcementerio
                                                                                                           Gloria Rodríguez

 

Dicen que vaticinar muy seguido la muerte de alguien -en este caso de algo-solo sirve para darle fuerzas. Otros dicen que cuando el río suena piedras lleva. El caso es que es tendencia vaticinar el colapso de Facebook

Lo mismo pasó en su día con Second Life, el primero de los mundos virtuales que conquistó a las multitudes. La prensa y los gurús se aficionaron a pronosticar su muerte, cuyo fallecimiento oficial se sitúa entre 2009 y 2010, aunque en Reino Unido todavía se emplean  sus avatares en los colegios y las universidades.

En el caso de Second Life no ayudó que su propio fundador Philip Rosedale menospreciara la lealtad de sus seguidores diciendo que se trataba de tipos solitarios "que buscaban compañía desesperadamente"

Sin embargo, la muerte de un mundo virtual no es solo cuestión de palabras más o menos desafortunadas de sus fundadores. No ocurre de forma repentina. Hay síntomas que avisan de que las cosas no van bien, y finalmente existen indicadores que indican la debacle definitiva. 

¿Cómo se hace la autopsia de una red social?

 La única autopsia conocida de una red social la hicieron en Suiza los investigadores del Swiss Federal Institute of Tecnology. Para ello necesitaban una red social muerta y el destino les puso en las manos a Friendster que tuvo un "colapso modélico".

Para vuestra información, queridos lectores, Friendster fue una red social anterior al universo Facebook. En su día fue el sitio donde todos querían estar, Google llegó a ofrecer en 2003 30 millones de dólares a sus creadores para comprarla. Pero ellos declinaron la oferta y tres años después Friendster sufrió un éxodo general de usuarios que acabó con un "colapso épico". Oficialmente murió en 2006 en Estados Unidos, aunque en el Sur de Asia vivió un par de años más. 

Teniendo el cadáver sobre la mesa, los investigadores se dispusieron a analizar las causas de la muerte, con la esperanza de poder prevenir la debacle en otras redes sociales.

El objetivo era averiguar por qué la gente abandona definitivamente sin mirar atrás, y qué debilita una red social. Y estas son las causas de la muerte: 

. Los continuados  problemas técnicos y de diseño que hacen la vida más difícil. Hay que mantener un delicado equilibrio entre introducir nuevas prestaciones y la comodidad del usuario. Cada vez que la gente tiene que aprender una cosa nueva en una red social se le pasa por la cabeza marcharse. Según David García, investigador del Swiss Federal Institute of Tecnology, "si los costes (tiempo y esfuerzo) asociados a estar en una red social son mayores que los beneficios se crean las condiciones para un éxodo general. 

. No es tan importante el número de usuarios de una red social sino la fortaleza del vínculo que haya entre ellos. Es decir, lo importante es cómo de tupida sea la red. Los investigadores lo llaman el núcleo de la red (K core). Si una persona se va sus amigos son más proclives a irse, y según estos investigadores, es así como se producen las cascadas de salidas de una red social. Si alguien que tiene diez amigos pierde dos se sentirá más inclinado a marcharse que alguien con 80 amigos que pierda la misma cantidad de contactos. El número de amigos por usuario es un factor protector contra las salidas en masa. 

En el caso del cadáver que nos ocupa, la red Friendster, unos meses antes del colapso, los problemas técnicos y los cambios de diseño empezaron a expulsar a los usuarios. Esa circunstancia combinada con un núcleo poco fuerte y la existencia de una nueva red social, Facebook, dispuesta a acoger a los rebotados terminó con la vida de Friendster.

Con los mimbres de esta  historia los fundadores de otras redes sociales intentan no repetir errores. Y no siempre lo consiguen. 

Ahora parece haber un éxodo de Facebook a Instagram o ¿son sólo ideas mías? Al menos un éxodo de la actividad aunque no de los usuarios. Pero todo se andará. Tampoco es irse muy lejos porque en Instagram seguimos estando en territorio Zuckerberg. 

He intentado poner en blanco y negro las cosas que me molestan de Facebook por si hay que ir preparando otra autopsia, aunque hay que reconocerle a Zuckerberg que su red tiene un K core verdaderamente fuerte.

A mi me molestan:
(y que conste que esto es una declaración personal e intransferible como el DNI)

. Los continuos cambios en los ajustes de privacidad (y cómo cambian misteriosamente las configuraciones que elijo)

. Los rumores de continuos cambios que a veces nunca llegan a suceder pero que hacen que mi muro se llene de parrafadas con vocabulario seudo jurídico que la gente corta y pega de otros muros con la esperanza de que dicha declaración de intenciones los proteja de la malignidad de Facebook. La verdad es que no creo que sirva para nada y me hace gracia la candidez de mucha gente. Por otra parte, si alguien tiene tanto miedo de lo que pueda hacer Facebook con sus datos, lo mejor es que se salga. Esto no es un secuestro. 

. Que haya dejado de ser una red social divertida para convertirse en el sitio del autobombo sistemático. No me molesta un poco de autombombo, ni siquiera un mucho, lo que me molesta es que no se compartan otras cosas y solo se aparezca por la red a darse golpes de pecho. Que esto empiece a ser aburrido es una razón para la estampida general. 

. En este mismo sentido, que Facebook se haya convertido en un sitio donde la gente cree que tiene que estar por motivos profesionales o de negocios

. La sospecha que supone que Facebook salga a bolsa y que sus fundadores tengan obligaciones con los accionistas y tengan por tanto que convertir mis datos y mis Likes en material rentable. Ya sé que es inevitable pero me inquieta. Al igual que el asunto del espionaje. No soy de las que les da igual que lo espíen porque no tienen nada que ocultar. Y no tengo nada que ocultar. 

. Que la gente publique lo mismo en Facebook, Twitter, Instagram ... estamos agotados de tanto escarceo digital. Me parece evidente. 

¿Esto le pasa a más gente o es que soy sensible y tiquismiquis?

¿Te molesta algo del mundo Facebook? ¿Eres de los que alguna vez ha estado a punto de largarse?  

 

Mujer
                                                                                            © Gloria Rodríguez

Todas las profecías eran ciertas y finalmente ha sucedido, alguno de ustedes, estimados lectores, puede haber sido espiado por orden de un gobierno extranjero. Según parece nueve grandes empresas tecnológicas han proporcionado datos de sus usuarios a la NSA (National Security Agency). Desde Facebook, hasta Apple, pasando por Google, Microsoft y Yahoo. 

También se sabe que a la mayoría de los estadounidenses no les parece tan mal. 

Llegados a este punto la confianza en las grandes empresas tecnológicas ha caído en picado. Es difícil volver a creer que estamos seguros cuando publicamos un estado (más o menos cierto) en Facebook (hay que reconocer que muchos mentimos, exageramos y fardamos por estos lares, así que la labor de espionaje tiene que ser muy buena para conseguir información fiable, digo yo).

En cualquier caso, el escándalo supone un antes y un después en nuestra relación con Facebook, con el email, y con el móvil ... Es el fin de la inocencia. Y así lo deberíamos vivir. 

Probablemente porque es más fácil renunciar a Facebook que al teléfono o al email, las tintas se han cargado contra Mark Zuckerberg (cuando su empresa es solo una de las nueve implicadas). La prueba es que las búsquedas en Google (otro implicado) sobre cómo eliminar el perfil de Facebook se han disparado en la última semana

Otros se preguntan si debemos volver a las redes sociales de toda la vida. A saber: el amigo del amigo, el vecino, el compañero de oficina ..., dejarnos de tanto mundo digital y recuperar algo llamado privacidad que Zuckerberg dio por muerto en enero de 2010 cuando dijo: "¿Qué es eso de la privacidad? La gente quiere compartirlo todo. Esa es la nueva norma social". 

También hay que decir que un año y medio más tarde de aquel alegato, el propio Zuckerberg tuvo que nombrar a la abogada Erin Egan directora de Privacidad de su invento. Y en 2012 tuvo que digerir los resultados de la encuesta de la consultora de privacidad on line Amine, que aseguraba que el 70% de los usuarios de Facebook ya no se fiaba de dejar allí su información personal.

Y todavía no sabíamos de la misa la media. 

Los adolescentes han sido los primeros en largarse porque Facebook se llenó de adultos, entre ellos sus padres. Han emigrado a Instagram (que no es irse muy lejos porque es propiedad de Facebook) o a redes más pequeñas como Snapchat. Algunos han recalado en Twitter. Ninguna de estas redes es tan promiscua como Facebook porque en ellas se suelen compartir menos datos. Por ejemplo, en Instagram, las fotos y la geolocalización, y no gustos de todos tipo, contactos, invitaciones a eventos, álbumes de fotos, etc., como suelen hacer en Facebook sus millones de usuarios.  

A la luz del escándalo,  los expertos ahora interpretan que los adolescentes se han adelantado y han encontrado por casualidad la mejor manera de protegerse de los espías sin renunciar a estar conectados. Se refieren a emigrar a redes sociales pequeñas y descentralizadas donde no se comparten todos los contenidos  en la misma plataforma.  Lo más inteligente parece ser no concentrar todo la vida social on line en un solo sitio. 

Mientras más centralizados tengamos nuestros datos será más fácil espiarlos, hackearlos, falsearlos y un largo etcétera. Cuando una sola plataforma almacena los datos de más de mil millones de usuarios es más factible que un gobierno pida permiso para acceder a ellos. 

Según escribe en la revista Slate Libby Reinish, empleado de la Fundación Free Software y miembro de la organización StopWatching.Us que está pidiendo una investigación completa del caso PRIMS al Congreso de Estados Unidos, las redes sociales descentralizadas se conectan a varios servidores, lo que protege los datos del espionaje. "Si la Agencia Nacional de Seguridad quisiera recopilar la información de los usuarios de una red descentralizada tendría que contactar con un gran número de dueños de servidores en todo el mundo, esto es más complicado que hacer una petición a una compañía o hackear un solo servidor", sostiene. 

Estas son algunas de las redes descentralizadas que tiene los datos almacenados en servidores varios:  Identi.ca (similar a Twitter), Diaspora, Friendica. Es difícil calcular el número de usuarios de estas plataformas por la misma razón por la que son difíciles de espiar: sus datos no están centralizados, pero se estima que Identi.ca tiene 1.5 millones de usuarios. 

Desde este blog no estamos animando a la salida masiva de Facebook que -dicen- está teniendo lugar en algunos sitios. Este post ha empezado señalando que Facebook es una de las nueve compañías implicadas. Hay otras ocho muy potentes, y a ver cómo renunciamos al Gtalk, a los ordenadores, al móvil o a las búsquedas en Google.

¿Alguna idea o es que tendremos que resignarnos a vivir en una continua trama de espionaje?

Los siete mitos de los niños y la tecnología

Por: | 13 de junio de 2013

Niña
                                                                                                © Gloria Rodríguez

 

A estas alturas todos creemos que los niños nacen con un pan bajo el brazo y una tableta bajo el otro. Asumimos que los nativos digitales tienen habilidades innatas para entenderse con Internet y todo tipo de gadgets.

Sin embargo, una investigación publicada en la revista Chilhood Education intenta demostrar que estamos alimentando mucha mitología alrededor de los niños y la tecnología. Las dos investigadoras, Lydia Plowman y Joanna McPake, se centraron en observar el comportamiento de niños de entre tres y cuatro años con móviles, tabletas y videoconsolas durante un año. 

Y estos son los siete mitos que describen: 

1. Los niños y la tecnología no deben mezclarse

El mundo se divide entre los padres que creen que sus hijos deben interactuar cuanto antes con la tecnología porque así serán más listos y guapos, y los que protegen a su prole de Internet y los gadgets para no estropear su mundo de fantasía e inocencia. Lo que encontraron las investigadoras es que la postura de los padres influía poco en las preferencias de los niños. En general, todos los adultos consideraban que debían procurar un balance entre los juegos tradicionales y los electrónicos pero, independientemente de eso, los chicos mantenían sus prácticas. También corroboraron que no había diferencias en las habilidades sociales, la salud o el aprendizaje de los niños que pasaban mucho tiempo con sus juegos electrónicos y los que llevaban una vida, digamos, más analógica.

2. Todos los niños son "nativos digitales"

Hay una creencia de que existe un vínculo natural entre los niños pequeños y la tecnología. Hemos escuchado muchas veces decir que un niño de tres o cuatro años (un nativo digital) sabe usar un teléfono o una tableta mejor que sus padres (inmigrantes digitales). Según esta investigación, los nativos digitales no están tan cómodos como creemo usando estos gadgets, menos aún un ordenador. Y lo que hacen los niños es imitar a los mayores, poco hay de esa intuición digital que todos insistimos en ver. Y, dicho sea de paso, es el método por el que han aprendido siempre los niños. Lo que dice la investigación es que entre los tres y cuatro años muchos niños no son "nativos digitales" (según la definición de Marc Prensky (2001) aquellos que han crecido con la tecnología y se sienten cómodos con ella). Cuando preguntaban a los niños, muchos decían que usar un ordenador era "difícil" y se sentían "sobrepasados". La teoría de las investigadoras es que los ordenadores han sido creados con lenguaje adulto y que hasta que los niños aprenden a leer no entienden muy bien cómo funcionan. La llegada de las tabletas ha mejorado bastante esta relación, aún así al parecer los niños de entre tres y cuatro años no comprenden las convenciones del diseño de las interfaces de Internet, ni siquiera en el caso de los juegos. Todo lo que hacen es el resultado de imitar a los adultos que tienen a su alrededor y que quieren creer que los niños saben más que ellos. 

3. La tecnología entorpece las relaciones sociales

Muchos adultos creen que el exceso de tecnología aísla  a los niños y no los ayuda a creer habilidades sociales. La experiencia de esta investigación dice que los pequeños (entre tres y cuatro años) lo mezclan todo. Tienen la televisión encendida todo el día pero la ignoran si hay otra cosa que les interesa más. Les gusta ver series o dibujos repetidamente, pero luego quieren jugar (en modo analógico) con los muñecos de la serie, a los que visten y dan roles al estilo clásico. Interactúan y preguntan a los adultos sobre cosas que han visto en las tabletas o en  los juegos. Lo que no parece conveniente es que pasen mucho tiempo solos, con tecnología o sin ella.

4. La tecnología domina la vida de los niños  

No juegan en la calle, no practican ejercicio físico, engordan ... y todo es culpa de Internet. Pues esta investigación sugiere que la tecnología no tienen una influencia tan fuerte en el estilo de vida de los niños. Al menos, cuando se les pedía a los padres que describieran las actividades de sus hijos durante tres fines de semanas consecutivos apenas se mencionaba Internet. También es cierto que muchos estaban de acuerdo en que la vida de muchos niños estaba dominada por lo digital. Pero siempre era la de otros, no la de sus hijos. Las investigadoras reconocen que en este asunto puede haber un sesgo importante. Ya sabéis, mis hijos siempre son mejores que los otros, y yo soy el mejor padre o madre del mundo. Los niños del estudio empleaban Internet para ver programas de la tele, compartir vídeos en YouTube o hablar con la familia vía Skype. 

5. Jugar=Aprender

No está tan claro que los niños siempre aprendan a través de la tecnología. Ni todo lo contrario. 

6. Si el juego es interactivo es educativo

Aunque muchos juguetes interactivos aseguran mejorar la capacidad de concentración o aprendizaje, muchas veces estas promesas son solo eso, promesas. Según esta investigación, el uso de las tabletas puede entrenar a los niños en el uso de una pantalla táctil o en la comprensión de la interacción con otros a través de la red, pero no garantiza un aprendizaje rápido o más sofisticado que los medios convencionales. "La interacción tecnológica es más escasa que la humana, y hasta el momento ninguna tecnología es suficientemente inteligente para adaptarse a alguien que está aprendiendo a leer del modo en que lo haría un maestro", dicen las conclusiones.

7. Los niños necesitan dominar la tecnología para sus vidas futuras

Muchos padres creen que tienen que exponer cuanto antes a sus hijos a las nuevas tecnologías para asegurarles una buena vida y no crearles una desventaja respecto a otros niños. Otros piensan que este esfuerzo no vale la pena porque la tecnología cambia cada día, y lo que aprendan ahora ni siquiera existirá cuando empiecen a ir al colegio. Una visión que comparten las autoras del estudio que creen que no hay que preocuparse tanto porque es imposible saber qué necesitarán, en términos de tecnología, los bebés de hoy cuando pisen por primera vez la escuela. 

¿Algún otro mito que desmontar? 

Si alguien quiere leer todo el trabajo, aquí lo dejo.

Tuitear sin leer: Nuevo deporte olímpico

Por: | 10 de junio de 2013

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                                                                                             The Big Bang Theory

Nadie que escriba un blog en junio de 2013 aspira a que el lector -que ahora se llama usuario porque Internet se usa, no se lee-, llegue hasta la última línea

. Yo tampoco. De hecho es posible que a estas alturas (tercera línea) muchos ya hayan abandonado o estén a punto de hacerlo.

La mayoría solo se desplazará su cursor hasta la mitad de este post.

 

Según los cálculos de Chartbeat, una compañía que se dedica a observar el comportamiento de los lectores on line en tiempo real, por cada 161 personas que entran en una página, alrededor de 60 (un 38%) se larga sin leer una línea del primer párrafo.

 

 

En el segundo párrafo quedarán unos 100, de ellos cinco no llegarán al tercero. Y muchos de los que lo hagan dejarán de leer para irse a tuitear un artículo que aún no saben cómo termina. En el cuarto párrafo alguno de los que resista se irá a la sesión Comentarios a señalar que echa en falta que el autor no haya comentado un asunto que se trata en el párrafo siguiente, pero él no ha tenido paciencia para llegar allá. 

 

Todo esto que era una intuición, fruto, entre otras cosas, de mi propio comportamiento, se ha confirmado con las teorías de Jakob Nielsen, un experto en usabilidad (Web usability) que es quien afirma que los usuarios son egoístas (selfish), vagos (lazy) y despiadados (ruthless).  Aquí lo tienen por si alguien le quiere poner cara. 

 

Jakob.nielsen

Según Nielsen, la mayoría de ustedes entrarán, pongamos por caso a este blog, sin la más mínima intención de leer, así que escanearán de arriba a abajo y si no encuentran lo que buscan se largarán. ¡Anda que no hay cosas que hacer en Internet! Es la ley de la selva. No hay segundas oportunidades. El proceso no durará más de dos minutos.

"Se mueven por Internet como aves de rapiña, olisquean -sólo devoran hechos-, y si no avistan comida siguen la ronda. Son Informavores, organismos que consumen información, siempre que no sea aburrida y no sea presentada en párrafos de más de seis líneas". Los estudios de Eye-Tracking demuestran que los lectores tienen la peligrosa tendencia de pasar por encima de los grandes bloques de texto. (Voy por cinco líneas, así que pongo punto y aparte).  

La revista Slate habla en el artículo You won't finish this article (Usted no terminará este artículo) con Josh Schwartz, analista de tráfico y datos on line para ChartBeat, y este experto confirma la peor de las previsiones. A saber: "A la gente le cuesta cada vez más concentrarse, y mientras más palabras escriba perderá lectores a un ritmo más rápido".

La proporción es esta: Por cada 100 lectores que se van 50 se quedan. La mayoría deslizará el cursor solo hasta la mitad del artículo y no dará más oportunidades. Uno se lo juega todo en el titular y en la foto. Los únicos artículos que merecen ser vistos por encima de arriba a abajo son aquellos en los que hay fotos y vídeos.

Vean en este gráfico el comportamiento de los lectores en tiempo real.

Chartbeat

Otra intuición que muchos teníamos, y que han demostrado los gráficos de Chartbeat es la compulsión por recomendar artículos en Twitter que no hemos leído. Estos analistas estudiaron la relación entre el número de tuits que conseguía un post y las personas que había llegado con el cursor a sus líneas finales, y llegaron a la conclusión de que nada es lo que parece: Un artículo que ha sido tuiteado muchas veces no tiene por qué haber sido el más (y sobre todo) el mejor leído. Ni un artículo al que muchos lectores le hayan dedicado tiempo y concentración tiene que ser el de más éxito en Twitter. ¿Un caso clásico de postureo? 

Este es el fenómeno representado en un gráfico 

Chartbeat2

Uno de los pilares de la teoría de Jakob Nielsen es que los lectores/usuarios no son los que tienen que cambiar. ¿Por qué deberían querer hacerlo? El problema es de los que escriben en Internet. Según este experto la fórmula para atrapar a la gente es sencilla. Vean:

  • Hacer listas y usar estos puntitos indiscriminadamente
  • Emplear abundancia de negritas y subtítulos para ayudarles con la dispersión
  • Hacer oraciones cortas
  • Plantear una idea por párrafo
  • Prescindir de los juegos de palabras
  • Minimizar las reflexiones profundas sobre cualquier tema porque producen oraciones larguísimas y complicadas como ésta
  • Emplear la mitad de las palabras que se usarían en la escritura convencional

Finalmente cruzar los dedos y confiar en que los milagros existen.

PD. Luego no se quejen los queridos lectores de la profusión de listas en Internet sobre lo humano y lo divino. 

Whatsapp, el bestiario

Por: | 04 de junio de 2013

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                                                                            The Royal Bestiary (British Library)

 

Un bestiario (o bestiarum vocabulum) es un compendio de bestias. Se hicieron muy populares durante la Edad Media en forma de volúmenes ilustrados que describían animales, plantas ó motivos orgánicos de la naturaleza.

(Definición de Wikipedia)

 Pasen y vean las bestias que pululan por Whatsapp

 

 La bestia ausente

Estamos ante un animal que no tiene Whatsapp ni teléfono con Internet. Vive orgulloso de ello y exhibe su móvil Nokia de 1999 como un trofeo.  Es el único que todavía se comunica por SMS  con el resto del grupo. Vive en su torre de marfil y desde las alturas mira al resto de mortales conectados como a seres débiles y dependientes.

Se le reconoce porque es ese que ante una duda como el nombre de un cantante o el año exacto de algún célebre partido de fútbol, suele pedir al propietario del smartphone más cercano que busque en Google cuánto antes.

 El cisne

Esta especie tiene Whatsapp, y lo que haya que tener para satisfacer su obsesión: hablar de sí mismo, como mucho, de él y de su prole. Lo hace de un modo intermitente y tiene la capacidad de desviar una conversación de cualquier naturaleza para conseguir sacar su tema. Vive en un interminable debate consigo mismo y necesita difuminar su voz.

Se le reconoce porque no escucha a nadie y escribe largas parrafadas sin signos de puntuación.  En algún momento tendrá la debilidad de preguntar la opinión del otro, pero no hay nada que temer, antes de que se la hayan dado ya habrá empezado una nueva cháchara sobre sus cosas.

 El ave de rapiña

Especialmente aficionada a los grupos de Whatsapp. Entra y sale de ellos con gracia y soltura. Su especialidad es crear subgrupos marginando a alguno de los miembros del grupo original. El nuevo grupo estará dedicado a poner a parir al excluido les guste o no a los que han sido agregados en contra de su voluntad. Es una especie social que se mueve en manada pero siempre necesita una especie más débil sobre la que erigir su popularidad.

Es tan simpática que es difícil de distinguir, pero tenga en cuenta quién abre siempre los grupos alternativos en Whatsapp.

 Business Animal

Tiene una relación difícil con el Whatsapp. Le parece un gran invento que ha revolucionado la comunicación … ¿pero es suficientemente formal para tratar asuntos de trabajo? El Business Animal es un maestro en el arte de cuidar sus espaldas. Es un experto en poner al organigrama completo de una empresa en copia en los emails (respetando debidamente el orden jerárquico, por supuesto) y no controla el protocolo empresarial en Whatsapp. De hecho, no puede creer que no exista protocolo empresarial. A pesar de sus dudas suele hacer comentarios de trabajo por Whatsapp, compartir información, dar subrepticiamente alguna orden. Lo hace en determinados horarios o días en los que sospecha que la mejor manera de encontrar a la gente es Whatsapp.

Se le reconoce porque cuando vienen mal dadas dirá que nunca utiliza el Whatsapp para hablar de trabajo. Si insistes, te pedirá que le muestres el email que atestigua que él dio algún tipo de instrucción, porque a él le gusta que siempre quede constancia de todo por escrito. Y lo de Whatsapp no es vinculante.  Lo que se habla en Whatsapp se queda en Whatsapp.

 La bestia feliz

Su foto de perfil no le hace justicia (en realidad lo mejora ostensiblemente porque fue tomada hace una década). En su estado asegura que está haciendo algo que nunca ha hecho. A saber: “Leyendo El hombre sin atributos”.  Su cerebro poco evolucionado solo le permite ver la realidad desde la óptica que le es más favorable. Es un animal feliz, poco enterado y optimista. No hay que intentar que pise el suelo.

No se le reconoce, obviamente, por su foto perfil.

 La bestia ubicua

Siempre está conectado y cree que todo el mundo también lo está, o al menos debería estarlo. Se enfada cuando no le contestan en un tiempo prudencial, que para él está en torno a los cinco minutos. Confía en la tecnología sobre todas las cosas y no ve motivos para no estar siempre disponible. Es un animal ansioso y exigente.

Se le reconoce porque es el primero en contestar los mensajes y podría decir de memoria a qué hora se conectaron por última vez al menos diez de los contactos de su Whatsapp.

Alimañas.

Son animales pequeños que aman una de las grandes prestaciones de Whatsapp, y de Internet en general: solucionar conflictos sin dar la cara, o directamente dejarlos morir  sin responder mensajes ni dar señal alguna de vida. La tecla DELETE es su piedra filosofal, y creen firmemente que no hay conflicto que no pueda ser solucionado a través de esta app. No entienden esa manía de la gente de quedar para hablar. Son lo que rompen relaciones por Whatsapp (antes hubo especies que lo hicieron por email y por teléfono), pero este sistema es mucho más expedito. A veces escogen el silencio y otras dicen por esta vía lo que nunca dirían a la cara antes de desaparecer para siempre. Son monos pero muerden.

 El cíclope.

El emoticono que guiña un ojo es su comodín. Siempre que intentan ser moderadamente sinceros ponen un guiño para que nadie se les vaya a enfadar. Cuando sugieren un plan arriesgado o hacen un comentario que podría sentar mal a terceras o cuartas generaciones de los implicados, también tiran del guiño. Son artistas de la diplomacia. No tienen enemigos, no se enfadan con nadie. Pueden danzar con Dios y el Diablo gracias al emoticono del guiño.  Su único ojo les advierte de que siempre hay que dejar una puerta abierta porque el mundo da muchas vueltas y nunca se sabe dónde uno puede ir a parar.

Se le reconoce por la profusión de guiños, prácticamente detrás de cada frase.

 Animal vintage

Es la especie que aún sigue preocupada por el significado del doble check. Es una preocupación atávica. No sabe que lo que se lleva ahora es ocultar la hora de la última conexión, crear misterio y convertirse en un objeto de deseo.

En condiciones normales, y no literarias, los rasgos de estas especies se mezclan. Es frecuente pasar por temporadas de Bestia Ubicua, y luego evolucionar al estado de Bestia feliz, o viceversa. También puede usted haber transitado por todas esas bestias en algún momento de su historia en Whatsapp. Para ser una de las bestias aquí descritas hay que mantener cierta coherencia y consistencia en los perfiles. No vale saltar de una especie a otra.

 Este Bestiario queda abierto a la inclusión de nuevos ejemplares.

 ¡Buen Martes!

El País

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