© Gloria Rodríguez
Estamos perdiendo memoria a pasos agigantados. Puede ser porque ya no la necesitemos, al menos no como antes. Hubo una época en la que uno recordaba varios números, el fijo de casa y el de los amigos. Luego los móviles a los que más llamábamos se nos acababan quedados grabado en la retina. Pero ya eso no pasa, con los teléfonos inteligentes ni pasamos los ojos por el número. Además, teniendo un smartphone, Internet y Google a quién se le ocurriría ponerse a memorizar un número.
Esto es un hecho probado. Cada vez la memoria se libera más rápido del trabajo de recordar cosas que confiamos a la tecnología. El cerebro nos queda liberado entonces para tareas superiores que espero estén por venir.De momento no memorizamos números de teléfonos pero en su lugar no ejecutamos en su lugar ninguna otra tarea intelectualmente superior.
Cuento todo esto porque una encuesta realizada en Reino Unido confirma que efectivamente el máximo de números de teléfono que puede recordar el 50% de los entrevistados es tres. Y eso los más avispados, hay otros que ya tienen bastante con saberse el suyo. Según los que realizaron la encuesta es sorprendente la gran confianza que tienen los británicos en su teléfono.
Entre Google, Siri, el GPS y el teléfono apenas se memorizamos nada. A principios de los años 90 el discurso optimista predigital aseguraba que nuestra memoria se liberaría de tareas vulgares (por ejemplo, recordar un número de teléfono) para dedicarse a pensamientos más profundos y sofisticados. Seguimos a la espera. De momento, los estudios dicen que hemos dejado de recordar información estándar sobre nuestro círculo más íntimo. Por ejemplo, en 2007 una encuesta entre 3000 personas publicada en la revista Wired comprobó que entre los más jóvenes era raro recordar la fecha de un cumpleaños, una dirección o un teléfono.
La encuesta británica demostró que hemos dejado esas funciones al teléfono que en pocos años se ha convertido en un artículo de primerísima necesidad. Según el 92% de la muestra de al encuesta británica, si la batería de su teléfono se agotara sentirían un fuerte estrés, mientras un 61% estaría "frustrado" y un 25% dijo literalmente que entraría en "estado de pánico".
Tampoco tienen muchos miramientos en señalarse como altamente dependientes de la tecnología y muchos se califican a sí mismos como adictos a Internet. Les falta pedir, por favor, que los encierren. Para el 59% de los encuestados el problema mayor de tener el teléfono muerto era la incapacidad de recibir y hacer llamadas.
Más del 80% aseguró que haberse quedado sin batería le había traído problemas y malas experiencias. Esto incluía haber perdido una llamada importante, no haber podido consultar un email a tiempo, e incluso algua discusión familiar. No estar disponible ya no es una opción ni para los jefes ni para la familia.
En Corea del Sur, probablemente el país más conectado del mundo, vienen alertando de la mala memoria de los jóvenes desde finales de los años 90. Precisamente en ese país Byun Gi-won, médico del Balance Brain Centre de Seúl ha acuñado una nueva enfermedad: la demencia digital que se define como la presencia de síntomas de deterioro cognitivo en gente joven que no ha sufrido enfermedades mentales, traumas o accidentes cerebrovasculares pero que pasa muchas horas conectada. "Los usuarios muy activos en Internet son proclives a desarrollar más el hemisferio izquierdo del cerebro mientras el derecho se queda en una especie de atrofia", dijo el médico a un diario coreano. El hemisferio derecho está relacionado con la concentración, y los fallos en su funcionamiento pueden afectar la atención y la memoria, un 15% de las personas con un desarrollo menor de este hemisferio podría desarrollar demencia precoz.
El médico coreano asegura tratar a adolescentes en su consulta con síntomas parecidos a los de un enfermo con una demencia en la primera etapa de desarrollo, con falta de atención, poco interés y cooperación e imposibilidad de concentrarse en una sola tarea.
El término de Demencia Digital tuvo su momento de oro en 2012, año en que en Alemania se lanzó un libro homónimo publicado en España por Ediciones B. Su autor el neurocientífico alemán Manfred Spitzer llegó a pedir a las autoridades que se prohibieran los medio digitales en las escuelas primarias. "Muchos niños no memorizan nada porque se van a Google. La multitarea y el clic constante de un sitio a otro de Internet distraen a los niños en la escuela y contribuyen a que permanezcan atentos cada vez menos tiempo y , por tanto, aprendan menos. Mientras más un niño se entrene en videojuegos mayor será su déficit de atención". Así de contundente se muestra el médico alemán.
Aunque en su libro no se refiere a los problemas de memoria de los adultos, me gustaría saber si debemos preocuparnos por ser incapaces de recordar más de tres teléfonos, o todo lo contrario, bendecir y agradecer la presencia y la asistencia de Google, los teléfonos, Siri y los GPS para encargarse del trabajo sucio. Algún día se nos ocurrirá algo brillante con tanto espacio libre que nos queda ahora -dicen- en el cerebro.
Hay 1 Comentarios
Y no es sólo la falta de memoria. También perdemos capacidad de concentración. Con internet puedes abrir tantas pestañas que no interesa estar más de cinco minutos con una cosa. Terrible!!
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Publicado por: AreaEstudiantis | 13/05/2014 9:10:36