¿Su jefe tendría que saber cuántas horas duerme usted?

Por: | 19 de marzo de 2014

Cortador

                                                                                               © Gloria Rodríguez

Cuenta el diario The Guardian que una empresa londinense especializada en analítica de datos está rastreando a sus empleados. La compañía llamada The Outside View obliga a su plantilla a llevar sensores, apps en sus teléfonos y otros dispositivos para participar, dice The Guardian, en un experimento cuyo objetivo es monitorizar sus vidas.

Para el fundador de la empresa, entrevistado por el diario londinense, se trata de una idea "cool" que le permitirá saber si sus empleados están alineados con los valores culturales y de negocio de la empresa. Los empleados por su parte dicen que si se negaran a llevar dichos dispositivos encima irían a la calle. Muy "cool" no suena, todo sea dicho. 

Entre los datos que la compañía londinense quiere conocer de sus empleados están las horas que duermen, las distancias que andan o corren, lo que comen, y el tiempo que pasan sentados ante su mesa de trabajo

Antes de ponerse encima todos los sensores y someterse voluntariamente al espionaje masivo, los empleados deben pasar la revisión de un centro llamado Center for Health and Human Performance, muy conocido por preparar a personas que van a subir el Everest. En este examen se define la condición física de la que parte cada uno y, según su estado, se les manda a hacer una dieta o un programa de ejercicios personalizado a la que el equipo debe asistir semanalmente. Su duración es de entre 15 y 30 minutos, pero su efectividad, asegura The Guardian, equivale a un entrenamiento de 90 minutos en el gimnasio. 

A medida que el experimento avanza más datos se revelan sobre la vida del equipo, que monitorea cuánto corre, anda o rueda en sus bicis con la app Moves, cómo y cuántas horas duermen con la app Sleep Cycle, y cuántas calorías ingresan por comida con Meal Snap.

Finalmente, en una última vuelta de tuerca que a mi me parece pelín retorcida, los usuarios reciben dos veces al día notificaciones en sus teléfonos (a través de la app Mappiness) para que den cuenta de cuán felices son en ese momento o de cuán relajados y despiertos se notan a sí mismos.

Además, Mappiness pide a los usuarios información de contexto, Es decir, dónde están, si están acompañados por familiares o amigos, si están al aire libre o en un sitio cerrado y que están haciendo justo en ese momento. Con esta información, la app puede determinar en qué condiciones la gente se siente mejor, qué comportamientos potenciar y cuáles evitar

Según la empresa, recuerden su nombre (que uno nunca sabe las vueltas que da la vida), se llama The Outside View, su experimento pretende encontrar la manera de "tener una fuerza de trabajo más productiva", y sus los empleados "usen los datos para aprender unos de otros". Como el experimento aún está en marcha ignoramos si los datos se van a colgar en un corcho o se van a introducir en una tabla de Excel que será pública para todo el staff. 

Entiendo que cada quien pueda tomar la decisión soberana de espiar sus movimientos, rendimiento físico, calidad del sueño y hasta cervezas bebidas por año y compartirlo en Internet o hacer infografías que son obras de arte como las que hace Nicholas Feltron con su vida en The New York Times. Pero no sé si una empresa puede apropiarse de datos que pertenecen a la vida privadísima de cada quién. ¿Por qué tiene que el Departamento de Recursos Humanos que me he ido a la cama tarde y que voy a trabajar con solo cuatro horas dormidas a mis espaldas? Es cierto que la falta de sueño me haría cometer más errores y ser más improductiva, pero ¿tengo que llevar una app conectada para toda la vida que me delate? 

La estadísticas dicen que ahora mismo en España más de la mitad de los propietarios de un smartphone lo usan mientras practica ejercicio físico, y de ellos, al menos el 43% está rastreando su ritmo cardíaco, las calorías consumidas y los pasos andados.  

Es cierto que somos animales de datos, y que lo seremos cada vez más. ¡Pero que nadie nos obligue! Vale que muchas marcas  ya han empezado a rastrear nuestros hábitos de consumo para -juran- bendecirnos con una publicidad personalizada y menos intrusiva. Pero creo que no hay que compartir las horas de sueño con el Departamento de Recursos Humanos.

Quizás estamos solo ante un experimento aislado, anglosajón y extremo, o quizás no. Si algún lector de este blog ya está siendo rastreado en su trabajo, por favor que lo cuente. Es una obra social.

No sé. Tengo muchas dudas sobre el uso que se le está dando en algunos sitios al concepto selftracking, a los dispositivos para llevar encima y al Big Data.

Espero que al menos, si se generaliza su uso, lo pongan en la letra pequeña de los contratos laborales. Y sí, habrá que leerlos con más atención. 

Buen miércoles a todos. 

Hay 11 Comentarios

Lo más parecido sobre los jefes que he conocido y no me sorprendió, fue esta carta. Carta de un jefe:
He sido jefe durante 30 años en una gran empresa. Nunca pensé que las personas que tenía a mi cargo pudieran ser tan sumisas, con tanto miedo y que se arrastraran y suplicaran de esa manera.
Sigue en:
http://tejodeneneltrabajo.blogspot.com.es/2012/06/carta-de-un-jefe.html

En casos como estos es cuando una lata de gasolina, unas cerillas y el coche del jefe forman un trío de lo más cachondo.

TRADUCIDO ESTA NOTA SE LLAMARIA ESCLAVITUD MOSERNA

Carlos, suponemos que para poder saber cuánto te debe exactamente. Mientras tú contentas a la foca, él anda de picos pardos con las gatitas.

si mi jefe me espirara, se daría cuenta lo barato que le salgo. Quizás el que prefiera no espiarme sea él, no sea que se quede sin argumentos par negarme el aumento de sueldo.

A mi jefe lo que interesaría saber sobre todo, es cuántas veces a la semana me acuesto con su mujer.
Creo que queda contestado.

Cuando se vea que eso no vale para nada y/o algún tribunal condene a alguna empresa pasará la moda de querer controlar la vida de los empleados.

En mi empresa lo han puesto en marcha, incluido como de feliz ha sido tu dia, aunque no en version app. Sorprende que algunos se presten voluntariamente a registrar informacion sobre sus habitos de vida, dieta, estado de salud... sin plantearse para que quiere la empresa esos datos y como los va a explotar. En nuestra version hay que introducir los datos, que yo sepa no han llegado al punto de llevar sensores, aunque no descarto que se este planeando o que se utilicen medios mas sutiles de registro de actividad.

Si de verdad quieren ayudar a sus empleados a ser más productivos, basta justo lo contrario, fomentar un buen ambiente laboral y confiar en ellos y en la consecución de objetivos. Lo demás es simple y llanamente invasión intolerable de la intimidad. Por si a estas alturas a alquien le queda alguna duda, son un montón las multinacionales que leen los correos y accesos a Internet de sus empleados. Todos han firmado que reconocían saber las normas de utilización de los recursos de la empresa, y por lo tanto han dado "tácito" permiso para ello. Hay jurisprudencia en contra, pero también a favor de las empresas. Así que basta con ser responsable y hacer tu trabajo. Para acceder a Facebook, lo haces en casa y punto. Lo de un sensor, pues se lo pongan ahí, donde más les duela. Yo paso.

Lo que busca esta gente, por mucho que digan, son "atletas laborales"... entrenarse duro, hacer dieta, cuidarse muchisimo, no beber, no fumar, dormir bien... para rendir mucho mas en el tajo, y llevarse (la empresa, claro) alguna medallita en las olimpiadas de los pringados. Al que consiga medalla, lo dejan salir a su hora un par de dias. Miedo me da la dirección que estamos cogiendo. Paren que yo me bajo!!!

Otra forma más de tenernos bien controlado, en fin, me parece increíble...

http://laragarabatea.blogspot.com/

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Antigurú

Sobre el blog

Agotada de la alta concentración por metro cuadrado de gurús de las redes sociales, en este sitio se levanta un muro de contención: Todos somos torpes y primerizos en la jungla digital. No hay expertos. Eso, al menos, es lo que enseñan en la Universidad de Stanford, donde se ha inventado casi todo y nadie se proclama gurú de nada. Este es, pues, un lugar para reírse de los tropezones en Internet. El viernes abrimos consultorio. Pregunte sin piedad, porque más temprano que tarde todos tendremos nuestro minuto de miseria digital.

Sobre la autora

Karelia Vázquez

es periodista. Escribe en El País Semanal desde 2002, y en Marie Claire, desde 2005. Es la primera española que obtiene una beca J. S. Knight en la Universidad de Stanford (California), que le permitió, entre otras cosas, vivir una temporada en Palo Alto, el Dorado de las nuevas tecnologías, comprar en el mismo supermercado que Mark Zuckerberg y compartir plaza de garaje con los chicos de Facebook. También ir a clases de Clifford Nass, Clay Shirky, Evgeny Morozov y otros -esta vez sí- gurús de la era digital. Es autora del blog “Vivo entre Google y Facebook”, porque así era literalmente. Ha sido cobaya de variados experimentos extremos en Internet, y este blog no pretende ser ni más ni menos, que eso: Un sitio para radicales.

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