Antigurú

Sobre el blog

Agotada de la alta concentración por metro cuadrado de gurús de las redes sociales, en este sitio se levanta un muro de contención: Todos somos torpes y primerizos en la jungla digital. No hay expertos. Eso, al menos, es lo que enseñan en la Universidad de Stanford, donde se ha inventado casi todo y nadie se proclama gurú de nada. Este es, pues, un lugar para reírse de los tropezones en Internet. El viernes abrimos consultorio. Pregunte sin piedad, porque más temprano que tarde todos tendremos nuestro minuto de miseria digital.

Sobre la autora

Karelia Vázquez

es periodista. Escribe en El País Semanal desde 2002, y en Marie Claire, desde 2005. Es la primera española que obtiene una beca J. S. Knight en la Universidad de Stanford (California), que le permitió, entre otras cosas, vivir una temporada en Palo Alto, el Dorado de las nuevas tecnologías, comprar en el mismo supermercado que Mark Zuckerberg y compartir plaza de garaje con los chicos de Facebook. También ir a clases de Clifford Nass, Clay Shirky, Evgeny Morozov y otros -esta vez sí- gurús de la era digital. Es autora del blog “Vivo entre Google y Facebook”, porque así era literalmente. Ha sido cobaya de variados experimentos extremos en Internet, y este blog no pretende ser ni más ni menos, que eso: Un sitio para radicales.

Eskup

Archivo

mayo 2014

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
      1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30 31  

Usted no es el único que le grita al GPS

Por: | 28 de julio de 2013

Gps

Casi todo el mundo le ha pegado un grito al GPS. Casi todo el mundo le ha pedido disculpas inmediatamente, reconociendo de un modo más o menos implícito la dependencia real y psicológica a ese dispositivo.  
Mucha gente llama a su GPS por su nombre, casi siempre un nombre de mujer que tiene voz femenina, lo que según algunos investigadores disparan la probabilidad de bronca. A pesar de ello, en casi todos los países los GPS funcionan con voz de mujer, a pesar de que existe la opción de seleccionar una voz masculina para que te guíe por los caminos del mundo.
Es curioso que casi todos los gadgets tengan voz femenina. Y ya podéis imaginar que semejante decisión tiene poco de azaroso. Que para eso existen los estudios de mercado.

El profesor Clifford Nass del programa de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad de Stanford y un habitual de este blog investiga las manías que desarrollamos los humanos cuando nos relacionamos con la tecnología. Cada mañana en su clase repleta hasta la bandera se lleva las manos a la cabeza, y casi gritando se pregunta: “¿Por qué tomarnos tantas molestias para relacionarnos con una máquina? ¿Importa tanto que sea hombre o mujer?”

Diez años de investigaciones le han servido para entenderlo. “Al parecer, nuestro cerebro está más a gusto con la voz de una mujer, y es mucho más fácil encontrar una voz femenina que sea del agrado de todos”, explica. 

Algunas investigaciones biológicas sugieren que esta preferencia se origina en el útero materno. Y los estudios de mercado indican que la gente se siente menos intimidada por una voz de mujer, lo que explicaría que casi todos los GPS y otros sistemas de navegación tengan, desde la II Guerra Mundial, voz femenina. Alemania es una excepción en esta regla.

Según cuenta el profesor Nass en su libro The Man who lied to his laptop. What machines teach us about Human Relationships (Current Hardcover, 2010)(El hombre que engañó a su Laptop. Lo que nos enseñan las máquinas acerca de las relaciones humanas), en ese país BMW tuvo que poner voz masculina a los GPS de todas sus series de coches después de recibir cientos de quejas de clientes que se rehusaban a seguir órdenes dadas por mujeres.

Por lo visto se percibe como más probable discutir con una mujer (pero también reconciliarse). El propio Nass comprobó en sus investigaciones que todos, hombres y mujeres, éramos más proclives a pelearnos con el GPS, a contradecirlo y a hacer las paces, si éste nos hablaba con voz femenina. 

Aunque Apple nunca ha dado explicaciones de por qué su asistente Siri tiene voz masculina en Reino Unido y femenina en el resto del mundo, otros expertos sí se ha aventurado a teorizar sobre ello. Stephen Ebbett, un asegurador de gadgets para Protecyourbubble.com ha dicho: “Apple ha decidido que los británicos confiarían más en una voz masculina autoritaria y que los americanos serían más receptivos a una voz de mujer”. Por su parte, Clifford Nass piensa que la gente responde mejor al “género robótico” de la misma manera que lo hace con el género humano, cuando las voces son “inteligentes y creíbles”.

Lo que realmente sorprende a los investigadores es el hecho de que por más tecnología que pongamos en nuestra vida, seguimos relacionándonos con ella del modo que solemos hacerlo con los humanos. “Nuestro cerebro no sabe hacerlo de otro modo, es consciente de que interactúa con una máquina pero mientras ésta tenga al menos una función similar a la de un humano (voz, memoria, inteligencia, incluso personalidad) sigue aplicando normas sociales", dice Nass.  

Además, según los expertos, no importa la edad, la clase social, ser nativo digital, o un usuario avanzado, todos automáticamente respondemos a las máquinas en clave social, a no ser que dediquemos un enorme esfuerzo a pensar en no hacerlo.

“Este comportamiento es difícil de mantener en el tiempo, en cuanto estemos un poco cansados o nos concentremos en otra cosa volveremos a las andadas. Es decir, a la respuesta automática que es aceptar como real lo que se parece a la realidad”, afirma Nass. Su explicación es que la tecnología ha ido mucho más rápido que nosotros. “Nuestro cerebro evolucionó en un entorno donde los únicos que exhibían complejos comportamientos sociales eran los humanos, y en un mundo donde todos los objetos percibidos eran objetos físicos que existían en la realidad. No estamos preparados para otra cosa. Nuestra respuesta automática es que todo lo que parece real, efectivamente, lo es”.

No somos más que viejos cerebros lidiando con nuevas tecnologías. Piense en ello la próxima vez que le pegue un grito al GPS

Ese post tiene más mirones de lo que puedas imaginar

Por: | 24 de julio de 2013

Audience

Vivimos en la inopia. Pensamos que controlamos y que solo contamos nuestra vida a un grupo acotado de personas, un círculo íntimo de nuestra total confianza. Somos felices con nuestra ilusión de control aunque tengamos una lista de 600 amigos en Facebook, de los cuales 550 son casi extraños. 

No queremos complicarnos, ni ser discretos ni hacer feng shui en nuestras redes sociales y escogemos creer lo que más nos conviene, que lo que publicamos solo lo ve un reducido número de personas. Es nuestra enésima mentira piadosa. 

Y así lo ha corroborado un estudio realizado por la Universidad de Stanford y el equipo de Base de datos de Facebook, publicado con el título Quantifying the Invisible Audience in Social Networks cuya versión en PDF está disponible aquí.

 La investigación echa por tierra nuestra ilusión de control y sostiene que "los usuarios (se refieren a los de Facebook pues estudiaron 220.000 cuentas) subestiman la audiencia real que tienen sus post. Concretamente creen que sus publicaciones han sido vistas por un 35% menos de personas. Esos usuarios son la audiencia invisible.

Por supuesto, tu público máximo es el número total de tu red de amigos, pero de ella casi hemos olvidado a la mitad, y a otra buena parte no la vemos por el muro por obra y gracia de los diseñadores de Facebook. Este estudio dice que nuestra percepción de la audiencia está muy influenciada por la gente con la que hemos intercambiado recientemente en el muro y por los comentarios y likes que conseguimos con cada comentario.

Pero aunque cueste creerlo, la mayoría de la gente lee y consume información sin poner un Me gusta ni dar la más mínima señal de vida. Eso asegura el autor principal de este estudio, el profesor de la Universidad de Stanford Michael S. Bernstein que tuvo acceso a los datos de Facebook.

Sin feedback estamos desorientados y creemos que nos escuchan solo aquellos que nos envían alguna vibración. Pero no, tenemos un club de mirones invisibles. Se nos olvida pero cada uno de nosotros lleva un voyeur dentro y entra a muros donde mira, lee y nunca comenta. Y esa es una de las más valiosas prestaciones de cualquier red social: dejarnos ser espías sin correr riesgos

Otra verdad interesante que destapa este estudio es que la audiencia de cada uno de tus post crece con tu número de amigos hasta que la red llega al amigo número 200. A partir de ahí empieza la multitud y se empieza a prestar menos atención. Los usuarios con muchos seguidores (más de 200) consiguen menos lectores por cada post.

Según las conclusiones de estos expertos, los usuarios con muchos amigos suelen tener en su círculo a otros usuarios que también tienen una red abundante y que no prestan demasiada atención. "En un sistema con la atención limitada los usuarios altamente conectados pueden tener menos oportunidades de ver el contenido que publican sus amigos", escriben los autores. 

Lo que queda bastante claro en el estudio es que si Facebook quisiera no estaríamos tan desorientados con el alcance de nuestros comentarios. Hay alguna intención de que sigamos en la inopia.

Creen los investigadores que Facebook, cuyo objetivo vital es mantener la mayor cantidad de gente posible en su cortijo, no quiere darnos disgustos y cree que es mejor para la autoestima del usuario pensar que nadie ha leído tus post  que comprobar que sí lo han leído pero no tienen nada que comentar y tampoco un like que dejar. "Es mejor subestimar a tus lectores y sobreestimar la probabilidad de que tus publicaciones gusten a tu audiencia". 

Otra lectura que hacen los expertos para explicar por qué Facebook nos dosifica la información es que muchos usuarios están más a gusto si creen que hablan con una audiencia más pequeña y controlada

Sin embargo, este estudio cree que nos vendría mejor tener una idea más acertada del impacto de nuestros posts, y de la gente que nos lee aunque no se manifieste ni a favor ni en contra. Por ello sugieren a Facebook que nos dé algo más de la información que sobre nosotros guarda. 

Algo así como: "400 personas han leído este post en el último mes".

A pesar de los dos Me gusta o de la clamorosa ausencia de comentarios. Ya nos tocará a cada uno de nosotros encajar la dura realidad.  

Pd. Esta información ya aparece en algunos grupos más o menos exclusivos.

Gente tóxica que se mueve por Internet con gracia y soltura

Por: | 22 de julio de 2013


  HombreDurmiente

                                                                                                        © Gloria Rodríguez

Según la web mobiledia.com estos son los arquetipos tóxicos que te puedes encontrar en Facebook. En este blog decimos que los hay en todo Internet, no solo en Facebook, y hacemos una versión corregida y aumentada para el mercado español.  


El fanfarrón

Su vida es excitante, divertida, perfecta. Su novia (o) es guapo (a) y bebe los vientos por él o ella. En su cumpleaños le hacen una fiesta sorpresa y sus amigos le compran regalos originales y personalísimos. Todo acaba publicado en los diversos perfiles de sus redes sociales. De las fotos de sus viajes solo puedes deducir que hay gente que tiene mucha suerte (y mucho dinero) en la vida y que tú eres un desgraciado. De las fotos de sus cenas en restaurantes caros, que eres un loser (modo cool de decirse a uno mismo perdedor y pringao).

Es un amante de los deportes de riesgo -lo sabes por los post de sus viajes en helicóptero o en globo, y también por las maravillosas vistas que ha publicado de su reciente vuelo en parapente-, pero además practica actividad física al aire libre, todo lo que implique vida sana y la exhibición de complementos de moda. Está tonificado y tatuado. Consume suplementos vitamínicos, ha eliminado el azúcar de su vida e incorporado a su dieta la quinoa y la espelta. Es condescendiente, permite que en su red de amigos haya gente como tú, pero sabes que eres una excepción, la norma es que este sujeto se codee con gente solvente social y económicamente. Toda su vida te hace replantearte la tuya una y otra vez. Y eso no es sano. 

El guía espiritual

Su misión en la vida es traer a la tuya el pensamiento positivo y un sinfín de citas inspiradoras copiadas de múltiples fuentes (citadas o no) que van desde Paulho Coello hasta Alejandro Jodorowski pasando por el poeta hindú Rabindranath Tagore. A saber: "Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él". "Si de noche lloras por el Sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas". "No recuerdes lo que das, no olvides lo que has recibido".

Y así cada mañana, a veces varias veces al día. Sus intenciones son buenas pero tú funcionas en la vida real y la verdad sea dicha, uno no siempre está para digerir tanta sabiduría. Tanto atardecer y tanta playa serena en sus fotos pueden provocar reacciones violentas. Si algún día sacas esas emociones en forma de exabrupto recibirás más dosis de espiritualidad y puestas de sol y te convertirás en el blanco perfecto de su misión evangelizadora. Al final te sentirás un ser poco evolucionado que no ha sido capaz de afrontar su vida y crecer como individuo. Tampoco es sano. Es posible tolerar un guía espiritual en tu vida, pero solo uno. 

 El quejica

Día tras día su muro y sus tuits son una letanía de quejas. El mundo no lo entiende, sus amigos tampoco, la sociedad, mucho menos. Si trabaja no le pagan. Si sale a cenar, lo intentan timar. Si tenía un buen compañero de trabajo, éste ya lo ha traicionado, y él lo veía venir. Si viaja, le pierden las maletas. Un drama.

Busca atención y tu lástima por encima de todas las cosas. Las redes sociales son su refugio porque en la vida real la gente ya se ha hartado de él. Si te apetece, puedes darle todo lo que pide pero eso solo aumentará el espectro de sus quejas. Pase lo que pase toda la humanidad está en su contra, así que no está en tus manos ayudarlo. Además, este personaje está encantado de lagrimear cada día en el escenario digital, y no debes privarlo de su mayor placer. Algunos quejicas en el fondo pertenecen a la especie de los fanfarrones. Os sonará esto: "¡Qué pereza! Acabo de llegar de Berlín y ya tengo que hacer la maleta para Nueva York". 

El críptico

Su vocación es la intriga. Dejar las frases a medias: "Si pudiera lo contaría ...". “Algún día me entenderéis …”. La ambigüedad es su territorio, y atrapa la atención simulando que sabe mucho más de lo que dice. A veces deja post crípticos, totalmente vagos pero con algún detalle específico que disparan la curiosidad de la audiencia. Si preguntas estás muerto: has liberado a la bestia. La parábola críptica irá in crescendo y nunca sacarás nada en limpio. Ignóralo. Lo más probable es que su comentario se refiera a un suceso mucho más vulgar de lo que él te intenta hacer creer. Su pecado: hacerse el interesante y que los demás, por contraste, crean que tienen una vida aburrida. 

El profesional

Su muro se ha hecho para el autobombo. Las redes sociales le parecen peligrosas y solo merecen ser usadas como un escaparate de su éxito profesional. De este "amigo" solo recibirás invitaciones para ir a eventos profesionales o pseudoprofesionales. Sus publicaciones girarán en torno a sus éxitos laborales, sus premios y sus menciones en la prensa. Su vida es un networking continuo. Un no parar. Tiene a sus jefes reales o potenciales agregados a Facebook o siguiéndole en Twitter y su perfil se parece demasiado a un curriculum vitae. No perderás mucho si dejas de seguirlo en todas las redes sociales, excepto en Linkedin. Siempre va a contar lo mismo. 

El activista

Está comprometido. En general. A favor de la protección de los animales, en contra de los transgénicos, por la eliminación del plástico de nuestras vidas, por la erradicación de la clase política y un largo etcétera. Ama las teorías de la conspiración, y en su muro podrás encontrar los argumentos más retorcidos e improbables para explicar la realidad. A veces es vegano o vegetariano. Toda la humanidad, excepto él, le parecemos una manada de ovejas disciplinadas. Él, en cambio, encarna la contracultura. Está de vuelta de todo.

Te bombardeará con peticiones de firmas y con demandas varias. Es un individuo activo que no se deja aplastar por el sistema, no como tú que eres una víctima de la sociedad de consumo. Facebook es una empresa capitalista, por supuesto, pero para él es una herramienta para amplificar las causas justas. El fin justifica los medios. Es tan versátil que a veces estarás de acuerdo con él y otras lo odiarás profundamente. Una recomendación: En ningún caso discutas con un activista. Serás aplastado por su intensidad y tratado como una piltrafa con el cerebro lavado por los medios de comunicación. 

La socialité

Su objetivo en la vida es ver y ser visto (sobre todo lo segundo). Está donde hay que estar. Su nombre aparece en todas las listas "in" de la ciudad. Sus fotos hablan por sí solas. Inauguraciones, fiestas, photocalls, restaurantes de moda, conciertos ...

Es el primero en llegar a todos los sitios y así te lo hace saber en tiempo real. Su timeline es una sucesión continua de checkins de los sitios a los que todos querríamos ir, su Instagram parece a veces una revista del corazón, otras El Conde Nast Traveler y algunas, una revista de decoración. La dosis de postureo es máxima a tus ojos, pero es solo la justa para mantenerse en el epicentro. Hay que entenderlo, su vida maravillosa se quedaría en nada si no pudiera compartirla en las redes sociales. Controla la envidia e intenta que te invite a alguno de sus maravillosos planes aunque sea una vez. 

Los padres amantísimos

Ella o él son padres  a tiempo completo, y están dispuestos a compartir con el resto de los mortales todas las alegrías y tristezas de su paternidad. Desde el primer diente hasta la última caca, pasando por la visita al pediatra y la última mala noche. Todo lo podrás “disfrutar” en tiempo real. Si algún día intentas sacar otra conversación, te sorprenderá su habilidad para darle la vuelta a todo y caer otra vez en su monotema. Si tienes algún amigo que encaje en este perfil, tu timeline se llenará de fotos de niños y comentarios dando detalles muy precisos de la conducta infantil, también verás sus conciertos en el cole, sus dibujos, sus días de piscina y sus pañales usados.

Cuando se unen varios padres amantísimos en el mismo hilo se generan largas controversias que pueden durar días. No es que sean tóxicos per se, pero si el tema no te interesa demasiado, o entras a Facebook para cambiar de aires porque tu también tienes un hijo pero eres algo más que padre o madre en la vida, este personaje puede acabar con tu paciencia. En casos graves de alergia o intolerancia severa a los padres amantísimos, siempre quedará la opción de bloquear al usuario para dejar de ver sus post sin tener que hacer un radical unfriend. Recuerda que los niños crecerán y con un poco de suerte sus padres volverán a ser personas normales.

Pd. Es más que probable que todos hayamos protagonizado momentos tóxicos en nuestra atribulada vida digital. Este post se refiere a los que sistemáticamente encarnan alguno de estos perfiles. Como dicen las dedicatorias de algunos libros: Ellos saben quienes son. 

Si te quedas sin argumentos, ataca por la ortografía

Por: | 15 de julio de 2013

Lavidafasil

Una regla no escrita de la comunicación digital manda a atacar al contrario por sus faltas de ortografía, una vez que hayamos agotado todos los argumentos y la discusión no se haya zanjado a nuestro favor. Todos sabemos que en los ordenadores y teléfonos la ortografía se relaja. En algunos casos se destroza. 

Es probable que los SMS que intercambiaban Luis Bárcenas y Mariano Rajoy no alcancen a demostrar la trama de financiación ilegal de un partido político, pero al menos han dejado a la luz otra verdad: se llegar a presidente de Gobierno poniendo cuatro puntos suspensivos en lugar de tres. Por no hablar de la insistente manía de colocar un espacio delante de las comas y los puntos.

La ausencia de tildes clama al cielo, y prefiero pensar que el presidente se lía con el teclado del móvil, no sabe cómo se ponen las tildes, y ha escogido la opción filosófica y vital de eliminar las tildes de su epistolario

Antes de que llegara Whatsapp y otras plataformas de mensajes instantáneos, éramos muy hábiles con los SMS, y hasta creamos un código de abreviaturas para comunicarnos. Un poco antes, en la prehistoria de la telefonía móvil estos mensajes eran mucho más caros. Algunas compañías cobraban por palabras.

En aquella época nos pensábamos mejor lo que escribíamos, hacíamos verdadera economía de ideas y palabras y éramos mucho más sobrios: no derrochábamos, como hacemos ahora, las muestras de afecto. Si alguien lo hubiera estudiado -aunque no creo que sea el caso- podría probar que las demostraciones exaltadas de amor y amistad a través del móvil crecieron exponencialmente según se reducía o, mejor, se hacían totalmente gratuitas las plataformas de mensajería instantánea. 

Yo esperaba que los altos cargos del gobierno usaran Whatsapp. Al menos que no siguieran facturando a las compañías de teléfono cientos de SMS, cuando eso ya es historia. ¿Quién manda SMS? ¿Se puede estar más desfasado? Pero lo que me ha dejado sin palabras es que se diriman cuestiones sensibles, casi de estado, en modo Ola ke ase (o casi). 

Según decía el empresario británico Charles Ducombe, un negocio on line puede perder hasta el 50% de sus ingresos por los errores ortográficos de su web. Según su teoría, buena parte de la comunicación on line es escrita, y las faltas de ortografía dañan la credibilidad de un sitio. Intuimos que también la de una persona. 

No lo digo yo, una encuesta realizada por la compañía Jobvite y citada por la revista TIME asegura que cada vez más las empresas buscan candidatos para puestos de trabajo a través de las redes sociales. El modus operandi consiste en seguir una temporada la vida del potencial empleado en Linkedin, Facebook y Twitter. Según la encuesta, los empleadores califican peor a una persona que escriba con faltas de ortografía que a una que "haga continuas referencias al alcohol"

No crean que soy una talibán de la RAE. Tolero cierta cantidad de errores ortográficos y estoy convencida de que el autocorrector del teléfono lo carga el diablo. Aunque pienso que es una cuestión cualitativa y hay errores que no se pueden perdonar. 

Por ejemplo: 

 

Tuitortografia

Desde aquí no se pretende hacer leña del árbol caído, pues los problemas fundamentales del presidente de Gobierno son con los signos de puntuación y las tildes (este último siendo generosa se puede achacar a la torpeza con el teclado). Concedido.

Hoy me salto la sana práctica de no ejercer de consejera. Desde aquí recomiendo a cualquier presidente de gobierno del mundo que elimine de sus hábitos la comunicación por SMS. En caso de que insista -que suele ser testaruda la gente con poder- en seguir dejando huellas escritas de sus filias y fobias, le recomendaría encarecidamente el cambio a Whatsapp o Line, que sirven para lo mismo, le ahorrarían a las arcas públicas algunos euros y, encima, dispondrían de mayor diversidad de emoticonos. Ideales para las respuestas evasivas. 

Pedimos que alguien le haga saber que lo que se escribe en un teléfono y se envía a otro terminal está desde ese momento fuera de control. Una buena razón para cuidar la ortografía. Nunca se sabe qué mensaje puede quedar para la posteridad. Nunca se sabe quién puede hacer un pantallazo. Nunca se sabe qué inocente SMS puede acabar en la Audiencia Nacional.

Si vienen mal dadas, y alguien airea algún mensaje, la reputación quedará menos dañada si se ponen al menos tres puntos suspensivos en lugar de cuatro, o fácil con la tilde que manda la RAE. 

Sé que es una cuestión formal. Sé que es un asunto menor, pero piense en todas las presuntas historias de amor que se han quedado en nada por una falta de ortografía en un mensaje. 

 

Viviendo al límite: 9% de Batería

Por: | 11 de julio de 2013

Tatoo

Vivimos por encima de las posibilidades de la batería del teléfono. No nos llega ni al  mediodía. Y nada nos deja más indefensos que una  batería que se agota y nos desconecta del resto del mundo.

Hace pocos años parecía que la ligereza era el primer mandamiento de los usuarios de las nuevas tecnologías. Los teléfonos y ordenadores adelgazaban y se volvían cada vez más livianos.

Todo esto se ha dado la vuelta porque aunque nos compremos el teléfono más ligero del mundo, estamos dispuestos a cargar con una batería adicional o dos.

De hecho, una batería adicional es una nueva necesidad que repentinamente se nos ha creado. ¿Será el regalo estrella de estas Navidades? Un amigo ha invertido en ello y asegura que le ha cambiado la vida. “Un antes y un después”. Todo sea por evitar la ansiedad que nos produce  comprobar que a la batería le queda un 10% de vida.

Otros han desarrollado una vista de lince para encontrar el único enchufe libre de un bar. A veces escogen mesa siguiendo ese único criterio: un enchufe para cargar el teléfono. Y esto ya no es ninguna excentricidad, es la norma.

Si experimentas angustia cuando tu batería cae en picado y anuncia que solo tiene un 20% de donde tirar, sabes de lo que hablo.  Ríos de tinta han corrido para explicar que la tecnología de las baterías de los smartphones está bastante retrasada respecto al desarrollo del resto de los componentes del teléfono. Y por lo que se ve será así por una buena temporada. Habrá que llevarlo con resignación (y con cargadores y baterías adicionales).

Decía Clifford Nass, uno de los profesores más peculiares de la Universidad de Stanford (iba a clases con un chándal, zapatillas, camisa de seda y corbata) que ningún teléfono sería perfecto hasta que no se integrara en nuestro cuerpo como un chip. Mientras lo decía se tocaba alguna zona entre el hígado y el bazo. De ese modo, decía, nunca lo perderíamos ni se quedaría descargado. Alimentaríamos el teléfono con nuestra energía. “¿Podemos aspirar a algo mejor?” Mientras elucubraba sobre el futuro de los teléfonos móviles, el profesor Nass le chillaba a su iPhone 4 (era 2011) al que consideraba un aparato imperfecto pero del que no era capaz de separarse.

Uno de los periodistas más nerd en activo es Matthew Panzarino, editor de The Next Web, asegura que la consciencia de la agonía de la batería cambia nuestro comportamiento, y no solo porque busquemos un enchufe por encima de un marco incomparable para nuestra cena romántica.

Según Panzarino, inconscientemente empezamos a usar el teléfono condicionados por la escasez real o la amenaza de escasez de la batería.  Del mismo modo, este experto cree que el modo en que se diseñan las aplicaciones de teléfonos y tabletas también está cambiando a tenor de la necesidad de que la batería aguante el mayor tiempo posible.

 Esto es lo que dice el periodista más nerd que en el mundo ha habido:

“Puede que te hayas dado cuenta o puede que no, pero todo lo que haces con tu Iphone (aunque menciona un producto de Apple dice que  sus teorías son aplicables a cualquier smartphone) está sutilmente afectado por tu conocimiento del nivel de tu batería. Escoges oscurecer la pantalla en lugar de ver un vídeo o escuchar música. Enciendes y apagas el bluetooth como un maniático. Dejas de utilizar tus aplicaciones de geolocalización. Te pones nervioso a medida que avanza el día y languidece tu teléfono y empiezas a pensarte mejor qué fotos haces y qué publicas en las redes sociales. Normalmente dejas el teléfono en un sitio tranquilo, no quieres tocarlo, pero sin perder de vista el estado de la batería hasta que la ves morir”.

Según Panzarino, las propias aplicaciones están naciendo muy limitadas por la poca potencia de las baterías de los dispositivos. “Los desarrolladores podrían hacer cosas muy ‘cool’y emplear los servicios de localización de un modo más agresivo pero …". En el mercado ya se sabe que una aplicación que coma mucha batería no va a tener éxito.

Mattews Panzarino cree que Apple será la primera en conseguir la cuadratura del círculo. Una batería a la altura de nuestro abuso sistemático del teléfono. Además de las investigaciones de Apple en el mundo de las baterías, dice que tienen “voluntad” de poner en el mercado lo antes posible los inventos que funcionan. Aunque reconoce que tras bambalinas se dice que la última versión del HTC One es el teléfono que reporta una vida más larga de sus baterías

Mientras tanto, otras fuentes revelan cómo nos comemos la batería, en qué tiempo y qué marcas son las que mejor aguantan el tirón.

Which-phone-has-the-best-battery-life
                                                                                                                Which.co.uk

Panzarino, a pesar de su probada condición de nerd también tira la toalla y recomienda a los usuarios desesperados que adquieran una batería adicional o que vayan con el cargador a todas partes y se entrenen en avistar enchufes. De momento no queda otra.

Confieso que he hecho alguna excentricidad por conseguir un enchufe y que aún no tengo batería adicional.  

Pd. Tengan en cuenta queridos lectores que, según aseguran usuarios estadounidense que ya se han enganchado al 4G, a altas velocidades la batería se esfuma. Avisados quedáis. 

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal