Apuntes científicos desde el MIT

Apuntes científicos desde el MIT

Este Blog empezó gracias a una beca para periodistas científicos en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston, donde pasé un año aprendiendo ciencia con el objetivo de contarla después. Ahora continúa desde Nueva York buscando reflexiones científicas en otras instituciones, laboratorios, conferencias, y conversando con cualquier investigador que se preste a compartir su conocimiento.

Sobre el autor

Pere Estupinya

. Soy químico, bioquímico, y un omnívoro de la ciencia, que ya lleva cierto tiempo contándola como excusa para poder aprenderla.
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Libros

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En esta nueva aventura científica que recorre desde laboratorios y congresos de medicina sexual hasta clubs de sadomasoquismo o de swingers, Pere Estupinyà nos ofrece la obra más original y completa que ningún autor hispanohablante haya escrito nunca sobre la ciencia de la sexualidad humana.

El ladrón de cerebros La ciencia es la aventura más apasionante que puedas emprender.
En El Ladrón de Cerebros, Pere Estupinyà se infiltra en los principales laboratorios y centros de investigación del mundo con el objetivo de robar el conocimiento de los verdaderos héroes del siglo XXI —los científicos— y compartirlo con sus lectores. El Ladrón de Cerebros

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Carlos Fernández-Hernando se paga su sueldo como investigador de la New York University. Y quizás incluso se hará científico-millonario (sí; eso existe) con su patente del MicroRNA-33.

¿Qué quiere decir “se paga su sueldo”? Ésta es una de las diferencias que apunta Carlos sobre el funcionamiento de la ciencia en EEUU y España.

“Lo primero es cómo y por qué criterios te seleccionan”, explica Carlos desde su laboratorio de la NYU. “Cuando después de un postdoc te presentas a una plaza en una universidad o centro de investigación estadounidense, no miran sólo tu curriculum. De hecho, tu pasado es sólo un primer filtro. Te convocan frente a un tribunal donde debes exponer de manera extremadamente detallada el proyecto que vas a realizar durante los próximos años. Te preguntan todo: financiación prevista, equipo que necesitas, experimentos a realizar, aplicaciones… Si pasas esta durísima entrevista, vas a otra donde negocias sueldos y el dinero inicial que te conceden para comprar equipos, contratar un postdoc, un técnico y empezar a trabajar. Apuestan fuerte por tu trabajo, pero mantenerse y crecer dependerá sólo de ti. No te puedes excusar en terceros, la responsabilidad es sólo tuya”.

Este “depende de ti” es clave. La función de Carlos en la NYU no es sólo investigar. También atraer dinero de becas. La Universidad le ha concedido recursos para montar su laboratorio, pero debe empezar a pedir financiación para proyectos que a corto plazo cubran su sueldo y gastos de investigación. Además, el 69% de la beca se la quedará directamente la NYU. Carlos es negocio para la institución. “De esas becas sale mi salario. Hay límites, pero si consigues mucha financiación puedes asignarte un muy buen sueldo”. Y si no obtiene estas becas, cuando pase su periodo de prueba o “tenure track”, no lo renovarán y deberá buscarse trabajo en otro sitio. “Incluso si pasas el tenure track y tienes una plaza indefinida, si no vas obteniendo resultados y consiguiendo dinero te van cortando el sueldo un 20% cada año”.

Carlos opina que a diferencia de en España, este sistema te fuerza a ser mucho más productivo. En España la vía habitual de incorporación de investigadores posdoctorales son las becas Ramón y Cajal, que de alguna manera podrían equivaler a una especie de tenure track. Pero según Carlos hay diferencias importantes: “primero está el rigor en la selección. En España cuenta más el currículo que el proyecto, y esto es un error. Además se elige sobre papel; absurdo. Segundo: muchas veces el Ramón y Cajal no será un investigador independiente, sino una especie de “postdoc senior" dentro del laboratorio de otro investigador más consagrado. Esto no es una verdadera apuesta. Para hacer eso yo quitaba las Cajal. Tercero: los recursos limitados que a menudo dan al recién becado. Tampoco tiene sentido. Si realmente queremos apostar por la excelencia, en lugar de 20 Cajales en biomedicina concedemos 4. Pero que esos 4 sean los mejores, con los proyectos más prometedores, y dándoles los recursos necesarios para llevarlos a cabo.

Lo que viene a decir Carlos es que España debe cortar algunas cabezas y apostar de una vez por todas por la excelencia, aunque esto signifique concentrar recursos en pocos grupos y centros. Esto puede ser una amenaza a corto plazo para muchos investigadores, tanto jóvenes como apoltronados, pero para ese largo plazo que tanto gusta a los defensores de la ciencia básica, es la mejor estrategia.

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El autismo mejora con la fiebre ¿Por qué?

Por: | 12 de diciembre de 2011

La investigación de Marian Mellén en la Rockefeller University de New York está financiada íntegramente por un matemático multimillonario cuya hija sufre autismo. Hasta aquí todo normal (en EEUU).

Lo excepcional es que ya hace un tiempo James Simons observó que su hija mejoraba cuando tenía fiebre. Durante unos días le miraba a los ojos, hablaba más, y sufría menos movimientos descontrolados característicos de la enfermedad. Resultó que no era el único caso. Muchos padres habían notado disminución de los síntomas en sus hijos autistas durante procesos febriles. La confirmación a esta extraña relación llegó en diciembre de 2007, cuando epidemiólogos de la Johns Hopkins School of Public Health publicaron un estudio clínico ratificando que efectivamente; sin conocer todavía por qué mecanismo, pero la subida de temperatura corporal atenuaba los síntomas del autismo.

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Tristeza en tus moléculas, neuronas y mente

Por: | 08 de diciembre de 2011

Si la persona que más amas te dice que no quiere volver a verte nunca te sentirás abatido, desmotivado, y profundamente triste.

Aunque transitorio, síntomas parecidos puedes sufrir si estás incubando un resfriado y tu sistema inmunológico manda señales al cerebro para que desees estar aislado y no contagies a la manada. O si por cualquier trastorno endógeno e inconsciente se alteran los niveles de algunos neurotransmisores.

Cuando alguien te haga la pregunta mal formulada de si somos sólo química, responde un rotundo “sí; ¿se te ocurre algo más?”

Algo diferente es si la química siempre está en el origen de nuestro comportamiento y emociones. A veces sí, y a veces no.

Cuando en el congreso de la Society for Neuroscience de hace unas semanas en Washington DC escuché hablar sobre investigación en enfermedades mentales a Thomas Insel, director del National Institute of Mental Health de los EEUU y aparecido en este blog como autor en los años 90 de los experimentos con ratitas de campo polígamas y monógamas que situaron a la oxitocina como hormona del amor, visualicé la depresión como ejemplo para ilustrar los diferentes niveles de estudio y comprensión científica de la conducta humana. Desde el genético al químico, cerebral, conductual y social.

He aquí un resumen de la conversación con Insel:

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