Apuntes científicos desde el MIT

Apuntes científicos desde el MIT

Este Blog empezó gracias a una beca para periodistas científicos en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston, donde pasé un año aprendiendo ciencia con el objetivo de contarla después. Ahora continúa desde Nueva York buscando reflexiones científicas en otras instituciones, laboratorios, conferencias, y conversando con cualquier investigador que se preste a compartir su conocimiento.

Piensa como un científico, no como un abogado

Por: | 23 de octubre de 2012

Los buenos científicos son los seres más escrupulosos del planeta. Cuando por mínimo que sea algún detalle no termina de encajar en sus teorías, enseguida dudan que su hipótesis podría estar equivocada. Para ellos la frase “la excepción confirma la regla” es el sinsentido más grande que podamos imaginar. 

Todavía recuerdo a Vera Rubin explicarme cómo a principios de los años 70 vio que las estrellas exteriores de la galaxia Andrómeda giraban a la misma velocidad que las del centro. “No podía ser! No podía ser No podía ser!” me decía a sus más de 80 años todavía activa en su despacho de la Carnegie Institution en Washington DC.

Las galaxias acumulan muchísima más masa en su centro, y según todas las leyes de la física, esto debería hacer que las estrellas centrales giraran mucho más rápido que las exteriores. “Al principio sí pensé que había cometido un error de cálculo o que quizás Andrómeda tenía algo peculiar”, me explicaba Rubin, “pero observé otras galaxias y ocurría lo mismo. Podía parecer un detalle sin importancia, pero enseguida pensé que podía implicar un gran error en nuestras leyes de la física o conocimiento sobre el universo”. A la postre el descubrimiento de Rubin fue la primera evidencia experimental de que el universo contiene cantidades ingentes de una materia oscura oculta a nuestros sentidos, y que todavía no hemos averiguado de qué está constituida.

En ciencia una excepción nunca confirma una regla, todo lo contrario; es una amenaza. Eso de ignorar las evidencias cuando desafían nuestras convicciones no forma parte del buen uso del método científico. Reafirmarse no es una muestra de fortaleza sino de debilidad metodológica. Si algo chirría, es que algo falla y quizás toca sustituir el modelo.

Fíjate si no en los físicos teóricos empecinados en que una de sus dos teorías más exitosas, la mecánica cuántica y la relatividad de Einstein, debe contener algún error fundamental pues la primera describe perfectamente el mundo subatómico y la segunda todo lo demás, pero no terminan de encajar matemáticamente entre ellas. Con lo fácil que sería contentarse aplicar una u otra en función del sistema que analices, esta incompatibilidad les chirría profundamente, dudan, y su inconformismo les hace buscar entre supercuerdas alguna teoría mejor que destrone una de ambas.

En la sociedad también hay infinidad de cosas que chirrían, y que en lugar de aceptarlas como mal menor te piden revolución y cambio radical de modelo. Algunas son obvias y otras más sutiles. A mi alma científica hay algo que desde hace tiempo le tiene consternado: la rutina de trabajo de los abogados.

Me dicen que les llega un cliente pidiendo que defienda sus intereses en un caso, se plantean unos objetivos, y empiezan a buscar pruebas que los respalden. Aparentemente lógico. No nos suena extraño. Pero no puedo dejar de pensar que representa el proceso inverso de la metodología científica: el investigador primero busca evidencias y luego saca conclusiones. En cambio el abogado parte de unas conclusiones y a posteriori busca pruebas para defenderlas. Incluso trata de esconder las que le sean contrarias. Algo chirría.

Ya sé que muchos científicos malos hacen lo mismo, y que el abogado es parte de un sistema donde también hay fiscales, jueces y procedimientos. Y reconozco que lo natural en nuestro quehacer cotidiano es pensar y actuar como abogados. Pero sus frases como “hay dos verdades; la real y la del caso” o “lo que no está en los autos no está en el mundo” irritan profundamente a mi razonamiento científico. Es más; creo que aplicadas a altas esferas conllevan graves efectos negativos en la sociedad, y que plantearnos sus efectos podría tener consecuencias revolucionarias.

Como explico en la página 390 de “El ladrón de cerebros”, mi disquisición empezó hace un par o tres de años conversando con una amiga abogada de un prestigioso bufete de Washington DC, que a sus veintitantos años ganaba 5 veces más que cualquier investigador posdoctoral con 10 años más de experiencia. Se quejaba por mucho trabajo en un caso complicado donde defendía a Microsoft. Estábamos comentando el caso, y en un momento determinado se me ocurrió preguntarle si en el fondo Microsoft llevaba razón o no. Se quedó pensando con expresión de qué pregunta más absurda, y me dijo “claro que no tiene razón. Por eso vienen a nosotros. Les van a sancionar seguro, pero nuestro trabajo es conseguir que la cantidad sea la menor posible”. Por fin entendí la lógica tras el copioso salario de mi amiga y ciertos bufetes de abogados: A Microsoft le merecía la pena ir a ese bufete porque era uno de los mejores, por tanto uno de los que conseguiría mayor reducción de sanción, y aunque facturaran mucho más que otros profesionales, les continuaba saliendo a cuenta. Mi amiga me decía que si la acusación fuera injusta quizás con sus propios abogados ya resolverían el caso. Todo muy lógico, pero perverso también. Desde entonces tengo cierta manía a los abogados ricos. Por lo menos los estadounidenses. Creo que en gran medida lo son a base de intentar tergiversar la realidad. 

Sé que yo también estoy tergiversando y no atendiendo a la enorme mayoría de abogados que trabajan por una sociedad más justa. Mi reflexión no es hacia ellos sino contra esta manera de pensar donde primero se sacan conclusiones y después se buscan las evidencias. Independiente de la profesión. Recuerdo un físico contratado por un lobby nuclear explicándome que su trabajo era reunirse con congresistas y personalidades influyentes para convencerles de las ventajas de la nuclear y necesidad de invertir más en ella. Ese físico de alma impura no tenía nada de científico. Me confesó sin miramientos que si estuviera contratado por el lobby antinuclear encontraría fácilmente argumentos para defender lo contrario, y que “una cosa es mi opinión personal y otra mi trabajo”.

Yo lo entiendo, al igual que la abuela siempre defenderá a su nieto, el forofo argumentará a favor de su equipo preferido, o el alcalde sabrá cómo justificar la contratación de su amigo que le invita cada año a regalos. Esta manera de pensar donde primero decidimos y después buscamos el argumento que nos justifique, es la que nace en nuestra mente de manera natural. Y seguro es la más adecuada para que nuestros genes sobrevivan y se reproduzcan con el máximo bienestar posible. Pero no deja de chirriarme. Porque una cosa es el fútbol, los amigos o la religión, y otra la toma de decisiones políticas. 

Resulta que me han invitado a participar como ponente en el congreso “El Ser Creativo” que se celebra los próximos 6 y 7 de noviembre en el circo Price de Madrid, con el lema “Ideas para cambiar el mundo”. Me indicaron que pensara en alguna idea nueva, creativa, provocadora, y que pudiera tener un impacto en la sociedad. Participando en el bloque de educación, no pude dejar de imaginarme qué pasaría si a los niños les enseñáramos de verdad a pensar como científicos en lugar de como abogados. A hacer de la duda una aliada y no un signo de debilidad. A atender más a las evidencias empíricas que a la ideología o ideas preconcebidas. Al fin y al cabo si la educación y cultura nos humanizan es por corregir algunas de las instrucciones que el pasado evolutivo ha instalado en nuestros genes.

Y todavía más lejos; ¿qué pasaría si al igual que la medicina tomáramos decisiones sociopolíticas basadas en la evidencia y no la ideología?. ¿Qué pasaría si poco a poco la sociedad fuera sustituyendo el pensamiento del abogado por el pensamiento del científico? Yo siempre digo que no tengo ideas sino hipótesis. Simplemente se trata de atender primero a las pruebas y sacar conclusiones después, en lugar de a la inversa.

En seguida pensé en recuperar el lema “Piensa como un científico, no como un abogado” para mi charla. Pero no lo voy a hacer. Me ocurre una cosa: no sé suficiente de economía, historia, política y sociología como para responder a las preguntas que acabo de plantear. Me parece una idea provocadora y una crítica muy válida, pero lo que en realidad hace avanzar el mundo no son sólo las críticas sino las propuestas constructivas. Y no logro identificar bien los aspectos en los que sustituir el pensamiento de abogado por el de científico repercutiría en mejoras en la sociedad. Y si bien defiendo a la duda como una aliada, es cierto que también llega a ser una tortura.

Sé que el pensamiento científico es constructivo, inconformista, colaborativo, optimista, piensa a largo plazo, está por encima de la ideología, y siente un gran respeto por la verdad. Me siento plenamente convencido que –más allá incluso de aplicaciones tecnológicas y mejoras médicas- si la metodología científica impregnara a la sociedad, el mundo sería mejor. Y me suena fabuloso esto de pensar como científicos y no como abogados. Pero me da pavor la demagogia, y el discurso constructivo no está maduro todavía. Las discusiones entre científicos duran poco cuando hay datos de por medio.

Sin embargo gracias a la ciencia he aprendido algunas pocas cosas más: en un sistema complejo las conexiones hacen que el todo sea más que la suma de las partes y de varios cerebros contrastando ideas desde diferentes conocimientos de partida puede emerger algo inexistente en ningún cerebro aislado. Que internet tiene justo esta magia de conectar y expandir memes cuando resulten exitosos. Que la intuición no es fruto de casualidades aleatorias sino de mensajes elaborados a partir de toda la experiencia acumulada en nuestro inconsciente, y que si bien la razón en ocasiones nos previene de espetar sandeces en otras es un freno que coarta nuestra creatividad: Si la intuición te pide que a pesar de tus dudas racionales lances con fuerza el mensaje “Piensa como un científico no como un abogado”, porque te dice que algo de poderoso hay en él, no puedo evitar terminar estas líneas solicitando vuestras opiniones sobre en qué medida, bajo qué circunstancias y en qué ejemplos concretos pensar como científicos en lugar de cómo abogados implicaría mejoras a nivel individual, y sobre todo social. 

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PENSEMOS COMO CIENTIFICOS HONRADOS Y HUMILDES.
¿Proceden todas las formas de vida de un antepasado común?
Darwin pensaba que todos los organismos vivos compartían un antepasado común e imaginaba la historia de la vida en la Tierra como un gran árbol. Otros creyeron más tarde que el tronco de este “árbol de la vida” se formó con la aparición de las primeras células simples. Nuevas especies derivaron de él, dando lugar a ramas (familias de plantas y animales) y ramitas (todas las especies incluidas en las familias actuales). ¿Sucedió así?
¿Qué afirman muchos científicos? Muchos dan a entender que el registro fósil comprueba la teoría del origen común de la vida. Y dado que todos los seres vivientes utilizan un mismo tipo de “lenguaje informático”, o ADN, afirman que toda forma de vida tiene que haber evolucionado de un ancestro común.
¿Qué dice la Biblia? El relato de Génesis dice que las plantas, las criaturas marinas, los animales terrestres y las aves fueron creados “según sus géneros” (Génesis 1:12, 20-25). Esta descripción deja un margen para la variabilidad dentro de un mismo “género”, pero también implica la existencia de barreras infranqueables que separan un género de otro. El relato de la creación nos lleva asimismo a esperar que los nuevos tipos de criaturas aparecieran en el registro fósil de manera súbita y completamente formados.
¿Qué revelan las pruebas? ¿Apoyan las pruebas la descripción bíblica de los hechos, o le dan la razón a Darwin? ¿Qué han demostrado los hallazgos de los pasados ciento cincuenta años?
SE TALA EL ÁRBOL DE DARWIN
En los últimos años, los científicos han logrado comparar el código genético de decenas de organismos unicelulares, así como de plantas y animales. Suponían que tales estudios confirmarían el ramificado “árbol de la vida” propuesto por Darwin, pero este no ha sido el caso.
¿Qué ha sacado a la luz la investigación? El biólogo Malcolm S. Gordon escribió en 1999: “Al parecer, la vida tuvo múltiples orígenes. La base del árbol de la vida universal no consistió en una única raíz”. ¿Hay prueba de que las principales ramas de vida estén vinculadas a un solo tronco, como postuló Darwin? Gordon sigue diciendo: “La versión tradicional de la teoría del ancestro común no parece ser aplicable a los reinos tal y como se reconocen hoy día; probablemente tampoco sea aplicable a muchos, o a ninguno, de los filos, y posiblemente tampoco a muchas de las clases dentro de los filos”.29
Los últimos estudios siguen rebatiendo la teoría darwiniana de un antepasado común. La revista New Scientist publicó en 2009 un artículo según el cual el científico Eric Bapteste dijo: “No tenemos ninguna prueba de que el árbol de la vida sea una realidad”.30 El mismo artículo recoge este comentario del biólogo Michael Rose: “El árbol de la vida está siendo enterrado con discreción, eso lo sabemos todos. Más difícil de aceptar es el hecho de que nuestra visión fundamental de la biología tiene que cambiar por completo”.31
LO QUE DICE EL REGISTRO FÓSIL
Muchas autoridades recurren al registro fósil para defender la idea de que la vida emergió de un antepasado común. Argumentan, por ejemplo, que dicho registro documenta la noción de que los peces se transformaron en anfibios y los reptiles en mamíferos. Pero ¿es eso cierto?
El paleontólogo evolucionista David M. Raup observa: “En lugar de encontrarse con el desarrollo gradual de la vida, lo que realmente encontraron los geólogos contemporáneos de Darwin —y siguen encontrando los geólogos actuales— es un registro bastante irregular: las especies aparecen en la secuencia muy abruptamente, muestran poco o ningún cambio durante su existencia en el registro y de repente desaparecen de él”.32
La verdad es que la inmensa mayoría de los fósiles evidencian estabilidad en los tipos de criaturas a lo largo de extensos períodos de tiempo. No indican que un tipo evolucionó para llegar a ser otro. Los planes corporales distintivos aparecen de súbito, así como las características nuevas. Por ejemplo, el murciélago, con sus sistemas de sonar y ecolocación, surge sin ningún nexo obvio con un antepasado más primitivo.
De hecho, más de la mitad de las principales divisiones de la vida animal surgieron en un período de tiempo relativamente corto. La manera abrupta como numerosas formas de vida nuevas y distintas aparecen en el registro fósil ha llevado a los paleontólogos a referirse a este período como “la explosión cámbrica”. ¿Cuándo tuvo lugar el período cámbrico?
Suponiendo que los cálculos sean correctos, podemos representar la historia de la Tierra con una línea de tiempo que tenga la longitud de un campo de fútbol (1). A esta escala, es preciso recorrer siete octavos del trayecto antes de llegar a lo que los paleontólogos denominan el período cámbrico (2). Durante un pequeño segmento de este período aparecen en el registro fósil las principales divisiones de la vida animal. ¿Con cuánta rapidez? Si seguimos caminando, todas estas diferentes criaturas surgen en el trecho de menos de un paso.
La aparición relativamente súbita de estas diversas formas de vida ha inducido a algunos investigadores a replantearse la versión tradicional de la teoría darwiniana. Por ejemplo, el biólogo Stuart Newman expuso en una entrevista en 2008 la necesidad de una nueva teoría evolutiva que explique la repentina aparición de nuevas formas de vida. Dijo: “El mecanismo darwiniano utilizado para explicar todo cambio evolutivo quedará relegado, creo yo, y pasará a ser uno más entre muchos, quizás ni siquiera el más importante para comprender la macroevolución, la evolución de las principales transiciones en los tipos corporales”.33
DIFICULTADES CON LA “PRUEBA”
¿Qué hay de los fósiles utilizados para ilustrar la transformación de peces en anfibios y de reptiles en mamíferos? ¿Constituyen una prueba sólida de la evolución en acción? Una mirada más atenta pone al descubierto varias dificultades.
Para empezar, en los libros de texto, el tamaño comparativo de las criaturas colocadas en la secuencia de reptiles a mamíferos es a veces engañoso. En vez de ser de un tamaño similar, como se representan, la realidad es que unas son enormes y otras son pequeñas.
Otro escollo, mucho más serio, es la falta de pruebas de que dichas criaturas están de algún modo emparentadas. Los especímenes de la serie suelen estar separados por espacios que se estiman en millones de años. El zoólogo Henry Gee dice sobre el particular: “Los intervalos de tiempo que hay entre los fósiles son tan enormes que no podemos decir nada definitivo sobre su posible conexión por ascendencia o descendencia”.34
Aludiendo a los fósiles de peces y anfibios, el biólogo Malcolm S. Gordon señala que constituyen solo una pequeña “muestra, posiblemente muy poco representativa, de la biodiversidad que existía en esos grupos en épocas pasadas”. Y añade: “No tenemos forma de saber hasta qué punto aquellos organismos específicos tuvieron relevancia en sucesos posteriores o qué relación de parentesco les unía”.35
¿QUÉ MUESTRA LA “PELÍCULA”?
Un artículo de National Geographic publicado en 2004 asemejó el registro fósil a “una película sobre la evolución de la cual se han perdido 999 de cada mil cuadros en el cuarto de edición”.36 Analicemos las implicaciones de este símil.
Imaginemos que encontramos 100 fotogramas de un largometraje compuesto originalmente de 100.000. ¿Cómo determinaríamos la trama de la película? Quizás tengamos una idea preconcebida, pero ¿y si solo hubiera 5 fotogramas que se pudieran acomodar de tal modo que apoyaran nuestra trama, mientras que los otros 95 contaran una historia totalmente diferente? ¿Sería lógico insistir en que nuestra idea preconcebida es la correcta basándonos únicamente en estos 5 cuadros? ¿Pudiera ser que el orden en que los hemos puesto es el que se adapta a nuestra teoría? ¿No sería mejor dejar que las otras 95 imágenes pesaran en nuestra opinión?
¿Qué tiene que ver este ejemplo con la manera como los evolucionistas ven el registro fósil? Durante años, los investigadores no admitieron que la inmensa mayoría de los fósiles (los 95 fotogramas de la película) mostraban que las especies permanecen casi invariables a lo largo del tiempo. ¿Por qué ese silencio sobre algo tan importante? El escritor Richard Morris dice: “Por lo visto, los paleontólogos habían adoptado la idea ortodoxa del cambio evolutivo gradual y se habían aferrado a ella, a pesar de hallar pruebas que demostraban lo contrario. Llevaban tiempo tratando de interpretar la evidencia fósil en términos de las nociones aceptadas de la evolución”.37
¿Y hoy día? ¿Será acaso que los evolucionistas siguen acomodando los fósiles en cierto orden, no porque esté respaldado por la mayoría de las pruebas fósiles y genéticas, sino porque cuadra con las nociones actuales de la evolución?
¿Qué opina? ¿Cuál conclusión se apega mejor a las pruebas? Repasemos los hechos expuestos hasta ahora.
▪ La primera forma de vida en la Tierra no tenía nada de “simple”.
▪ Las probabilidades en contra de que los componentes de la célula aparecieran por azar son astronómicas.
▪ El ADN, el “programa informático” que gobierna la célula, es increíblemente complejo y demuestra una genialidad que supera con mucho cualquier programa o sistema de almacenamiento de datos inventado por el hombre.
▪ La investigación genética indica que la vida no se originó de un antepasado común. Además, los principales grupos de animales aparecen de súbito en el registro fósil.
A la luz de estos hechos, ¿no es razonable concluir que las pruebas armonizan con la explicación bíblica sobre el origen de la vida? Hay quienes alegan, sin embargo, que la ciencia contradice gran parte de lo que la Biblia enseña sobre la creación. ¿Es eso cierto? ¿Qué dice exactamente la Biblia?
[Notas]
El término filo, utilizado en biología, se refiere a un gran grupo de animales que comparten el mismo plan corporal distintivo. Un sistema de clasificación de los seres vivos empleado en las ciencias consta de siete categorías, en la que cada una es más específica que la anterior. La primera y más general es el reino, seguida del filo, la clase, el orden, la familia, el género y la especie. Así, el caballo pertenece al reino animal, filo cordados, clase mamíferos, orden perisodáctilos, familia équidos, género Equus, especie caballus.
Cabe aclarar que el artículo de New Scientist y las declaraciones de Bapteste y Rose no tenían la intención de sugerir que la teoría de la evolución está equivocada, sino de señalar que el árbol de la vida propuesto por Darwin, un pilar de su teoría, no cuenta con el respaldo de las pruebas. Dichos científicos siguen buscando una explicación en el marco evolucionista.
Gee no cuestiona la teoría de la evolución; simplemente comenta las limitaciones del conocimiento que proporciona el registro fósil.
Gordon es partidario de la evolución.
Véase el recuadro “¿Está comprobada la evolución humana?”.
[Comentario de la página 25]
“Tomar una serie de fósiles y afirmar que representan un linaje no es una hipótesis científica que se pueda confirmar, sino una aseveración que conlleva la misma validez de un cuento: es entretenido, quizás instructivo, pero no científico.” (In Search of Deep Time—Beyond the Fossil Record to a New History of Life, por Henry Gee, páginas 116 y 117)
[Recuadro de la página 26]
HECHOS Y PREGUNTAS
▪ Hecho. Investigadores que no apoyan el relato bíblico de la creación han puesto en tela de juicio dos de los pilares de la evolución: que la vida tiene un origen común y que la lenta acumulación de pequeños cambios produce nuevos tipos corporales.
Pregunta. En vista de la controversia generada en torno a estos pilares de la teoría de Darwin, ¿puede afirmarse con honestidad que su versión de la evolución es un hecho científico?
▪ Hecho. Todos los organismos vivos comparten un ADN, o “lenguaje informático”, muy semejante, que determina en gran parte la forma y las funciones de sus células.
Pregunta. ¿Podría ser que la similitud obedece, no a que provinieran del mismo antepasado, sino a que tuvieran el mismo Diseñador?
[Ilustraciones y recuadro de las páginas 27 a 29]
¿Está comprobada la evolución humana?
Si buscamos bajo el tema de la evolución humana en muchos libros de texto y enciclopedias, veremos una serie de dibujos que muestran una criatura simiesca encorvada seguida por otras de postura más erecta y cabeza más desarrollada hasta llegar al hombre moderno. Tales imágenes, junto con los informes sensacionalistas sobre descubrimientos de los llamados eslabones perdidos, dan la impresión de que la evolución del hombre a partir de los simios está totalmente verificada. ¿Se apoyan estas afirmaciones en pruebas sólidas? Veamos lo que dicen los investigadores evolucionistas sobre los siguientes aspectos.
QUÉ MUESTRA LA PRUEBA FÓSIL
▪ Hecho. A comienzos del siglo XX, los restos fósiles utilizados para apoyar la teoría de que el hombre y los simios evolucionaron de un antecesor común cabían en una mesa de billar. Desde entonces, el número ha aumentado. Ahora se dice que llenarían un vagón de ferrocarril.38 No obstante, la inmensa mayoría consiste únicamente en huesos y dientes sueltos. Es raro ver cráneos enteros y, más aún, esqueletos completos.39
Pregunta. ¿Ha logrado el creciente número de fósiles atribuidos al “árbol familiar” del hombre resolver el debate entre los expertos sobre cuándo y cómo evolucionaron los humanos a partir de criaturas simiescas?
Respuesta. No, todo lo contrario. Robin Derricourt, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), escribió en 2009 con respecto a la clasificación de estos fósiles: “Quizás sobre lo único que hay consenso ahora es que no hay consenso”.40 En 2007, la revista de divulgación científica Nature publicó un artículo por los descubridores de otro supuesto eslabón del árbol evolutivo y dijo que no se sabe nada sobre cuándo o cómo la línea humana se separó realmente de la de los simios.41 Gyula Gyenis, investigador del Departamento de Antropología Biológica de la Universidad Eötvös Loránd (Hungría), escribió en 2002: “La clasificación de los fósiles homínidos y su lugar en el curso de la evolución ha sido tema de debate constante”. También dijo que la prueba fósil reunida hasta ahora no nos acerca al conocimiento exacto de cuándo, dónde y cómo evolucionaron los humanos a partir de criaturas simiescas.42
NOTICIAS DE “ESLABONES PERDIDOS”
▪ Hecho. Cada vez que se descubre un nuevo “eslabón perdido”, los medios de comunicación lo pregonan a los cuatro vientos. En 2009, por ejemplo, un fósil apodado Ida fue presentado en sociedad “a bombo y platillo, como si de una estrella de rock se tratara”.43 La publicidad incluyó el siguiente titular en el periódico inglés The Guardian: “Fósil Ida: extraordinario hallazgo del ‘eslabón perdido’ en la evolución humana”.44 A los pocos días, la revista New Scientist, también del Reino Unido, anunció: “Ida no es un ‘eslabón perdido’ en la evolución humana”.45
Pregunta. ¿Por qué se da tanta publicidad a cada nuevo “eslabón perdido” que se exhibe, pero casi nunca se menciona cuando es excluido del “árbol familiar”?
Respuesta. Robin Derricourt, citado antes, dice con respecto a los descubridores de tales hallazgos: “El director de un equipo de investigación quizás tenga que exagerar la singularidad y el dramatismo de un ‘descubrimiento’ a fin de captar fondos de patrocinadores distintos a las fuentes académicas convencionales, una práctica incentivada por la prensa y los medios electrónicos, que andan a la caza de historias espectaculares”.46
DIBUJOS Y MODELOS DE HOMBRES-MONO EN LIBROS DE TEXTO
▪ Hecho. A los presuntos antepasados del hombre se los representa en los libros de texto y en los museos con rasgos definidos. Cuanto más antiguo es el ejemplar, más parecido a un mono lo hacen; y cuanto más cercano se supone que está del hombre, más humanos son sus facciones, su tono de piel y su pelo.
Pregunta. ¿Pueden los científicos reconstruir con exactitud tales rasgos basándose en los restos fosilizados que encuentran?
Respuesta. No. En 2003, el antropólogo forense Carl N. Stephan, quien trabaja para el Departamento de Ciencias Anatómicas de la Universidad de Adelaida (Australia), escribió: “No se pueden construir ni comprobar objetivamente los rostros de los primeros antepasados humanos”. Y añadió que los intentos de hacerlo basándose en los simios modernos “son con toda probabilidad marcadamente sesgados, inexactos por demás y carentes de validez”. ¿Cuál fue su conclusión? “Es muy probable que toda ‘reconstrucción’ facial de los primeros homínidos esté equivocada.”47
LA INTELIGENCIA Y EL TAMAÑO DEL CEREBRO
▪ Hecho. Una manera como los evolucionistas determinan si un hipotético antepasado del hombre corresponde a un pariente próximo o lejano es midiendo el tamaño del cerebro.
Pregunta. ¿Es el tamaño del cerebro un indicador fiable de la inteligencia?
Respuesta. No. Un equipo de investigación que recurrió a la talla del cerebro para especular sobre qué criaturas extintas eran los parientes más próximos del hombre admitió que “muchas veces se sintieron pisando terreno movedizo”.48 ¿Por qué razón? La revista Mente y Cerebro explicó en 2009 que el peso cerebral absoluto o relativo no es el mejor correlato de la inteligencia. Y añadió: “Los investigadores no han logrado establecer alguna peculiaridad anatómica o fisiológica en el cerebro humano que no se halle presente también en los animales. Sólo hay una excepción a esta regla: el área del lenguaje de Broca”.49
¿Qué opina? ¿Por qué razón colocan los científicos los fósiles en la cadena “simio-hombre” según el tamaño del cerebro, sabiendo que este no es un indicador fiable de la inteligencia? ¿Estarán forzando las pruebas para que encajen en su teoría? ¿Y por qué debaten constantemente sobre qué fósiles deben incluirse en el “árbol familiar” del hombre? ¿Será que los fósiles que estudian son justo lo que parecen ser: formas extintas de simios?
¿Y qué decir de los fósiles semejantes a humanos llamados neandertales, que se presentan a menudo como prueba de que existió un tipo de hombre-mono? Los investigadores han comenzado a modificar su postura. En 2009, Milford H. Wolpoff escribió en la revista American Journal of Physical Anthropology que los “neandertales quizás hayan sido una verdadera raza humana”.50
Los observadores honrados no tienen reparos en reconocer que el ego, el dinero y la necesidad de atención mediática influyen en la manera como se presentan las “pruebas” de la evolución humana. ¿Cifrará usted su confianza en este tipo de pruebas?

Un buen post... invita a la reflexión... se agradece!

Muchas veces los perítos científicos tienen problemas para que los jueces entiendan. Aquí un ejemplo. http://lahondurasvaliente.blogspot.com/2012/06/la-falacia-del-fiscal-y-la-falacia-de.html

Efectivamente, los científicos son los seres más escrupulosos del planeta. Por mi trabajo, estoy rodeada de ellos y veo la meticulosidad con la que realizan sus tareas.
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Hola mi estimado colega:

La realidad que planteas es muy compleja. Hay cuestiones que debemos entender de primera mano ¿Cómo está constituido el sistema educativo y a que intereses responde? Posteriormente, las respuestas saltan a la vista, pero cómo modificar, revolucionar o definitivamente hacer un cambio de paradigma en la educación, es como dices, algo que llevará su tiempo.

Ya hay diferentes propuestas, todas distintas, nuevos paradigmas gestándose, y como lo dijo Khun, en algún momento estos nuevos paradigmas van a ir engrosando hasta promover el cambio de un paradigma por otro que sea más apto para las necesidades de la humanidad, y no para las necesidades de algunos cuantos miembros de la humanidad.

Algo más, el verdadero científico también se enfrenta a cuestiones que tiene frente así, pero que no comprende, es decir, tiene evidencia, la materia obscura por ejemplo, y no sabe como explicarla, pero su búsqueda sigue hasta encontrar la teoría que encaje con su evidencia, lógicamente, el científico no responde a su bolsillo necesariamente, como un abogado.

Un ordenador piensa al ejecutar comandos. Como le ha dicho su programador. Un saludo

Al Dividir una unidad por cero. Casualmente: Por Ejemplo: Obtienes la realidad infinita del tiempo y del espacio. No es posible: Dividir la realidad, en sí misma. Es una paradoja. O simplemente una realidad en sí misma. Lo creas o no. No es Divisible. Es una Constante más. Demostrada. De las pocas que realmente hay en el mundo, En la física. Y en las mismas matemáticas.

No soy científico, ni matemático, ni físico, ni químico, simplemente un informático que tiene claro que es imposible dividir por cero. Pues bien, en un caso hipotético en el que la solución al caso fuese la posibilidad, o no, de dividir un número entero por cero, seguro que aparecería un abogado argumentando -con una parrafada de 1000 líneas mínimo- que la imposibilidad de dividir por cero es sólo achacable a la incapacidad humana para entender dicha operación. Aunque sepa fehacientemente que eso no es cierto...pero igual cuela.

En Derecho, como habrás escuchado en múltiples ocasiones, no es posible aplicar la regla 2+2=4. Todo es interpretable. Precisamente esa posibilidad de interpretar permite que la aplicación de la Ley (la objetivamente elaborada en pro del bien e interés común) se adpate /module a las circunctancias concurrentes en el caso concreto y respecto de cada uno de los que se someten a ella. Pero para eso es indispenseable que todos los que intervienen en la cadena de creación, interpertación y aplicación de la Ley, aporten su granito de arena, su bonhomía, y la exigencia y principio del Derecho "actúa como lo haría un buen padre de famlia". Son los intereses individuales los que pervierten este pincipio y, en definitiva, la interpretación y aplicación de la Ley. Y, dentro de todo este engranaje, el abogado, el "bueno", no hace más que servirse de su formación, esfuerzo y habilidades, así como del carácter siempre interpretable de la Ley, para que su cliente (no olvidemos, aquél que le da de comer a cambio del ejericio digno de su profesión), reciban la mejor defensa posible, esto es, aquella que se brindaría un abogado a su propia familia. Por lo tanto, no puede sino discrepar contigo: NO, si la metodología científica impregnara la sociedad, el mundo NO sería mejor. Tal vez sería más uniforme, pero nunca más justo ni mejor. De ahí que me atreva a sugerir otro mensaje en lugar del que sirve de título a tu artículo de opinión: "Piensa como lo haría un buen padre de familia, y no en tí mismo"

Trabajar las soluciones a los problemas de la humanidad. Ya bien sea desde el punto de vista del descubrimiento de la infinita realidad, en un tiempo y en un espacio infinito.

Desde un punto de vista finito y limitado en el tiempo, como es la del hombre, como la de un observador de la misma realidad, propia de un científico.

O desde el de un punto de vista de un abogado. Para una mayor justicia y dignidad de todos nosotros, dentro de una realidad, algo más que imperfecta del comportamiento individual y colectivo, de toda la humanidad, en un mundo imperfecto, vivo, no infinito. Respecto a una realidad externa infinita. Respecto además de, las variables del tiempo y del espacio, situadas además de forma gravitacional, en ese mismo espacio, o universo. Que es a la vez un macrocosmos plano, y un microcosmos infinito. Tanto desde el punto de vista, del observador científico, de esas mima realidad externa e interna, a sí mismo. Como desde el punto de vista del abogado, respecto a una realidad, más o menos injusta. Pero siempre imperfecta, de los demás, y del resto de la misma huamaniidad. Situada en una misma realidad, que es además, científica también.
Y que es una realidad, con una clara dimensión externa, interna, y hasta personal. Muchas veces más que desconocida, tanto científicamente hablando, respecto del observador científico, y de la humanidad imperfecta, que busca continuamente su encaje, no sólo jurídico, y mejora, en esa misma perspectiva tridimensional y sensorial, o científica, y en sus mismas y propias actuaciones, y obras, Como ser vivo, e inteligente, y sensorial, con respecto a su mismo entorno, o a su misma realidad, o transcendencia, también social.

Todo esto:
Es algo más que una mera obligación moral de todos nosotros. No sólo es un mandato Divino. También se puede pensar y estudiar como un Científico. A pesar de haber estudiado y pensar como un Abogado. Si realmente descubres la solución a un problema científico. Y además consigues más verdad y justicia, para los demás, e incluso, no sólo para ti mismo. Incluso pensando como un Abogado. Además de solucionar incluso, o hasta problemas de carácter científico. Si Señor. Que es además también: Todo un reto. No sólo Científico. Sino que también es, de su misma: Justicia.

Si piensa

Pere tienes que estarte riendo interiormente al leer algunos comentarios que no son excepciones que confirman la regla sino que directamente son confirmaciones bestiales. En lo que no estoy de acuerdo es en que un abogado piense; ¿piensa un ordenador que ejecuta una serie de comandos?. No me malentiendan los abogados, no estoy entrando en la lucha bueno-malo. Puede haber cientificos malos y abogados buenos.

Buenas tardes, somos estudiantes de bachiller y estamos iniciando un blog que trata temas curiosos y/o relacionados con la ciencia.

http://curiosidadescuriosasma.blogspot.com.es/

Esperamos su visita y su participación, cualquier
comentario o pregunta será bien recibido.
Gracias de antemano.

awesome post..i like it

Yo también aplico en mi vida esta máxima: pensar como un científico antes que como un abogado. La razón pragmática no me convence. El problema es que la mayoría de las veces no tenemos datos solventes sobre las cuestiones que tenemos que decidir o defender. Entonces aplico el criterio de la racionalidad. El problema es que la racionalidad nunca es del todo imparcial. Casi siempre va contaminada por la ideología. Por ejemplo, ¿primas beneficios sobre bienestar social? Cuando te acercas a las cuestiones éticas candentes, como la pobreza, la injusticia, el hambre... ahí es todavía más difícil abandonar ideologías. Por ejemplo, mi racionalidad me dice que ante esta crisis, no hay que sacrificar costes en atención social a desfavorecidos, ni en educación, ni de innovación ni en sanidad. Esto torpedea nuestro modelo económico, no contribuye a superar el déficit, pero ¿acaso nuestro modelo económico liberal es racional y justo? ¿Hemos aprendido de nuestros errores, a liberarnos de nuestra esclavitud bursátil? No hay pruebas que sustenten mi hipótesis, así que sólo puedo alegar mi ideología socialdemócrata, mi creencia en que la sociedad del futuro tiene que ser más igualitaria y justa. Y también tenemos modelos que nos sirven de ejemplo, en países de Europa donde la socialdemocracia en el buen sentido ha traído mejoras y prosperidad. El fracaso de nuestro socialismo se debe a la corrupción y al afán de lucro de tantos, a la picaresca de nuestra naturaleza, donde el poder ha campado a sus anchas. La razón pragmática del abogado (sólo importan los objetivos, no el medio ni la verdad) también me parece bastarda por naturaleza. El problema es que nuestro sistema de justicia es absolutamente imperfecto. Lo dice hasta el presidente del Supremo. En resumen, es imposible pensar como un científico en la vida real, pero tenemos que acercarnos a la independencia intelectual y al humanismo bien entendido.

Supongo que según tus reflexiones todos los abogados y todos los científicos del mundo tienen un modo único de pensar y esto sí chirría. Voy a hablarte de mí y del resto de abogados que como yo sudan a diario para conseguir ganar la cuarta parte que el científico más pobre de Estados Unidos.
Puedo defender un delito penal de estafa por internet y a los seis meses tener otro cliente con el mismo problema y los argumentos del primero no me sirven en absoluto para el segundo. Eso sí, como tu amiga abogada rica, intento conseguir la absolución o la condena más leve posible para mi defendido, sin mentirle sobre sus posibilidades, basándome en las pruebas que están en mi mano, pensando durante días en la mejor estrategia, leyendo diferentes normas, sentencias, estudios psicológicos, médicos, etc. Te aseguro que jamás he tenido un caso similar a otro, salvo en que el procedimiento en lo que respecta a cumplir las leyes procesales está escrito y es de obligado cumplimiento, por ejemplo en lo referente a plazos, presentación de escritos... Quizás este tipo de normas se parezcan al “principio de Arquímedes” o son tan poco cambiantes como que la “gonorrea” es contagiosa.
Dices saber que “el pensamiento científico es constructivo, inconformista, colaborativo, optimista, piensa a largo plazo, está por encima de la ideología, y siente un gran respeto por la verdad”. Puedo asegurarte que el nuestro también, para la mayoría de los humanos que no somos científicos y hemos sido educados en una sociedad cívica y justa y en una familia con valores.
Pienso que estás equivocado en tu reflexión y también en el título, también estoy seguro de que estás tan por encima de los demás que no sabes que hay científicos obtusos, conformistas, pesimistas y que no están por encima de la ideología, pero tienen un gran respeto por “su” verdad.
Tendríamos que buscar entonces otro tipo de educación para los niños del futuro, tu idea no es válida y confundes las ideas, mezclas churras con merinas, intentas crear un tópico para los motores de búsqueda de internet, alienar a todos los abogados del mundo con la única idea de vanagloriarte.

La última cosa que yo pretendería sería «mejorar» a la humanidad (Nietzsche).

La confusión me alberga al leer a Pere porque cualquier trabajo intelectual requiere del uso de métodos que conduzcan al conocimiento...¿Y cual es ese conocimiento?, ¿es el conocimiento generado por un cientifico más claro que el generado por el abogado?

Pensemos por ejemplo en los métodos Deductivo e Inductivo...

El método deductivo va de lo general a lo particular; parte de los datos generales aceptados como valederos, para deducir por medio del razonamiento lógico, varias suposiciones.

En otras palabras, el abogado usa el método deductivo: su cliente debe ser inocente, y se buscan las pruebas para ello...

El método inductivo va de lo particular a lo general. Se usa este método cuando se parte de la observación de hechos particulares para llegar a proposiciones generales.

Por ejemplo, el científico observa la caída de una manzana y busca un principio general para ello.

¿Cual de los dos métodos genera conocimiento?. Ambos.

Por el lado del abogado, el conocimiento generado es que el ser humano es débil y puede corromperse con facilidad.....

Me aterra pensar en una sociedad donde el pensamiento cientifico imperara (y soy cientifica), no porque el metodo cientifico no sea lo adecuado para investigar o encontrar explicaciones al mundo natural que nos rodea, si no porque no tiene nada que ver con las relaciones humanas o sociales. Y no digo que los abogados tengan un metodo mejor, aunque tampoco entiendo que la gente corriente piense como un abogado. Pero en un laboratorio, cuando investigas algo, no te importa en absoluto si el resultado es "bueno" o "malo", la ciencia esta por encima de esos conceptos, solo buscas una explicacion a un fenomeno. La sociedad no puede estar por encima de esos conceptos, tiene que definirlos de manera adecuada y conforme a ellos tomar decisiones o sacar conclusiones que igual no pueden ser comprobadas con el metodo cientifico.

El título del "apunte" es: Piensa como un científico, no como un abogado.

Lo que nos dice la teoría del conocimiento es que, en esencia, el pensamiento del cientifico y del abogado son iguales. El abogado cuando defiende un interés también pone a prueba sus argumentos. La única diferencia quien emite un veredicto sobre la validez de la argumentación: el juez o tribunal o la naturaleza.

El científico que obstinadamente busca convertir un vaso de agua en la energia que moverá el mundo (Carlo Rubia) es igual de iluso, o de demagogo, que el abogado que defiende a u traficante de organos...

El problema no es de método de pensamiento, esto es no existe un modo correcto de pensar, sino de ética o moral.

Puestos a pensar como científicos, la Alemania nazi estableció un sistema jurídico basado en el método científico y así surgió, la escuela de Kiel y el Derecho penal del enemigo que no es sino la ciencia aplicada al derecho.

Afirmar, basándome en la Alemania nazi que el metodo científico conduce al nazismo jurídico sería demagogia porque no es un problema de método, sino de ética. O lo que es lo mismo de fines.

Trep, la verdad es que me quedo como al princípio. Lo que tú me estás planteando es a grandes rasgos el proceso de plantearse una hipótesis y "falsarla". Pero dudo mucho de que fuera a eso a lo que se refería Pere con su alusión a los abogados. En sus propias palabras: "Mi reflexión no es hacia ellos sino contra esta manera de pensar donde primero se sacan conclusiones y después se buscan las evidencias". Para mí, poner a prueba una intuición es algo bien distinto de defender una idea preconcebida contra viento y marea.


Tú mismo lo expresaste en tu analogía: A un abogado le "entregan" las conclusiones y su trabajo es encontrar la forma más ventajosa para su cliente de defenderlas, incluso a costa de eludir evidencias en contra. La "verdad" es algo secundario (“hay dos verdades; la real y la del caso”) y lo que realmente piense el abogado, irrelevante. Y por supuesto, es inconcebible que un abogado declare en contra de su cliente, cuando eso es algo a lo que debería estar dispuesto todo científico cuando observa que los datos hablan en contra de su hipótesis.


Como en ejemplo que relataba, de su amiga abogada embarcada en la defensa de Microsoft a pesar de estar personalmente convencida de que no tenían razón. Tal vez puedas quejarte de que Pere ofrece una versión excesivamente pesimista de los abogados (él mismo reconoce que está generalizando, tal vez injustamente, aunque no me cabe ninguna duda de que en muchos casos es lo que hay) pero desde luego la manera de proceder que describe no se parece en nada, ni a la teoría del conocimiento ni en general, a la actitud que cabe esperar de un científico.

Lo que Kant nos dijo, hace ya mucho tiempo, es que el científico, cuando elabora una hipótesis de trabajo, no va a ciegas. Tiene una intuición en la cabeza y busca pruebas para confirmarla. El científico tiene un objetivo, por ejemplo Einstein demostrar que la gravedad no era una fuerza, y acorde a ese objetivo busca pruebas. La naturaleza es en este caso el juez...

Vuelvo a Kant:

" la razón sólo reconoce lo que ella misma produce según su bosquejo, que la razón tiene que anticiparse con los principios de sus juicios de acuerdo con leyes constantes y que tiene que obligar a la naturaleza a responder sus preguntas, pero sin dejarse conducir con andaderas, por así decirlo. De lo contrario, las observaciones fortuitas y realizadas sin un plan previo no van ligadas a ninguna ley necesaria, ley que, de todos modos, la razón busca y necesita."

Así, el pensamiento de un abogado no se diferencia tanto del de un científico. Es mas, sólo se diferencia en que al abogado el objetivo se lo da otro y el científico se lon"inventa" él. Por ejemplo la teoría unificada de la física, o la teoría de los juegos... Cada científico busca como un forofo su idea... Según lo escrito por Pere Estupinya buscarla la teoría unificada es ser un abogado.

Toda descripción cientifica parte de la formulación de una hipótesis. Esto es, parte de un convencimiento previo. En el caso de Einstein: "la gravedad como fuerza no existe". Lo mismo pasa con el abogado...

Es una lástima que un científico que escribe blogs no tenga una ligera idea de la teoría del conocimiento. No es necesario leer a Popper para saber esto, cualquier alumno de secundaria lo sabe.

En fin una lástima, porque parecía un blog solvente.

Trep, no acabo de pillarlo. ¿En qué sentido la introducción de Kant que citas en tu comentario contradice lo dicho por Pere?

Para mí la cosa es bien sencilla: el abogado se guía por la conveniencia propia (o la de su cliente, vaya), y el (buen) científico, por la verdad absoluta.
No son formas de proceder contrarias, sino las adecuadas a cada problema o tarea.


La búsqueda de la propia conveniencia es en el fondo el instinto de supervivencia: seguir vivo aunque uno no lo merezca, aunque deba pisar el cuello a otros. Porque el instinto de supervivencia no entiende de merecimientos, ése es un concepto moral, y por tanto ajeno a la supervivencia. Sólo las personas, en tanto que seres morales, podemos intentar (normalmente con poco éxtio, y en cualquier caso, usando métodos arbitrarios y nada científicos) compatibilizar el instinto de supervivencia (egoísmo) con el bien común (generosidad) que necesitamos mentener en la cabeza si queremos seguir viviendo en una sociedad que se desintegraría como una mera suma de egoísmos individuales. Y de ahí nacen las leyes y las costumbres sociales. Distintas en cada zona geográfica, una prueba de su arbitrariedad.


Vale, ¿y el buen científico? El objetivo del científico teórico no es sobrevivir. El hecho de que pueda dedicarse a investigar y teorizar es la consecuencia directa de ser un superviviente. Si no, estaría demasiado ocupado intentando sobrevivir. Total, que llegado a ese estado de relativa calma, busca la verdad, aumentar su conocimiento sobre algún asunto concreto. Y claro, afrontando ese problema, es de tontos hacerse trampas y tomar atajos falsos. Sería como hacerse trampas al solitario. Y por eso se permite el lujo de ser esctricto y de considerar como cierto sólo aquello que demuestra serlo, y que dejará de serlo en cuanto un nuevo experimento contradiga esa (hasta entonces) verdad.


Distintos objetivos, distintas estrategias. No existe una disyuntiva real entre pensar como un abogado o pensar como un científico. Y que existan abogados altruistas y científicos "del pelotazo" no cambia la esencia de la cuestión.


Digo.

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Sobre el autor

Pere Estupinya

. Soy químico, bioquímico, y un omnívoro de la ciencia, que ya lleva cierto tiempo contándola como excusa para poder aprenderla.
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