Hoy estoy trascendental, así que empezaré con la consabida frase de: "romper una lanza en favor de mi profesión, en favor de mis colegas". Aunque, la verdad, no hace falta romper nada, casi mejor que lo dejen como está. Y si no, que se lo digan a los sufridos periodistas gráficos que tienen que soportar horas de pie, horas de concentración, y horas, muchas veces, de soporíferos discursos en el Congreso.
Para los que aún no lo sepan, contar que el apretado espacio que siempre ha habido reservado a la prensa gráfica (como a ellos les gusta decir), alguna mente ociosa y con ánimo más que descarado (viendo el resultado), no se le ha ocurrido otra cosa que tirar abajo uno escalones y cubos originales, de acceso cómodo y racional que más o menos facilitaban el trabajo, por otro diseño prácticamente opuesto, o sea todo al revés.