De vuelta al frío pero estimulante Boston recojo un tema que dejé pendiente justo antes del viaje a Costa Rica: la charla con Marc Hauser sobre el estudio científico de la moralidad. Immanuel Kant postulaba que nuestros juicios morales dependían principalmente de la razón. En cambio para David Hume era la emoción la que guiaba cualquier decisión moral. Hace poco, muy poco, que los científicos han sido capaces de escanear los cerebros de voluntarios mientras se les planteaba una serie de dilemas morales, para intentar comprender de forma empírica quien se aproximaba más a la supuesta realidad. Las intuiciones morales están siendo diseccionadas en los laboratorios mediante tests, análisis de pacientes con lesiones cerebrales, estudios con primates, herramientas de biología evolutiva y aparatos de resonancia magnética (fMRI), en lo que para algunos representa un campo de estudio emergente: la Neurofilosofía. El estudio científico de aspectos de nuestra naturaleza humana que antes quedaban reservados sólo a los filósofos. El instinto moral Posiblemente el principal exponente de este acercamiento a la moralidad desde la metodología científica es Marc Hauser, profesor de psicología en la Universidad de Harvard y autor del libro “Moral Minds” (Mentes Morales: la naturaleza de lo correcto y lo incorrecto). Su tesis principal queda clara desde la primera línea del prólogo de su libro: “Nacemos con un instinto moral, una capacidad que crece de forma natural en cada niño, desarrollada para generar juicios rápidos sobre lo que es correcto o incorrecto, y basada en unos procesos que actúan de forma inconsciente. Parte de este mecanismo fue diseñado por la mano ciega de la selección darwiniana millones de años antes que nuestra especie evolucionase. Otros aspectos fueron añadidos o actualizados durante la historia de nuestros antepasados, y son exclusivos de los humanos y su psicología moral.” Según Hauser existen unos principios universales e inconscientes que subyacen a nuestros juicios sobre lo correcto y lo incorrecto. Las diferencias culturales afectan a cómo actuamos frente a dilemas morales concretos (pena de muerte), pero no tanto en cómo los valoramos de una forma abstracta (matar es malo). En esto todos los humanos compartimos una innata lógica común. Aunque conocía las ideas de Hauser desde que visitó el CCCB de Barcelona y fue entrevistado en REDES , releer tales afirmaciones me produjo cierto estupor. Cuando le entrevisté en su despacho de Harvard tenía la intención de, sin que se notaran mis reparos, averiguar cuan científicamente sólido era el trasfondo de la contundente sentencia con la que abre su libro. ¿Se trataba de una de esas brillantes y contagiosas ideas que no necesitan ser del todo veraces para extenderse de forma descontrolada? ¿jugaba Hauser con ejemplos bien logrados, de esos que incitan un rápido y convincente “ah, claro!”? ¿Sería un caso más de pop-science? Con su prestigio, no lo creía… pero reconozco que tenía mis dudas. Me resulta imposible describir en un formato blog lo que dieron de si los intensos 40 minutos que tengo grabados, ni exponer sus estudios y múltiples ejemplos en una longitud de texto que no aburra al que no sienta un especial interés por el tema. Para abordar este complejo asunto se necesita un libro como el de Hauser, o al menos un extenso artículo parecido al de Steven Pinker publicado por el NYT magazine hace un par de semanas. Pero dejadme que a riesgo de parecer simplista os resuma al extremo algunos de los puntos más destacados de sus argumentaciones, y os confiese que terminé la entrevista un poco más convencido de que sus veredictos están inspirados no sólo en ideas, sino también en experimentos científicos de diversa índole. Moral Sense Test Un tranvía desbocado va a atropellar a 5 personas. Presionando una palanca puedes desviarlo a otra vía en la que sólo matará a una persona. ¿Es moralmente permisible esta acción? El 90 % de encuestados dice que sí. En la segunda situación, puedes hacer descarrilar el tren empujando a un desafortunado transeúnte que camina al lado de la vía. El resultado final es el mismo: sacrificas uno para salvar cinco. Pero la mayoría de personas, sin saber explicar muy bien por qué, de forma instintiva consideran la segunda acción menos aceptable moralmente. Luego la intentan racionalizar, pero la decisión ya ha sido tomada de forma inmediata, aunque nunca antes hayamos reflexionado sobre un dilema parecido. A la pregunta sobre si es lícito extraer los órganos de un individuo sano para salvar 5 pacientes que van a morir si no reciben 5 transplantes diferentes, el 97% responde que no. 150000 personas de 120 países diferentes han participado en un Moral Sense Test con cuestiones como estas, y lo importante según Hauser es que los juicios morales no varían en función de género, raza, edad, religión o bagaje cultural. Son universales. Lesiones en el córtex Quizás el 3% que quitaría los órganos de una persona sana para salvar a cinco son psicópatas que no poseen emociones sociales como la empatía, o tienen una lesión cerebral que les inhibe la emoción en la toma de decisiones. Hay un experimento muy clásico en la teoría de juegos: “Ramón y David. Venid... Os voy a dar 10 dólares para que os los repartáis. Pero se los ofreceré sólo a uno de vosotros, que podrá decidir la cantidad que cada uno se lleva. Si el otro acepta, ambos os vais con vuestro dinero. Si no, me lo tendréis que devolver.” Por lo general, si Ramón ofrece una cantidad que David considera injusta (digamos darle sólo un dólar y quedarse él nueve), David no acepta el trato. Cuando la prueba se realizó a personas con lesiones en una zona del córtex frontal, aunque consideraran totalmente injusto el trato ofrecido, aceptaban cualquier cantidad. De forma racional pensaban que “algo es mejor nada”, y la sensación de enfado no intervenía en su decisión. En otras situaciones parecidas a las planteadas en el Moral Sense Test, también respondían sin considerar sus emociones, sólo calculando de forma fría el balance final. La conclusión extraída es que algunos juicios morales tienen su sustrato neurobiológico. Estudios de neuroimagen Joshua Green de Harvard escaneó el cerebro de voluntarios mientras les planteaba el dilema del tranvía. Cuando se trataba de accionar una palanca, las zonas del cerebro que se activaban eran principalmente las del pensamiento racional. Cuando se pedía empujar a alguien a la vía, regiones relacionadas con la emoción empezaban a iluminarse. Animales morales y la evolución Marc Hauser ha realizado estudios con monos en los que observó actos que parecen morales, como evitar comer si eso implica que un compañero recibe una corriente eléctrica. También publicó un estudio en Science en el que los monos reaccionaban diferente al sufrir un incidente como fruto del azar, o de una acción intencionada. Hauser confiesa que todavía nadie ha podido investigar si un animal posee los conceptos de correcto o incorrecto, o hace juicios que se puedan llamar morales. Pero todas formas considera que el instinto moral tiene sentido evolutivamente. Para mantener las normas sociales y conseguir que el grupo sea efectivo, es positivo que inscritos en nuestros genes hayan unos principios universales de colaboración o penalización ante conductas perjudiciales para la comunidad. He simplificado mucho, y he omitido muchos más ejemplos, estudios y aspectos a comentar: Implicaciones que tiene esta perspectiva científica de la moralidad en la religión, educación, políticas sociales y debates éticos actuales, desarrollo de la moralidad en niños, paralelismo con el análisis lingüístico y la gramática universal de Chomsky, futuros estudios que Marc Hauser piensa realizar… De momento os quería presentar el concepto de neurofilosofía, que para mi refleja la gran aportación que está realizando la ciencia al pensamiento contemporáneo, y esta fantástica convergencia de disciplinas humanistas y científicas en un espacio común. Y también introducir las investigaciones de Hauser sobre la condición innata y universal de un sentido moral que no es sólo fruto de la información transmitida por vía no genética (cultura), sino que tienen su historia evolutiva y fundamentos neurobiológicos. Sus reflexiones no son nuevas, pero las herramientas que utiliza para analizarlas sí. Sin duda es un campo controvertido, del que se hablará en el futuro, y que si os estimula ya podemos empezar a discutir en este blog.