Carlos Fernández-Hernando se paga su sueldo como investigador de la New York University. Y quizás incluso se hará científico-millonario (sí; eso existe) con su patente del MicroRNA-33.
¿Qué quiere decir “se paga su sueldo”? Ésta es una de las diferencias que apunta Carlos sobre el funcionamiento de la ciencia en EEUU y España.
“Lo primero es cómo y por qué criterios te seleccionan”, explica Carlos desde su laboratorio de la NYU. “Cuando después de un postdoc te presentas a una plaza en una universidad o centro de investigación estadounidense, no miran sólo tu curriculum. De hecho, tu pasado es sólo un primer filtro. Te convocan frente a un tribunal donde debes exponer de manera extremadamente detallada el proyecto que vas a realizar durante los próximos años. Te preguntan todo: financiación prevista, equipo que necesitas, experimentos a realizar, aplicaciones… Si pasas esta durísima entrevista, vas a otra donde negocias sueldos y el dinero inicial que te conceden para comprar equipos, contratar un postdoc, un técnico y empezar a trabajar. Apuestan fuerte por tu trabajo, pero mantenerse y crecer dependerá sólo de ti. No te puedes excusar en terceros, la responsabilidad es sólo tuya”.
Este “depende de ti” es clave. La función de Carlos en la NYU no es sólo investigar. También atraer dinero de becas. La Universidad le ha concedido recursos para montar su laboratorio, pero debe empezar a pedir financiación para proyectos que a corto plazo cubran su sueldo y gastos de investigación. Además, el 69% de la beca se la quedará directamente la NYU. Carlos es negocio para la institución. “De esas becas sale mi salario. Hay límites, pero si consigues mucha financiación puedes asignarte un muy buen sueldo”. Y si no obtiene estas becas, cuando pase su periodo de prueba o “tenure track”, no lo renovarán y deberá buscarse trabajo en otro sitio. “Incluso si pasas el tenure track y tienes una plaza indefinida, si no vas obteniendo resultados y consiguiendo dinero te van cortando el sueldo un 20% cada año”.
Carlos opina que a diferencia de en España, este sistema te fuerza a ser mucho más productivo. En España la vía habitual de incorporación de investigadores posdoctorales son las becas Ramón y Cajal, que de alguna manera podrían equivaler a una especie de tenure track. Pero según Carlos hay diferencias importantes: “primero está el rigor en la selección. En España cuenta más el currículo que el proyecto, y esto es un error. Además se elige sobre papel; absurdo. Segundo: muchas veces el Ramón y Cajal no será un investigador independiente, sino una especie de “postdoc senior" dentro del laboratorio de otro investigador más consagrado. Esto no es una verdadera apuesta. Para hacer eso yo quitaba las Cajal. Tercero: los recursos limitados que a menudo dan al recién becado. Tampoco tiene sentido. Si realmente queremos apostar por la excelencia, en lugar de 20 Cajales en biomedicina concedemos 4. Pero que esos 4 sean los mejores, con los proyectos más prometedores, y dándoles los recursos necesarios para llevarlos a cabo.
Lo que viene a decir Carlos es que España debe cortar algunas cabezas y apostar de una vez por todas por la excelencia, aunque esto signifique concentrar recursos en pocos grupos y centros. Esto puede ser una amenaza a corto plazo para muchos investigadores, tanto jóvenes como apoltronados, pero para ese largo plazo que tanto gusta a los defensores de la ciencia básica, es la mejor estrategia.