A mediados de los años 80 los bosques de la región costarricense de Monteverde albergaban a miles de sapos dorados.
En 1989 fue visto el último ejemplar.
El causante de la extinción de esta especie endémica de Costa Rica fue un hongo llamado Batrachochytrium dendrobatidis, que está causando estragos entre los anfibios de Centroamérica. Dicho hongo infecta su piel provocando una enfermedad llamada quitridiomicosis, que impide la respiración cutánea propia de los anfibios y termina asfixiándolos.
El hongo crece en ambientes húmedos y a temperaturas entre 17-25ºC, por lo que diversos estudios han asociado su rápida expansión por los bosques tropicales de Centroamérica a los cambios en microclimas relacionados con el calentamiento global.
Alan Pounds no tuvo tiempo de atenderme durante mi visita al Centro Científico Tropical de Monteverde , pero los investigadores que sí me acompañaron por unos senderos considerablemente más angostos que los reservados a turistas, confirmaron que la expansión del hongo a causa del cambio climático es la hipótesis más consistente sobre la desaparición del sapo dorado y una especie de rana arlequín.
En el año 2006 Alan Pounds publicó un artículo en Nature con los resultados de sus más de 15 años recogiendo datos meteorológicos en el Bosque Nuboso de Monteverde, y relacionándolos con las fluctuaciones en la población de ranas y sapos de la zona. Pounds identificó claramente al Batrachochytrium dendrobatidis como el causante de la desaparición de anfibios, y además estableció una relación directa entre la propagación del hongo y el cambio climático.
La desaparición acelerada de anfibios es un hecho contrastado en diferentes lugares del mundo. Al tratarse de especies tan vulnerables a pequeños cambios en los ecosistemas, los anfibios son considerados indicadores biológicos y su pérdida demuestra que algo está ocurriendo en sus hábitats. Averiguar este algo es la tarea científica más complicada.
El hongo es sin duda uno de sus principales enemigos. sin embargo, a un centenar de kilómetros de Monteverde el científico Steven Whitfield estableció que el 75% de los anfibios de la Estación Biológica de la Selva habían desaparecido en los últimos 35 años, pero no a consecuencia del hongo, sino posiblemente a cambios en hojarasca del suelo, sin descartar que episodios de sequías o el uso de plaguicidas hayan podido también contribuir.
Cuando uno se enfrenta a estas investigaciones mientras camina en medio de los bosques de un ecosistema tan complejo como Monteverde, se da cuenta de lo difícil que resulta comprender el funcionamiento interno de la naturaleza y relacionar los muchos factores que intervienen en cualquier fenómeno que en ella se produzca.
“Para ello tenemos las parcelas de monitoreo a las que te llevamos”, me dijeron los investigadores del Centro Científico Tropical.
Tras 30 minutos adentrándonos en el bosque nuboso de Monteverde llegamos a un punto en que me dijeron “esto es una parcela”. No vi nada.
En frente mío sólo tenía más bosque.
Prestando atención a las indicaciones de mis guías pude ver unas pequeñas placas en los árboles, una cajita que contenía aparatos de medidas meteorológicas y unos palos metálicos que delimitaban un terreno de 100X100 metros de bosque. Era una de las 7 parcelas esparcidas por puntos estratégicos de la región que diversos grupos de científicos estaban monitoreando constantemente para tener bajo control las fluctuaciones en temperatura, humedad relativa, viento, presión atmosférica, incidencia de luz, tipos de plantas, grosor de árboles, especies de insectos, comunidades de microorganismos, cambios en la fauna…
justo a los pocos minutos apareció un grupo de ecólogos tomando muestras de árboles y recogiendo hojas a una altura específica para ir completando su registro de la vegetación de la zona.
La idea es conceptualmente poderosa: tener fragmentos de bosque absolutamente caracterizados y monitoreados para a lo largo del tiempo tener datos con los que entender mucho mejor qué está ocurriendo en esos ecosistemas.
Cada parcela está dividida en subparcelas de 10X10 metros con el objetivo de tener un grado de precisión lo más afinado posible. En estos ambientes existen multitud de microclimas en función de cómo incide la luz, la dirección del viento, o pequeñas fluctuaciones de latitud. La posibilidad de tener un registro de todos estos datos y poder comparar la evolución de diferentes subparcelas, o parcelas situadas en otras zonas del mismo bosque, o incluso con medidas de centros de monitoreo ya en funcionamiento en otras áreas tropicales, está suministrando a los ecólogos una valiosísima herramienta para comprender la magnitud de los cambios provocados por el calentamiento global, la intromisión humana, la llegada de nuevas especies, o las medidas de protección destinadas a preservar estos paraísos de biodiversidad cada vez más endebles.
Hay 15 Comentarios
yo quiero saber es que medidas de control an sido estudiadas para controlar la dsaparison de estas ranas por el batrachochitryum dentrobatidis
Publicado por: rosaura salazar | 08/09/2009 17:21:31
HACES MUY BUEN APORTE EN TU ARTICULO PERO EN TU INVESTIGACION QUE SE ESTA HACIENDO PARA CONTROLAR SU PROPAGACION DE ESTE HONGO Y DE ESTA MANERA EVITAR LA ESTINCION DE LOS SAPOS DORADOS
Publicado por: ANONIMO | 06/09/2009 20:47:34
Pere, como siempre, muy interesante tu artículo. Cómo un pequeño detalle (la extinción de un animal pequeño) puede ser la punta de iceberg de un cambio global. Hasta ahora no te había escrito, enhorabuena por tu blog.
Publicado por: Wen | 23/08/2009 7:45:32
Lo peor que le puede ocurrir al ser humano es que nos olvidemos de la tierra. Iniciativas como esta deben ser imitadas.
Publicado por: Nicolás F.A. Burón | 22/08/2009 1:52:07
Ya nos hemos topado con otro filósofo barato anónimo.
Publicado por: Melquíades | 21/08/2009 22:38:03
Anónimo, no respondes a la contradicción lógica.
Publicado por: Alcibíades | 21/08/2009 15:47:10
Por cierto, los miles de kilómetros de autovías que se construyen en España matan más animales (y personas) y cuestan más dinero que el programa espacial.
Publicado por: Anónimo | 21/08/2009 11:30:26
Siempre la pagamos con los programas espaciales, cuando realmente la mayor parte del dinero se (mal)gasta en proyectos militares, en comprar misiles a millón de euros cada uno en plena crisis (gobierno español), en hacer pruebas militares multimillonarias, en probar armas atómicas, etc. Deja la investigación científica en paz, y protesta por otras cosas.
Publicado por: Anónimo | 21/08/2009 11:29:20
El tema del artículo es la extinción del sapo dorado. El proyecto del viaje a Marte se justifica con un objetivo especialmente incoherente: encontrar vida fuera de la Tierra, mientras apenas se presta atención a su extinción en la Tierra. Así que el objetivo del viaje no es el aducido.
Publicado por: Alcibíades | 21/08/2009 10:55:32
Alcibíades, te doy la razón, pero....¿Por qué te metes con el programa de investigación espacial y no con los presupuestos de Defensa, los rescates financieros de los bancos, la (x) para la Iglesia, el mercado del fútbol...? Qué es lo que es más inútil?
Publicado por: Anónimo | 21/08/2009 3:21:33
La extinción del sapo dorado se atribuyó inicialmente al cambio climático, pero por otra razón: el descenso del número de días con niebla, que redujo la humedad y las charcas del suelo de Monteverde. Sea ésta la causa o la extensión del hongo de nombre impronunciable, se confirma una vez más que la velocidad de los cambios provocados por el hombre en el entorno es excesiva para que las especies se puedan adaptar.. así que se extinguen. Y en lugar de preocuparnos por invertir más en estors problemas, se piensa en buscar vida en Marte. Los habitantes de la isla de Pascua no sabían a dónde les conducía la tala masiva, nosotros sí sabemos a dónde nos lleva nuestro modelo de desarrollo. Aún estamos a tiempo de actuar y podemos ,como se demostró con el Protocolo de Montreal contra los CFC.
Publicado por: Alcibíades | 21/08/2009 0:57:42
Es una verdadera lastima que cosas como estas estén sucediendo, la desaparición de especies por efectos del calentamiento global y por la intervención del hombre. Siempre es reconfortante saber que hay personas que dedican sus vidas a proteger y entender la naturaleza. Lo que pasa con los bosques nubosos en los trópicos se repite de una u otra forma con los bosques nativos en Chile mi país, con la delicada y frágil vida en el desierto de Atacama que por procesos adaptativos desarrollados en miles de años a sabido enfrentar largar temporadas sin agua y que sin embargo no puede hacer nada frente a la contaminación que producen las mineras en estas zonas. Como lo he dicho en otras oportunidades investigo Sistemas Adaptativos Complejos y Sistemas Caóticos y lo que nos muestran nuestros modelos matemáticos lamentablemente lo vemos reflejados en la naturaleza. Un buen articulo Pere Saludos desde el Desierto de Atacama Chile
Publicado por: Alberto Lira | 20/08/2009 20:40:35
Hola, Voy a vivir una temporada en Costa Rica y me ha entusiasmado su artículo y las posibles reflexiones que genera. Mi apoyo absoluto a este tipo de estudios e investigaciones que nos puedan ayudar a entender la situación de cambio climatico que estamos viviendo y las consecuencias del mismo Felicidades por el articulo y le animo a que nos siga contando mas, a partir de ahora seguiré su blog Gracias
Publicado por: Javier Bernaldez | 20/08/2009 19:58:38
Me encanta este tipo de gente que hace esta gran tarea tan importante y muchas veces no todo lo reconocido que deberia ser, es impresionante todo lo que estudian con esas plaquitas y cajas, muy interesante y les deseo la mayor suerte para que todo vaya bien y puedan sacar las maximas conclusiones posible. Como es la naturaleza de increiblemente magica verdad? Es alucinante. Gracias por transmitirnos esto.
Publicado por: Sergio7 | 20/08/2009 1:43:48
Gracias, Pere, por tan excelente artículo!
Publicado por: Pedro | 19/08/2009 19:06:56