Todo empezó con unos pájaros de colores, enfrentados con una legión de cerdos verdes. Los Angry Birds fueron el primer fenómeno de juego casual -los que solo duran un rato, perfectos mientras se espera el autobús o matar un rato en la consulta del dentista- para iPhone e iPad.
Ahora, por supuesto, están en todo tipo de cacharros, hasta en el navegador, se pueden comprar camisetas con su motivo y hasta llaveros y peluches. Rovio ha sabido convertir su título estrella en su mejor tarjeta de visita y caja registradora. Las ediciones se han multiplicado, desde una versión relacionada con una película, RIO, a las de temporada que se actualizan periódicamente.
El éxito de este juego le ha granjeado una legión de imitadores, con una retahíla de cabreados de todo tipo. La mayoría carecen de gracia o interés, son solo una variante del original. Angry Ramos es una notable excepción. Para empezar porque el nombre proviene de un enfado de Sergio Ramos en el terreno de juego. El penalty que mandó a la grada en la semifinal de la Copa de Europa pasa a recrearse como un si fuera un dibujo animado, con aire manga, hasta aparece Son Goku, el protagonista de Bola de Dragón.
La mecánica es sencilla. El jugador, en presencia de una caricatura de su entrenador y Cristiano Ronaldo, toma carrerilla. Hay que controlar la colocación y potencia del disparo. Como el tono es cómico, resulta más divertido mandarlo a la grada, que acertar.
El juego, solo para iPad e iPhone, es gratis, pero incluye publicidad. Por 79 céntimos se puede quitar. Empezó enfocado solo en Ramos, pero en las últimas semanas ha crecido hasta ser un tres en uno. Angry Robben parodia al jugador holandés recorriendo un terreno de juego infinito. Usando el giroscopio del aparato hay que esquivar los obstáculos del campo, ya sean policías, defensas, abuelas o árbitros.
La última actualización suma a Messi, que también tira penalties. Angry Ramos se encuentra entre los más descargados entre las últimas semanas-. Aunque no tiene más pretensiones que entretener un rato y deleitarse con las caricaturas permite conocer las puntuaciones de otros amigos online para tratar de superarlos. Adicción asegurada.