En diciembre de 2011 se supo que existía el proyecto. A primeros de mes comenzó a usar la versión en pruebas y desde entonces no se separa de ella según la prensa británica. David Cameron, primer ministro, ya era un adicto confeso al iPad, consultaba tanto la prensa como los programas de radio. Ahora tiene el privilegio de contar con una aplicación a la carta en la tableta de Apple.
La aplicación se llama "El escritorio del Número 10", Number 10 Dashboard, en referencia a la residencia del responsable del gobierno. Alice Newton, del servicio de Tecnología Civil Británico, explica cómo ha sido el proceso de creación. Mano a mano con el propio consumidor, Cameron. Charlas, mensajes y debates hasta saber qué cree él que necesita exactamente y qué consideran los asesores tecnológicos que debería tener en cuenta cada mañana antes de tomar decisiones.
Una de las partes más interesantes de este programa es que no solo se consultan los datos del gobierno como la tasa de paro, cantidad de personas que han cambiado la propiedad de su hogar, o el Footsie 100, sino que se ve enriquecida con noticias. En palabras de Newton: "Hacía falta incluir algo de 'mundo real'".
Algunas de las fuentes de las que se sirven para obtener la mezcla perfecta de voces de la calle, reflexión e independencia son, como no, las redes sociales. El equipo tecnológico ha hecho una criba de Google, Facebook y Twitter a medida. De hecho, cuenta con 'trending topics' permanentes con las palabras: Deuda, hipoteca, tasa de paro. Los encargados de rastrear y mantener actualizadas al minuto estas tendencias son los miembros de la empresa Adzuna, una start up londinense.
De momento, solo está en el iPad del mandatario para la intención es instalarlo también en el del resto del gabinete. El coste estimado de este software es de 20.000 libras.
Aunque como no todo va a ser trabajo, y más con las tabletas táctiles llenas de tentaciones. Al primer ministro le han llovido críticas por su adicción a uno de los juegos más populares: Fruit Ninja. También se sabe de su debilidad, como casi cualquiera, por los Angry Birds.