Antigurú

Sobre el blog

Agotada de la alta concentración por metro cuadrado de gurús de las redes sociales, en este sitio se levanta un muro de contención: Todos somos torpes y primerizos en la jungla digital. No hay expertos. Eso, al menos, es lo que enseñan en la Universidad de Stanford, donde se ha inventado casi todo y nadie se proclama gurú de nada. Este es, pues, un lugar para reírse de los tropezones en Internet. El viernes abrimos consultorio. Pregunte sin piedad, porque más temprano que tarde todos tendremos nuestro minuto de miseria digital.

Sobre la autora

Karelia Vázquez

es periodista. Escribe en El País Semanal desde 2002, y en Marie Claire, desde 2005. Es la primera española que obtiene una beca J. S. Knight en la Universidad de Stanford (California), que le permitió, entre otras cosas, vivir una temporada en Palo Alto, el Dorado de las nuevas tecnologías, comprar en el mismo supermercado que Mark Zuckerberg y compartir plaza de garaje con los chicos de Facebook. También ir a clases de Clifford Nass, Clay Shirky, Evgeny Morozov y otros -esta vez sí- gurús de la era digital. Es autora del blog “Vivo entre Google y Facebook”, porque así era literalmente. Ha sido cobaya de variados experimentos extremos en Internet, y este blog no pretende ser ni más ni menos, que eso: Un sitio para radicales.

Eskup

Archivo

mayo 2014

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
      1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30 31  

Nunca salgas con un espía profesional

Por: | 29 de septiembre de 2013

Vigilancia
                                                                                                        © Gloria Rodríguez

 

Si usted es un espía profesional con las herramientas para vigilar a toda la humanidad, pinchar teléfonos, hackear emails, o espiar cuentas de Facebook ... ¿alguna vez lo usaría para espiar a su pareja? ¿Sería capaz de abusar de su poder?

La respuesta políticamente correcta es "No". Sin embargo, recientemente varios diarios estadounidenses han publicado el nombre de esta práctica, según los códigos de la NSA (National Security Agency) de Estados Unidos, la gigantesca agencia de espionaje que ha pedido información a Facebook, Microsoft, Google sobre sus usuarios. 

La práctica no es frecuente, sin embargo se ha etiquetado con el término LOVEINT, lo que indica que tampoco es precisamente una práctica excepcional. Según parece INT es la terminación de muchas etiquetas referidas a las labores de las agencias de inteligencia, así que en este caso se refieren al uso de maniobras de Inteligencia con intereses románticos y muy personales.  

La propia NSA ha reconocido que al menos doce de sus agentes han usado sus medios para conseguir información de sus amantes o potenciales parejas, casi siempre extranjeros o de origen extranjero.  Esto se traduce, al parecer, en pinchar teléfonos y vigilar correos electrónicos.Una auditoría a la NSA con fecha de Mayo de 2012 que cita The Washington Post detectó 2.776 "incidentes" en solo un año. 

Los que abusaron de su condición de agentes de la NSA han recibido reprimendas de sus jefes, bajadas temporales de salario, y poco más, según se cuenta en el blog The Switch alojado en The Washington Post.

Estos son tres de las historias de "espionaje romántico" que reconoce la NSA. Si quiere leerlas todas puede pasarse por The Swift, un blog que une la tecnología y la política y que es más que recomendable. (En Inglés)

Una agente espiaba sus futuros novios para asegurarse de que no eran tipo raros

En 2011 una mujer contratada por la NSA empleó sus medios de espionaje para espíar a sus potenciales parejas. Ella admitió que su vigilancia consistía en pinchar los teléfonos que los propios chicos le habían dado para asegurarse que no estaba tratando con personas problemáticas. Renunció a su puesto antes de que se le pudiera aplicar una medida disciplinaria. 

Una mujer pinchó un teléfono internacional que apareció en el móvil de su marido

En 2004 una agente admitió haber espiado a su marido porque encontró un número de teléfono internacional en su móvil y quiso saber a quien llamaba y si la estaba engañando. El teléfono en cuestión también terminó en los sistemas de inteligencia de la NSA y la vigilancia incluyó interceptar las llamadas y grabarlas. La empleada renunció antes de que se la sancionara por este abuso de poder. 

Un agente en prácticas aprendía espiando el email de su ex novia

En su primer día de acceso al sistema de vigilancia de la NSA un agente en prácticas comenzó a espiar las direcciones de email de su ex novia. La agencia lo descubrió cuatro días más tarde, y el empleado se justificó diciendo que "estaba aprendiendo". Según él no había llegado a leer ninguno de los correos de la ex. Fue castigado con 45 días de trabajo extra y dos meses de salario reducido. 

Por favor, si alguien del CNI lee este post que nos diga que estas son cosas de los americanos, que aquí aquí nunca ha sucedido nada parecido porque España es un país de gente seria.  

¡Narcisistas de todos los países, uníos!

Por: | 26 de septiembre de 2013

Narcicista1
                                                                                                           Gloria Rodríguez

En todas partes hay narcisistas. Entre los que se muestran en Facebook y entre los que pululan por Twitter. Después de varios años de investigaciones respaldadas por universidades como Stanford, Berkeley o Harvard que han correlacionado una y otra vez los rasgos narcisistas de la personalidad con la afición a Faceboook y a Twitter ya quedan pocas dudas:  la cualidad que predomina entre los usuarios de las redes sociales es el amor a su propia persona.¡Estamos encantados de conocernos!

La noticia es que existen clases y grados de narcisistas. Los que pululan por Facebook son de una especie y una edad, mientras que los que se dejan la piel en Twitter pertenecen a otra clase. Así se comprobó en un experimento con usuarios de Facebook publicado en Computers in Human Behavior, que pretendía explicar cómo las redes sociales amplifican la personalidad narcisista. De este estudio salieron las primeras especies endémicas de Facebook. A saber: narcisistas exhibicionistas, narcisistas con sentimientos de superioridad y narcisistas autoritarios. 

Por ejemplo, los jóvenes estudiantes universitarios que alcanzaban altas tasas de narcisismo, según las medidas empleadas en los estudios, no solían merodear por Facebook. Su territorio era Twitter. Sin embargo, los que estaban entre los 45 y 50 años, preferían Facebook para contar ininterrumpidamente su vida.

La conclusión de los investigadores fue que los mayores de 40 querían validar sus opiniones y buscaban aprobación en su círculo social habitual (Facebook es un patio de vecinos), mientras los más jóvenes querían divulgar sus ideas en círculos sociales más amplios y que ellos consideraban más influyentes (Twitter es una tribuna).

Algunos estudios creen que aquellos que pasan más tiempo en Facebook tienen rasgos narcisistas del tipo exhibicionista. Sin embargo, otros opinan que la frecuencia con que se actualizan los estados de Facebook predice con mucha más exactitud este rasgo. Los autoritarios y con sentimientos de superioridad se sentirían más cómodos en Twitter, según esta teoría. No en vano se dice que Twitter es la red social más petulante de todas las que conocemos. 

Los investigadores de la Penn State University apuntan que nuestro comportamiento en las redes sociales es un estupendo indicador de cómo vamos de autoestima. De su estudio se deduce que los usuarios con la autoestima baja monitorizan continuamente las interacciones en su muro de Facebook. También suelen borrar los comentarios que no los dejan en buen lugar.

Lo que nadie ha podido determinar aún es el orden de los factores. Es decir, ¿las redes sociales incrementan el narcisismo o los narcisistas corren a unirse a las redes sociales?

La teoría de la psicóloga Jean M. Twenge, autora del libro Generation Me (Generación Yo) es que hay más narcisistas que nunca. Y que los llamados millenials (nacidos a partir de 1982) tienen rasgos de narcisismo más marcados que la generación anterior, llamada Generación X (nacida entre 1965 y 1981). Los resultados de su trabajo, muy controvertido por cierto, muestran que los millennials usan con mucha más frecuencia la primera persona del singular, Yo, y apenas emplean otras formas del plural que consideran al grupo.

La primera causa de esta generación de narcisistas en Estados Unidos, según explica la psicóloga en una entrevista  a The New York Times, es que los padres de esta generación le hicieron creer a sus hijos que eran "seres especiales".

El caso es que si hacemos caso a los datos disponibles los narcisistas de mediana edad que se pasean por Facebook no son millennials, y también fardan como cualquier hijo de vecino. 

Lo que sí dicen los expertos es que ahora el narcisismo de nuestros compañeros de viaje es más visible. Disponemos de al menos tres redes sociales, además chats diversos para recibir muestras inmediatas, gráficas y verbales de los excesos de esas personalidades.

Porque aunque se diga que la vida on line es una réplica de lo que pasa cara a cara no se puede negar que algunos atributos de la vida digital estimulan el exhibicionismo y el hablar demasiado de uno mismo. Entre ellos, los expertos mencionan la gratificación inmediata (muy mal se te tiene que dar el asunto para que no consigas al menos un Like casi inmediato) y la existencia de una audiencia expandida que garantiza que siempre haya público para reírte las gracias. 

Enganchados a ... los puntos suspensivos

Por: | 18 de septiembre de 2013

Puntossuspensivos

Vivimos en una hemorragia de puntos suspensivos. No exagero. Entre los emails, los estados de Facebook, los tuits y los WhatsApps, este signo vive su gran revolución. Nunca antes lo habíamos necesitado tanto.

Para empezar, digamos que son tres los puntos suspensivos. Ni dos ni cuatro. Se escriben así: ...

Lo digo porque nos consta que ha habido intercambios de SMS entre la élite de este país -el presidente de Gobierno y el señor Luis Bárcenas sin ir más lejos- en los que se han tecleado cuatro puntos suspensivos. Pero hoy nos ocupa la popularidad de los puntos suspensivos en la cháchara digital sin fin en la que vivimos casi todos. 

Este artículo de la revista Slate se preguntaba las razones por nuestra repentina pasión por escribir cosas como: Hola ...  y quedarse tan ancho esperando una respuesta. 

Según el autor, hemos adquirido definitivamente "el mal hábito de los puntos suspensivos".

Antes de escribir este post me he sometido al productivo ejercicio de revisar los últimos whatsapps enviados y recibidos y, efectivamente, la profusión de puntos (también de signos de exclamación, que será asunto de otro post) es impresionante. En el caso del periodista de Slate contó 48 puntos suspensivos en sus últimos chats con un saldo de cero oración finalizada.

Todo queda en suspenso después de unos puntos suspensivos. 

Y al parecer de eso se trata, y no por otra cosa nos hemos aficionado a estos puntitos. Es mucho mejor insinuar nuestras posturas con una cómoda indefinición que dejar las ideas claras y cerradas con un contundente punto final. De repente la expresión "y punto" ha perdido todo su significado. 

Como segunda parte de su experimento el redactor de Slate, que por cierto se llama Matthew J.X. Maladyse dedicó a enviar mensajes a sus contactos usando puntos suspensivos sin orden ni concierto. Mensajes absurdos  que terminaba con unos aún más absurdos puntos suspensivos. Envió mensajes a su madre, a su mujer y a varios amigos. Para su sorpresa nadie mencionó el sin sentido de los signos, y todos se sintieron obligados a hacer como que entendían el críptico significado que supuestamente se escondía tras los puntos suspensivos.  

"Nadie me replicó: '¿De qué estás hablando?', 'No entiendo nada' ó '¿Podrías darme más información?'. Por supuesto, no hicieron niguna mención a los puntos suspensivos. Parecería que cuando nos comunicamos entre amigos o gente de confianza todos asumen que tienen suficiente contexto para entender nuestros enrevesados pensamientos y lo que queremos dar a entender con unos puntos suspensivos. Los receptores de los mensajes tienden a hacer como que todo está bien".

Es decir, nadie quiere aparentar que no está en el ajo. Y unos puntos suspensivos son como un guiño cómplice, un "tú y yo sabemos de lo que hablo".

Pero mi versión es que los puntos suspensivos han triunfado en la era digital porque como dicen en Slate, "ofrecen la atmósfera totalmente opuesta a la claridad". Son los reyes de la ambigüedad y la indefinición

Para Clay Shirky, una mente preclara de los efectos de Internet en la sociedad, profesor adjunto de la Universidad de Nueva York y todo un gurú digital, cree que la abundacia de puntos suspensivos marca "un momento único e  interesante del lenguaje escrito": el que estamos viviendo. Shirky opina que usamos los puntos suspensivos para reemplazar sonidos y gestos que supondrían una pausa en una conversación. Decir por ejemplo: hmm.

"La gente se comunica por los chats como si estuviera hablando y utiliza los signos del lenguaje escrito para sustituir códigos de la conversación". "El lenguaje oral se caraceriza por un flujo continuo con muchas pausas, repeticiones, arrancadas en falsos, cambios de rumbo (...) Estamos intentando usar el alfabeto y los signos de puntuación para reproducir una conversación, y eso es difícil, así que tenemos que echar mano de los puntos suspensivos"

Hablo con Miri Rodríguez, filóloga, perfeccionista de la gramática y gran amante de los puntos suspensivos en sus chats, seimpre que solo sean tres. "Tengo dos grandes razones para adorarlos. Por un lado son la grafía del lenguaje no verbal (uff, anja, ains, suspiros, miradas, abrazos), un intento de escribir lo coloquial, lo informal, lo cercano, lo cómplice. Por otro, los uso en lugar de la coma porque es más cómodo, para usar la coma hay que cambiar el teclado del móvil". 

Efectivamente esos tres puntos imprimen más drama a la conversación, más intriga, más movimiento. Algo que no siempre se puede conseguir con las palabras escritas. Además, ¿quién tiene tiempo de poner por escrito todo lo que siente? 

Hay que añadir al argumento del señor Shirky que el lenguaje escrito se creó para leer con una mínima concentración, mientras que estos signos ahora se están empleando en una conversación que tiene lugar al tiempo que pasan otras muchas cosas. La gente casi nunca chatea exclusivamente. Con o sin puntos suspensivos, la vida es eso que pasa mientras uno habla por Whatsapp

En estas circunstancias surge con fuerza otro argumento a favor de los puntos suspensivos: Sirven para saltarse a la torera todas las reglas de la gramática y la sintáxis y hacerse entender. Evitar comas, puntos, letras mayúsculas ... Los tres puntos suspensivos son abiertos y ambiguos y nos liberan de dar demasiados detalles y aclaraciones. Si encima, el otro se va a dar por enterado para no romper la complicidad, estamos ante el signo de puntuación perfecto para la era digital. 

"Las conversaciones virtuales suelen ser breves e informales, por lo que nuestra e-adicción a los puntos supensivos refleja la tendencia global a la informalidad: los emails se responden como promedio en seis segundos y en los trabajos cada empleado cambia de tarea cada tres minutos. No parece que haya mucho tiempo para explicaciones completas o conversaciones complejas  que exijan mucha concentración". Así lo explica a la revista Slate Maggie Jackson, autora de Distracted: The Erosion of Attention and the Coming Dark Age.

Mientras que Nicholas Carr, finalista del Pulitzer por su libro The Shallows: What the Internet is doing to our brains, cree que los puntos suspensivos triunfan no tanto por la pereza de escribir como por por la presión de ser conciso y rápido en enviar un mensaje que va a ser leído con toda seguridad a toda prisa en un teléfono o cualquier otro dispositivo móvil". 

Como vemos abundan las teorías para explicar nuestra querencia por los puntos suspensivos. He comprobado que Yahoo Answer está repleto de consultas al respecto y una rápida búsqueda en Googlele llevará a disfrutar de tutoriales de variado nivel sobre cómo usar los puntos suspensivos a su favor.

El teólogo Michael Sacasas que ahora termina su doctorado en Textos y Tecnología en la Universidad Central de La Florida ha escrito en su blog The Frailest Things una especie de Manual de uso de los puntos suspensivos. Aquí va lo que he aprendido leyéndolo: 

Los puntos suspensivos en Internet sirven para

  • Indicar que seguimos esperando algo más o que no está todo dicho en una conversación
  • Sustituir el silencio incómodo que tendría lugar en una conversación cara a cara
  • Sustituir el "bla bla bla", que indica aburrimiento e indiferencia
  • Como pausa dramática, incluso con una intención de hacer reír al otro
  • Para señalar un giro en la conversación o en el modo de pensar
  • Como un salvavidas para pasar por encima de cosas que no queremos comentar
  • Para comunicar vaguedad, vacilación, indefinición
  • Para expresar ironía y "cierto desapego cercano al cinismo" 
  • Para evadir situaciones en las que uno tendría que definirse
  • Para expresar "una atmósfera apática que no comprometa demasiado", típica de las relaciones virtuales
  • Para protegerse uno mismo de parecer un viejuno que se toma la vida demasiado en serio

Para resumir: los puntos suspensivos valen para un roto y para un descosido. Abuse de ellos. Disfrútelos. Pero siempre de tres en tres.

¿Su teléfono gasta más que su refrigerador? ¿Eso es verdad?

Por: | 05 de septiembre de 2013

Baterias

La adicción al teléfono, la obsesión por mantener la batería al 100% y actualizar casi a cada minuto las redes sociales, el hábito de ver cada más vídeos en streaming y, en resumen, toda nuestra vida digital está subiendo el consumo de energía eléctrica en el mundo. Y cada vez más.  Al menos eso aventuran algunos expertos que intentan encontrar el modo de determinar cuánto está costando, en términos energéticos globales, la democratización de la vida social, el ocio, y un largo etcétera a través del móvil. Es un asunto que va más allá de su factura mensual. 

Recientemente un post publicado en la web del Breakthrought Institute aseguraba que como promedio unsmartphone, concretamente el Iphone, consumía más energía que un refrigerador mediano. La publicación asegura que un refrigerador mediano consume 322 kWh en un año mientras unIphone necesita alrededor de 361 kWh si se suma la conexión wireless, la transmisión de datos y la carga de la batería. Además, este post también cita un trabajo firmado por Mark Mills, CEO delDigital Power Group, que advierte del gigantesco consumo de este tipo de tecnologías.

El informe de Mills llamado The cloud begins with coal: Big data, Big Networks, Big Infraestructure and Big Power (La Nube empieza con carbón: Big Data, Grandes redes, Grandes Infraestructuras y Gran Potencia), y que usted puede consultar completo aquí, detalla cómo el ecosistema de la Tecnología de la Información y la Comunicación (ITC), que incluye a los smartphones, se está comiendo una buena parte del pastel del consumo eléctrico mundial.  Pero el trabajo en cuestión atribuye al uso masivo de teléfonos inteligentes un consumo todavía mayor. Dice Mark Mills, "aunque cargar una tableta o un smartphone consume una cantidad nimia de energía, usarla para ver una hora de vídeo a la semana consume anualmente en las redes remotas más electricidad que dos refrigeradores en un año. Y, según la evolución eléctrica, la tendencia manda que haya un refrigerador por casa y varios teléfonos, tabletas y otros dispositivos por persona en un hogar". 

Según este experto, actualmente el ITC ya supone casi el 10% del consumo mundial, unos 1.500 terawatt hora de energía por año, lo que supone toda la energía eléctrica generada en una año por Alemania y Japón juntos, y toda la electricidad empleada para la iluminación global en 1985. La mayor parte de esta energía va a alimentar los grupos gigantes de servidores que ahora llamamos "la nube", así como el funcionamiento de las redes wireless

Se espera que cada vez la ITC consuma más energía. Esto no ha hecho más que empezar. La razón de que el consumo sea tan alto es que a diferencia de una bombilla o un aire acondicionado, la mayoría de esta tecnología nunca duerme, nunca se desconecta.

Además nuestros dispositivos necesitan mucha más energía que hace cinco años. Todos hemos podido comprobar cómo chupa batería cualquier mínima transmisión de datos wireless, sea mediante 3G o wifi

Según otro post publicado en The Huffington Post y que cita los cálculos de Mills,  consume mucha más energía en términos globales ver en streaming una película HD que fabricarla y transportarla hasta su casa. 

Todos no piensan lo mismo del consumo de móviles, y la revista TIME que también se emplea a fondo en el tema en un reportaje muy recomendable ha hablado con Gernot Heiser, un profesor de la Universidad de New South Wales en Sidney (Australia) que aseguró en un trabajo publicado en 2010 que los cálculos de Mills tenían puntos débiles y eran"descaradamente erróneos". El profesor cree que Mills sobreestima el consumo de energía de un teléfono, en este caso el Galaxy S III, casi cuatro veces. 

Otro experto consultado por la revista TIME, el profesor Gang Zhou, del College de Williams and Mary es menos directo en sus ataques pero cree que las medidas de Mills sobre el consumo de los smartphones son "al menos una o dos dimensiones más altas de lo que deben ser en la realidad". No obstante, Zhou sí dice que la transmisión de datos es un factor que está impactando en el consumo de electricidad mundial y que debe ser tomado más en cuenta. 

Otro estudio realizado en el CEET de Melbourne también adjudica un menor consumo a los teléfonos inteligentes que los calculados por Mills, aunque considera que deben encenderse las alarmas sobre el crecimiento de la demanda eléctrica que suponen los servicios de la nube, así como su potencial impacto en el medio ambiente. 

Pues eso, que la nube es etérea y virtual, y el wifi no tiene cables, pero consumir consume lo suyo. 

Este asunto promete grandes pasiones y mayores polémicas. 

 

 

¿A quién debo dejar antes a Twitter o a Facebook?

Por: | 03 de septiembre de 2013

Twitter
                                                                                                        Gloria Rodríguez

Todo el mundo da por hecho que en algún momento cambiaremos de camisa. Estamos agotados, socialmente hablando, y no nos da la vida para actualizar tanta red social.

Se supone que el pack básico contiene una cuenta en Linkedin, una en Facebook, una en Twitter, una en Instagram, incluso otra en Google Plus (aunque se dice que en ese lugar de Dios solo pululan fantasmas. No lo sé). También nos ocupa Whatsapp, el Gtalk y tantos otros chats. Por no hablar del Meetic, el Grindr, Badoo. En fin, agotados del todo. El hecho es que no podemos llevar con dignidad ni siquiera el pack básico. 

No es extraño que la gente empiece a elucubrar qué se tendrá que ir quedando por el camino. Todo depende de cómo sea la vida digital de cada quien. Renunciar a Facebook puede suponer para muchos la vuelta al silencio y la soledad. Que puede ser agradable para algunos pero no para otros. Dejar Twitter puede ser un tiro de gracia para la carrera profesional de algunos, y una bendición para la de otros, pero siempre supone renunciar a una corte de seguidores que trolea o ríe las gracias pero que es, al fin y al cabo, una compañía.

Para ayudar en esta renuncia, la revista The Social Chic publicaba un artículo definitivo: Why Twitter is cooler than Facebook? (¿Por qué Twitter es más cool que Facebook?) El autor se muestra enamorado y a los pies de Twitter, y para explicar su pasión se basa, según sus propias palabras "en la más subjetiva de las métricas": Twitter le parece más cool por las siguientes razones: 

1. Una conversación más inteligente: Menos es más

La brevedad es uno de los encantos de Twitter, y la economía de lenguaje siempre será un activo wn alza. En opinión del redactor de Social Chic, la brevedad permite ir al corazón del mensaje y no irse por las ramas. "Como Facebook no tiene límites en sus textos tienen el potencial de ser abigarrados y dispersos. Un estilo lacónico siempre será mejor recibido que uno grandilocuente. 

2. Facebook es estacionario, Twitter es móvil 

Las críticas a las aplicaciones móviles de Facebook no son nuevas. Twitter es mucho más eficiente y rápido de usar desde el teléfono, y la experiencia móvil es casi la misma que desde el ordenador. No es el caso de Facebook.  "Una plataforma tiene que ser móvil si realmente quiere ser social", dice el artículo. Para alguien que quiera integrar su presencia en las redes sociales y su agenda analógica, Twitter es un sitio mucho más cómodo. "Facebook es como un archivo de la vida social, donde documentar eventos del pasado y mantener las amistades ya establecidas. Es para la vida social lo que para la cultura son los museos: un lugar para preservar la historia no para donde se definen las vanguardias"- dice el redactor y yo añado: Me encanta como la gente se anima a sentar cátedra sobre todos y cada uno de los asuntos de la vida. 

3. Twitter mimetiza mejor la interacción humana

Según este argumento Twitter se parece más a nosotros. Cuando queremos conocer a alguien es porque tenemos un interés común. Dado que el contenido de Twitter es público uno elige seguir a la gente que le interesa. Lo mismo hacen contigo. Es posible encontrar a la gente que buscas con mucha facilidad. Facebook es un muro cerrado o semicerrado de amigos donde no es tan fácil entrar y donde acabas aceptando a la gente por múltiples compromisos y excepcionalmente porque sea gente interesante. Twitter permite ignorar a la gente, en Facebook tienes que decir por activa o por pasiva que no aceptas a alguien en tu círculo. (Aunque cada vez se impone con más fuerza la opción de aceptar para quedar bien, y luego bloquear). Para el redactor de Social Chic,  las redes sociales deben limitar su misión a ayudarte a encontrar y a entrar en contacto con la gente que te interesa

 

La semana pasada el periodista de The Guardian Paul Mason se preguntaba qué debía dejar primero, Twitter o Facebook. Parece que lleva cerca de una año buscando una respuesta que le satisfaga y aún no lo ha conseguido.

Mason sopesa que Twitter es esencial para su trabajo y Facebook no. Además, la red de Zuckerberg está cada vez más atiborrada de publicidad y de sospechas sobre el uso que hacen de los datos y de la privacidad de sus usuarios. Sin embargo, en sus observaciones el periodista ha notado que la gente más interesante del Twitter británico y que en su día le inspiraron para entrar a esa red social, está últimamente más callada. "Sus tuits son cada vez más profesionales y menos espontáneos. Muchos de los escritores y artistas que tienen muchos seguidores han contratado a un profesional para que tuitee por ellos. Ya no es lo que era. Twitter es ahora un sitio de gente seria y aburrida". 

A favor de Facebook, Mason dice que, al ser mayor que Twitter, es la verdadera red social, donde se puede encontrar a más gente, mientras Twitter funciona "como un servicio global de noticias no censuradas". "Para los periodistas Twitter ha reemplazado a los teletipos", dice. Un documental de la CNBC asegura que el 70% de los usuarios de Twitter revisa su timeline cada tres minutos mientras camina. A el periodista de The Guardian esta cifra le parece muy baja.

Por otra parte, le molesta , y es una de las razones que lo alejan de Twitter, la agresividad de los trolls y la violencia que se ejerce contra algunos usuarios que tienen que optar, ahora en serio, por salir dando un portazo. 

Pero llegados a este punto, Paul Mason no sabe a quién dejar, y de momento mantiene la poligamia con Twitter y Facebook.

Por otra parte, una investigación del Pew Research Center asegura que los adolescentes no se dejan seducir por Twitter ni por Facebook. Algunos, coquetean con Instagram pero las cifras no son espectaculares. Sin embargo, y aunque la investigación señala que en los últimos meses proliferan los recelos contra Facebook, los expertos no ven indicios de un éxodo masivo de la red de Zuckerberg.

Y usted, querido lector, ¿a quien se llevaría a una isla desierta (y con wifi), a Twitter o a Facebook? 

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal