No es que durante estas fiestas me haya despertado algún día con un dolor de cabeza inusual… ni que intuya que podría ocurrirme la mañana del 1 de enero … no, no, no... lo que me incita a buscar información científica sobre la fisiología de la resaca y cuál es la mejor manera de minimizarla (aparte de la más obvia), es sólo curiosidad intelectual… Cocktail de síntomas Además del exasperante dolor de cabeza, cada uno de los síntomas que aparecen a las pocas horas tras dejar de beber, cuando tu concentración de alcohol en sangre ya es prácticamente nula, tiene diferente explicación y tratamiento. Te sientes fatigado porque el alcohol induce cambios en el metabolismo de tu hígado que desembocan en una menor concentración de azúcar en sangre; una ligera hipoglucemia que mejorará si por la mañana ingieres zumos o alimentos con carbohidratos. Quizás no te apetezca comer nada porque tengas el estómago hecho polvo; Especialmente si has tomado licores fuertes sin rebajarlos con nada, el alcohol ha irritado directamente tu sistema gastrointestinal y estimulado la producción de secreciones pancreáticas y ácidos en el estómago. Si la comida previa a las copas hubiera sido contundente y elevada en grasas, tu estómago e intestinos no se habrían irritado tanto y de paso la absorción de alcohol habría sido más lenta. Bebe agua. Antes, mientras y después, bebe agua. El alcohol es diurético, hace que tu glándula pituitaria segregue menos hormonas antidiuréticas como la vasopresina, los riñones no reabsorban tanto líquido, aumente la producción de orina, y tu cuerpo termine eliminando más líquido del que ingiere. Si tomas 50 gramos de alcohol diluidos en un volumen total de 250 ml, acabarás perdiendo entre 600 y 1000 ml de agua. Esta deshidratación y pérdida de electrolitos es lo que te provoca la sensación de sequedad, cansancio, sed abundante, y puede (eso se ve que no está tan claro todavía) contribuir al dolor de cabeza por la vasodilatación en el cerebro. No sólo es culpa del etanol En tu estómago e hígado tienes un par de enzimas que se encargan de transformar el etanol en algo que tu cuerpo pueda metabolizar sin problemas. El primero se llama ADH y le quita un hidrógeno a la molécula de etanol para convertirlo en acetaldehído. Este compuesto es tóxico, por lo que el segundo enzima, la ALDH, debe actuar rapidísimo quitándole otro hidrógeno para transformarlo en un inocente acetato. Si bebes muy rápido y no permites al ALDH seguirte el ritmo, o eres una de las personas que tienen una variante genética del ALDH menos efectiva, tu concentración en sangre de acetaldehído será demasiado alta y sufrirás náuseas, sudores, aceleración de pulso, y malestar generalizado. Pero a parte del etanol, las bebidas alcohólicas contienen unas sustancias llamadas “congéneres” que se generan durante el proceso de producción del licor y contribuyen a la severidad de la resaca. Las bebidas de baja calidad suelen tener más congéneres, mezclar es contraproducente porque aumenta su diversidad, y cada licor tiene un grado diferente. Calidades aparte y a igualdad de etanol final consumido, la lista de bebidas de más a menos resaca es: coñac, vino tinto, ron, whisky, vino blanco, ginebra, vodka, cerveza y etanol puro diluido en zumo de naranja; orden que concuerda con mayor a menor cantidad de congéneres. El metanol es el peor de ellos. Se trata de una molécula de estructura similar al etanol pero un poco más pequeña y que se descompone con los mismos ADH y ALDH. El problema es que sus productos intermedios (formaldehído y ácido fórmico) son todavía más tóxicos. Los científicos que consideran al metanol un factor muy importante en la resaca dicen que los enzimas metabolizan primero el etanol (tienen más afinidad química por él), y cuando terminan siguen con el metanol produciendo formaldehído y ácido fórmico. Esto explicaría que los síntomas de la resaca empiecen cuando la cantidad de alcohol en sangre es prácticamente nula. Y de hecho, también podría explicar que tomar un poco de alcohol por la mañana disminuya momentáneamente sus síntomas, ya que bloquearía de nuevo las ADH y ALDH. Teoría novedosa En una revisión del 2008 se plantea otro mecanismo que podría influir en el dolor de cabeza y cambios de ánimo: esta intoxicación del cuerpo activaría de golpe las señales de alarma del sistema inmunológico, induciendo el malestar propio de un resfriado o infección. Las citoquinas que utiliza el sistema inmunológico para comunicarse con el cerebro provocan malestar, debilidad, dolores, y aplatanamiento para forzarte a que descanses y contribuyas a tu recuperación. No está comprobado, pero algunos expertos creen que este proceso se puede sobreactivar tras una borrachera y contribuir a la pesadez del día siguiente. Resumen de recomendaciones Comer contundente antes y dulce después, ayuda. Beber agua, aunque sepa peor que la cerveza, es casi imprescindible. Aspirina o ibuprofeno por la mañana o antes de ir a dormir disminuirá tu dolor de cabeza. Vitaminas, especialmente la B6, podrían acortar el tiempo de sufrimiento aunque sea por placebo. El café te despejará, pero su contrapartida es que tiene efecto diurético. Ah, si por la mañana se te ocurre tomar una cervecita, carajillo, o el mal recomendado bloody mary (a pesar que el tomate tenga vitamina B6), ni se te ocurra. Es normal sentir un leve síndrome de abstinencia al día siguiente, y quizás sí notarías un alivio momentáneo, pero significaría alargar todavía más el proceso de desintoxicación que debe seguir tu cuerpo. Hasta aquí un burdo batiburrillo de la ciencia testada. Espero vuestros remedios caseros, recomendaciones, o truquillos extraídos de la sabiduría popular que a las revisiones de científicos (y por supuesto a mi, claro) se les hayan podido escapar. No sería la primera vez que de ellas se abre una nueva línea de investigación…