Apuntes científicos desde el MIT

Apuntes científicos desde el MIT

Este Blog empezó gracias a una beca para periodistas científicos en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston, donde pasé un año aprendiendo ciencia con el objetivo de contarla después. Ahora continúa desde Nueva York buscando reflexiones científicas en otras instituciones, laboratorios, conferencias, y conversando con cualquier investigador que se preste a compartir su conocimiento.

Sobre el autor

Pere Estupinya

. Soy químico, bioquímico, y un omnívoro de la ciencia, que ya lleva cierto tiempo contándola como excusa para poder aprenderla.
Sígueme en Facebook o a través de mi web pereestupinya.com.

Libros

S=EX2 S=EX2
En esta nueva aventura científica que recorre desde laboratorios y congresos de medicina sexual hasta clubs de sadomasoquismo o de swingers, Pere Estupinyà nos ofrece la obra más original y completa que ningún autor hispanohablante haya escrito nunca sobre la ciencia de la sexualidad humana.

El ladrón de cerebros La ciencia es la aventura más apasionante que puedas emprender.
En El Ladrón de Cerebros, Pere Estupinyà se infiltra en los principales laboratorios y centros de investigación del mundo con el objetivo de robar el conocimiento de los verdaderos héroes del siglo XXI —los científicos— y compartirlo con sus lectores. El Ladrón de Cerebros

Facebook

Científicos exiliados

Por: | 30 de noviembre de 2007

El verdadero reto de este blog es gustar a las personas que no tengan necesariamente conocimientos científicos elevados, y al mismo tiempo resultar interesante para aquellos que forman parte del mundo de la ciencia. En este sentido estoy encantado con la combinación de comentarios de todos los que estáis participando. En cuanto a contenidos pretendo hablar de ciencia sin complejos, asumiendo que no es ni aburrida, ni inasequible, ni está reservada a unos pocos investigadores encerrados en el laboratorio con una extraña perspectiva de la realidad que les rodea. La ciencia es una maravillosa e inestimable fuente de conocimiento, forma parte de la cultura de este nuevo milenio, y es capaz de interesar a un público amplio si somos capaces de comunicarla de forma atractiva. Dicho esto, procedo a contradecirme. Y lo hago porque además de exoplanetas, arqueas, neurotransmisores, laboratorios, ecosistemas y conducta humana, también me gustaría que se debatiera sobre los factores sociales que envuelven al mundo de la ciencia. Soy consciente que este post puede resultar menos interesante para aquellos que no estéis integrados dentro de la maquinaria científica, pero os prometo que no será la tónica habitual del blog. Una estancia transitoria Durante los 4 meses que he pasado en los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en Washington DC y los 3 que llevo en el MIT de Boston, he conocido una gran cantidad de investigadores españoles. En toda conversación, tarde o temprano, aparece el tema del regreso a España. Pocos, muy pocos, confiesan tener un claro deseo de quedarse en Estados Unidos. La mayoría hablan de Juanes de la Cierva, Ramones y Cajales, Marie Curie… becas o contratos que les permitan volver a su país. Y se quejan. Se quejan de que la situación en España está mal, de que nadie les hace caso, y de tener un futuro incierto. Con total humildad, me gustaría ofrecerles este post para que expongan de forma constructiva su perspectiva de la investigación científica en España, y también nos explicaran por qué quieren volver, por qué se fueron, qué ventajas reales aporta investigar en el extranjero, porqué se les debería facilitar el regreso... Evidentemente sería ideal que el debate se enriqueciera con científicos que estén en España, con otros actores implicados en el tema, y con todo aquel que tenga datos, preguntas o comentarios a realizar. Rosa, la científica Dejadme que haga un retrato robot como introducción a los lectores menos familiarizados con el largo proceso que representa una carrera científica. Existen infinidad de perfiles diferentes, pero quizás el que os describo es el más habitual. Corregidme y disculpadme si me desvío demasiado de la realidad. Rosa terminó su doctorado en España a los 29 años. Las perspectivas de trabajo no eran muy alentadoras, y tenía miedo de estancarse si se quedaba en su Universidad. Sin una estancia en el extranjero sería muy difícil acceder a ciertos contratos de investigación. Rosa contacta con un científico que investiga sobre un tema relacionado con su tesis, solicita una beca, y se va a la aventura con cierto nerviosismo pero mucha ilusión. Sabe que nunca se arrepentirá de este paso. Por primera vez tiene un sueldo decente. Luego descubre que continúa cobrando menos que el técnico de su laboratorio, pero la experiencia es gratificante y dispone de mejores medios para investigar. Pasa el tiempo y llega la presión por publicar. Sin un buen artículo o dos como primera autora, lo tendrá más complicado para regresar a España. Lleva 2 años fuera, y se plantea quedarse un máximo de 5. Es consciente que laboralmente tendría más y mejores oportunidades allá donde se encuentre, tanto en la investigación como en la empresa privada, pero rechaza la idea de quedarse toda la vida en el extranjero. Rosa descubre este blog, y deja un comentario.

Las tres etapas del escepticismo sobre el cambio climático

Por: | 28 de noviembre de 2007

La verdad en ciencia no es democrática (o no debería serlo), pero la inmensa mayoría de expertos sobre cambio climático ya tienen claro que el calentamiento global es un problema tremendamente grave, del que somos responsables directos, y sobretodo, que es el momento de hacer algo serio al respecto. Algunos, molestos por lo que consideran un excesivo catastrofismo cuando se habla de cambio climático, muestran posturas más moderadas en cuanto a escenarios de futuro. Esta actitud, conlleva ciertos riesgos. John P. Holdren , director del Program on Science, Technology, and Public Policy en la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard nos ofreció una interesante reflexión sobre las diferentes fases de escepticismo por las que en Estados Unidos han ido pasando aquellos –no sólo científicos- que sienten cierta aversión al calentamiento global. Disculpadme que sea tan sintético como él ha sido en su exposición inicial. Se quedan infinidad de detalles fuera, pero podemos discutirlos en los comentarios si os apetece.

Etapas escépticas sobre el cambio climático

1ª etapa: “los científicos pueden estar equivocados”. Hace 10 años muchos dudaban que la emisión de CO2 derivada de la actividad humana fuera la causa principal del calentamiento del planeta. Con los datos actuales, la unanimidad científica en este aspecto es prácticamente total. 2ª etapa: “los científicos exageran” Este escepticismo es más actual. Asume que los científicos tienen razón en cuanto al origen del problema, pero cuestiona que los efectos del calentamiento global sean tan graves como ellos piensan. La controversia no está cerrada, por supuesto. Pero los nuevos estudios van sugiriendo de forma cada vez más clara que la situación es realmente preocupante. 3ª etapa: “ya es demasiado tarde para hacer algo al respecto” Esta postura -más bien pesimista que escéptica- está cogiendo fuerza según Holdren. Los que la mantienen reconocen que las predicciones científicas son acertadas, pero opinan que llevamos demasiado tiempo maltratando el planeta como para poder solucionarlo en dos días. Para Holdren, el gran problema de estas actitudes escépticas es que han estado ralentizando enormemente la toma de decisiones políticas. Siembran la duda, o la resignación en el tercer caso, y posponen las medidas drásticas que se deberían empezar a tomar. De todas formas, el mensaje de John P. Holdren es positivo. Desde una posición a la que pocos tienen acceso, dice percibir un cambio de actitud más que considerable en la clase política, y asegura que los gobiernos por fin están analizando muy en serio esta problemática. Advierte que afrontar el cambio climático es factible pero caro, muy caro (similar al coste de la guerra en Irak…). Sintetizando de nuevo, plantea que los políticos deben empezar a decidir entre estos tres modelos de actuaciones: • mitigación: intentar reducir el calentamiento global Por ejemplo: un uso más eficiente de la energía, diseñar tecnologías más limpias para la quema de combustibles fósiles, utilizar en la medida de lo posible energías renovables, captación de CO2… • adaptación: adaptarnos a los efectos del cambio climático Por ejemplo: construir diques en zonas costeras con altas posibilidades de inundación como New Orleans • sufrimiento: padecer las consecuencias del cambio global Por ejemplo: desaparición de algunas especies, sequías, problemas sanitarios, despoblación de zonas costeras… o quien sabe Sin duda tendremos un poco de cada uno de estos factores, la duda es en qué proporción. En parte está en nuestras manos: cuanta más mitigación, menos adaptación necesitaremos si queremos minimizar el sufrimiento. A ver que pasa a partir de la semana que viene en Bali...

Ciencia de la buena

Por: | 27 de noviembre de 2007

Robert T. Hanlon es uncientífico que irradia pasión por su trabajo. No es de extrañar, ya que susinvestigaciones sobre el camuflaje de pulpos, calamares, y algunos peces le permiten observar imágenes espectaculares como esta:

Hanlon nos estuvo mostrando diferentes estrategias de camuflaje en el fondo marino, sus funcionesmás allá de la defensa frente depredadores, y los mecanismos biológicos por losque estos animales son capaces de modificar formas, colores y texturas para mimetizarse en el entorno de manera muchísimo más rápida que cualquier animal terrestre. Pero luego nos llevó a su laboratorio en el MBL de Woods Hole para ofrecernos una verdadera lección de lo que es tener actitud científica. Robert T. Hanlon no se limita a observar la naturaleza y construir teorías coherentes que la expliquen. Esto, tan habitual en nuestra forma cotidiana de pensar, no sería el proceso científico completo. Esta fase sólo representa la construcción de hipótesis. La ciencia de verdad llega con laexperimentación y el análisis crítico que revelará si nuestras “lógicas” intuiciones eran ciertas o no. Para ello, Robert Hanlon ha diseñado un laboratorio con diversos tipos de animales acuáticos a los que somete de formacalibrada a diferentes condiciones. Su objetivo con estos experimentos es comprender lo más detalladamente posible los mecanismos involucrados en el camuflaje por cambio de color. Pero además (y esto me lo encontréayer por total casualidad en un recorte de prensa científica en una bibliotecade Harvard), puede que una investigación aparentemente básica y “sintrascendencia aparente” como la suya, además de generar conocimiento también conduzca a importantes aplicaciones en el campo de la ciencia de nuevosmateriales. No sería el primer caso…

El "Stoop syndrome"

Por: | 21 de noviembre de 2007

En 1817 el escritor francés Stendhal viajó a Florencia, y absolutamente abrumado por el esplendor artístico de la ciudad, empezó a sentir mareos, desconcierto e incluso desvanecimientos. Años más tarde se describió médicamente el Síndrome de Stendhal como una alteración psicosomática producida tras el contacto directo con una inasimilable cantidad de belleza artística. Desconozco si se ha descrito algún síndrome parecido relacionado con otras áreas de conocimiento además de la expresión artística. Pero disculpad mi osadía, y permitidme que de forma totalmente desenfadada y sin pretensión alguna, defina el “Stoop syndrome” como un estado de cierto empacho mental, alienación y bloqueo fisiológico que se produce tras intentar asimilar una enorme cantidad de nuevo conocimiento científico. No debemos confundirlo con el cansancio mental tras un día agotador. El “Stoop syndrome" (o “Síndrome de Stoop”) es más bien un momento de desconexión con la realidad en el que se mezclan de forma caótica frases, conceptos, imágenes, ideas y datos recién aprendidos, que consiguen desbordar tu mente de forma similar a lo que le sucedió a Stendhal. Puedes imaginarte a ti mismo dentro de un quark danzando con una supercuerda, reconstruyendo el viaje de una molécula de oxígeno por el interior de tu cuerpo, conversando con un parásito hermafrodita sobre su ciclo de vida, analizando si tu propio comportamiento tiene sentido según las leyes de la selección natural, y preguntándote si alguna neurona de tu cerebro sabe que tú existes. Y luego sucumbir. Beca en el MIT En contexto: soy una especie de science nerd, una persona por lo demás normal, pero que lleva varios años leyendo, escribiendo, conversando y disfrutando del apasionante mundo de la ciencia. Además, en estos momentos tengo la fortuna de encontrarme en el prestigioso Massachussets Institute of Technology disfrutando durante 9 meses de un programa para periodistas científicos llamado 'Knight Science Journalism Fellowship at MIT ', cuyo objetivo es introducir en nuestras mentes tanto conocimiento científico como quepa. Y claro, para alguien que se embriaga con los nuevos conceptos, reflexiones e ideas que emergen del estudio científico del mundo que nos rodea, el riesgo de padecer el “Stoop Syndrome” es elevado. La primera ocasión en que noté los síntomas del "Stoop syndrome"fue tras dos días intensos en los que: recibí un seminario en Harvard sobre la naturaleza de la materia y energía oscura del Universo, otro en el MIT sobre las bases neurológicas de la memoria y el aprendizaje, asistí a la presentación seguida de debate con ingenieros del MIT y la NASA del documental “In the shadow of the Moon”, tuve una profunda conversación sobre antropología a partir de la lectura del libro “Guns Germs and Steel” de Jared Diamond, asistí a una sesión fabulosa en la que Eric Lander repasó magistralmente la evolución de la genética en los últimos 50 años, una clase sobre la formación de la Tierra en la que tuve en mis manos uno de los meteoritos más antiguos caídos en el planeta, y otra sobre la composición atmosférica y el cambio climático. Tras el último evento, una conferencia de Daniel Goleman sobre inteligencia social y neuronas espejo, decidí “desconectar” tomando una cerveza con algunos de los asistentes a la charla. Pero tras 10 minutos escuchando atentamente las explicaciones sobre biología celular y creación de vasos sanguíneos alrededor de tumores que una post-doc italiana del laboratorio de Judah Folkman me ofrecía, se ve que mi mirada empezó a perderse, y cuando la investigadora me preguntó en qué estaba pensando, contesté “en meteoritos, neuronas, glaciaciones, ADN, y en porqué el Universo se expande de forma acelerada”.

No fue grave, y terminé la noche felizmente abrumado, pero tengo miedo de que los ataques se repitan de forma cada vez más frecuente. Días después empecé a sufrir otra crisis tras intentar hacer balance de las charlas y visitas a laboratorios que nos ofrecieron durante la intensa visita de 3 días a la Institución Oceanográfica y Laboratorio de Biología Marina de Woods Hole . En futuras entradas os hablaré de arqueas y otros microorganismos en fondos oceánicos, de las inesperadas aplicaciones de ciertas especies marinas como el prehistórico cangrejo herradura, del estudio de los sedimentos oceánicos y polares para el estudio del clima, y del camuflaje de los pulpos. Espero que os interese, podamos intercambiar ideas, y de paso me sirva como terapia frente al “Stoop syndrome".

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal