© Gloria Rodríguez
Usted como yo será de esos que devoran con ansiedad los comentarios (reviews para los lectores políglotas de este blog) de TripAdvisor, Booking, Amazon, Yelp o Airbnb antes de decidirse a comprar algo.
Digo que se devoran porque reconozcamos que hay cierta ansiedad por encontrar el comentario negativo, perpetrado con saña, nocturnidad y alevosía que nos haga saltar a la próxima oferta y reafirmarnos en la idea de que era demasiado bueno para ser verdad.
Así vamos hasta que después de haber leído cientos de miles de caracteres escritos con dudoso estilo y peor ortografía nos decidimos por algo que quizás no sea lo mejor, pero sobre el que alguien ha escrito algo personal que nos conmueve, o puede ser que nos decantemos por la primera opción que tenemos delante cuando ya estamos agotados, siempre que tenga una cantidad aceptable de estrellas en la clasificación final.
Creemos, estamos convencidos, nos lo han dicho cientos de veces, que hemos encontrado un modo más inteligente de consumo, basado en las recomendaciones de los usuarios y no en la publicidad convencional, contratada y pagada como es lógico por otra parte, por los interesados.
Y en esa inocencia hemos vivido hasta que alguien te cuenta y te demuestra que muchos comentarios de estas páginas son falsos, hechos por bloggers pagados o por robots muy sofisticados, capaces incluso de pasar la prueba del código CAPTCHA que algunos humanos superamos al segundo intento.
Leo en la revista The New Yorker que el año pasado la oficina del New York Attorney General, el fiscal general del estado, encontró un spa en Craigslist que ofrecía diez dólares por cada comentario positivo a cualquiera que tuviera más de diez seguidores en Yelp. La propia fiscalía recibió ofertas para escribir comentarios falsos de empresas con nombres como Eboxed o XVIO, según asegura el autor del artículo que añade otro dato: el New York´s Internet Bureau ha estado investigando a compañías que se hacen sus propias reviews. Y encontraron, por ejemplo, 175 comentarios escritos por las propias bailarinas de un club Score para caballeros. Todos buenos, faltaría más.
Según The New Yorker es difícil saber cuán extendida está la práctica, pero se han encontrado evidencias desde Europa del Este hasta Asia pasando por América. "El problema se retroalimenta: cuando una compañía empieza a usar comentarios falsos a su favor, sus competidores sienten la necesidad de hacer lo mismo", asegura el artículo.
Por su parte, Nick Bilton cuenta en The New York Times que acaba de comprarse 4.000 seguidores para su cuenta de Twitter por el precio de un café. Y que podía haberse hecho con retuits, likes, favoritos, páginas vistas, menciones o comentarios favorables si se hubiera ido de compras a Swenzy o Fiverr.
La mayoría de los nuevos amigos de Bilton vive fuera de Estados Unidos, casi todos en India, Bangladesh, Rumania o Rusia. Él sabe que no son exactamente humanos, sino robots en el mejor de los casos, y en el peor, líneas de código pero -asegura- están fabricados para comportarse como auténticos seres humanos en las redes sociales.
Son los robots sociales que ya no son tan fáciles de detectar, no tienen aspecto de avatar, ni nombres generados por ordenadores. "Para camuflar mejor su identidad, sus nombres parecen reales, sus horarios son humanos, descansan de noche y se despiertan de día, comparten fotos y tienen animadas conversaciones entre sí. Y hay miles de ellos", cuenta Nick Bilton, a quien podéis leer aquí.
Él los llama los ciudadanos imaginarios de Internet, y dice que han conseguido un poder inusitado. Son quienes fabrican famosos, hacen populares determinados sitios, construyen tendencias o desvían discusiones a un lado u otro del espectro político, según quien pague (Si os interesa el asunto, leed en el blog Bits las historias de los falsos tuits del PRI en las elecciones mexicanas de 2012 o cómo los robots en Siria y Turquía intentaron desacreditar a la oposición o hacer más populares de lo que realmente eran algunas consignas del gobierno). Seguramente también escribirán comentarios en TripAdvisors o Yelp, de esos que leemos con dedicación y concentración máximas.
¿Debemos dar por cerrado el caso? ¿Dar un carpetazo nihilista al asunto y concluir que todo es mentira en Internet, que una vez más está todo ya comprado y repartido?
¿No se suponía que el comercio on line nos iba a liberar de la picaresca de la vida analógica?
¿O debemos dejar el cinismo y seguir confiando?
Muchas observadores que se han dedicado a estudiar el caso de las reviews falsas, concretamente en Yelp (Estados Unidos) uno de los mejor documentados, recomiendan que leamos precaución los supuestos comentarios de los usuarios. En septiembre pasado un estudio de Harvard Business School sugirió que el 16% de dichos comentarios podrían ser falsos.
El mismo mes Eric T. Schneiderman, fiscal general de Nueva York, anunció que 19 compañías habían acordado dejar de escribir falsas reviews en Yelp (Nueva York) y pagar más de 350.000 dólares de multa para que el asunto no fuera a mayores. "Los consumidores se fían de los comentarios para tomar sus decisiones diarias de compra, desde la comida hasta la ropa, los restaurantes o los viajes", explicó el Attorney General, y aún dijo más: "Nuestra investigación a gran escala sobre las mentiras y manipulaciones en Internet nos dicen que debemos interpretar las reviews con cautela.
A partir de entonces la propia Yelp comenzó a colocar una alarma a los comentarios que conseguían ser identificados como falsos. Y a mitad de 2013, con cerca de 47 millones de comentarios on line, consiguió identificar a un sujeto que había escrito 1712 reviews solo en 2013.¿Acaso había visitado 1712 restaurantes diferentes en un año? ¿Lo hizo gratis? ¿Acaso era este su trabajo?
No lo sabemos, quizás no lo sepamos nunca. Quizás no debamos leer tantos comentarios antes de comprar. Quizás sí. Esto es Internet. Nadie dijo que sería fácil.
PD. Aquí un post de MiltonFactory Blog donde porponen ideas para solucionar los comentarios falsos en TripAdisor. No se pierdan los comentarios de los lectores. Aquí otro de El Foro de la Ruina Habitada sobre el mismo asunto. Su conclusión: "Nada es verdad ni es mentira".
Hay 2 Comentarios
Karelia, interesante y completo artículo! Me gusta el concepto "robot social" al que aludes. Por cierto, gracias por incluir una mención a Milton Factory en el último párrafo.
Por añadir algo más a tu artículo, me gustaría mencionar el estudio “Combatiendo a la Internet water army: Detección de personas pagadas por escribir comentarios de forma encubierta” de la Universidad de Victoria en Canada, del que se hizo eco la BBC en 2011 y sobre el que hablo en este artículo:
http://www.miltonfactory.com/blog/index.php/relaciones-publicas-online/las-empresas-que-pagan-por-escribir-comentarios-falsos-estan-tirando-el-dinero-a-la-basura/
En mi opinión, el problema de las opiniones falsas está originando que ya cada vez desconfiemos más de lo que escriben desconocidos y tendamos a buscar las opiniones dentro de nuestros "círculos de confianza" (es decir, personas que sabemos con seguridad son de carne y hueso y en las que confiamos). Por poner un ejemplo, hace un par de días leí un tweet en el que una persona que quería reservar habitación en un hotel había encontrado tantos comentarios buenos y malos que no sabía qué pensar y pedía ayuda preguntando si alguien había estado personalmente en ese hotel.
Saludos!
Publicado por: Sara | 01/05/2014 15:35:03
Una de las cosas buenas de internet es el acceso a mucha información, opiniones y valoraciones sobre diferentes productos.
Lo malo, que el anonimato facilita la falacia y la mentira, de ahí que sea difícil discernir lo bueno de lo no tan bueno!!!
Publicado por: JOSE | 29/04/2014 12:53:10