Apuntes científicos desde el MIT

Apuntes científicos desde el MIT

Este Blog empezó gracias a una beca para periodistas científicos en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston, donde pasé un año aprendiendo ciencia con el objetivo de contarla después. Ahora continúa desde Nueva York buscando reflexiones científicas en otras instituciones, laboratorios, conferencias, y conversando con cualquier investigador que se preste a compartir su conocimiento.

Sobre el autor

Pere Estupinya

. Soy químico, bioquímico, y un omnívoro de la ciencia, que ya lleva cierto tiempo contándola como excusa para poder aprenderla.
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Libros

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En esta nueva aventura científica que recorre desde laboratorios y congresos de medicina sexual hasta clubs de sadomasoquismo o de swingers, Pere Estupinyà nos ofrece la obra más original y completa que ningún autor hispanohablante haya escrito nunca sobre la ciencia de la sexualidad humana.

El ladrón de cerebros La ciencia es la aventura más apasionante que puedas emprender.
En El Ladrón de Cerebros, Pere Estupinyà se infiltra en los principales laboratorios y centros de investigación del mundo con el objetivo de robar el conocimiento de los verdaderos héroes del siglo XXI —los científicos— y compartirlo con sus lectores. El Ladrón de Cerebros

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Neurofilosofía moral

Por: | 29 de enero de 2008

De vuelta al frío pero estimulante Boston recojo un tema que dejé pendiente justo antes del viaje a Costa Rica: la charla con Marc Hauser sobre el estudio científico de la moralidad. Immanuel Kant postulaba que nuestros juicios morales dependían principalmente de la razón. En cambio para David Hume era la emoción la que guiaba cualquier decisión moral. Hace poco, muy poco, que los científicos han sido capaces de escanear los cerebros de voluntarios mientras se les planteaba una serie de dilemas morales, para intentar comprender de forma empírica quien se aproximaba más a la supuesta realidad. Las intuiciones morales están siendo diseccionadas en los laboratorios mediante tests, análisis de pacientes con lesiones cerebrales, estudios con primates, herramientas de biología evolutiva y aparatos de resonancia magnética (fMRI), en lo que para algunos representa un campo de estudio emergente: la Neurofilosofía. El estudio científico de aspectos de nuestra naturaleza humana que antes quedaban reservados sólo a los filósofos. El instinto moral Posiblemente el principal exponente de este acercamiento a la moralidad desde la metodología científica es Marc Hauser, profesor de psicología en la Universidad de Harvard y autor del libro “Moral Minds” (Mentes Morales: la naturaleza de lo correcto y lo incorrecto). Su tesis principal queda clara desde la primera línea del prólogo de su libro: “Nacemos con un instinto moral, una capacidad que crece de forma natural en cada niño, desarrollada para generar juicios rápidos sobre lo que es correcto o incorrecto, y basada en unos procesos que actúan de forma inconsciente. Parte de este mecanismo fue diseñado por la mano ciega de la selección darwiniana millones de años antes que nuestra especie evolucionase. Otros aspectos fueron añadidos o actualizados durante la historia de nuestros antepasados, y son exclusivos de los humanos y su psicología moral.” Según Hauser existen unos principios universales e inconscientes que subyacen a nuestros juicios sobre lo correcto y lo incorrecto. Las diferencias culturales afectan a cómo actuamos frente a dilemas morales concretos (pena de muerte), pero no tanto en cómo los valoramos de una forma abstracta (matar es malo). En esto todos los humanos compartimos una innata lógica común. Aunque conocía las ideas de Hauser desde que visitó el CCCB de Barcelona y fue entrevistado en REDES , releer tales afirmaciones me produjo cierto estupor. Cuando le entrevisté en su despacho de Harvard tenía la intención de, sin que se notaran mis reparos, averiguar cuan científicamente sólido era el trasfondo de la contundente sentencia con la que abre su libro. ¿Se trataba de una de esas brillantes y contagiosas ideas que no necesitan ser del todo veraces para extenderse de forma descontrolada? ¿jugaba Hauser con ejemplos bien logrados, de esos que incitan un rápido y convincente “ah, claro!”? ¿Sería un caso más de pop-science? Con su prestigio, no lo creía… pero reconozco que tenía mis dudas. Me resulta imposible describir en un formato blog lo que dieron de si los intensos 40 minutos que tengo grabados, ni exponer sus estudios y múltiples ejemplos en una longitud de texto que no aburra al que no sienta un especial interés por el tema. Para abordar este complejo asunto se necesita un libro como el de Hauser, o al menos un extenso artículo parecido al de Steven Pinker publicado por el NYT magazine hace un par de semanas. Pero dejadme que a riesgo de parecer simplista os resuma al extremo algunos de los puntos más destacados de sus argumentaciones, y os confiese que terminé la entrevista un poco más convencido de que sus veredictos están inspirados no sólo en ideas, sino también en experimentos científicos de diversa índole. Moral Sense Test Un tranvía desbocado va a atropellar a 5 personas. Presionando una palanca puedes desviarlo a otra vía en la que sólo matará a una persona. ¿Es moralmente permisible esta acción? El 90 % de encuestados dice que sí. En la segunda situación, puedes hacer descarrilar el tren empujando a un desafortunado transeúnte que camina al lado de la vía. El resultado final es el mismo: sacrificas uno para salvar cinco. Pero la mayoría de personas, sin saber explicar muy bien por qué, de forma instintiva consideran la segunda acción menos aceptable moralmente. Luego la intentan racionalizar, pero la decisión ya ha sido tomada de forma inmediata, aunque nunca antes hayamos reflexionado sobre un dilema parecido. A la pregunta sobre si es lícito extraer los órganos de un individuo sano para salvar 5 pacientes que van a morir si no reciben 5 transplantes diferentes, el 97% responde que no. 150000 personas de 120 países diferentes han participado en un Moral Sense Test con cuestiones como estas, y lo importante según Hauser es que los juicios morales no varían en función de género, raza, edad, religión o bagaje cultural. Son universales. Lesiones en el córtex Quizás el 3% que quitaría los órganos de una persona sana para salvar a cinco son psicópatas que no poseen emociones sociales como la empatía, o tienen una lesión cerebral que les inhibe la emoción en la toma de decisiones. Hay un experimento muy clásico en la teoría de juegos: “Ramón y David. Venid... Os voy a dar 10 dólares para que os los repartáis. Pero se los ofreceré sólo a uno de vosotros, que podrá decidir la cantidad que cada uno se lleva. Si el otro acepta, ambos os vais con vuestro dinero. Si no, me lo tendréis que devolver.” Por lo general, si Ramón ofrece una cantidad que David considera injusta (digamos darle sólo un dólar y quedarse él nueve), David no acepta el trato. Cuando la prueba se realizó a personas con lesiones en una zona del córtex frontal, aunque consideraran totalmente injusto el trato ofrecido, aceptaban cualquier cantidad. De forma racional pensaban que “algo es mejor nada”, y la sensación de enfado no intervenía en su decisión. En otras situaciones parecidas a las planteadas en el Moral Sense Test, también respondían sin considerar sus emociones, sólo calculando de forma fría el balance final. La conclusión extraída es que algunos juicios morales tienen su sustrato neurobiológico. Estudios de neuroimagen Joshua Green de Harvard escaneó el cerebro de voluntarios mientras les planteaba el dilema del tranvía. Cuando se trataba de accionar una palanca, las zonas del cerebro que se activaban eran principalmente las del pensamiento racional. Cuando se pedía empujar a alguien a la vía, regiones relacionadas con la emoción empezaban a iluminarse. Animales morales y la evolución Marc Hauser ha realizado estudios con monos en los que observó actos que parecen morales, como evitar comer si eso implica que un compañero recibe una corriente eléctrica. También publicó un estudio en Science en el que los monos reaccionaban diferente al sufrir un incidente como fruto del azar, o de una acción intencionada. Hauser confiesa que todavía nadie ha podido investigar si un animal posee los conceptos de correcto o incorrecto, o hace juicios que se puedan llamar morales. Pero todas formas considera que el instinto moral tiene sentido evolutivamente. Para mantener las normas sociales y conseguir que el grupo sea efectivo, es positivo que inscritos en nuestros genes hayan unos principios universales de colaboración o penalización ante conductas perjudiciales para la comunidad. He simplificado mucho, y he omitido muchos más ejemplos, estudios y aspectos a comentar: Implicaciones que tiene esta perspectiva científica de la moralidad en la religión, educación, políticas sociales y debates éticos actuales, desarrollo de la moralidad en niños, paralelismo con el análisis lingüístico y la gramática universal de Chomsky, futuros estudios que Marc Hauser piensa realizar… De momento os quería presentar el concepto de neurofilosofía, que para mi refleja la gran aportación que está realizando la ciencia al pensamiento contemporáneo, y esta fantástica convergencia de disciplinas humanistas y científicas en un espacio común. Y también introducir las investigaciones de Hauser sobre la condición innata y universal de un sentido moral que no es sólo fruto de la información transmitida por vía no genética (cultura), sino que tienen su historia evolutiva y fundamentos neurobiológicos. Sus reflexiones no son nuevas, pero las herramientas que utiliza para analizarlas sí. Sin duda es un campo controvertido, del que se hablará en el futuro, y que si os estimula ya podemos empezar a discutir en este blog.

Una de vampiros

Por: | 27 de enero de 2008

Los murciélagos son unos animales excepcionales. Son los únicos mamíferos que vuelan, y lo hacen con unas alas cuyo origen evolutivo es totalmente independiente a las de los pájaros. También son los únicos mamíferos terrestres con ecolocalización. Delfines y ballenas poseen esta peculiar forma de orientarse, pero de nuevo se trata de un caso de convergencia evolutiva: especies muy alejadas evolutivamente han desarrollado por separado estructuras similares. La ecolocalización es una de estas capacidades animales que desde una perspectiva humana nos parecen inconcebibles. Los murciélagos emiten sonidos y son capaces de percibir las ondas sonoras cuando rebotan en los objetos que tienen a su alrededor. A veces incluso utilizan la nariz para dirigirlas como si fuera un radar. Con ello consiguen distinguir con gran precisión distancias, tamaños, formas y movimientos de los objetos o animales que les rodean. No son ciegos, pero durante su vida nocturna la vista no es el sentido que prefieran utilizar. La investigadora de la Estación Biológica de la Selva Ragde Sánchez nos ha deleitado con sus explicaciones sobre estos curiosos animales durante una expedición a medianoche en la que hemos observado, acariciado, oído y fotografiado a varias especies de murciélagos. Los atrapan con redes muy finas, y no resulta demasiado difícil. Cuando uno se engancha grita pidiendo ayuda. Entonces sus solidarios compañeros acuden a socorrerlo y quedan atrapados en la red.

(aquí podéis oír los sonidos que emitía este murciélago mientras Ragde nos hablaba de su fisiología y comportamiento) De la multitud de especies que existen, hay tres que se alimentan exclusivamente de sangre. Son los vampiros. Resulta curioso que Drácula viviera en la región rumana de Transilvania, cuando sólo existen vampiros en el continente americano. Pero más sorprendente todavía resulta la propia biología de estos chupadores de sangre. Una vez localizada su presa, el vampiro busca una zona de la piel rica en vasos sanguíneos, los rasga con sus afilados incisivos, introduce un poderoso anestesiante y una proteína anticoagulante (ambos utilizados con fines farmacéuticos), y va chupando la sangre a medida que sale por la herida. Puede llegar a ingerir su propio peso en sangre. Cuando está harto, regresa a su guarida para digerirla y compartirla con sus compañeros que no han conseguido alimentarse. Éste es uno de los comportamientos que Ragde Sánchez destacó. Según los estudios realizados en La Selva, los vampiros son unos animales mucho más sociales de lo que se creía. Mueren si durante dos noches no comen nada, por esto se ayudan mutuamente. Se ha observado que las hembras regurgitan la sangre para ofrecerla a sus hijos, pero si es necesario, alimentan también a jóvenes con los que no tienen parentesco alguno, un comportamiento poco frecuente en la mayoría de animales. Es cierto que los vampiros prefieren vacas o caballos, y no suelen atacar a humanos, pero cuando le pregunté a uno de nuestros guías si conocía casos de personas mordidas por vampiros, me contestó un contundente “y tanto! Yo me crié en la selva, a mi padre le mordieron varias veces, y a un compañero mío le transmitieron la rabia”. De todas formas es algo poco frecuente. Por si hay alguien sensible insisto en que sólo hay tres especies de murciélagos vampiros, y viven en el continente americano. Los otros murciélagos que atrapamos y tenéis más arriba sólo comían frutos y algunos insectos. El último apunte que nos ofrece Ragde quizás es el más relevante. Según sus propios estudios, en la selva de Costa Rica han desaparecido el 30% de murciélagos en los últimos 10 años. Se mantienen las mismas especies, pero con un número de ejemplares mucho menor. Y no es un caso aislado. Steven Whitfield de la Universidad Internacional de Florida también ha observado una disminución del 75% en el número de anfibios en los últimos 35 años. Y 33 especies de aves han visto reducidos sus ejemplares en más del 50%. Los investigadores David y Deborah Clark llevan tres décadas investigando en esta selva, y según ellos, el calentamiento global se encuentra detrás de estas disminuciones. La temperatura nocturna del bosque tropical ha aumentado 0.43ºC en los últimos 10 años, los árboles crecen menos, y el ecosistema se resiente. No se trata de ser alarmantes, pero los inventarios de animales y plantas ponen de manifiesto que la vida en la selva está en retroceso. Según las estimaciones del matrimonio Clark, en caso que continúe este aumento de temperatura y se cumplan los pronósticos de algunos modelos sobre el calentamiento global, las consecuencias para el bosque de La Selva pueden llegar a ser muy graves.

¡Esto es la selva!

Por: | 24 de enero de 2008

Os escribo desde la selva. No, no hablo en sentido figurado. En estos momentos estoy en una estacion biológica en medio de la selva costarricense, y por fin dispongo de unos minutos y conexión a Internet para daros un primer “taste” del viaje que el Knight Fellowship ha organizado con el objetivo de analizar temas cientificos, medioambientales y de salud en un pais tropical como Costa Rica. No sabeis las ganas que tenia de escribiros, de verdad. Ni la frustración que supone hacerlo con prisas, desde un teclado sin acentos (que vergüenza…) y no poder colgar ninguna de las fotos que estoy haciendo. Lo hare mas adelante, pero no podia dejar pasar la oportunidad de escribir en pleno “Stoop Syndrome”. Anoche ya me quedé con las ganas… Como vosotros, yo también he visto por television imagenes espectaculares de erupciones volcanicas. Pero cuando el vulcanologo Gerardo Soto nos señalo un agujero de unos 5 metros a la derecha de nuestro autobus, y nos dijo que era resultado del impacto de una roca expulsada por el volcan Arenal que teniamos a nuestra izquierda, me di cuenta de que no las habia asimilado. Miras el crater, imaginas tal objeto volando hasta el agujero, y te da igual saber si la roca pesaba 10 toneladas o 100, o si la distancia recorrida era de 2 kilometros o 20. No importa. Es algo mucho mas brutal de lo que experimentaras en tu vida cotidiana. A continuación Gerardo comenta: “aquí estaba el pueblo que arrasó la erupción del 1968”, ese estaba te sobrecoge. No ves un pueblo destruido, ni casas quemadas, ni ningún resto que indique que allí estaba Pueblo Nuevo. Simplemente no hay nada, quedo sepultado. “Fallecieron unas 70 personas”, indica Gerardo. Pero… ¿por qué vivían allí? No lo podían prever? “El volcán estaba completamente apagado, cubierto de vegetacion. Incluso la gente del lugar creia que alli no había ningún volcán. Y lo de preverlos… en eso investigamos”. Te vas haciendo a la idea, bajas del autobús, empiezas a caminar por la ladera, y de golpe oyes un estruendo. Gerardo señala arriba y ves rocas cayendo. No son llamativos ríos rojizos de lava, pero os aseguro que la impresión producida por esa explosion se ha quedado fijada en mi memoria. Fue solo la primera. Llegas de noche a tu alojamiento, pides una cerveza “imperial” y disfrutas del perfil cónico del volcán. A los pocos segundos oyes un nuevo rugido y… wow! El íltimo regalo: Algo rojizo empieza a desprenderse. Impresionante. Dura unos instantes, pero la bellísima escena se repite cada pocos minutos. “El volcán esta activo, expulsa un metro cúbico de lava cada segundo, y crece 15 metros al año” apunta Gerardo. La ventaja de viajar con un vulcanólogo es que te ofrede una dimensión extra, complementaria a la belleza que estás percibiendo. Te explica la relacion de los volcanes con la historia de la Tierra, las investigaciones científicas que estan realizando, y sus vinculos con otros procesos geologicos y ambientales. No os lo desvelo ahora, porque me prometió que también os lo contaría a vosotros en un futuro post. Algo parecido ocurre en la selva tropical en la que me encuentro. Disfrutas observando infinidad de pajaros diferentes y una vegetacion exuberante a la que no estas acostumbrado. Todo tipo de animales se cruzan en tu camino. Incluso te hace ilusion que un mono se mee en tu cabeza desde lo alto de un arbol mientras lo estas contemplando (no es un ejemplo ficticio). Pero la estación biológica de la Selva no es un lugar dedicado al turismo. Aquí hay toda una comunidad de científicos investigando en biodiversidad, cambio climático, conservación, etología animal, botánica, captación de carbono… con proyectos interesantísimos que espero poder compartir con vosotros lo más pronto posible. Es un lujo estar aquí. Tanto en Costa Rica, como en este blog.

Obesidad y diabetes en camino

Por: | 19 de enero de 2008

Hace unas semanas mi amigo Peter McCormick me invitó a pasar un largo fin de semana en el estado de Colorado, en plenas Montañas Rocosas. Allí tuve la oportunidad de conocer a su padre, el epidemiólogo de la Universidad de Texas Joseph McCormick. Joseph es el autor del libro “Level 4: virus Hunters of the CDC ”, en el que relata sus años vividos en África persiguiendo virus como el ébola, la fiebre de Lassa, o el de Crimea-Congo, todos ellos catalogados dentro del nivel de bioseguridad 4 (el más alto que existe). Charlar sobre sus experiencias fue una de las conversaciones más interesantes que recuerdo. Actualmente Joseph investiga sobre temas relacionados con la Salud Pública de Estados Unidos. Cuando le pregunté sobre la problemática de la obesidad en su país, me llevó a su despacho, se conectó a internet, y me mostró un estudio realizado por el CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de US) que me dejó impactado. Fijaros en los siguientes mapas: El primero refleja el ritmo al que aumentó el porcentaje de población obesa en Estados Unidos entre 1985 y 2006. En el segundo podéis ver cómo, con un retraso de 3 o 4 años, la diabetes va siguiendo el mismo camino. Podéis descargar los mapas y obtener más información aquí Acto seguido Joseph McCormick me preguntó cuál era la situación en España. Todavía abrumando respondí algo parecido a: “No estoy seguro. Sé que hay datos preocupantes sobre el aumento de la obesidad infantil, pero diría que en general no es un problema tan grave como en Estados Unidos”. Joseph me miró con cierta cara de escepticismo, buscó varias publicaciones científicas en la web, y empezó a leer. Al poco me comenta: “vuestra situación actual es muy parecida a nuestros mapas de hace unos 15 años. Ya habéis entrado en plena curva ascendente en lo que se refiere a obesidad, y estáis siguiendo nuestra misma tendencia. Posiblemente empezareis a notar pronto el fuerte incremento de diabetes. Yo sí que me preocuparía un poco… quizás todavía estéis a tiempo de hacer algo para evitar llegar a nuestros extremos.” PD: Recordé esta historia en Costa Rica. Uno de los días lo dedicamos a visitar centros hospitalarios en San José, a analizar problemas específicos de salud pública en ese país, y a entrevistarnos con responsables del sistema sanitario. Durante una de las charlas nos dijeron que la obesidad también estaba creciendo de forma alarmante. Culpaban a los nuevos hábitos alimenticios y a la proliferación de comida rápida. Me sorprendió un poco porque en US una de las excusas para justificar el consumo de fast food es su bajo precio, pero en Costa Rica esta excusa no servía. Entonces observé un detalle que me pareció significativo. A media charla nos habían ofrecido un plato de fruta, con papaya, melón, piña y una mandarina. Todos nos comimos la fruta, pero como podéis observar en la foto, quedaron algunas mandarinas. El pequeño esfuerzo que suponía dejar el boli y pelarlas fue suficiente para escoger la opción más cómoda. No se vosotros, pero a mi algo parecido me ocurre casi cada día...

El efecto McGurk

Por: | 18 de enero de 2008

Durante un seminario de psicología dedicado a la percepción, Jason Mitchell nos mostró esta fotografía diciendo que la longitud de los lados largos y cortos de ambas mesas eran idénticos. “Anda ya! esta vez no cuela…” pensamos varios y dijo alguno. “Os envío el power point, y lo medís”, contestó Mitchell. Así lo hice, y comprobé que mi cerebro me engaña siempre que le da la gana. En muchas ocasiones lo hace por nuestro bien: su principal objetivo no es representar el mundo de la forma más fiel posible, sino sobrevivir, y si para ello le toca mentirnos, no duda en hacerlo. Por el motivo que sea, esta ilusión óptica me sorprendió más que otras anteriores. Iba a mostrárosla de inmediato, pero me contuve pensando que ya habéis visto infinidad de imágenes parecidas. Sin embargo, ayer mi compañera Pam Belluck nos habló de otro tipo de efecto que me pareció más original. Fijaos atentamente en el personaje del video, y prestad atención a qué sílabas pronuncia:

Ahora escuchadle de nuevo con los ojos cerraros. ¿Oís lo mismo? Si no estáis seguros, repetid la operación varias veces, mirando sus labios, y sin mirar. Es una ilusión óptico-auditiva llamada efecto McGurk,. La primera vez habréis oído Da-Da Da-Da Da-Da, y con los ojos cerrados Ba-Ba Ba-Ba Ba-Ba. En realidad le han doblado. Lo que suena es “Ba”, le grabaron diciendo “Ga”, y tu cerebro integra de forma inconsciente la información visual con la percepción auditiva para entender “Da”. Os avanzo que en breve un “científico exiliado” en el MIT nos explicará la relevancia científica que tiene entender cómo nuestro mentiroso cerebro interpreta estas ilusiones sensoriales. No sólo para la psicología, sino incluso para la inteligencia artificial y la visión por ordenador.

El País

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