Apuntes científicos desde el MIT

Apuntes científicos desde el MIT

Este Blog empezó gracias a una beca para periodistas científicos en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston, donde pasé un año aprendiendo ciencia con el objetivo de contarla después. Ahora continúa desde Nueva York buscando reflexiones científicas en otras instituciones, laboratorios, conferencias, y conversando con cualquier investigador que se preste a compartir su conocimiento.

Por qué los macacos no navegan por Internet y nosotros sí, por Vicky Puig

Por: | 13 de diciembre de 2008

Lo prometido es deuda, y la neurocientífica Victoria Puig se ha currado un artículo impresionante sobre oscilaciones cerebrales y sus estudios con Laia i Luke, los simpáticos macacos que me presentó hace unos meses en su laboratorio del Picower Institute en el MIT. No le robo más tiempo. Hoy la verdadera protagonista es Vicky y sus macacos: (ah! preguntadles todo lo que queráis en los comentarios, pero os advierto que sólo responderá ella…) Por qué los macacos no navegan por Internet y nosotros sí, por Vicky Puig ¿Qué hace que los macacos y los humanos tengamos un nivel de inteligencia tan distinto, a pesar de tener la anatomía y el ADN (~93%) tan similares? Muchas cosas. Una de las más importantes es el tamaño de un área del cerebro llamada Corteza Prefrontal. La corteza prefrontal se encuentra en la zona más frontal del cerebro (detrás de la frente), y es una de las áreas cerebrales más evolucionadas en primates. Se encarga de controlar los pensamientos más complejos y abstractos que realizamos cada día. Gracias a ella tomamos decisiones, recordamos, aprendemos y controlamos nuestro comportamiento. El famoso caso de Phineas Gage muestra como la corteza prefrontal determina, en parte, nuestra personalidad. Gage era un trabajador de la construcción que en 1848 sufrió un accidente mientras trabajaba: una barra de metal le atravesó el cráneo destrozando su corteza prefrontal. Se recuperó rápidamente del accidente, pero su personalidad nunca volvió a ser la misma. Empezó a comportarse de forma extraña: era más impulsivo y maleducado (hacía cosas que no estaban socialmente aceptadas, como hacer preguntas indiscretas), no podía planear cosas a largo plazo (lo que le llevó a perder su trabajo), y se volvió insensible. De la misma manera, algunos pacientes con enfermedades psiquiátricas, como los esquizofrénicos, presentan anomalías en la corteza prefrontal. Pongamos un ejemplo concreto de lo que hace la corteza prefrontal. Estás en tu coche parado delante de un semáforo en rojo. El semáforo cambia a verde y arrancas el coche. De repente, un niño cruza la calle, lo que hace que frenes de inmediato. La decisión de pisar el freno la tomó tu corteza prefrontal en pocas milésimas de segundo. La corteza prefrontal tuvo que inhibir la regla interna que se estaba siguiendo, ‘pasar’ (el semáforo estaba verde), por una nueva regla, ‘parar’. ¿Cómo puede el cerebro integrar tanta información en milésimas de segundo y actuar tan rápido? Nuestro laboratorio en el MIT lleva años estudiando cómo la corteza prefrontal hace de ‘director de orquesta’ durante estas complicadas situaciones. Utilizamos macacos como modelo porque, aunque tienen menos corteza prefrontal que los humanos (la corteza prefrontal es un 30% del total de la corteza en humanos y sólo un 15 % en monos), los macacos son capaces de realizar tareas cognitivas relativamente abstractas. Por ejemplo, enseñamos a los macacos a recordar secuencias de objetos (A-B no es lo mismo que B-A), a categorizar cosas (les mostramos distintos tipos de gato para que aprendan el concepto ‘gato’), a aprender asociaciones entre imágenes y movimientos (cuando aparece un plátano en la pantalla tienen, por ejemplo, que mover la palanca a la derecha) o a prestar atención a un objeto mientras otros objetos aparecen y desaparecen. Los macacos son menos flexibles que los humanos, es decir, tardan más tiempo en aprender: los entrenamos durante unos 2 años con programas de ordenador hasta que comprenden los conceptos de orden, categoría, etc. Una vez los macacos son expertos en su tarea, analizamos dos tipos de señales en su cerebro: la actividad de neuronas individuales y los cambios de voltaje generados por redes de neuronas. Este último fenómeno fue descrito inicialmente por Hans Berger en 1929, tras buscar durante años una prueba científica de la existencia de la telepatía. Irónicamente, Berger descubrió una señal generada por el cerebro que era de tan bajo voltaje que descartó que la telepatía fuera posible. Era el electroencefalograma (o EEG). En el EEG se pueden ver claramente muchos tipos de oscilaciones, cada una a una frecuencia distinta. Aunque conocemos la existencia de las oscilaciones desde hace mucho tiempo, todavía no sabemos con certeza cómo se originan y para qué sirven. Se cree que las ondas provienen del campo eléctrico generado por millones de neuronas que disparan a la vez. Algunas oscilaciones son muy evidentes durante ciertas etapas del sueño, como el sueño de ondas lentas. Se ha demostrado que las ondas lentas ayudan a recordar las experiencias vividas durante el día. El hecho de que el cerebro ‘oscile’ tanto durante el sueño hace pensar a los neurocientíficos que, por defecto, el cerebro está supersincronizado, y que la información que nos llega durante el día no hace más que romper esta sincronización. De hecho, no hace falta más que cerrar los ojos para que nuestro cerebro genere ondas alfa (8-12 ciclos por segundo), que desaparecen inmediatamente cuando abrimos los ojos. Increíble, ¿no? Las ondas alfa aparecen con la sensación de calma, y están muy acentuadas en personas que practican regularmente meditación, como el yoga. Esto significa que podemos ‘entrenar’ a nuestro cerebro a generar ciertos tipos de ondas, y hay científicos trabajando para que en un futuro no muy lejano este control mental pueda ayudarnos en nuestra vida diaria, por ejemplo, para encender y apagar electrodomésticos o mover una silla de ruedas. En el siguiente par de videos veréis hasta dónde ha llegado esta nueva tecnología. En uno de los videos podréis ver cómo una persona toca el piano a través de sus ondas cerebrales, y en el otro cómo una empresa americana está trabajando en un nuevo tipo de videojuegos que sólo requerirán que te pongas una cinta en la cabeza… y que practiques un poco con tus ondas cerebrales. Cuando estamos despiertos, las dos ondas más evidentes son theta (4-8 ciclos/s) y gamma (30-80 ciclos/s). Se sabe que las dos aparecen durante procesos de memoria, pero aún se desconoce qué significan exactamente. Está bien descrito, sin embargo, cómo la interacción entre ondas theta y gamma en una zona del cerebro llamada hipocampo nos informa de nuestra situación en el espacio, y es imprescindible para que no nos desorientemos. Para quién esté interesado en estos temas recomiendo el libro ‘Rhythms of the Brain’, de Gyorgy Buzsáki. Se ha descubierto en los últimos años que pacientes psiquiátricos tienen muy alteradas algunas de estas oscilaciones, lo que va a ayudar enormemente a comprender las patologías y, probablemente, a diseñar nuevos tratamientos. Pero, ¿cuál es la función de estas oscilaciones? Este es un tema muy candente en la Neurociencia actual y aún no tenemos la respuesta. La hipótesis más factible es que las oscilaciones sean una vía de comunicación entre distintas áreas cerebrales. Gracias a las oscilaciones, áreas distantes en el cerebro podrían ‘hablar’ entre ellas rápidamente. Lo cierto es que el cerebro tiene miles de millones de neuronas, pero sólo muy pocas están conectadas entre ellas: la mayoría de neuronas sólo interaccionan con las de su alrededor a través de sinapsis. La actividad sincronizada aparece, probablemente, cuando se genera un bucle de activación entre neuronas de la red: A excita a B, que excita a C, que excita a A… La sincronización de la actividad entre neuronas vecinas ayudaría a que el mensaje de la red se ‘oyera’ claramente en el resto del cerebro. De esta manera, la transmisión de información entre áreas del cerebro que están lejos físicamente sería fiable y lo más rápida posible. Nuestro laboratorio ha descubierto que existen ‘superneuronas’ en la corteza prefrontal capaces de categorizar1 cosas (aumentan la frecuencia de descarga cuando pensamos en el concepto ‘gato’, independientemente del tipo de gato), capaces de contar2 objetos (disparan cuando hay, por ejemplo, tres objetos en la pantalla, sin importar qué objetos), capaces de memorizar3,4 objetos y posiciones en el espacio, o de asociar5,6 estímulos con conceptos (son las neuronas que nos indican qué reglas hay que seguir, por ejemplo, semáforo en verde-pasar). Ahora estamos estudiando si estas superneuronas pueden realizar más de una función a la vez, como recordar y contar. Pero sabemos que estas superneuronas no trabajan solas, sino en grandes redes neuronales. Recientemente hemos descubierto que áreas distintas del cerebro ‘hablan’ a través de frecuencias diferentes dependiendo de la función a realizar. Entrenamos a macacos a buscar objetos en la pantalla mientras se les presentaban otros objetos ‘distractores’. Cuando los distractores eran muy diferentes del objeto, el macaco encontraba el objeto inmediatamente (Visual Pop-out), y las cortezas sensorial y prefrontal se comunicaban rápidamente a través de ondas gamma de alta frecuencia, casi de forma automática. Pero cuando el mono tenía que buscar el objeto en la pantalla porque los distractores y el objeto eran muy parecidos (Visual Search), la frecuencia de comunicación era gamma de baja frecuencia7. El estudio de redes neuronales es complejo y requiere conocimientos matemáticos de alto nivel. Existen muchos grupos de investigación analizando redes neuronales sencillas en animales inferiores, como langostas o gusanos, animales en los que se ha podido mapear gran parte de su sistema nervioso. De esos experimentos se generan modelos matemáticos que tratan de explicar los fenómenos observados en primates. Pero el cerebro de los primates es mucho más complejo y todavía no conocemos con detalle la anatomía de las conexiones intracerebrales. Para ello ha surgido recientemente el campo de la ‘conectómica’. Para comprender el origen y la función de las redes neuronales está siendo necesaria la cooperación entre informáticos, matemáticos, biofísicos y neurofisiólogos. Este tipo de interacción es posible en centros como el MIT, donde expertos en distintas disciplinas trabajan juntos. Los avances en este campo están siendo espectaculares, y estamos empezando a comprender cómo nuestro cerebro procesa tanta información, y de forma tan rápida y tan precisa.

Vicky Puig
1 Freedman, D. J., Riesenhuber, M., Poggio, T., & Miller, E. K. Categorical representation of visual stimuli in the primate prefrontal cortex. Science 291, 312-316 (2001). 2 Nieder, A., Freedman, D. J., & Miller, E. K. Representation of the quantity of visual items in the primate prefrontal cortex. Science 297, 1708-1711 (2002). 3 Rainer, G., Asaad, W. F., & Miller, E. K. Selective representation of relevant information by neurons in the primate prefrontal cortex. Nature 393, 577-579 (1998). 4 Rao, S. C., Rainer, G., & Miller, E. K. Integration of what and where in the primate prefrontal cortex. Science 276, 821-824 (1997). 5 Wallis, J. D., Anderson, K. C., & Miller, E. K. Single neurons in prefrontal cortex encode abstract rules. Nature 411, 953-956 (2001). 6 Pasupathy, A. & Miller, E. K. Different time courses of learning-related activity in the prefrontal cortex and striatum. Nature 433, 873-876 (2005). 7 Buschman, T. J. & Miller, E. K. Top-down versus bottom-up control of attention in the prefrontal and posterior parietal cortices. Science 315, 1860-1862 (2007).

Hay 62 Comentarios

Raul: Como Dr. en Fisica te podria comentar que los fenomenos cuanticos tienen su importancia influyen en atomos de pequeña masa atomica, tales como Hidrogeno, Helio..iones como Calcio, Sodio, Potasio, principales agentes respondables de los procesos biomoleculares que se dan a nivel de sinapsis, tienen una masa relativamente grande de forma que los efectos cuanticos se asume que no interfieren por el principio de correspondencia invocado por Niels Bohr en 1923, y un tratamiento clasico reproduce bien el comportamiento experimental de estos iones. Asi, las leyes de transporte que rigen este tipo de iones se comportan bien con ecuaciones clasicas, no haciendo falta las correcciones cuanticas. Eso si, si estas interesado en particulas como protones y demas, los efectos cuanticos han de tenerse en cuenta. Por tanto, a nivel computacional, las ecuaciones que rigen estos procesos bioquimicos atienden a ecuaciones clasicas estocasticas. Lo de estocastico, por si no estas muy familiaricado en el tema, obedece a la naturaleza del ruido presente en las neuronas. Es la fisica estadistica la que se encarga a nivel computacional de modelar y entender este tipo de procesos sinapticos. Saludos, JoseUK.

Hola a todos, y felicidades a pere por su blog. Yo tambien estuve en el SFN,y la verdad me hubiera gustado conocerte en persona, espero hacerlo en Chicago. Estoy leyendo con mucha atencion tanto los comentarios de Jose Manuel: (felicidades por tus comentarios sobre la digitalizacion del lenguaje como muy bien afirma Stephen Pinker en uno de sus libros) y tu aficion a la neurociencia. Tambien felicitar al Dr. Vicky Puig por su infatigable busqueda de esas oscilaciones que nos den respuestas a como pensamos, aprendemos y sentimos. Me interesa mucho las oscilaciones, asi que empezare a seguir tus trabajos. Yo como quimico- fisico, y ahora trabajando en el campo de la neurociencia, estoy muy en la idea de que estas oscilaciones que se registran son la clave para entender la dinamica neuronal. Estoy convencido de que las resonancias estocasticas juegan un papel muy importante en este sistema dinamico, cosa que me sorprendio no ver mucho en el SFN. Tambien estoy muy de acuerdo que en estos loops de los que hablais, las neuronas inhibitorias pueden tener un papel mucho mas importante de lo que en principio se conoce. Todo esto son ideas que tengo en mente, y que me gustaria desenvolverlas de en un futuro no muy lejano. Por otro lado, es cierto que la corteza prefrontal tiene un papel muy importante en procesos de aprendizaje, memoria y toma de decisiones. Con respecto a esto, me gustaria hacer una pequeño comentario sobre el papel del basal ganglia y el cerebelo en estos procesos : En mi master en Neurociencia computacional y cogntiva me hablaron de la importancia del basal ganglia en la toma de decisiones, y como el cerebelo juega un papel importantisimo en el proceso de re-apendizaje como en el ejemplo del semaforo que narra pere al principio del articulo, ya que es fascinante como en cuestion de milisegundos nos saltamos las reglas que teniamos establecidas, para ejecutar otra accion muy diferente. Esta capacidad de prediccion (re-programacion) instantanea, segun he escuchado por expertos, se da en el cerebelo, y es lo que nos diferencian de las maquinas. En esto si somos superiores a una maquina: nuestro cerebro tiene poder de prediccion. Esta capacidad de predicion que poseemos puede verse por ejemplo a la hora de sentir mas cuando alguien nos acaricia que si nos acariciamos nosotros mismos, pues si en el primer caso no podemos predecir que va a pasar, en el segundo si. Es por eso que ese "estimulo sorpresa por parte de otra persona" produce una respuesta neuronal al estimulo mayor, haciendo que sentimos mas. Por ultimo, tambien me gustaria comentar que la clave del avance en la neurociencia se encuentra en poner de acuerdo a fisicos, quimicos, matematicos, biologos, medicos, psicologos a la hora de poder entender un experimento. Esto es bastante dificil, pues hablamos lenguajes diferentes, y hace falta de estos grupos polivalentes para, en mi opinion avanzar en en este multidisciplinar campo. Saludos desde UK y felicidades nuevamente por tu blog, Jose.

No ha cabido todo. Pego lo que falta: Ahora bien: esto obliga a que, por lógica, en el cerebro haya actividad neuronal coherente, que es la predicción fundamental de la hipótesis que se enunciará en una sola frase al final del ensayo, la hipótesis que explica el mecanismo de emergencia de la subjetividad, y que por tanto desvela uno de los mayores misterios de la neurociencia (obviamente, el anuncio del descubrimiento de actividad neuronal coherente en corteza por algún laboratorio confirmaría esta hipótesis, por lo que esta hipótesis debería ser divulgada, para que dichos investigadores sepan entonces lo que tendrán entre manos). Las redes S, O y L no serían compatibles ni se integrarían si no se superpusieran. Percibimos SOL, y SOL es reducible a neuronas que hacen algo, por tanto la recreación de la superposición (la entrada en coherencia) debe ser un hecho auténtico. Así mismo, no se superpondrían si fuesen incompatibles, así que deben ser compatibles (deben estar interconectadas de modo facilitado, retroactivo, etc.), y recordemos que, curiosamente, los estados deben ser compatibles para que haya un entrelazamiento, así que, hasta esto se cumple también. La percepción consciente de la palabra SOL es cierta. Así que el cerebro, como sistema, reúne todos los requisitos necesarios para recrear un entrelazamiento. Se me ocurre una palabra para resumir todo este cúmulo de casualidades fantásticas que llevan al cerebro a ser el sistema adecuado no sólo para procesar información consciente, sino también para la recreación de un estado entrelazado, y por tanto, para dar lugar a la emergencia de la percepción consciente y subjetiva de la realidad: necesidad. La percepción consciente y subjetiva a escala macroscópica confinada de la realidad es una experiencia fascinante; que los sistema complejos recreen a gran escala comportamientos cuánticos, como el entrelazamiento, también es fascinante, y que la subjetividad emerja precisamente mediante algo así como un cambio de escala basado en la recreación de un entrelazamiento que permita que todos los objetos abstractos implicados se comporten como un solo objeto, también es fascinante; y también es fascinante que a lo largo de la evolución se haya logrado configurar precisamente a la red neural como unidad morfofuncional, como un todo efectivo a gran escala en la práctica, ya que gracias a ello la red puede actuar como elemento a gran escala, como objeto entrelazable en una recreación de un entrelazamiento; y también es fascinante que el cerebro haga todo esto de modo automático, no intencionado, sino por mera interacción en función de sus posibilidades y de la mera complejidad, ya que esto permite entrever, una vez más, que la biología es física, y las propiedades de los sistemas vivos, como la vida, o la conciencia en algunos de ellos, también. Ahora bien, lo que ya sobrepasa la capacidad de asombro ante la fuerza de la necesidad en la naturaleza es que para recrear un estado cuántico coherente, lo que las neuronas hagan en ese instante "eterno" sea precisamente entrar en coherencia, recrear una interferencia a gran escala, como ocurre en un charco de agua, no una sincronización, ni una resonancia, sino una interferencia. Es sensacional, y ya sólo la palabra asombro permite abarcar la armonía, lógica, elegancia y estética del hecho. Es un sistema, el cerebro, consistente, e inteligente; las hormigas (neuronas) construyen inteligentemente los pasadizos de su hormiguero (la mente). La hipótesis del cambio de escala cumple un requisito muy importante: no sólo explica cómo somos lo que somos (hasta nos dice, en cierto modo, qué somos: somos un "cómo"), además, resulta estética, posee una elegancia y una base lógica que la convierte en una teoría probablemente correcta. Y además es comprobable: sólo hay que detectar actividad coherente entre neuronas de la corteza, dicho de otro modo, detectar un mantenimiento de una diferencia de fase constante de manera transitoria (o sea, en función del tiempo, que será el tiempo necesario para "cambiar de fotograma" para "cambiar de percepto") entre neuronas corticales (es más, hasta sería posible que las misteriosas áreas de asociación corticales, cuya función no se conoce a ciencia cierta, fuesen las responsable directas de la subjetividad, ya sea siendo ellas las que entran en coherencia con el resto, ya actuando como neuronas internunciales responsables de la entrada en coherencia del resto de las redes, o una mezcla de ambas cosas, y con mayor o menor intervención del sistema tálamo-cortical en esta entrada transitoria en coherencia en la corteza de asociación, y de otros subsistemas). En la naturaleza los fenómenos no ocurren con un objetivo, simplemente ocurren (no hay que confundir inteligencia con teleología), y lo hacen por necesidad: las moléculas orgánicas no se atraen porque quieran formar un compuesto con ciertas propiedades para lograr un objetivo, sino porque poseen cargas opuestas en su superficie que se atraen necesariamente, sin más. Así que la subjetividad tampoco persigue un fin, pero es cierto que hace posible la percepción consciente de la realidad como sujeto con un error despreciable a gran escala. La subjetividad es un comportamiento sistemático complejo peculiar en el cerebro, y su complejidad probablemente tiene que ver con la posibilidad de afrontar la solución de problemas también de mayor complejidad (no como objetivo, sino como consecuencia), como escribir un ensayo, que difícilmente se podrá realizar de modo subconsciente, sin el control directo de las neuronas subjetivas. Lo cual no quiere decir que haya un sujeto concreto controlando lo que se escribe; la escritura es un proceso automático. Lo que quiere decir es que el resultado, al ser llevado a cabo bajo control subjetivo, será más complejo. Tomemos el cerebro: supongamos una recreación de un estado entrelazado en el que ciertas redes constituyan estados producto que se superponen, constituyendo sistemas de redes de complejidad creciente. Al percibirse SOL subjetivamente ha de estar teniendo lugar la recreación de un estado producto S + O + L, mediante la integración de las redes S, O y L. El estado entrelazado efectivo en ese momento será el equivalente de la conciencia subjetiva en ese momento. Y ahora hay que percatarse de un detalle importante: cuando la conciencia subjetiva esté siendo efectiva, y SOL esté siendo efectiva como percepción subjetiva (cuando el sujeto sea consciente de estar pensando en la palabra SOL), el sujeto no puede limitar el contenido de su conciencia subjetiva a la palabra SOL, sino que estará ocupando su subjetividad con un gran número de objetos a la vez, ya que enormes torrentes de datos están incorporándose a su subjetividad, no sólo SOL, sino también sonidos, olores, sabores, recuerdos, ideas asociadas a SOL, y un largo etcétera. De modo que aunque hemos utilizado SOL todo el rato como ejemplo simple para ir describiendo cómo funciona el cerebro, queda claro que el cerebro es mucho más complejo que el ejemplo expuesto. Así que el estado entrelazado llamado subjetividad consistirá en numerosos estados producto superpuestos en ese momento. No podríamos ser conscientes sólo de SOL, por mucho que nos empeñásemos: la subjetividad es muy compleja. Por otro lado, es lógico que sea así de compleja, ya que es una propiedad emergente, y la emergencia de propiedades y objetos depende de la complejidad del sistema. Y así, gracias a que la subjetividad es compleja emerge, y gracias a ello es posible que la subjetividad compute lo simple también, como la relativamente simple palabra SOL (relativamente porque parece una, un solo objeto, un objeto simple, pero está formada por los millones de neuronas que la codifican). SOL es perceptible subjetivamente precisamente gracias a que se integra con el resto de los contenidos de la subjetividad. El estado entrelazado tiene vigencia en el terreno de la abstracción, así que es válido como recreación de un entrelazamiento en el terreno de la abstracción, un estado ligado entre los objetos mentales. SOL será efectivo como estado ligado a determinada escala en la práctica con un error despreciable. La percepción subjetiva de SOL tendrá lugar como si fuera la experiencia de un solo sujeto, que será efectivo como sujeto consciente con un error despreciable en la práctica en realidad. Por eso creemos ser sujetos conscientes, porque el mecanismo funciona. 98. RECREACIÓN DE UNA SUPERPOSICIÓN DE ESTADOS PRODUCTO EN EL CEREBRO. La subjetividad emerge mediante una recreación de un entrelazamiento de objetos abstractos (objetos que actúan como partículas elementales, al ser las partes mínimas de un sistema en cierta escala), pero la efectividad de la subjetividad depende del confinamiento en la nueva escala, para que el estado ligado sea efectivo con un error despreciable, y esto depende del comportamiento de las partes como elementales. Ya habíamos visto que en el caso de la subjetividad, emergencia y confinamiento es el mismo fenómeno categorizado desde dos puntos de vista. También se acaba de ver que la subjetividad emerge mediante una recreación de un entrelazamiento en el cerebro en el terreno de la abstracción. Así que, ¿cómo emerge y se confina la subjetividad? Para ser efectiva debe emerger y confinarse en su nuevo estado, en esa gran escala constituida por la gran red integrada de esa manera peculiar; la red macroscópica emergente debe ser efectiva, y también debe serlo como objeto macroscópico confinado en el terreno de la abstracción. ¿Cómo lo hacen las neuronas? Ya lo hemos dicho, pero repitámoslo una vez más: El cerebro presenta una estructura morfofuncional extremadamente compleja; gracias a dicha complejidad y peculiaridad, en el cerebro se configura la recreación de una superposición de estados con carácter abstracto, con el resultado de la formación de estados producto (por ejemplo, el estado producto S + O + L); un estado producto es una red recién integrada mediante entrada transitoria en coherencia de otras redes, que definirá una nueva unidad de medida (SOL será una nueva unidad de medida), y por tanto, definirá también una nueva escala; dicha escala podría ser la efectiva durante la subjetividad, si la red SOL fuese el correlato de la subjetividad en un momento dado (por ejemplo, si S, O y L estuviesen en estado coherente), y si SOL consiguiese cruzar el umbral de emergencia (en la práctica, esto precisaría que el estado producto fuese S + O + L + un número indeterminado de objetos necesarios para lograr la complejidad suficiente); en todo caso, si SOL consigue ser percepción subjetiva, y como SOL sería S + O + L, la probabilidad de la percepción consciente subjetiva de SOL de ser observable fuera de la escala SOL será nula (recuérdese que un estado producto implicaba la probabilidad nula de la detección de S, O ó L fuera de S + O + L durante la efectividad del estado producto, aun cuando previamente fuesen incompatibles, es decir, incoherentes entre sí mientras el estado producto no era efectivo); es decir, mientras SOL sea efectivo como percepción subjetiva, la probabilidad para la palabra SOL de estar siendo subjetiva por la actividad de otra red que no sea la red SOL será nula (no pensaremos en SOL si se activa la red MANZANA, sólo si se activa la red SOL); la palabra SOL no estará en otro estado que no sea la red SOL (estado producto S + O + L) cuando SOL se active, mientras la percepción subjetiva de SOL sea efectiva; y será nula, en primer lugar, por la especificidad espaciotemporal de la red SOL, que codifica específicamente SOL (la red que codifica SOL, sólo codifica SOL, sólo es consciente de SOL, no de MANZANA), y, además, dicha probabilidad de estar SOL en otro estado que no sea S + O + L, será nula porque, como hemos visto, SOL es la recreación de un entrelazamiento a dicha escala con un error despreciable en la práctica, y por tanto, S + O + L es efectivo como la recreación de un estado producto a gran escala con un error despreciable en la práctica, y por ello, por esa probabilidad nula de tener otra cosa que SOL en S + O + L, al ser efectivo como superposición, no sólo la subjetividad será efectiva como propiedad emergente con el cambio de escala, sino que, además, la subjetividad estará, de hecho, confinada en la práctica en dicha escala, con un error despreciable, de modo que SOL estará confinado (a simple vista SOL parecerá una sola palabra) y la experiencia consciente subjetiva será efectiva, como usted ya habrá percibido.

Lo que voy a hacer es aprovechar textos que ya tengo redactados de antiguo, porque no veo la manera de ponerme a redactarlos otra vez. Se trata de lo siguiente: nuestra conciencia de las cosas es subjetiva, de modo que interesa saber cómo el cerebro se las apaña para que seamos subjetivos, para que sea efectiva la subjetividad como propiedad de la mente. La subjetividad consiste en que somos conciencias efectivas como sujetos, es decir, como conciencias con carácter individual y único, somos un solo sujeto consciente cada uno, y nuestra conciencia de las cosas no sólo es única (somos un solo espectador consciente por mente) sino que además dicha experiencia además de única es indivisible (no tiene partes, es una sola cosa, un solo todo,un solo espectador sin partes, un solo individuo consciente por cabeza, un solo fulano o mengano consciente por cerebro). Dicho esto, démonos cuenta de algo: sólo somos sujetos conscientes de lo macroscópico. Por ejemplo, en la dimensión del espacio, no vemos a simple vista los microbios, ni los electrones. Y en el tiempo, no vemos a simple vista las milésimas de segundo, sino como mucho las décimas de segundo. No discriminamos las cosas por debajo de estas esclas de las décimas de segundo y las décimas de milímetro. Y sin embargo son fotones microscópicos los que excitan nuestra retina,pero no los vemos. De modo que el truco del cerebro para ser un sujeto único, consiste en que de algún modo toda la información microsócopica se vuelva una sola cosa, un todo, y el modo de que lo que hay en nuestro cerebro sea un todo (un solo sujeto) consiste, si se ha seguido este razonamiento, en cambiar de escala, en conseguir que la visión de las cosas pase de microscópica (neurona a neurona) a macroscópica (red a red). Y se sabe que los circuitos (la estructura neurona a neurona) son microscópicos,literalmente, mientras que las redes (masas organizadas de neuronas) son macroscópicas, literalmente. Bien, pues entonces para ser un espectador único es preciso el cambio de escala, que todas las neuronas microscópicas sean una sola cosa, una sola red, macroscópica, porque así no se discriminará cada parte de la red, sino que será un todo, y todo lo microscópico, será una sola cosa macroscópica. Así que el sujeto debe emerger mediante el mecanismo de un cambiod e escala. Ahora la cuestión es cómo hacen eso las neuronas exactamente (ya lo digo en seguida). Y la segunda cuestión es que el sujeto sea indivisible además de único. Para que sea indivisible una vez que sea un todo macroscópico debe quedar confinado en esa escala. Pues bien, que algo múltiple se convierte en una sola cosa confinada es parecido a lo que les pasa a los quarks, es parecido a un estado ligado, a un entrelazamiento. De manera que, aunque las neuronas no sigan la mecánica cuántica, lo quehacen podría parecerse a lo cuántico, del mismo modo que la difracción clásica de las ondas del agua se parece a la difracción de dos fotones con naturaleza cuántica. Y ahora la cuestión es qué estarían haciendo las redes neurales para conseguir el cambio de escala de la información que procesan y su confinamiento en dicha escala macroscópica respecto de la escala de computación anterior. Y entonces ahora viene lo difícil, el mecanismo, el cómo, cómo las neuronas lo hacen exactamente. Y aquí va: Supongamos que una red neural dada fuese la que codificase específicamente la letra S, otra la letra O y otra la letra L de la palabra SOL en la que pudiésemos estar pensando como sujetos conscientes en un momento dado (se puede utilizar este ejemplo con otra cosa, por ejemplo, con la red neural que específicamente codifique la forma de una manzana y con otra que codifique el color de una manzana, en zonas V1 y V2 de corteza occipital). Y ahora pego los capítulos del 92 a 98 de la Exégesis de la mente que ya escribí en su momento, donde se dice cómo las neuronas lograrían la hazaña de la unificación y confinamiento de la conciencia para que la experiencia consciente sea efectiva en forma de sujeto consciente, es decir, el mecanismo de "emergencia" de la subjetividad de la conciencia: 92. RECREACIÓN DE UN ENTRELAZAMIENTO EN EL CEREBRO. La subjetividad, en una primera aproximación intuitiva a la solución del problema, emerge y se confina mediante un cambio de escala en el sistema, el cerebro, durante su peculiar y sistemático proceso morfofuncional. Hay que entender bien lo que esto quiere decir: este cambio de escala no significa que el objeto mental cambie de tamaño en el cerebro, no significa que la manzana ocupe una red mayor por resonancia, o algo parecido, hasta ser tan intensa que emerja de tanto empujar desde "abajo". No; lo que cambia es la unidad de medida, no el objeto. El objeto es el mismo, antes desintegrado en sus piezas: S, O y L, y después integrado en su forma: SOL. SOL es una nueva unidad de medida, y suficientemente compleja como para ser emergente, en su caso, macroscópica y confinada. Para que SOL persista como objeto subjetivo no necesita entrar y salir de la subjetividad, sino que es suficiente con que lo hagan el resto de las neuronas implicadas, pues cuando pensamos en SOL, pensamos a la vez en muchas otras cosas, que son el cambio necesario para seguir percibiendo SOL durante un tiempo. De modo que no se agranda SOL para que sea subjetivo, no se representa con una red creciente, sino que el entrelazamiento de S, O y L supone una nueva escala macroscópica. El observador subjetivo se identifica con SOL en ese momento, ya que el observador subjetivo no es un ente concreto dotado de subjetividad, sino que en ese momento es la percepción consciente y subjetiva de SOL, es decir, el sujeto es un objeto abstracto, es la consciente red SOL dotada, además de la propiedad de la conciencia, de la propiedad de la subjetividad. Al pasar de circuito a red cambia la unidad de medida, la distancia entre las rayas de la regla, de modo que SOL es más grande que S, o que O, o que L. Cualquiera de estas tres era más pequeña que SOL, una unidad de medida más pequeña, redes más pequeñas. Como una red es un todo, y una unidad de medida en la práctica, al integrarse SOL, la escala de medida cambia, de hecho, mediante scaling, al cambiar la estructura morfofuncional del cerebro durante su proceso sistemático dinámico. Y esto implica un cambio en la percepción, incluyendo la posibilidad de pasar de infrasubjetiva a subjetiva, por ejemplo. No hay que olvidar que el cerebro es un sistema de medición, pensar es medir, las respuestas neuronales son una medida de algo, por ejemplo, del estímulo al que responden, pues los potenciales están cuantificados, por la ley del todo o nada que rige su descarga, y se organizan en trenes que codifican algo de modo objetivo, al ser las respuestas conscientes, estables y con memoria. Los códigos son un objeto mental que dan una medida de algún otro objeto. El cambio de escala debería ser la recreación de un entrelazamiento, de algún modo, un trasunto en el terreno de la abstracción de un entrelazamiento entre objetos abstractos, por ejemplo, entre S, O y L durante la percepción de SOL. Y hay que ir teniendo en cuenta ya algo importante acerca del entrelazamiento: un objeto entrelazado, por ejemplo, un protón, o, por ejemplo, SOL, se percibe como si fuera el mismo objeto desde cualquier punto de vista desde el que se le mire a una escala dada, el Sol también nos parece uno solo, como su nombre indica. Y visto desde este punto de vista el asunto, hay que colegir entonces que la recreación de un entrelazamiento de objetos abstractos en el cerebro es el mecanismo de emergencia de la conciencia subjetiva, es decir, la integración de objetos mediante su entrelazamiento. Así qué: ¿en qué consiste el entrelazamiento, y cómo se las apañan las neuronas para recrearlo? El entrelazamiento es un fenómeno descrito por los físicos mediante el cual dos ó más partículas concretas forman estados ligados, una situación contraintutiva, pero cierta. Y los objetos mentales son abstractos, no concretos, de modo que en principio la recreación del entrelazamiento podría estar dentro de esa categoría de fenómenos de tipo cuántico recreados por ciertos sistemas complejos a gran escala, como la interferencia ondulatoria en un charco de agua. Del mismo modo que la ola en un charco no es una onda concreta (no es un fotón, por ejemplo) pues la recreación de un entrelazamiento entre S, O y L para tener el estado ligado SOL tampoco es un entrelazamiento concreto (no son dos fotones entrelazados), pero se consigue con un error despreciable, pues sin duda somos conscientes de la palabra SOL como ente único y de su significado, de un modo estable y continuo. ¿Cómo se recrea el entrelazamiento de S, O y L? En primer lugar, digamos que un entrelazamiento, por ejemplo, el entrelazamiento entre dos fotones, consiste en una correlación no local entre ellos. Al ser no local la correlación entre dos fotones, ocurre algo al unísono a ambos, con dependencia entre lo que le ocurre a uno y a otro, pero de manera no local, sin estar uno cerca de otro, así que no pueden estar en contacto, y por tanto no pueden tener una vinculación causal directa como explicación de la correlación en este caso: lo que causa un cambio en uno, no puede ser la causa que produce el cambio en el otro, y sin embargo, ambos cambian como si dicha causa fuese común, lo cual no es posible, al estar demasiado separados para que sea posible que la causa actúe sobre ambos a la vez en ese mismo instante (en una sola medición), al ser su correlación no local (esto suena raro, pero es un fenómeno auténtico: los fenómenos cuánticos son contraintuitivos, son raros, casi inimaginables, pero son auténticos, es el comportamiento de la materia fundamental a escala mínima). Pues bien, las neuronas no mantienen entre sí una correlación no local, por lo que de entrada tenemos esta primera dificultad para explicar cómo consiguen recrear una correlación no local. El concepto de correlación es matemático, aunque aquí se está utilizando de una manera más general, en el sentido de dependencia o vinculación no causal. En el caso del entrelazamiento se solapa el concepto general con la idea matemática. Los matemáticos definen la correlación entre dos fenómenos como la existencia de una dependencia entre ellos, por ejemplo, una dependencia en función de una proporcionalidad directa o inversa (una proporción es una igualdad entre razones, por ejemplo: A/B = C/D, de modo que A depende de C porque A aumenta si C aumenta, A depende de D, porque A aumenta si D disminuye, etc.). Pero el establecimiento de una correlación entre fenómenos es una descripción, no permite confirmar una relación causa-efecto con seguridad en todo caso, por eso se usa la correlación para describir muchos fenómenos al margen de cuestiones sobre las causas, y la correlación no local en particular como descripción de lo que ocurre durante el contraintuitivo fenómeno del entrelazamiento, y es que en la escala de la mecánica cuántica no está clara la vinculación causal de las interacciones, al ser tan extrañas. En estadística afinan más la idea de la correlación, definiéndola como la teoría que trata de estudiar la dependencia que existe entre las dos variables que intervienen en una distribución bidimensional. Pero aquí vamos a usar una idea más prosaica de la palabra correlación. No hay causalidad en el entrelazamiento, hay mera correlación; Ynduráin ha dicho: "¿Qué causa la emisión y/o absorción de partículas? ¿Qué mecanismo está detrás (de éste y de otro tipo de procesos similares)…? … La respuesta es: ninguno… tenemos que considerar tales procesos como irreducibles a otros". En palabras de Freeman Dyson: "… (tras dominar el lenguaje forma de la mecánica cuántica, hay que) reconocer que nada hay que entender". Sólo cabe la mera descripción de fenómenos que no sólo son contraintuitivos, sino que se reducen a sí mismos, carecen de mecanismo interno, no hay un qué ni un por qué para ellos, sólo hay un cómo. Con la mente y la conciencia ocurre lo mismo, no hay un por qué, sólo un cómo, sólo la descripción del modo en que el proceso físico sistemático correlativo evoluciona para que sea posible la efectividad del sujeto como ente ficticio, pero real: la subjetividad emerge mediante el cambio de escala en el sistema, y el cambio de escala es la recreación de un entrelazamiento (y necesariamente un tipo peculiar de integración neuronal compatible con este hecho) entre los objetos mentales implicados en la experiencia subjetiva en un momento dado. ¿Se puede explicar con más detalle aun, y se puede demostrar? 93. CORRELACIÓN NO LOCAL. Aunque una correlación es un tipo de relación matemática entre dos entes matemáticos, en general la podemos considerar como una expresión de la dependencia entre dos sucesos, una vinculación, que no aclara si es relación (causal) o no, simplemente describe su vinculación, su dependencia. Por ejemplo: en la práctica podemos establecer una relación entre el virus de la gripe y la gripe con un error despreciable, pero entre la lluvia y la gente con paraguas bajo la lluvia no podemos establecer una relación, así que en este segundo caso sólo podemos plantear una correlación. En el ejemplo de la lluvia y la gente con paraguas, la correlación, basándonos en nuestra capacidad intuitiva, ha de ser local: la gente con paraguas ha de estar allí donde esté lloviendo. Lo que no tendría sentido desde el punto de vista de nuestra intuición sería que siempre que llueva en Londres, don Salustiano Romerales abra su paraguas a la misma hora en Sevilla. Algo así, una correlación no local, sería contraintuitiva, incluso lo era para Einstein, Podolsky y Rosen, que predijeron la posibilidad de la correlación no local entre partículas subatómicas (en 1935). Y como la correlación no local es absurda, la presentaron como forma de demostrar que la mecánica cuántica no podía ser la mecánica que explicase la naturaleza en la escala fundamental. Pero resulta que se ha comprobado que la correlación no local es auténtica, que es un fenómeno verdadero. Por ejemplo: entre fotones, se produce en ocasiones una correlacion no local: algo increíble, pero cierto. Y más increíble aun será demostrar que eso es lo que el cerebro recrea durante la emergencia de la subjetividad, porque el cerebro ni siquiera ha estudiado mecánica cuántica. Las neuronas no sólo han de solventar el problema de su desconocimiento de la mecánica cuántica, también han de superar el problema de estarse correlacionando entre sí, durante sus interacciones (la transmisión de potenciales de acción) mediante una acción a distancia pero local, su correlación es local, no es una correlación no local, así que, a ver cómo recrean una correlación no local. Recordemos brevemente que en un circuito de neuronas A-B-C, A establece sinapsis con B, y B con C. Recordemos también que la vinculación entre A y B sí la podemos considerar una relación causa-efecto en la práctica con un error despreciable a escala neuronal. En cambio, la vinculación entre A y C es de correlación, asunto que ya habíamos discutido. Las neuronas internunciales o intercalares, como la neurona B en este ejemplo, establecen en el cerebro (que no es más que un gigantesco montón de neuronas internunciales) un enorme sistema de correlaciones. La correlación entre A y C es a distancia, pero local, pues están conectadas a través de B (en los sistemas nerviosos más primitivos no había neuronas intercalares; la presencia de neuronas intercalares ha persistido a lo largo de la evolución, de donde se infiere que no han sido excesivamente perjudiciales para la supervivencia, y de hecho, no han dejado de aumentar, si comparamos, por ejemplo, el tamaño del cerebro del Australopithecus con el del hombre moderno). Entre neuronas la acción a distancia se produce básicamente mediante neuritas (axones y dendritas), interneuronas, sinapsis y transmisión de potenciales de acción. 94. FOCO COHERENTE E INTERFERENCIA. El entrelazamiento, la correlación no local, explica la presencia de los estados entrelazados que se observan cuando los elementos de ciertos sistemas cuánticos interactúan de forma peculiar. Hay diversos textos divulgativos que tratan de acercar el concepto del entrelazamiento al público (entre quienes me encuentro); un libro, titulado Entrelazamiento, escrito por Aczel, lo explica de modo inteligible (por suerte para el desarrollo de este ensayo). En este libro se explica que, como hemos dicho más arriba, las partículas entrelazadas no poseen ya propiedades individuales, sino que se comportan como un ente único desde cualquier punto de vista a ciertos efectos, que es precisamente lo que ocurre con la subjetividad. Lo que pasa es que la subjetividad al no ser un objeto concreto, debe llegar a dicha unicidad en su esencia (su esencia aparente a gran escala, se sobreentiende) mediante una recreación de un entrelazamiento. Un estado ligado como el protón también se comporta como una sola partícula, como si fuera elemental, de ahí que les costase en su momento descubrir que no era elemental, sino reducible a partículas elementales (elemental = irreducible). Pues si la subjetividad fuese de algún modo un estado ligado, quedaría claro que la conciencia subjetiva (la individualidad, o indivisibilidad, o irreducibilidad de nuestra experiencia consciente como sujetos) no depende de un qué, sino de un cómo, y el problema del origen del sujeto quedaría resuelto y demostrado. Esto es importante, sobre todo teniendo en cuenta que en este ensayo se dan las pautas para llegar a dicha demostración. Un estado entrelazado en la mente sería un trasunto en el terreno de la abstracción de un estado entrelazado. Parece posible, de hecho, la palabra SOL es como un estado entrelazado de S, O y L, pues SOL es una sola palabra, una entidad única, en la práctica, y claramente es reducible a piezas. El mecanismo funciona con éxito en la práctica como si fuese un estado ligado de objetos abstractos (el éxito depende de la integración efectiva de SOL con un error despreciable, al ser en el fondo una compleja red integral formada por millones de neuronas). De todos modos es importante darse cuenta de la versatilidad del terreno de la abstracción mental, capaz de computar la descripción de sucesos imposibles en el terreno de lo concreto. Tal vez sea también posible la computación en el terreno de la abstracción de algo como la recreación de un estado entrelazado entre objetos mentales, como si dichos objetos fuesen partículas elementales. A favor del sí está el que los objetos mentales sean emergentes, lo cual quiere decir que, según el principio de emergencia ad hoc (un objeto emergente es aquel que se comporta como elemental o indivisible en la escala de emergencia con un error despreciable), la palabra SOL es elemental en la escala de las palabras, es decir a escala macroscópica confinada (cuando SOL es efectiva como percepción subjetiva). Tal vez sí sea posible la explicación de la emergencia de la subjetividad mediante un mecanismo neuronal que consista en la recreación de un entrelazamiento a gran escala entre objetos macroscópicos abstractos. Además, a diferencia del terreno de lo concreto, en el que las condiciones han de ser estrictas para que se entrelacen las partículas (por ejemplo: para que dos partículas procedentes de un foco común coherente se entrelacen han de ser de la misma especie, por ejemplo, fotones), en el terreno de la abstracción no, pues se puede entrelazar cualquier objeto que se nos ocurra, con tal de ser recreado por las neuronas mediante un comportamiento neuronal peculiar, como si las neuronas garantizasen dicho foco común coherente de por sí, por su propia naturaleza como células excitables independientemente de lo que signifique su conformación, SOL, manzana o lo que sea (es decir, como si el foco coherente lo suministrase una entrada en coherencia entre los trenes de potenciales de acción, independientemente de la configuración interna particular de cada tren). En la mente cualquier objeto abstracto (cualquier significado correspondiente a un tren de potenciales específico) que se nos ocurra puede ejercer de "partícula elemental" entrelazable, que no serán verdaderas partículas elementales, pero lo que les pase (como la recreación de un estado ligado entre ellas mediante la entrada en coherencia entre trenes) aunque ficticio, no verdadero, sí que será efectivo, real, detectable, de modo que sucederá para un observador incapaz de distinguir lo auténtico de lo ficiticio, por ejemplo, un observador macroscópico confinado, incapaz de darse cuenta de la reducibilidad de los objetos subjetivos (los trenes coherentes). Y como además dicho proceso será consciente, será una realidad consciente, y al ser subjetiva, será en la práctica, con un error despreciable, la realidad consciente subjetiva, es decir, en la práctica, el equivalente a un sujeto consciente de la realidad, algo ficticio, pero real, como es real un surfista cabalgando una ola, a pesar de no ser la ola una onda verdadera. Hemos hablado de la necesidad de un foco común coherente para que los fotones se entrelacen. Y antes hemos hablado del fenómeno físico de interferencia de ondas, y de cómo a gran escala algunos sistemas (como el agua líquida) son capaces de recrear la forma de un fenómeno de interferencia de ondas, pues entra dentro de sus posibilidades por sus características (sus partes y el tipo de interacciones que verifican por ser un sistema peculiar y no otro sistema peculiar). La interferencia de ondas consiste en que dos ondas, en un punto geométrico del medio por el que se transmiten, si inciden a la vez en dicho punto, suman sus efectos en dicho punto. La interferencia se basa en el principio de superposición, del que ya habíamos hablado, según el cual, el valor de la perturbación producido por las dos ondas al llegar a la vez al punto es el mismo valor que el que producirían cada una de las ondas por separado. Si la amplitud de una onda vale X, y la otra vale Y, la superposición de ambas ondas en un punto valdría X + Y, sin más. Si una onda causada por una piedra en un charco mueve una hoja de árbol flotante hacia arriba una distancia X (que es la amplitud de la onda que golpea a la hoja en un punto), y una segunda onda provocada por una segunda piedra llega a la vez que la primera a la hoja (es decir, procedentes de focos coherentes, o piedras que caen "a la vez" con un error despreciable en ese "a la vez") y la sube una altura Y, la altura final de la hoja será X + Y, por superposición de las dos olas. Con ondas en un charco es fácil visualizarlo, con ondas electromagnéticas, que se mueven por el vacío, es más difícil, al no verse el agua, pero la idea es la misma, siendo el vacío el agua (es más fácil visualizarlo si se entiende que el vacío no es la nada, sino campos de energía con poca energía y poca materia, pero con un entramado geométrico real, aunque poco activo en lo que a interacciones se refiere, es decir, el vacío sería algo así como materia poco probable, no la nada, y a simple vista, desde un punto de vista clásico, espacio y tiempo vacíos de sucesos) y las ondas se suman al interferirse mutuamente, al establecerse una interferencia entre ellas. De modo que el principio de superposición explica el fenómeno de interferencia. Ambas olas, X e Y, estarán en un estado de superposición desde el punto de vista de la hoja cuando la mueven juntas hacia arriba. Para la hoja no habrá diferencia entre una ola y otra, estarán superpuestas a todos los efectos desde el punto de vista de la hoja, serán para ella un ente único. En el vacío no hay agua, de modo que cuesta un poco más visualizar el estado de superposición entre ondas concretas. Supongamos que el agua fuese invisible para la hoja flotante: pues se encontraría ascendiendo X + Y, en un momento dado, sin saber cómo, en algo así como el vacío, y únicamente podría concluir que sube no por el empuje del agua, sino por encontrarse, la hoja, en un estado de superposición X + Y, al comprobar que sube X + Y, sin más datos sobre el suceso. Si no se viese el agua, lo único que le quedaría a la hoja, para explicar este patrón de comportamiento, de acuerdo con el cual unas veces asciende X, otras Y y otras X + Y, sería hablar de su situación no como hoja flotando en agua que se mueve, sino como hoja en un estado: el estado de la hoja; un estado de la hoja sería el estado X, otro, el estado Y, y otro, el estado X + Y, el estado de superposición. La descripción del cambio de su situación dentro de una geometría dimensional sin otra explicación (sin agua), lo explicaría la hoja intuyendo a su propia evolución como un cambio de estado (no confundir con cambio de escala). Como decía Cicerón (en referencia a la gente sabia), Vivere est cogitare, vivir es pensar. La física a veces es tan abstracta que resulta difícil ponerse en el lugar de los sucesos para pensar acerca de ellos y comprenderlos. Cuesta empatizar con los electrones. Esto ocurre con las ondas. Para visualizarlas, un truco es trasladar lo que ocurre en cuatro (según parece) dimensiones a dos, en una gráfica sobre un papel; resulta útil imaginar que una onda es una línea sinuosa sobre un papel. Haciendo esto, se entiende que una onda, representada por una sinusoide en un papel, tenga periodo (tiempo en volver a una misma altura que la de partida), frecuencia (número de vueltas alrededor de un punto durante un periodo de tiempo dado; la frecuencia es la inversa del periodo), amplitud (altura del punto máximo midiendo desde el punto de reposo), etc. Y dibujadas dos ondas iguales en paralelo en el papel, también se entiende que si ambas consisten en una línea sinuosa que sube y baja y vuelve a subir y bajar, el punto más alto, al que llamar pico (si lo tomamos como convexo), y el más bajo, al que llamar valle (si nos forzamos a tomarlo como cóncavo), pueden coincidir en la onda de arriba y en la paralela que está debajo, o pueden no coincidir picos de una y picos de la otra. Si dos ondas coinciden por todos sus picos, estarán sincronizadas, así que pueden tener distinta amplitud, pero igual frecuencia (si dos neuronas coinciden por los picos de sus potenciales de acción, estarán sincronizadas, y codificarán lo mismo, por eso la sincronización no puede ser la explicación de la subjetividad, ya que la subjetividad no es una "pantalla en blanco" con todas sus partes sincronizadas y por tanto iguales; simplemente es ilógico que la sincronización sea la base de la concurrencia temporal en el caso de la integración de la subjetividad en la mente; debe de ser la base de otros fenómenos neuronales, como la sinergia o el agonismo muscular, pero no la de la subjetividad). Ahora supongamos que las dos ondas paralelas que tenemos dibujadas en el papel no tienen la misma frecuencia; por ejemplo, la de arriba está a 2 Hz (2 ciclos por segundo, considerando al tiempo en abscisas, claro) y la de abajo a 3 Hz; pues en este caso, si cada onda conserva su forma, no pueden sincronizarse, no pueden hacer coincidir sus picos y valles (lo cual no quiere decir que no puedan superponerse, coincidir en un punto del espacio, sumar sus amplitudes en ordenadas, sólo quiere decir que no pueden sincronizarse, coincidir en el tiempo sus picos y valles en abscisas); ahora bien, si una va a 2 Hz y la otra a 3 Hz, aunque no puedan sincronizarse sin homogeneizar sus frecuencias, sí que pueden hacer coincidir, cada número de vueltas, uno de sus picos (al que podríamos bautizar, por nuestra cuenta, pico guía; en este ejemplo, cada dos vueltas de la onda a 2 Hz, y cada 3 vueltas de la onda a 3 Hz coincidirían sus picos guía). Dicha coincidencia de cierto pico ocurriría cada cierto número de vueltas, es decir, se mantendría una diferencia de fase constante entre ambas en tal caso. Pues esta es una manera de definir la coherencia entre ondas: el mantenimiento de una diferencia de fase constante (es decir, lo que ocurre en el cerebro durante la subjetividad no se trataría de una sincronización de potenciales de acción, pero sí un mantenimiento de una diferencia de fase constante entre trenes de potenciales de acción asociados, con lo cual quedarían integrados; no sería sincronización neuronal, concurrencia temporal potencial de acción a potencial de acción, sino que sería coherencia neuronal, concurrencia temporal tren de potenciales de acción a tren de potenciales de acción). Para que sean coherentes no importa que estén en fase, no importa que estén sincronizadas, no hace falta que las fases coincidan (la fase es el área debajo de un pico o de un valle), sino que lo que hace falta es que se mantenga una diferencia de fase constante, que regularmente coincidan al menos los picos guía cada cierto número de vueltas a lo largo de la línea temporal considerada ad hoc como línea temporal absoluta. Pues bien, una vez aclarado qué es sincronización y qué coherencia, hay que decir lo siguiente: para que se produzca una interferencia entre ondas, las ondas deben ser coherentes, y por tanto deben ser emitidas por focos coherentes, es decir, emitiendo ambas ondas con una diferencia de fase constante, estén o no en fase las ondas. Esta es la definición de coherencia que se va a utilizar aquí. Y es importante no confundir coherencia con sincronización de aquí en adelante (sincronización: coincidencia de fase; coherencia: diferencia de fase constante; interferencia: superposición de ondas con foco coherente; entrelazamiento: estado cuántico coherente). En el ejemplo del charco, para que las ondas provocadas por las dos piedras que caen en el charco interfieran entre sí, deben ser emitidas a la vez (si una piedra cae el lunes, y la otra el martes, no podrán interferir sus ondas, debe ser coherente la emisión, deben ser emitidas a la vez, las dos piedras deben caer a la vez, con un error despreciable para ese "a la vez" en la escala a la que la superposición de ambas vaya a ser efectiva en la práctica, se sobreentiende, y lo mismo en el caso de la subjetividad, si resulta que al final descubrimos que el entrelazamiento entre objetos va a consistir en la recreación de una superposición entre los estados de los objetos mentales abstractos; un estado de un objeto mental sería el estado S, y otros estados los estados O y L, por ejemplo). Para que las ondas del charco se superpongan bajo la hoja no es necesario que estén sincronizadas, es suficiente con que sean coherentes (que el foco sea coherente, por tanto, que las piedras caigan "a la vez"), para que sus fases coincidan al menos una vez, porque con que lo hagan una vez es suficiente (e incluso aunque no sea exactamente por sus picos, ya que la superposición puede ser más o menos constructiva o destructiva, es decir el resultado de la suma puede medir más o menos al final, dependiendo de la parte de la pendiente de la onda por la que se sumen). Sólo han de coincidir una vez bajo la hoja, situación para la que, dicho desde el punto de vista de la hoja: sólo es necesario que la hoja esté en el estado adecuado (el estado de X, o el Y, o el estado de superposición X + Y) para que se verifique uno de sus estados posibles al medirlo (al medir su altura a partir del estado de reposo en un momento dado). Y con la subjetividad ocurre lo mismo: sólo es preciso que una red dada esté en el estado adecuado una vez, el estado S, O ó L, o estado SOL, para que se verifique un resultado u otro. Aczel cuenta en su libro que la superposición consiste en la interferencia de una partícula consigo misma, y que el entrelazamiento consiste en la interferencia de un sistema consigo mismo (un estado cuántico coherente). Esto no es fácil de entender. Desde mi punto de vista lo que parece querer decir es algo así: Las partículas son desde nuestro punto de vista una contraintuitiva dualidad onda-corpúsculo; a la hoja la hemos considerado un cuerpo idealizado, una partícula (si aceptamos que antes habíamos idealizado el suceso acaecido a la hoja y habíamos imaginado todo el rato que la onda de agua la empujaba por debajo en un punto adimensional sin rotación, es decir, transformando mentalmente a la hoja en una partícula). Si a la hoja la consideramos una onda, es decir, si identificamos su comportamiento con el del agua, entonces el estado X sería la altura del agua en un momento, no la altura de la hoja, y el estado Y sería la altura del agua en otro momento, y el estado X + Y sería una superposición del estado X e Y del agua en un mismo momento, es decir, una suma del agua consigo misma, no de dos ondas bajo la hoja, sino de una onda consigo misma, pues es la misma agua la que sube en X + Y (y el instante es el mismo) o desde el punto de vista de la hoja, sería una interferencia de la hoja consigo misma, que es lo que dice Aczel. En cuanto al entrelazamiento, consiste en la interferencia de varias hojas formando un sistema de hojas, de modo que aunque las hojas no llegan a interactuar entre sí, sí que se correlacionan al estar sobre la misma ola (en un mismo estado), de modo que suben y bajan a la vez si están en el mismo estado del charco. En tal caso, entre las hojas habrá correlación, y si dicha correlación consiste en la interferencia de un sistema consigo mismo, habrá un entrelazamiento, una correlación entre las hojas por superposición de los estados, no de las hojas. Ferrero, en el mismo artículo suyo citado antes, también aclara que un estado entrelazado es un estado cuántico coherente, con interferencia de un sistema consigo mismo: dentro de pocos párrafos intentaremos aclarar estas abstrusas ideas un poco más. En este punto, y llevando a cabo una extrapolación de estas ideas al terreno de la abstracción, viene a cuento recordar que Hofstadter apuntó que una neurona puede formar parte de más de un símbolo mediante la superposición y el entrelazamiento de los símbolos, una buena intuición que ya habíamos mencionado a lo largo del ensayo, pues lo que significa en la práctica es que es posible que una neurona pueda formar parte de más de una red. Ya se me había ocurrido algo parecido a lo dicho por Hofstadter: que los símbolos son la recreación de un estado similar a un estado cuántico, el estado S, el estado O, el estado L, y que dichos estados pueden superponerse y entrelazarse, por ejemplo, en el estado percepción subjetiva de la palabra SOL (y todo su significado asociado por facilitación e integrado en la experiencia subjetiva en ese momento). La forma en la que una neurona podría formar parte de más de un símbolo sería mediante la pertenencia a redes diferentes en instantes diferentes, que sería como decir que una neurona estaría en un estado morfofuncional diferente en instantes diferentes, estando su estado definido, entre otros parámetros, por el estado de su relación y correlación con las neuronas con las que mantenga sinapsis en proximidad y/o a distancia. Así que, si las neuronas pueden estar en diferentes estados, también las redes, y estos superponerse, dado que el comportamiento neuronal recrea un comportamiento ondulatorio, como cuando se superponen varios símbolos (S, O y L) en un solo símbolo (SOL). Y el modo en que una neurona, por ejemplo una neurona en el estado S (una de las neuronas de la red en estado S) podría estar en otros símbolos a la vez, por ejemplo, en el estado O y L también (como ocurre en el estado SOL) sería mediante la recreación de un estado ligado entre las neuronas de la red S, con las de las redes O y L, la recreación de un estado cuántico coherente (que, como ya se puede ir adivinando, no va a consistir en la sincronización de las neuronas de la red S con las neuronas de las redes O y L, sino en otro tipo de actividad neuronal que a estas alturas ya no puede ser otro que la coherencia neuronal, la clave de todo este misterio, probablemente). A lo largo del ensayo se han presentado varios ejemplos de ideas propias que posteriormente se han encontrado con igual forma en la literatura científica, como ocurre con el ejemplo que se acaba poner acerca de la posibilidad de la pertenencia de una neurona a más de una red, que ya había dejado por escrito Hofstadter entre otros autores (ya citados también) antes de ocurrírseme (y se han presentado más ejemplos diversos, como por ejemplo aquello de la neotenia como rasgo humano clave, y otras numerosas ideas por el estilo que siembran este espeso e interminable ensayo). Estas coincidencias, lejos de desanimarme en la búsqueda del correlato neuronal de la subjetividad, por sospechar que ya podría haber sido desvelado por alguien, indicarían la posibilidad de estar pisando un terreno firme y seguro: si a uno se le ocurren cosas parecidas a las que se le ocurren a individuos como Hofstadter, debe uno seguir adelante en su búsqueda. Así que prosigamos. 95. ENTRELAZAMIENTO. Según explica Aczel, para que se produzca un entrelazamiento entre los elementos de un sistema cuántico, ha de darse en el sistema en primer lugar una superposición de los estados observables de dichos elementos, así que, dada una partícula en un estado X, o en un estado Y, incompatible con el estado X (incompatible de tal modo que si la partícula está en X, la probabilidad de observarla en Y sea nula), entonces, si se produce la superposición de X e Y, constituyendo un estado producto X + Y, al observar ahora la partícula se la encontrará en X e Y con una probabilidad no nula (y aun a pesar de ser incompatibles antes de estar X e Y superpuestos). Es decir, cuando X e Y no están superpuestos, la hoja de árbol que flota en el charco está en X o en Y, pero cuando están superpuestos, la hoja está en X y en Y, en X + Y, el estado producto de X e Y. Como la hoja no es un objeto cuántico, la probabilidad de estar en X e Y cuando se la detecta en el estado X + Y es del 100%, pero parece ser que con las partículas subatómicas la cosa no tiene por qué ser así. Si se hacen mediciones sucesivas de una partícula en el estado X + Y no se la encontrará en el estado X o Y, sino en X e Y, pero no con el 100%, sino de acuerdo con su propio reparto de probabilidades, un tanto por ciento para X y otro tanto para Y. Tras la superposición de X e Y, la probabilidad de encontrar la partícula en un estado que no sea X + Y, cuando está en el estado X o en el estado Y, será nula. Es decir, si se diseña un experimento para detectar partículas en el estado X, también será posible encontrarlas en el estado Y, con un experimento para Y, pero no en otro, aunque se diseñen experimentos para detectar otros estados, mientras que si X no está superpuesto con Y, al diseñar un experimento para detectarla en X la probabilidad de encontrarla en Y sería nula. Cuando la hoja esté en X, estará en Y, si X e Y están superpuestos, de modo que si se sigue la ola X para ver que ocurre cuando toque a la hoja, se verá que la hoja estará entonces en el estado X + Y, y lo mismo si se sigue a la ola Y. Estos comportamientos contraintuitivos han sido comprobados experimentalmente varias veces: en el artículo de Molina, titulado Experimento en el Danubio, fotones entrelazados, publicado en Investigación y ciencia, en el año 2004, se relata alguno de ellos. Se trata de comportamientos contraintuitivos, porque una persona se puede sentar en la silla X, o en la silla Y, pero no en la silla X e Y, cosa que sí pueden hacer las partículas subatómicas. Y es contraintuitivo porque, en el caso de la hoja, el estado de la hoja es el del agua que tiene debajo, hay un medio que transmite la perturbación que agita a la hoja y determina el estado producto de la hoja. Pero en el caso de un fotón no hay agua debajo, sólo vacío, por eso es tan contraintuitivo el estado producto (de todos modos, el vacío sólo nos lo parece a nosotros, el vacío no es la nada, sino materia poco probable, que a gran escala percibimos como espacio vacío, mientras que los cuerpos sólidos simplemente son materia muy probable, y a gran escala lo percibimos como espacio ocupado o impenetrable, o cuerpos físicos –se suele decir, de todos modos, que la impenetrabilidad tiene que ver sobre todo con el principio de exclusión de Pauli-). Aczel sigue explicando el entrelazamiento, y añade más leña al fuego cuando explica que dado un sistema cuántico compuesto, que sería un sistema constituido por 2 partículas (como mínimo, o más), en él podría haber un estado producto X + Y, y otro estado Z + W, de modo que si se detecta la partícula 1 en X, la partícula 2 estará en Y, y si se detecta la partícula 1 en Z, la partícula 2 estará en W. En caso de producirse ahora una superposición de estados producto, por ejemplo: (X + Y) + (Z + W), este nuevo estado producto sería ya un estado entrelazado. El estado entrelazado implicaría el entrelazamiento de las dos partículas, que entonces estarían entrelazadas, quedaría establecida entre ellas una correlación no local, lo cual tendría como significado práctico el caso siguiente como ejemplo: en caso de detectarse una partícula en el estado X, la otra sólo podría detectarse en Y, y si la partícula 1 se encuentra en el estado Z, la 2 sólo se podrá detectar en el estado W. Es un poco raro, porque intuitivamente uno tiende a suponer que si la partícula 1 está en X, la otra podría estar al menos en Y ó W, pero parece ser que no ocurre así en la práctica de hecho, sino que quedan verdaderamente entrelazadas en el caso de un estado cuántico coherente. Las dos partículas quedan entrelazadas mediante una superposición de estados producto del sistema, que provoca una correlación no local entre las partículas y supone que a ciertos efectos se comporten como una sola partícula sin necesidad de que haga falta demostrar un vínculo causal entre ellas, ya que el que la partícula 2 no pueda estar en W cuando la primera está en X, sino sólo en Y, es una forma de decir que la partícula 1 y 2 son ahora una sola partícula al efecto de comprobar su estado (X + Y + Z + W). De modo que si sabemos que las dos partículas están entrelazadas y se encuentran cada una en un extremo del universo, y diseñamos un experimento para detectar la primera en X, tenemos la garantía en caso de detectar a la otra con dicho experimento en otro punto el universo, de encontrarla en Y, no en W, sin necesidad de comunicación entre ambas, por el simple hecho de estar entrelazadas, dando la impresión de haberse comunicado entre ellas a velocidad mayor que la de la luz de un punto a otro del universo (no lo han hecho, la trampa está en que el experimento sólo detecta X, y por tanto sólo Y, y no W; no hay comunicación instantánea; así que lo misterioso no es la transmisión de información instantánea, la teleportación, ya que no se produce, aunque en la práctica ocurre como si se produjera; lo misterioso es que la superposición de estados producto sea cierta, ya que el medio es el vacío, de modo que la correlación sea no local, esto es lo verdaderamente difícil de visualizar, por una razón sencilla: no podemos… al menos yo no puedo). Esto ya no se puede visualizar en el caso de la hoja, pero hay que tomarlo al pie de la letra, porque es lo que se ha comprobado que ocurre, o algo parecido (por ejemplo, con fotones entrelazados). Y hay que entenderlo tal como se cuenta, porque probablemente sea lo que las neuronas recrean de manera correlativa con la emergencia de la subjetividad: un estado cuántico coherente. Así que, como es tan importante, insistamos un poco más: si se suman X + Y + Z + W, en el caso de las hojas, si la primera hoja está en X, la segunda hoja se verá en Y, y si la hoja primera está en Z, la hoja segunda se verá en W. Parece ilógico, ya que X, Y, Z y W están todos juntos, por eso resulta contraintuitivo el entrelazamiento, pues sería algo así como si X e Y estuviesen unidas por un hilo extra a las hojas 1 y 2 por su lado, y Z y W por el suyo, y claro, no hay tal hilo en el charco. De momento no hay explicación para el hecho, sólo descripción, y como este no es el momento de especular sobre las posibles explicaciones, únicamente queda, por el momento, la aceptación del entrelazamiento como un comportamiento así de extraño, propio de la mecánica cuántica, y que, por muy contraintuitivo e incomprensible que sea, forma parte de la naturaleza esencial de la realidad. Y para mayor perplejidad podría ser además lo que está siendo recreado en el cerebro (y por eso posiblemente les está costando tanto desvelar los misterios de la mente a los neurocientíficos), una recreación de este escenario, un estado cuántico coherente entre partículas, o entre objetos mentales particulares, es decir, entre redes, al efecto de la emergencia de la subjetividad a escala macroscópica confinada, y sin que nadie se lo haya enseñado a las neuronas, del mismo modo que nadie ha enseñado a las moléculas de agua a recrear en un charco a gran escala una interferencia de ondas bajo una hoja mediante la variación de la distancia entre las moléculas dependiendo de la presión mecánica transmitida en su seno al caer en el charco dos piedras de modo coherente (con coincidencia del pico guía) aunque no estén sincronizadas (es decir, aunque las piedras tengan distinto diámetro). 96. RECREACIÓN EN EL CEREBRO DE PARTÍCULAS ELEMENTALES EN ESTADO CUÁNTICO COHERENTE. ¿Se configuran en la mente, en el cerebro pero en el terreno de la abstracción, trasuntos de superposiciones de estados, como puedan ser los estados S, O ó L? Cuando se piensa en SOL, ¿se está procediendo al trasunto de una detección de partículas del sistema en ciertos estados? ¿Son S, O, L, y SOL, estados con los que en la práctica se identifican las partículas (por irreducibles también en la práctica a sus respectivas escalas de efectividad objetiva) S, O, L, y SOL, cuando se piensa, es decir, cuando se detectan o perciben subjetivamente las letras S, O, L, o la palabra SOL, como elementos de un sistema? Como la información va codificada y tiene un significado es específica, irreversible, irrepetible e insustituible, y entonces los estados se pueden identificar con las partículas detectables en dicho estados, de modo que además de la escala también el significado de los objetos mentales otorga particularidad en la práctica, y por tanto más concreción a nuestros pensamientos, de ahí que intuyamos con tanta claridad, equivocadamente, que el sujeto es algo concreto, y por tanto un espectador de la realidad que el cerebro estaría proyectando ante él, y de ahí a la equivocada pero inevitable y generalizada intuición acerca de la dualidad mente-cerebro no hay más que un paso. Un objeto mental abstracto actúa en el terreno de la abstracción como una partícula que se va a entrelazar con otra: S, O y L son como partículas de un sistema que se van a entrelazar, pues están en ciertos estados que se van a superponer si las neuronas correlativas recrean la entrada en un estado coherente, que en el terreno de la abstracción será efectivo con un error despreciable como si fuera un verdadero estado cuántico coherente, de modo que a simple vista, SOL parecerá un estado ligado, la misma cosa desde cualquier punto de vista, un solo objeto, una sola palabra e indivisible, irreducible. ¿Y cómo consiguen las neuronas, por un lado, la recreación de un estado cuántico coherente, y por otro, la integración de las redes S, O y L, logrando su concurrencia temporal para que SOL sea efectiva como una sola cosa, pero sin recurrir a la sincronización? ¿Será algo tan peculiar posible en el sistema? Ha de serlo, ya que la percepción de SOL es un hecho; la cuestión es: ¿cómo? Mediante sincronización no puede ser, así que una posibilidad es que lo hagan, por ejemplo, y como ya se ha dicho, entrando literalmente en coherencia entre sí las neuronas de la red S, con las de la red O y con las de la red L mediante algún tipo de retroacción, manteniendo una diferencia de fase constante entre los trenes de potenciales de acción de estas redes, tal vez utilizando un potencial de acción guía (lo cual ya supone que dicha entrada en coherencia deba ser un fenómeno transitorio, y de hecho nuestros pensamientos cambian sin cesar, no podemos pensar en una sola cosa continuamente) y quizá correlacionándose a través de neuronas internunciales (en las áreas de asociación corticales, con mayor o menor participación en el proceso del sistema tálamo-cortical), que son unas de las candidatas a ser el mecanismo de acoplamiento neuronal necesario para la entrada en coherencia neuronal (la hipótesis de este ensayo no predice la organización neural hasta estos detalles íntimos, que deberán ser desvelados empíricamente; lo que esta hipótesis predice es el detalle fisiológico clave de la coherencia neuronal, que no ha sido descrito por la neurociencia en cerebro hasta ahora). Sería francamente divertido que para recrear un estado cuántico coherente (propio de objetos concretos ultramicroscópicos), entre objetos abstractos macroscópicos (S, O y L), se recurriese a la entrada en coherencia entre objetos microscópicos (las neuronas). Sería divertido, una auténtica carambola entre escalas, con carácter fractal, y a la vez, y aunque caro desde el punto de vista energético (un lujo), sencillo, elegante, genial, estético y consecuente por parte de la naturaleza física de las cosas, y por parte de las neuronas (representantes de la naturaleza biofísica de las cosas). En el cerebro los objetos abstractos tienen significado, así que pueden comportarse como partículas concretas a gran escala, para lo cual tienen que emerger, y así en la escala de emergencia se comportarán como un objeto elemental, y podrán comportarse como partículas, y entrelazarse, por ejemplo. Comportarse como partícula quiere decir ser efectivo como elemento, como objeto irreducible, a una escala dada a ciertos efectos con un error despreciable (según reza el principio de emergencia). La escala es efectiva, el objeto también, así que puede hacerse pasar por partícula. El objeto-partícula debe de ser algo así como un grupo de trenes de potenciales de acción en una red dada, que con el cambio de escala constarán como un solo objeto, al "encogerse" con el cambio de unidad, así que el futuro del objeto, en lo que a su falsa concreción se refiere, depende del futuro de esa información en pleno procesamiento. La falsa pero efectiva concreción de un objeto mental tiene una vida corta en cada ahora: su momento de gloria efímera (a veces no tan efímera, como cuando un dolor de muelas nos tiene atormentados durante un largo "momento presente transitorio"; se diría que los objetos falsamente concretos peor definidos, como el dolor, tienen más facilidad para prolongar su ilusorio "ahora" que los definidos con más complejidad, como la capacidad mental para comprender el entrelazamiento). Supongamos el estado producto S + O + L. Supongamos que la "partícula" 1 u objeto mental 1 está en el estado S (si estamos pensando en S, si este es el objeto de nuestro pensamiento, entonces dicho objeto emergente o recreación de partícula elemental en la mente sería lo mismo que decir que el objeto 1 u objeto S es el estado mental S, del mismo modo que la hoja, cuando no veía el agua, se identificaba con el estado del agua y por tanto la hoja se podía identificar con su estado; pues de igual manera, en la mente, sujeto y objeto son una sola cosa, de modo que el estado es también el objeto, ya que la forma, como la forma de letra S, no es una letra S concreta). Supongamos a las "partículas" 2 y 3 en los estados O y L. Si SOL es efectivo como objeto subjetivo, la probabilidad de encontrar las partículas S, O y L en otro estado que no sea SOL será nula (por la especificidad de la información consciente, es decir, si se descarga la red SOL la forma efectiva será SOL, no otra, pues esta es la única posible para esta red por definición), curiosamente como ocurría en el estado entrelazado descrito más arriba. De modo que el estado SOL es como un estado entrelazado en la práctica de hecho. En la práctica será nula la probabilidad de percibir algo distinto a SOL al activarse la red SOL (por la especificidad de la información consciente). Así que de algún modo se está estableciendo la recreación de una superposición de estados producto en el terreno de la abstracción, mediante la interacción retroactiva entre las redes S, O y L. Las neuronas pueden llevar a cabo esta recreación de una superposición de estados producto gracias a sus propiedades morfofuncionales, que incluyen la retroacción descrita, quizás por reentrada, y probablemente por concurrencia temporal mediante entrada en coherencia (la más importante predicción de la hipótesis expuesta en este ensayo, y que por tanto es la que serviría para comprobarla, lógicamente), y además deben incluir la propiedad de la diasquisis entre neuronas (la conexión morfofuncional entre regiones separadas, o a distancia, del cerebro, con la posibilidad de integrarse en un todo mediante correlación local pero a distancia, por estar en zonas anatómicas del cerebro separadas entre sí). Márquez explica la diasquisis en uno de los capítulos del tratado de Fisiología humana de Tresguerres, en su edición del año 2000. Según cuenta Márquez, cuando se ejecuta una tarea mental correspondiente a una zona cerebral determinada, no sólo se activa esa zona (recordemos los conceptos de sistema dinámico, asociación e integración, acción a distancia, facilitación y organización en red, por ejemplo, para ayudar a visualizar esta situación). Así que la diasquisis supone en la práctica una anulación de la separación espacial entre regiones neuronales dispersas por el cerebro, que al funcionar a la vez actúan como si estuviesen todas en el mismo sitio, de modo que al correlacionarse entre sí se comportan como un todo desde el punto de vista morfofuncional, como una red. La diasquisis es posible gracias a las interneuronas, y también gracias a que una neurona puede hacer sinapsis con otra alejada, al ser los axones largos. La diasquisis hace posible no sólo la organización en red, sino también la correlación local entre neuronas, necesaria para recrear una correlación no local en el terreno de la abstracción, la recreación de un entrelazamiento entre objetos mentales, como si fuesen partículas. Sin correlación local entre neuronas no habría interacción entre neuronas, y sin interacciones, y muchas, no habría un sistema suficientemente complejo, ni una recreación de cosas como la correlación no local, ya que entre neuronas no se da la correlación no local, es preciso recrearla convincentemente. Supongamos que un sistema no lineal es capaz de recrear a gran escala el comportamiento de un sistema lineal, así que supongamos que dicha recreación de una superposición de estados producto en el cerebro se está produciendo, algo fácil de suponer, dado que percibimos consciente y subjetivamente la palabra SOL y el concepto unificado que conlleva toda la información referente a SOL (que se asocia previa facilitación y se integra en un todo automáticamente y como tal emerge en la subjetividad realmente). Dicha recreación sería demostrable con tal de encontrar la actividad neuronal coherente correlativa correspondiente, como después recalcaremos otra vez, dada la importancia de esta aseveración. La probabilidad de encontrar el "objeto-partícula" S en un estado distinto al estado S, mientras SOL está siendo efectivo como percepción subjetiva, es nula. Es fácil de asumir, S es parte de SOL, es parte del estado producto SOL. Si SOL es un estado entrelazado, y la partícula S está en el estado S, las partículas O y L deben estar en los estados O y L con una probabilidad no nula, así como tendrán una probabilidad nula de estar en otro estado que no sea el subjetivo con el que se identifica el estado SOL en ese momento (dado que sujeto y objeto son una sola cosa), y eso es precisamente lo que ocurre durante un entrelazamiento, acabamos de verlo, y estamos suponiendo que el cerebro lo recrea dentro de sus posibilidades a gran escala. Y esta probabilidad nula del objeto mental SOL de estar fuera del estado cerebral SOL es la clave para conseguir ser macroscópico y confinado: no puede dejar de ser macroscópica y confinada mientras SOL sea efectivo, así de simple, porque SOL es una red macroscópica, y la probabilidad de la partícula SOL de ser detectable en otro estado es nula, pues como hemos visto, la actividad sináptica es verdadera, ocurre si ocurre, y como es nula la probabilidad de estar en otro estado (es nula la probabilidad de ser falsa la efectividad de la descarga de un potencial de acción que se está produciendo donde se está produciendo y cuando se está produciendo) de ahí que esté confinada, confinada en SOL, y como SOL es una red macroscópica, es una escala macroscópica, y confinada. Por eso la emergencia de la subjetividad ocurre, y así es cómo ocurre. En el caso del objeto S, como no es una partícula subatómica verdadera, sino un conjunto numeroso de neuronas recreando el comportamiento de una partícula (así como el agua recrea el de una onda), la razón por la que S corresponde sólo a ese grupo de neuronas se debe a que la S sólo puede ser conformada por el grupo de neuronas que se configuren con esa forma, pues las formas configuradas por las neuronas son conscientes, y por tanto están organizadas no de cualquier manera en el cerebro, sino, entre otras cosas, con especificidad espaciotemporal, en un lugar específico y en un momento específico, del mismo modo que los trenes de potenciales correspondientes a los conos rojos salen sólo de los conos rojos, después de la excitación de los conos rojos, no de otro sitio ni en otro momento, sino con esa especificidad espaciotemporal, y además con una codificación también específica, con un significado basado en un código único propio de S, que permite su categorización como objeto consciente distinto. El estado S corresponde pues a una red neural integral dada, de modo que esa red tampoco está en otro estado en ese momento, porque sólo tiene una forma en cada momento, por su especificidad (y también por su carácter: irreversible o entrópico y caótico, no ergódico o no repetitivo y mnésico o memorístico). La subjetividad sólo tiene sentido en una geometría en cuatro dimensiones con estos requisitos descritos. Nuestra percepción consciente de la realidad como sujetos forma parte de la realidad, no hay dualidad, ni sujeto como espectador al margen de la realidad. La mente es un proceso físico sistemático peculiar más, como otros. La mente es información abstracta, pero esta es parte de la realidad también, el sujeto se abstrae de la realidad, así que la recrea en el terreno de la abstracción, pero dicha abstracción, dicha recreación, forma parte de la realidad también, no es irreal; es abstracta (es inconcreta), pero no irreal (no inefectiva): mera física. 97. HIPÓTESIS ACERCA DE LA ANATOMÍA MORFOFUNCIONAL DE LA SUBJETIVIDAD. Sin diasquisis, las redes S, O y L no estarían en comunicación recíproca, necesaria para la emergencia de la subjetividad. Aparte de la diasquisis, para la percepción subjetiva de SOL es necesaria la existencia de tres redes, cada una codificando específicamente cada letra, algo posible por la especificidad espaciotemporal de las redes y por tanto de lo que las redes significan con sus códigos. Además, las redes S, O y L han de estar conectadas entre sí por sinapsis recíprocas, que además deben poder activarse de este modo retroactivo con preferencia (deben ser vías facilitadas de antemano, para que la integración de SOL esté facilitada; dicha facilitación requiere por un lado la predisposición innata, genética, a dicha facilitación, y por otro el aprendizaje de dicha facilitación gracias a la plasticidad de las sinapsis, a la interacción con el medio, y al fenómeno de la memoria; esto quiere decir que hay todavía muchos detalles que desvelar sobre la estructura íntima de la arquitectura neuronal de la mente concernientes a estos asuntos, pero mediante la observación directa de dicha arquitectura, más que mediante disquisiciones filosóficas). La correlación entre las redes S, O y L, tal vez por reentrada, y entrando cada red en coherencia con las otras (manteniendo una diferencia de fase constante) hará posible la compatibilización de las tres redes (que sean verdaderas al mismo tiempo, coherentes entre sí), su simultaneidad efectiva a gran escala con un error despreciable, que sería lo mismo que decir: su integración de este modo en una sola red morfofuncional, la red SOL, al efecto de la emergencia de la subjetividad. Bien, hay que ser conscientes de lo que acaba de ocurrir en este ensayo: acaba de darse la descripción de lo que probablemente ocurre en el cerebro durante la percepción consciente subjetiva de, por ejemplo, la palabra SOL en particular, y por extensión de la experiencia consciente subjetiva en general. La subjetividad podría limitarse simplemente a este simple mecanismo fisiológico de integración morfofuncional que se acaba de describir (como sistema de integración neuronal): la subjetividad podría consistir, simplemente, en la entrada en coherencia de redes morfofuncionales corticales (las neuronas de cada red tal vez estén sincronizadas entre sí, pero para la emergencia de la subjetividad tal vez todo se limite a que las neuronas de diversas redes estén transitoriamente, tal vez percepto a percepto, en coherencia con las neuronas de otras redes, integrándose de ese modo en una red máxima, para lo cual simplemente sería necesario que, si el objeto mental percibido subjetivamente, para ser efectivo, precisara quedar capturado como imagen dentro del rango de las décimas de segundo, la concurrencia temporal del correlato neuronal correspondiente debería ser efectiva en una escala temporal menor, por ejemplo, de milésimas de segundo… y esto sería todo, aunque faltarían algunos detalles, claro, como el modo concreto de acoplarse, si compartiendo medio interno gracias a la glía, si mediante la generación de un potencial guía mediante la intermediación de células internunciales de la corteza de asociación y/o del tálamo u otras estructuras, etc.). Hasta ahora no se ha descrito dicha actividad coherente entre neuronas en corteza, que se sepa hasta el momento de escribir estas líneas, así que ya se sobreentiende que esta es la actividad que los neurocientíficos deberían buscar en corteza, pues este, posiblemente, es el correlato neuronal objetivo de la conciencia subjetiva. Las redes S, O y L, al integrarse en SOL, y como cada red es un estado (recordemos que una red es un todo morfofuncional en la práctica a determinada escala), si lo hacen mediante una entrada en coherencia entre ellas, las redes estarán entrando en interferencia entre ellas (para que haya interferencia los focos deben ser coherentes, mantener una diferencia de fase constante, aunque no estén sincronizados), con lo cual, en consecuencia, los estados de las redes S, O y L, en esta situación, se estarán superponiendo, y lo estarán haciendo, mediante una recreación del fenómeno, en la propia escala de las redes. Y si se superponen, se suman, es decir, se integran, con lo cual la nueva red, SOL, será así efectiva como red, mediante este nuevo, e hipotético con pretensión de teórico en el futuro, mecanismo de integración neuronal que se está describiendo. De modo que SOL debe ser, de hecho la recreación de un estado cuántico coherente a gran escala, la recreación de la interferencia de un sistema consigo mismo, la recreación de un entrelazamiento, y como a gran escala los objetos emergentes son en la práctica lo mismo que elementales, se trata de un estado ligado. Así que SOL es como la recreación de un entrelazamiento en la práctica, que conlleva la emergencia de un objeto como si fuese uno solo a ciertos efectos, a pesar de tratarse del estado ligado de otros objetos (y eso es precisamente lo que un sujeto es: un solo espectador, simple, de una realidad diversa, compleja). Y todo esto sin que las neuronas sepan mecánica cuántica. Ahora bien: esto obliga a que, por lógica, en el cerebro haya actividad neuronal coherente, que es la predicción fundamental de la hipótesis que se enunciará en una sola frase al final del ensayo, la hipótesis que explica el mecanismo de emergencia de la subjetividad, y que por tanto desvela uno de los m

A ver si encuentro tiempo. Espoc

Caramba Espoc no puedes dejarnos sin el desenlace. Adelante con los barcos¡¡¡

Por mí adelante..., lo que pasa es que estás repitiendo tus extensos comentarios y son de digestión lenta, je, je, sobre todo para quien no está acostumbrado. Hay que leerte despacito y digiriendo palabra por palabra, pero no te cortes, que para eso están estos blogs [;)] Por cierto, sólo un pequeño consejo de amigo: acostúmbrate a firmar siempre como Espoc y así no te confundirás al no encontrar tus comentarios, firmados como Anónimo. Un abrazo tocayo [:D]

Es más, ese carácter único e indivisible de nuestra percepción consciente subjetiva de las cosas, eso de que percibamos la realidad en la forma de un sujeto único e indivisible, podría ser una ilusión, pues el correlato de este fenómeno tiene toda la pinta de ser la interacción, dentro de nuestro cráneo, de una multiplicidad (gigantesca) de neuronas, no una sola cosa con entidad única e indivisible. Veamos otro ejemplo de una ilusión de unicidad e indivisibilidad parecida: Cojamos un peine y apoyemos la yema de un dedo sobre sus púas, ahora movamos el dedo sobre las púas, y veremos un espacio blanco entre las púas que las recorre a lo largo. Veremos ese espacio blanco dándonos la impresión de recorrer por sí solo a lo largo del peine como una sola cosa que se desplaza a lo largo del peine. Y será una ilusión, no hay tal espacio blanco que se mueve sobre el peine, si no que el espacio se recrea cada vez que saltamos de una púa a otra con el dedo. De modo que no hay tal espacio único e indivisible con entidad propia de por sí, sino en todo caso muchos espacios que se continúan cada uno al siguiente, dando la impresión ilusoria de ser uno solo el que se mueve a lo largo del peine. Si la longitud del peine es el tiempo, y las púas las neuronas, el espacio blanco de aspecto único e indivisible que se mueve a lo largo del peine cuando desplazamos la yema del dedo sobre las púas, es el sujeto. Y del mismo modo que el espacio único e indivisible que recorre el peine es una ilusión, el sujeto consciente de la realidad es una ilusión. ¿Cómo consigue el cerebro recrear esta ilusión de la subjetividad? ¿Cómo lo hacen las neuronas? Yo tengo una idea al respecto, pero no una ocurrencia cualquiera, sino una idea fundamentada y elaborada durante años. Una idea que constituye una hipótesis comprobable y por tanto verificable y falsable, una idea que al proponer cómo podría el cerebro hacer éso, daría pie a predecir qué habría que encontrar en el cerebro en correlación con la subjetividad, y por tanto sería algo comprobable (y falsable, en caso de, o bien no encontrarse dicha actividad neuronal predicha, o bien en caso de encontrar dicha actividad predicha pero no en correlación con la subjetividad). ¿Interesa que siga? ¿Hay alguien ahí fuera? ¿Anybody out there? Espoc

Hola. Y hola a Raúl. Por fin un físico, un especialista en Física, dando su punto de vista (los que me conocen del foro Smart recordarán que siempre estaba reclamando la participación de especialistas en matemáticas y física). Y gracias a Supermanu por avisarme de estas nuevas respuestas. Había dejado una respuesta ayer o anteayer, pero no la veo ahora, así que voy a intentar reescribirla otra vez (qué pereza). A veces se extravían cosas, en internet, porque juraría que le di al botón de “enviar”. En fin. De hecho, llevo varios días intentando enviar este mensaje. Vamos allá: RAÚL DIJO: Álvaro pregunta “cuál está siendo el papel de los físicos cuánticos en la investigación del cerebro”. Que yo sepa no hay ningún físico que investigue la relación entre física quántica y neurociencia. Esto que no quiere decir que haya físicos trabajando en temas relacionados con el cerebro y las redes neuronales, ESPOC DICE: por si mi postura sobre esto no hubiese quedado clara: en mi opinión la mente no tiene relación con la mecánica cuántica, la mente es macroscópica y lo cuántico muy microscópico. El cerebro es biología (anatomía, fisiología, bioquímica, biofísica, etc.), no mecánica cuántica. Que quede clara mi postura. RAÚL DIJO: Espoc: “Además tienen una partícula asociada y se desplazan a la velocidad de la luz por el vacío”: Solo las partículas que no tienen masa se desplazan a la velocidad de la luz en el vacio. Ver: http://en.wikipedia.org/wiki/Elementary_particle para ver una lista de partículas elementales y sus propiedades. Solo el fotón, partícula que transmita la interacción electromagnética (la luz es una parte del espectro electromagnetico) y el gluon, que se encarga de la interacción entre quarks, no tienen masa. El resto no pueden desplazarse a la velocidad de la luz. ESPOC: gracias por la puntualización. RAÚL: Espoc: “Hay diversas conjetura sobre cómo es que a gran escala dejamos de ser cuánticos y pasamos a ser clásicos. En mi opinión se debe a la falta de resolución, a que no somos capaces de detectarlo, pero no somos clásicos, somos cuánticos que no nos damos cuenta de serlo.” No lo veo como una cuestión de resolución. Si no más bien que el mundo que no rodea destruye los efectos quánticos, las “supercorrelaciones quánticas”, que tienen lugar a escala microscópica. Estos efectos solo conseguimos observarlos en laboratorio bajo condiciones muy concretas. ESPOC: gracias otra vez por precisar mejor los términos referentes a estas cuestiones técnicas que conoces mejor que yo por ser tu especialidad. RAÚL: Espoc: “Resulta que si uno mete dos vibradores en un charco puede conseguir un fenómeno de interferencia igual que el de dos ondas verdaderas, y una difracción también, como si lo que estuviese ocurriendo en ese charco fuesen ondas”: Este párrafo es especialmente confuso. Si por onda verdadera (menudo nombre has elegido!!) te refieres a onda material, precisamente las ondas del charco son ondas “verdaderas”. La teoría ondulatoria nació para explicar ese tipo de ondas, el sonido y mas tarde se aplico a la luz. Así que no entiendo porque dices que no son verdaderas. Las ondas que aparecen en física quántica, al contrario que las ondas de tu charco, no tienen una realidad material. Son lo que Born llamo, amplitudes de probabilidad: ver http://en.wikipedia.org/wiki/Probability_amplitude. Desde mi punto de vista, la mecánica quántica no es más que una teoría sobre la información que tenemos sobre el sistema que estamos observando. Los objetos que observamos son reales, pero la información es un concepto abstracto sin realidad material. ESPOC: lamento la confusión. Culpa mía. Verdadero: supongamos que lo verdadero es lo posible en un sistema, por ejemplo: 1 + 1 = 2 sería verdadero en el sistema de los números. Y lo real sería lo detectable, lo patente, lo efectivo, en contraposición a lo inefectivo o irreal o indetectable o virtual (por ejemplo, el vuelo de Superman en el cine es efectivo, real, vemos que vuela, pero sabemos que no es verdadero, es ficción, es ficción pero real, es efectivo pero falso). Si vemos al agua como lo que es en esencia, partículas elementales, la onda macroscópica y material está conformada por lo que hacen las partículas, y más en concreto las moléculas (ni siquiera las partículas), de manera que la onda no es de por sí una onda, pues es una recreación a gran escala (tomando recreación en el sentido que le daba Gamow: dar forma a lo que no la tenía –o a lo que tenía otra forma, añado-). Desde este punto de vista reduccionista, la onda macroscópica no sería posible a pequeña escala, pues lo efectivo serían en el agua la interacciones entre partículas elementales, y la onda macroscópica sería el aspecto que a gran escala mostrarían esas interacciones cuánticas en este caso particular. Es decir, la onda sería una onda de verdad a gran escala, pues a pequeña escala ni siquiera sería real (no se podría detectar en un acelerador de partículas, por ejemplo). Así que la onda macroscópica en el agua no es verdadera desde cualquier punto de vista. Lo decía en este sentido. En cambio, un electrón es verdadero desde cualquier punto de vista, pues cuando apoyo mi macroscópica mano sobre la mesa, sin atravesarla, siguen siendo mis microscópicos electrones los que no atraviesan la mesa, y no sólo la mano. De modo que los electrones, en tanto que ondas, son unas ondas más auténticas o verdaderas que las olas en el agua, tomando verdadero en este sentido lúdico-confuso que apunto. Pero mi intención con esta propuesta acerca de la confusión no es generar confusión, sino desvelar algo: que la mente se construye, según parece, a partir de objetos reales que no son elementales, las neuronas, es decir, de interacciones no “verdaderas” desde cualquier punto de vista. Y esto me parece importante por algo: la mente se puede intentar explicar con la biología, sin necesidad de recurrir a la mecánica cuántica que parece gobernar lo minúsculo. A esto me quería referir al hablar de ondas “verdaderas” o “falsas”, era a esto. Fin de la confusión, espero. RAÚL: Álvaro: “Por otra parte, creo que Espoc da una puntada brillante cuando dice: "hay cosas de la mente que parecen una recreación de un comportamiento cuántico". Esa es la clave.”: No veo ninguna recreación de comportamiento quántico en la mente, como bien he explicado antes. ESPOC: lo has explicado muy bien, y como he aclarado, opino lo mismo que tú: la mecánica cuántica no tiene que ver con la mente, la mente parece tener que ver con las neuronas, no con el spin de un electrón. Pero es que la onda en el agua tampoco tiene que ver con el momento de uno de sus electrones, y sin embargo, tanto la onda como ese electrón pueden presentar el fenómeno de la difracción, curiosamente, y eso que son realidades de dos escalas de medición incompatibles, tan incompatibles como para que se les aplique una física distinta, la clásica y la cuántica. Pues del mismo modo que podemos encontrar difracción en una onda macroscópica en el agua, y en un fotón, también podemos encontrar en la mente cosas que recuerdan a lo que hacen las partículas, que recuerda, no que esté en relación con las partículas de un cerebro, sino que recuerda en su forma, vagamente, a lo que les pasa a las partículas. Por ejemplo: nuestra percepción subjetiva de las cosas ocurre de tal modo que nos tomamos a nosotros mismos por sujetos conscientes, entes de aspecto ÚNICO e INDIVIDUAL, un espectador consciente único e individual de la realidad. Único, pues creemos ser un sujeto cada uno, e individual por indivisible, irreducible tal como percibimos a simple vista (a simple vista es a escala macroscópica confinada). Y resulta que una partícula que interactúa con otra lo hace como partícula única e indivisible también, como partícula elemental. De manera que la subjetividad es efectiva como si fuera una partícula, con aspecto o pinta de partícula, como si, de hecho, fuera una recreación efectiva a gran escala de una particularidad, que es algo con trazas de ser una característica de lo elemental, lo cuántico. Así que la pregunta es: ¿cómo consigue el cerebro recrear, o como se quiera decir, un fenómeno efectivo a gran escala como ente con pinta de partícula elemental, o como se quiera decir, o sea, cómo somos lo que aparentemente somos de manera efectiva (real), sea o no verdadero? Yo tengo una respuesta, hipotética y lógica, como ya he dicho (que me ha llevado años pergeñar, por cierto). Espoc

Hola. Y hola a Raúl. Por fin un físico, un especialista en Física, dando su punto de vista (los que me conocen del foro Smart recordarán que siempre estaba reclamando la participación de especialistas en matemáticas y física). Y gracias a Supermanu por avisarme de estas nuevas respuestas. Había dejado una respuesta ayer o anteayer, pero no la veo ahora, así que voy a intentar reescribirla otra vez (qué pereza). A veces se extravían cosas, en internet, porque juraría que le di al botón de “enviar”. En fin. Vamos allá: RAÚL DIJO: Álvaro pregunta “cuál está siendo el papel de los físicos cuánticos en la investigación del cerebro”. Que yo sepa no hay ningún físico que investigue la relación entre física quántica y neurociencia. Esto que no quiere decir que haya físicos trabajando en temas relacionados con el cerebro y las redes neuronales, ESPOC DICE: por si mi postura sobre esto no hubiese quedado clara: en mi opinión la mente no tiene relación con la mecánica cuántica, la mente es macroscópica y lo cuántico muy microscópico. El cerebro es biología (anatomía, fisiología, bioquímica, biofísica, etc.), no mecánica cuántica. Que quede clara mi postura. RAÚL DIJO: Espoc: “Además tienen una partícula asociada y se desplazan a la velocidad de la luz por el vacío”: Solo las partículas que no tienen masa se desplazan a la velocidad de la luz en el vacio. Ver: http://en.wikipedia.org/wiki/Elementary_particle para ver una lista de partículas elementales y sus propiedades. Solo el fotón, partícula que transmita la interacción electromagnética (la luz es una parte del espectro electromagnetico) y el gluon, que se encarga de la interacción entre quarks, no tienen masa. El resto no pueden desplazarse a la velocidad de la luz. ESPOC: gracias por la puntualización. RAÚL: Espoc: “Hay diversas conjetura sobre cómo es que a gran escala dejamos de ser cuánticos y pasamos a ser clásicos. En mi opinión se debe a la falta de resolución, a que no somos capaces de detectarlo, pero no somos clásicos, somos cuánticos que no nos damos cuenta de serlo.” No lo veo como una cuestión de resolución. Si no más bien que el mundo que no rodea destruye los efectos quánticos, las “supercorrelaciones quánticas”, que tienen lugar a escala microscópica. Estos efectos solo conseguimos observarlos en laboratorio bajo condiciones muy concretas. ESPOC: gracias otra vez por precisar mejor los términos referentes a estas cuestiones técnicas que conoces mejor que yo por ser tu especialidad. RAÚL: Espoc: “Resulta que si uno mete dos vibradores en un charco puede conseguir un fenómeno de interferencia igual que el de dos ondas verdaderas, y una difracción también, como si lo que estuviese ocurriendo en ese charco fuesen ondas”: Este párrafo es especialmente confuso. Si por onda verdadera (menudo nombre has elegido!!) te refieres a onda material, precisamente las ondas del charco son ondas “verdaderas”. La teoría ondulatoria nació para explicar ese tipo de ondas, el sonido y mas tarde se aplico a la luz. Así que no entiendo porque dices que no son verdaderas. Las ondas que aparecen en física quántica, al contrario que las ondas de tu charco, no tienen una realidad material. Son lo que Born llamo, amplitudes de probabilidad: ver http://en.wikipedia.org/wiki/Probability_amplitude. Desde mi punto de vista, la mecánica quántica no es más que una teoría sobre la información que tenemos sobre el sistema que estamos observando. Los objetos que observamos son reales, pero la información es un concepto abstracto sin realidad material. ESPOC: lamento la confusión. Culpa mía. Verdadero: supongamos que lo verdadero es lo posible en un sistema, por ejemplo: 1 + 1 = 2 sería verdadero en el sistema de los números. Y lo real sería lo detectable, lo patente, lo efectivo, en contraposición a lo inefectivo o irreal o indetectable o virtual (por ejemplo, el vuelo de Superman en el cine es efectivo, real, vemos que vuela, pero sabemos que no es verdadero, es ficción, es ficción pero real, es efectivo pero falso). Si vemos al agua como lo que es en esencia, partículas elementales, la onda macroscópica y material está conformada por lo que hacen las partículas, y más en concreto las moléculas (ni siquiera las partículas), de manera que la onda no es de por sí una onda, pues es una recreación a gran escala (tomando recreación en el sentido que le daba Gamow: dar forma a lo que no la tenía –o a lo que tenía otra forma, añado-). Desde este punto de vista reduccionista, la onda macroscópica no sería posible a pequeña escala, pues lo efectivo serían en el agua la interacciones entre partículas elementales, y la onda macroscópica sería el aspecto que a gran escala mostrarían esas interacciones cuánticas en este caso particular. Es decir, la onda sería una onda de verdad a gran escala, pues a pequeña escala ni siquiera sería real (no se podría detectar en un acelerador de partículas, por ejemplo). Así que la onda macroscópica en el agua no es verdadera desde cualquier punto de vista. Lo decía en este sentido. En cambio, un electrón es verdadero desde cualquier punto de vista, pues cuando apoyo mi macroscópica mano sobre la mesa, sin atravesarla, siguen siendo mis microscópicos electrones los que no atraviesan la mesa, y no sólo la mano. De modo que los electrones, en tanto que ondas, son unas ondas más auténticas o verdaderas que las olas en el agua, tomando verdadero en este sentido lúdico-confuso que apunto. Pero mi intención con esta propuesta acerca de la confusión no es generar confusión, sino desvelar algo: que la mente se construye, según parece, a partir de objetos reales que no son elementales, las neuronas, es decir, de interacciones no “verdaderas” desde cualquier punto de vista. Y esto me parece importante por algo: la mente se puede intentar explicar con la biología, sin necesidad de recurrir a la mecánica cuántica que parece gobernar lo minúsculo. A esto me quería referir al hablar de ondas “verdaderas” o “falsas”, era a esto. Fin de la confusión, espero. RAÚL: Álvaro: “Por otra parte, creo que Espoc da una puntada brillante cuando dice: "hay cosas de la mente que parecen una recreación de un comportamiento cuántico". Esa es la clave.”: No veo ninguna recreación de comportamiento quántico en la mente, como bien he explicado antes. ESPOC: lo has explicado muy bien, y como he aclarado, opino lo mismo que tú: la mecánica cuántica no tiene que ver con la mente, la mente parece tener que ver con las neuronas, no con el spin de un electrón. Pero es que la onda en el agua tampoco tiene que ver con el momento de uno de sus electrones, y sin embargo, tanto la onda como ese electrón pueden presentar el fenómeno de la difracción, curiosamente, y eso que son realidades de dos escalas de medición incompatibles, tan incompatibles como para que se les aplique una física distinta, la clásica y la cuántica. Pues del mismo modo que podemos encontrar difracción en una onda macroscópica en el agua, y en un fotón, también podemos encontrar en la mente cosas que recuerdan a lo que hacen las partículas, que recuerda, no que esté en relación con las partículas de un cerebro, sino que recuerda en su forma, vagamente, a lo que les pasa a las partículas. Por ejemplo: nuestra percepción subjetiva de las cosas ocurre de tal modo que nos tomamos a nosotros mismos por sujetos conscientes, entes de aspecto ÚNICO e INDIVIDUAL, un espectador consciente único e individual de la realidad. Único, pues creemos ser un sujeto cada uno, e individual por indivisible, irreducible tal como percibimos a simple vista (a simple vista es a escala macroscópica confinada). Y resulta que una partícula que interactúa con otra lo hace como partícula única e indivisible también, como partícula elemental. De manera que la subjetividad es efectiva como si fuera una partícula, con aspecto o pinta de partícula, como si, de hecho, fuera una recreación efectiva a gran escala de una particularidad, que es algo con trazas de ser una característica de lo elemental, lo cuántico. Así que la pregunta es: ¿cómo consigue el cerebro recrear un fenómeno efectivo a gran escala como ente con pinta de partícula elemental? Yo tengo una respuesta, como ya he dicho (que me ha llevado años pergeñar, por cierto). Espoc

No he podido resistir la tentación de comentaros lo siguiente. Existe dentro de la Universidad Pontificia de Comillas, la cátedra Ciencia, Tecnología y Religión. Dentro de la cátedra existe un grupo de científicos dedicados al estudio de la denominada neurología cuántica. Su trabajo se dirige, entre otras cuestiones, al estudio de la conocida como hipótesis Hameroff-Penrose. Dicha hipótesis especula con que el “soporte físico” de la sensibilidad-conciencia en los seres vivos debería hallarse en las propiedades cuánticas más primigenias de la materia. Me resulta imposible explicar dicha hipótesis por las implicaciones teóricas para mí absolutamente incomprensibles, aunque logro captar algunos retazos fascinantes . Me ha llamado la atención que sitúan incluso en los llamados microtúbulos, el origen de la consciencia. Os dejo el enlace dónde un miembro de la cátedra explica el alcance de la hipótesis Hameroff-Penrose y, desde luego, me gustaría seguir la lectura del razonamiento de Espoc. http://www.tendencias21.net/Penrose-sienta-las-bases-de-una-biofisica-cuantica-de-la-mente_a1406.html?PHPSESSID=6f0a8cb48f3f14ffba63689e43e28569

Gracias a Supermanu por avisarme de las nuevas respuestas en esta entrada. Y hola a todos. Gracias a Raúl por las puntualizaciones de tipo técnico, que aclaran varias cosas y enriquecen la visión que podamos tener de este asunto. Espoc (yo) dijo en su momento: “Resulta que si uno mete dos vibradores en un charco puede conseguir un fenómeno de interferencia igual que el de dos ondas verdaderas, y una difracción también, como si lo que estuviese ocurriendo en ese charco fuesen ondas”: Raúl contestó: Este párrafo es especialmente confuso. Si por onda verdadera (menudo nombre has elegido!!) te refieres a onda material, precisamente las ondas del charco son ondas “verdaderas”. Espoc, voy contestando: sí, es confuso, lo sé. Intentaré decir a qué me estoy refiriendo. Verdadero es lo que ocurre de acuerdo con lo que sí es posible en un sistema. Por ejemplo, es verdadero 1 + 1 = 2. A su vez, lo que es posible y ocurre pasa a ser detectable, y por tanto, real. De modo que considero que verdadero/falso no es lo mismo que real/virtual. De esto parto. De manera que partiendo de esto, y jugando un poco con la confusión (como bien apuntas) se podría considerar que una onda de un charco es falsa, pues no es una onda a cualquier escala (no es posible en cualquier sistema de medida), sino sólo a gran escala, pero a pequeña escala no hay tal onda en el agua. Lo auténticamente verdadero sería aquello que seguiría siendo lo que es a cualquier escala, de modo que sólo las partículas elementales serían verdaderas (en esta forma de expresarme algo confusa pero también algo lógica). Así que una onda en el agua es real, es detectable, pero no sería una onda de verdad según esta forma de hablar (o sólo sería una onda de verdad a gran escala, en concreto, a simple vista, que es una escala macroscópica y confinada). Raúl: La teoría ondulatoria nació para explicar ese tipo de ondas, el sonido y mas tarde se aplico a la luz. Así que no entiendo porque dices que no son verdaderas. Las ondas que aparecen en física quántica, al contrario que las ondas de tu charco, no tienen una realidad material. Son lo que Born llamo, amplitudes de probabilidad: ver Espoc: sí, la teoría ondulatoria nació para explicar comportamientos ondulatorios que han resultado no ser elementales, sino reducibles al movimiento de moléculas de agua, las cuales, una a una, también han resultado ser movimientos ondulatorios, o algo parecido, así que al final la luz ha resultado ser lo que tal vez sí era la onda verdadera, ¿en qué sentido? pues en el sentido de que al ser el fotón elemental, irreducible, tal vez sí sería una onda de verdad, pues no sería reducible a otra cosa. Lógicamente, si un fotón no tiene realidad material, como apuntas, no sabemos con certeza si es una onda verdadera o no, pero tal vez lo sea. Y si el fundamento del charco con realidad material, es una onda sin realidad material, tampoco está muy fundamentada que digamos la realidad material del charco, aunque nos parezca a simple vista que si lo está. Todo podría ser una ilusión. Pero no importa en lo que a la mente se refiere, porque como para nosotros la realidad material es realidad material, y la mente es posible irla entendiendo a partir de la realidad material, pues da lo mismo si el fundamento último de la materia es una probabilidad o una onda verdadera, a esto es a lo que intento llegar con esta idea "confusa": a que da lo mismo la esencia cuántica fundamental de la realidad material, da lo mismo la verdad, porque la realidad material, tal como aparece ante nosotros, en forma de charco y movimiento ondulatorio, o en forma de neuronas en el caso de la mente, es suficiente para ir explicando el charco o la mente. De ahí que la confusión es sólo un recurso para intentar dar a entender que la mente se basa en la realidad material... No sé si me he explicado. Raúl: Desde mi punto de vista, la mecánica quántica no es más que una teoría sobre la información que tenemos sobre el sistema que estamos observando. Los objetos que observamos son reales, pero la información es un concepto abstracto sin realidad material. Espoc: exacto, reales, son objetos reales, esta es la idea que pretendo transmitir: la mente es real, efectiva, detectable, patente,parte de la realidad material. Fin de la confusión (espero), y fin de la utilidad de esta idea confusa de "onda verdadera". Espero haber conseguido explicar el objetivo de este juego de la confusión. Álvaro dijo: “Por otra parte, creo que Espoc da una puntada brillante cuando dice: "hay cosas de la mente que parecen una recreación de un comportamiento cuántico". Esa es la clave.”: Raúl le contestó: No veo ninguna recreación de comportamiento quántico en la mente, como bien he explicado antes. Espoc: digo ahora que yo tampoco veo vinculación entre la mecánica cuántica y la mente, ninguna. La mecánica cuántica es un sistema matemático para explicar interacciones entre partículas subatómicas, y la mente es, buscando una definición, la computación de información consciente, el procesamiento de información consciente en el sistema nervioso, dos asuntos que no tienen que ver. ¿Entonces, qué sentido tiene que yo afirme que la mente es algo así como al recreación de un comportamiento cuántico desde algún punto de vista? En primer lugar, recreación es dar forma a lo que no la tiene (usando las palabras de Gamow) y añadiría que también sería dar forma a lo que tenía otra forma. Es decir, recreación es el procesamiento de información en un sistema. De tal manera que en la mente se recrea la información de modo que esta adopta la forma de un sujeto consciente (supuestamente), es decir, un ente individual (indivisible, irreducible) y único que es consciente. ¿Y qué es irreducible? Pues, por ejemplo, una partícula elemental. De modo que a esto se refiere el que la mente parezca en cierto modo la recreación de un comportamiento cuántico, pues el sujeto consciente en cierto modo recuerda a una partícula elemental en cuanto a que cada uno de nosotros estamos convencidos de ser un sujeto consciente que actúa como espectador consciente ÚNICO E INDIVIDUAL de la realidad circundante. Por eso se habla de recreación de un comportamiento cuántico. Y la pregunta es: ¿cómo lo consigue el cerebro? En primer lugar, es posible que dicha unicidad e individualidad sean falsas... aunque sea real nuestra percepción subjetiva. Y tal vez sea falsa porque un sujeto sería un montón de neuronas, y por tanto no sería único e indivisible, sería una multiplicidad de neuronas y reducible a esas neuronas. Así que la subjetividad podría ser real pero falsa. Pero aunque falsa, nos parece verdadera con un error despreciable en la práctica, así que interesa saber cómo consigue el cerebro recrear este estado de efectiva unicidad e individualidad con un error despreciable en la práctica a ciertos efectos (al efecto de ser subjetivos) y a determinada escala (a simple vista, a escala macroscópica confinada). ¿Queréis que siga? Espoc

LA verdad es que tengo un ovillo de saliva en la garganta. No puedo estaros más agradecido y hasta diría que feliz. Cuántas molestias podéis haberos tomado con un aficionadillo. Madre¡¡¡¡¡. Mi respeto y admiración a todos, especialmente, claro, a Vicky, Espoc y Raúl. Seguiré intentando leer y, en la medida de mis posibilidades, asimilar, toda vuestra producción. Gracias, gracias, gracias Un saludo.

Le doy las gracias al Dr. Raul García-Patrón por sus explicaciones sobre la conciencia y la física cuántica. Cuando quieras hablamos de oscilaciones cerebrales. Un saludo y a aguantar el frío de Boston (hoy estamos a -6). vicky

Gracias, Raúl. Fantásticas las explicaciones, muy ilustrativas y sencillas de comprender. La mente no es cuántica como bien has explicado. La mente y la conSciencia se genera a escala "macroscópica" en las redes neuronales. Gracias a Vicky, también, por el interés. Es un placer contar con vosotros. Seguid, cuando sea posible, contándonos ciencia con mayúsculas. Saludos, J osé M anuel

También quiero responder al último post de Álvaro sobre la relación entre neurociencia y física quántica. 1- Álvaro: “Pero intuyo la "Explicación Final" de la existencia en un ámbito compartido entre la neurociencia y la física cuántica…”: Que la neurociencia y la física quántica tengan cuestiones por resolver no quiere decir que la solución tenga que ser común. Siento no compartir tu intuición, pero no veo ninguna relación entre existencia, conciencia etc y física quántica, ver mis posts anteriores. 2- Álvaro “Mi gran "inquietud" surge reflexionando sobre los problemas que conlleva la interpretación orotodoxa de la mecánica cuántica: la linterpretación de Copenhage. Dicha interpretación concede a la mente un papel inesperado e inexplicable en los procesos de medición de los sistemas cuánticos, de manera que no puede establecerse con seguridad qué ocurre realmente cuando no se están observando.” Permíteme precisar que en la interpretación de Copenhague original no se menciona en ningún momento la mente. El intento de relación entre el colapso de la función de onda y la conciencia surge a posteriori en un numero muy limitado de documentos y no es para nada asumida por la comunidad de físicos. Comparto tu inquietud con la interpretación ce Copenhague. La interpretación de Copenhague tiene, desde mi punto de vista (y muchos otros físicos), dos problemas. El primero es el concepto de colapso de la función de onda, como bien sugirió Einstein. Este es fácil de resolver si se deja de considerar la función de onda como información y no como algo material. El segundo problema es el rol especial de la medida respecto al resto de interacciones físicas. Yo y muchos físicos mas, pensamos que la medida debe ser una interacción mas (entre el objeto a medir y el aparato de medida) y por lo tanto no debe jugar un rol especial en la teoría. De hecho, se puede describir la medida con los mismos utensilios matemáticos que el resto de interacciones sin darle un rol especial. Llegado a este punto supongo que te gustaría saber cual es la interpretación correcta o que más gusta a los físicos. Siento defraudarte, pero no hay consenso en este tema, como puedes ver aquí http://en.wikipedia.org/wiki/Interpretation_of_quantum_mechanics. Las dos mas famosas son la de Copenhague, y la de mundos paralelos. A mí, y a gran parte de los físicos, no nos gusta ninguna de las dos. El problema clave es que no tenemos ninguna interpretación de lo que son las “supercorrelaciones quánticas” (entanglement o entrelazamiento) que observamos en los laboratorios y de las que hable anteriormente. Básicamente, nuestra lógica “humana”, nuestra visión del mundo, construida tras años de interacción con el mundo exterior, choca totalmente con los resultados de ciertos experimentos que la teoría predice a la perfección. 3- Álvaro: “Por otra parte, creo que Espoc da una puntada brillante cuando dice: "hay cosas de la mente que parecen una recreación de un comportamiento cuántico". Esa es la clave.”: No veo ninguna recreación de comportamiento quántico en la mente, como bien he explicado antes. 4- Álvaro: “Posiblemente el indeterminismo de la mecánica cuántica sea la base esenciadísima, última y fundamental de la libertad humana”: Te digo lo mismo exactamente que para el punto 1. Además quisiera puntualizar algo sobre el supuesto “indeterminismo” de la mecánica quántica. Esta es una idea, no del todo correcta, que se ha difundido bastante entre los no especialistas a través de los libros de divulgación. Todo experimento de física quántica puede dividirse en tres partes, preparación del objeto de estudio, evolución y medida. Si preparas el objeto en un estado concreto, la evolución sufrida por el objeto es conocida y no incluye interacción con el exterior, entonces siempre existe una medida que dará un resultado totalmente determinista. El azar aparece cuando o bien no controlas la preparación (por ejemplo en observaciones astronómicas), o si el objeto de estudio interacciona con el exterior o no conoces su evolución exacta, o si voluntariamente elijes otro tipo de medida (como en los generadores de números aleatorios basados en la mecánica quántica). Por lo tanto, el ”indeterminismo” no es algo intrínseco a la mecánica quántica.

Quería responder al post de Espoc sobre la relación entre física quántica. Son un par de cuestiones técnicas, pero importantes para no inducir a futuros lectores en error. Especialmente el primer comentario. 1- Espoc: “Además tienen una partícula asociada y se desplazan a la velocidad de la luz por el vacío”: Solo las partículas que no tienen masa se desplazan a la velocidad de la luz en el vacio. Ver: http://en.wikipedia.org/wiki/Elementary_particle para ver una lista de partículas elementales y sus propiedades. Solo el fotón, partícula que transmita la interacción electromagnética (la luz es una parte del espectro electromagnetico) y el gluon, que se encarga de la interacción entre quarks, no tienen masa. El resto no pueden desplazarse a la velocidad de la luz. 2- Espoc: “Hay diversas conjetura sobre cómo es que a gran escala dejamos de ser cuánticos y pasamos a ser clásicos. En mi opinión se debe a la falta de resolución, a que no somos capaces de detectarlo, pero no somos clásicos, somos cuánticos que no nos damos cuenta de serlo.” No lo veo como una cuestión de resolución. Si no más bien que el mundo que no rodea destruye los efectos quánticos, las “supercorrelaciones quánticas”, que tienen lugar a escala microscópica. Estos efectos solo conseguimos observarlos en laboratorio bajo condiciones muy concretas. 3- Espoc: “Resulta que si uno mete dos vibradores en un charco puede conseguir un fenómeno de interferencia igual que el de dos ondas verdaderas, y una difracción también, como si lo que estuviese ocurriendo en ese charco fuesen ondas”: Este párrafo es especialmente confuso. Si por onda verdadera (menudo nombre has elegido!!) te refieres a onda material, precisamente las ondas del charco son ondas “verdaderas”. La teoría ondulatoria nació para explicar ese tipo de ondas, el sonido y mas tarde se aplico a la luz. Así que no entiendo porque dices que no son verdaderas. Las ondas que aparecen en física quántica, al contrario que las ondas de tu charco, no tienen una realidad material. Son lo que Born llamo, amplitudes de probabilidad: ver http://en.wikipedia.org/wiki/Probability_amplitude. Desde mi punto de vista, la mecánica quántica no es más que una teoría sobre la información que tenemos sobre el sistema que estamos observando. Los objetos que observamos son reales, pero la información es un concepto abstracto sin realidad material.

Como lo prometido es deuda, aquí va la respuesta de uno de los físicos del MIT que contactó Vicky tras la pregunta de Álvaro sobre la relación entre la física quántica y la neurociencia. 1-Álvaro pregunta “cuál está siendo el papel de los físicos cuánticos en la investigación del cerebro”. Que yo sepa no hay ningún físico que investigue la relación entre física quántica y neurociencia. Esto que no quiere decir que haya físicos trabajando en temas relacionados con el cerebro y las redes neuronales, ver por ejemplo este reciente artículo en Nature Physics: http://www.nature.com/nphys/journal/v4/n12/full/nphys1099.html. 2-Álvaro se pregunta también sobre el rol que juega la física quántica en el cerebro. La respuesta es doble e inconsistente, todo y nada al mismo tiempo. Me explico a continuación. La física quántica es el utensilio esencial para explicar las propiedades de las partículas, átomos, moléculas (llamémosles objetos microscópicos) y las interacciones entre ellas. Al estar compuesto el cerebro por objetos microscópicos, como el resto del Universo, la mecánica quántica juega un rol en su descripción. La cuestión es a que escala. Básicamente lo que el físico quántico hace es calcularle al químico las propiedades de los átomos moléculas con los que el trabaja. Pero el rol de la física quántica se para ahí mismo. Los bioquímicos, biólogos que estudian el cerebro, no necesitan tener conocimientos de física quántica para realizar su trabajo. Solo necesitan conocer las propiedades de átomos y moléculas que el físico a calculado para ellos (con esmero y dedicación infinita). Es prácticamente imposible que efectos quánticos jueguen un rol determinante en los procesos que se estudian en neurociencia. Las “supercorrelaciones quánticas” (llamadas entanglement en ingles y entrelazamiento en castellano: ver http://en.wikipedia.org/wiki/Quantum_entanglement ), que hacen esta teoría tan diferente del resto de la física, son hipersensibles a cualquier interacción con el medio ambiente. Por ello es tan difícil construir un ordenador quantico (ver http://en.wikipedia.org/wiki/Quantum_computer ). Por el tamaño (número de partículas) y temperatura a la que se encuentra el cerebro es prácticamente imposible que dichos efectos quánticos jueguen un rol determinante en neurociencia y por lo tanto que permitan explicar la conciencia, el libre albedrío o la razón.

Ja, ja, ja, muy bueno, 28 de Diciembre, menos mal que siempre hay alguien con las ideas claras.

Viriato, tu incultura es más ofensiva que una maniobra militar. Internet también es un invento militar, y veo que no tienes el menor reparo en usarlo. El propio Viriato fue un caudillo lusitano conocido por su genio militar en la lucha contra las romanos y visto por muchos como el inventor de la guerra de guerillas (a menos en el panorama bélico occidental). En conclusión, pídele a los Reyes un poco de coherencia y absténte de opinar hasta que acabes la escuela elemental (= sine die). Por cierto, los delirios paranoicos sobre control militar como los tuyos son pamplinas. ¿Te crees que si el ejército nos controlara, dejarían que hubiera un ignorante como tú diciendo insensateces y causando alarma pública de manera gratuita? Feiz Navidad

Vaya giña de investigación. Si sale algo productivo acabará en manos de los militares, para controlarnos mejor. Dedícate a otra cosa.

Jose Manuel, He hecho mis deberes y he leído el (tu?) escrito a través del link (y en día de Navidad, que ciencia no falte). El escrito es un bonito resumen de los clásicos experimentos del laboratorio de Rodolfo Llinás y del increíble Mircea Steriade (que es uno de mis héroes personales). El trabajo de ambos, y de sus sucesores, ha descrito las propiedades oscilatorias de las células talámicas y del bucle cortico-talamo-cortical, que genera ondas ‘spindle’ (7-14 Hz, que suceden durante el sueño de ondas lentas) y gamma (40-80 Hz) entre la corteza y el tálamo. Podría hacer muchísimos comentarios sobre este escrito, algunos de los cuales tocan temas imprescindibles en la neurofisiología actual. Uno de mis temas favoritos es como las interneuronas de descarga rápida (‘fast-spiking’) generan las ondas gamma. Está muy descrito que esto es así, lo cual es una pieza clave para entender cómo se generan las oscilaciones a partir de redes neuronales. Las ondas gamma abarcan una zona local en la corteza (de pocos milímetros). Precisamente este año publiqué un artículo en el que proponía cómo el tálamo ‘transporta’ ondas gamma a la corteza. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18550841?ordinalpos=1&itool=EntrezSystem2.PEntrez.Pubmed.Pubmed_ResultsPanel.Pubmed_DefaultReportPanel.Pubmed_RVDocSum En este artículo propongo que las ondas que realmente se propagan desde el tálamo son las ‘spindle’, que al ser más lentas pueden propagarse a distancias más grandes. Los ‘spindles’, al llegar a la corteza, activan redes de interneuronas ‘fast-spiking’, que son las que posteriormente generan gamma localmente en la corteza. La verdad es que mis resultados apuntan totalmente a proponer esta hipótesis. Pero se deben hacer más experimentos para corroborarla. En cuanto a que el bucle talamo-cortical es el generador de conciencia, es posible. Sin embargo, hay un detalle que me hace dudar sobre ello. Se trata de la anatomía entre estas dos áreas cerebrales. La propuesta es que señales que se generan en el tálamo afectan a grandes áreas corticales a la vez, creando la coherencia necesaria entre zonas distales para generar conciencia. Sin embargo, esto no tiene una base anatómica. Se conoce muy bien que el tálamo y la corteza están conectados por ‘autopistas’ muy densas entre núcleos específicos. Estas autopistas no son más que conexiones recíprocas entre un grupo de neuronas en el tálamo y otro grupo en la corteza. Existe el bucle motor, el somatosensorial, etc. Pero estas autopistas son paralelas, es decir, funcionan más o menos independientemente. Esperaría que si un área cerebral fuera el generador de conciencia tuviera una anatomía muy diferente, unas mismas neuronas proyectando a grandes porciones de la corteza. Esto ocurre con muchos otros núcleos cerebrales, los más importantes son los sistemas neuromoduladores, como el sistema dopaminérgico o serotoninérgico. Una sola neurona serotoninérgica envía axones que abarcan centímetros y centrímetros de corteza. Como yo siempre digo: hacen falta más experimentos. Un saludo y Feliz Navidad. Vicky

Aquí está ya el enlace al artículo sobre intución al que hice mención el otro día: http://www.monografias.com/trabajos65/historia-ciencia/historia-ciencia.shtml Y feliz Navidad.

Hola, Vicky. Como puedes suponer, hablo de oídas. Soy un aficionado a la ciencia de la cognición. Mi profesión es otra muy distinta. Pero me encanta la neurociencia. Seguramente conozcas esta investigación con ratas; así y todo te voy a dejar el enlace, luego comentas si procede. A ver si puedo aportar alguna idea interesante para vuestra investigación, que es lo que yo puedo hacer. http://encolombia.com/medicina/academedicina/academ25262-fisiologia1.htm Postdata: Sugestivos los comentarios de Álvaro y el doctor Espoc.

Son varias las cosas que quisiera comentar pero siento una fuerte inseguridad fruto de mi desconocimiento. Una cosa es ser inquieto y otra muy distinta osado. Aquella puede resultar simpática, la osadía, cargante. Prefiero entonces seguir rumiando mi particular mar de dudas. Pero antes de “morir”, una última cuestión. El ejemplo de la neurona que sinapta en y, como bien dice, supone una encrucijada para la transmisión de información que va a tener una interpretación estadística basada en una probabilidad, tal como así postula la teoría cuántica. Añadiría aún más. Cojamos a continuación cualquier enfermedad que suponga una alteración neurológica grave debido a una carencia de un determinado neurotransmisor. Ya que familiarmente me toca muy cerca, imaginemos, por ejemplo, el síndrome de piernas inquietas que, según he leído, se piensa viene causado por una reducción de los niveles de dopamina. Pues bien, esta situación la imagino de una forma simple. En una situación “normal” los niveles de dopamina son, por ejemplo, X. Pero en una situación alterada son X-Y. Esto supone que hay un momento puntualísimo en que los niveles de dopamina en las zonas del cerebro que controlan el movimiento de las piernas son la mínima cantidad posible antes de llegar a cero. Pues bien, supongo que a través de la teoría cuántica podríamos resolver la incertidumbre de por qué camino pueden optar las “últimas” moléculas de dopamina en las conexiones sinápticas en y, con los efectos que, y aquí es a dónde quiero llegar, y vuelvo a suponer, tendría una u otra opción sobre el estado de salud o el comportamiento del enfermo. Insisto hasta aquí he llegado. Gracias por permitirme hacerles perder algo de su valioso tiempo. Un saludo desde Coruña de un ferrolano.

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. Soy químico, bioquímico, y un omnívoro de la ciencia, que ya lleva cierto tiempo contándola como excusa para poder aprenderla.
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