Apuntes científicos desde el MIT

Apuntes científicos desde el MIT

Este Blog empezó gracias a una beca para periodistas científicos en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston, donde pasé un año aprendiendo ciencia con el objetivo de contarla después. Ahora continúa desde Nueva York buscando reflexiones científicas en otras instituciones, laboratorios, conferencias, y conversando con cualquier investigador que se preste a compartir su conocimiento.

Sobre el autor

Pere Estupinya

. Soy químico, bioquímico, y un omnívoro de la ciencia, que ya lleva cierto tiempo contándola como excusa para poder aprenderla.
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En esta nueva aventura científica que recorre desde laboratorios y congresos de medicina sexual hasta clubs de sadomasoquismo o de swingers, Pere Estupinyà nos ofrece la obra más original y completa que ningún autor hispanohablante haya escrito nunca sobre la ciencia de la sexualidad humana.

El ladrón de cerebros La ciencia es la aventura más apasionante que puedas emprender.
En El Ladrón de Cerebros, Pere Estupinyà se infiltra en los principales laboratorios y centros de investigación del mundo con el objetivo de robar el conocimiento de los verdaderos héroes del siglo XXI —los científicos— y compartirlo con sus lectores. El Ladrón de Cerebros

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Quienes deben curarse son los homófobos, no los homosexuales

Por: | 20 de enero de 2014

Las opiniones del cardenal Fernando Sebastián diciendo que “la homosexualidad se puede normalizar con tratamiento” son, además de ofensivas, equivocadas y perjudiciales

Lo siguiente es traducción literal de un fragmento del artículo científico “Electric Aversion Therapy of Sexual Deviationspublicado por John Bancroft y Isaac Marks en 1968 en la revista científica Proceedings of the Royal Society of Medicine:

La terapia de aversión busca asociar estímulos nocivos a algún aspecto de conducta o actitud desviadas. Los primeros métodos fueron agentes químicos como la apomorfina usada para generar náuseas y vómitos. Con este método Morgensten et al (1965) trató a 13 travestis. 7 mostraron una gran mejora y 5 alguna. Recientemente la aversión eléctrica ha suplantado a la química porque es más segura, fácil de controlar y más precisa. (…) Los autores de este texto hemos utilizado aversión eléctrica en 40 pacientes masculinos: 16 homosexuales, 3 pederastas, 14 travestis y transexuales, 3 fetichistas y 4 sadomasoquistas. Este artículo es un informe preliminar de los resultados hasta la fecha”.

Si dicha introducción os escandaliza, atención a la parte metodológica:

Screen Shot 2014-01-19 at 5.33.32 PMlos shocks eléctricos se aplicaron en los brazos del paciente asociados a tres aspectos diferentes de la desviación sexual: 1- Durante el propio acto (Ejemplo: electroshock al travesti cuando se vestía de mujer). 2- Con fantasías desviadas (Ej.: al masoquista tan pronto señala la presencia de una fantasía masoquista en su mente). 3- Con respuesta eréctil a estímulos desviados (Ej.: al homosexual cuando empieza a tener una erección ante la foto de un hombre atractivo)”.

¿Resultados? Negativos! A pesar de ser voluntarios que deseaban con todas sus fuerzas cambiar de orientación sexual, ni con electroshocks los homosexuales dejaban de sentir atracción física por los hombres.

Y no se trata de un estudio aislado. En una búsqueda de literatura científica de la época –antes de la desclasificación de la homosexualidad como enfermedad mental- se pueden encontrar artículos como “Change in homosexual orientation” (1973), “A case of homosexuality treated by in vivo desensitization and assertive training” (1977), “Alternative behavioral approaches to the treatment of homosexuality” (1976)… todos sin “éxito”.

Las terapias de reorientación no funcionan”, me dijo tajante el propio John Bancroft en Julio de 2012, ya septuagenario, durante el congreso de la International Academy of Sex Research en Estoril (Portugal).

Bancroft fue director del Kinsey Institute, es autor de más de 200 artículos científicos, y se considera una referencia en el estudio de la sexualidad. Le pregunté cómo pudo haber realizado tales experimentos, y no dudó en definirlos como “el aspecto más embarazoso de su carrera”.

Me explicó que él empezó sus investigaciones en psiquiatría utilizando electroshocks para intentar revertir la pedofilia: se mostraban imágenes de infantes mientras se medía la reacción del pene, y si había principio de erección se suministraba una descarga eléctrica con el fin de que el individuo asociara el estímulo a una respuesta negativa.

Bancroft me explicó que en esa época la homosexualidad estaba mucho más estigmatizada, que a su consulta llegaban gays atormentados suplicándoles ayuda, que “científicamente entonces pensábamos que el comportamiento sexual se podía modificar más fácilmente”, y que por todo eso pensaron en aplicarlo a los gays que querían modificar su orientación sexual.

Insistió en que “ahora es algo ridículo y la terapia se basa en aceptarse, no en corregir”, pero defiende que en esa época pensaban que les estaban ayudando. “Y en realidad era todo lo contrario”, dijo asegurando que entre sus pacientes “empezamos a observar un enorme sufrimiento, depresiones, e incluso intentos de suicidio”.

Un inciso importante: Obvio que tenemos control sobre nuestro comportamiento, y un gay bajo presiones religiosas puede evitar tener relaciones con otros hombres. Pero no logrará cambiar sus deseos. Lo que todos los estudios siguiendo a pacientes en terapias psicológicas reparativas concluyen es que efectivamente alguien puede evitar comportarse como homosexual, pero no dejar de serlo. Y lo más importante: este proceso suele venir acompañado de un enorme daño psicológico.

Lo dicen infinidad de científicos, como Robert Spitzer de la Columbia University autor en 2002 de un estudio con 143 hombres y 57 mujeres que habían sido sometidos voluntariamente a terapias reparativas, o Ron Stall director en la Pittsburg University del centro de investigación en salud de LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), autor del mayor estudio hasta la fecha sobre salud física y mental de homosexuales, y a quien también entrevisté durante la escritura de “S=EX2”.

Stall ofrece un dato que debería ser definitivo: los índices de depresión y suicidios son abrumadoramente mayores entre adolescentes gays viviendo en familias y entornos hostiles que no aceptan su homosexualidad, que entre los adolescentes que reciben comprensión y apoyo para aceptar su orientación sexual.

Si una madre o padre quiere lo mejor para su hijo homosexual, lo peor que puede hacer es seguir los nefastos consejos de quienes sugieran intentar corregir la tendencia sexual de su hijo. Porque además de no conseguirlo, le generarán muchísimo daño.

Lo perjudicial no es la homosexualidad sino la homofobia. Quienes deben cambiar son los homófobos, no los homosexuales. 

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Los nervios pueden retrasar o acelerar el orgasmo

Por: | 16 de enero de 2014

Os habrá ocurrido a muchos que durante el primer encuentro con una pareja nueva, estando nerviosos no lograsteis tener una erección.

Y seguro que muchos otros -quizás incluso bastantes de los mismos-, habéis iniciado un coito estando tensos y el orgasmo llegó muchísimo más rápido e incontrolado de lo que hubierais querido.

En ambos casos se debe a una dichosa activación a deshora del sistema nervioso simpático.

Chicas, de verdad que cuando un nuevo amante os dice “esto normalmente no me pasa”, en muchas ocasiones es cierto.

A vosotras también os habrá pasado que estando nerviosas o incómodas sentís menos placer genital y no hay manera ni de siquiera acercarse al clímax, y sin embargo os habréis sorprendido cuando durante una situación de tensión, riesgo o estrés, os hayáis sentido más excitadas y alcanzado el orgasmo casi de manera espontánea. 

Las dos situaciones responden también a la activación inconsciente del sistema nervioso simpático, y fisiológicamente no son muy diferentes a la falta de erección o eyaculación precoz por estrés de los hombres.

Clit peneEn realidad la estructura de clítoris y pene, vasos sanguíneos, y nervios pudental y pélvico que envían información de los genitales al cerebro, es prácticamente la misma en hombres y mujeres. Vienen de hecho de las mismas estructuras embrionarias, al igual que ovarios y testículos.

El estrés y el orgasmo activan el sistema nervioso simpático

Vuestro cuerpo funciona bajo dos modos internos de activación muy diferenciados.

Estando tranquilos y relajados el organismo sigue las órdenes del sistema nervioso parasimpático: tenéis una presión y ritmo cardíaco bajo, metabolismo en estado basal, musculatura relajada, digestión funcionando, vasos sanguíneos dilatados, y posibilidad de enviar sangre a los genitales si se produce una excitación física o mental.

Sistema nervioso simpatico parasimpaticoPero ante una situación de estrés repentino -ya sea por un accidente, enfado en el trabajo, nerviosismo acusado, o un simple susto- se activan los nervios simpáticos encargados de poner nuestro cuerpo en modo de alerta y preparado para reaccionar de manera inmediata ante amenazas: se segrega adrenalina, el ritmo cardíaco se acelera, aumenta el metabolismo de la glucosa, se dilatan bronquios y pupilas, la digestión se detiene, la sangre fluye hacia los músculos y el cerebro, y se retira de zonas prescindibles como los genitales.

Evolutivamente es una adaptación para que cualquier animal pueda pasar en milésimas de segundo de estar haciendo la siesta en la sabana a huir a toda velocidad al ver un depredador. Actualmente es el volantazo si conduciendo tranquilamente alguien invade tu carril. Notarás tu corazón y respiración acelerada, cuerpo tenso, sudor frío, y si por lo que fuera tenías una erección (de pene o de clítoris) garantizado habrá desaparecido de golpe.

Aquí lo curioso: Durante el coito, a medida que vas sintiéndote más y más excitado se empiezan a activar fibras simpáticas, y llega un momento de estrés corporal absoluto donde el sistema nervioso simpático explota de repente: el orgasmo. Es por eso que en pleno clímax se dilatan las pupilas, la presión sanguínea se dispara a más de 20, y de hecho, la sangre se retira del pene y se pierde casi de inmediato la erección.

Conoce cómo funciona tu cuerpo y domínalo

Por tanto: para tener una excitación genital satisfactoria debéis estar en modo parasimpático (relajado), porque en esas condiciones fisiológicas es como puede llegar sangre a los genitales. Si en los preámbulos de un encuentro amoroso estáis tensos o incómodos, se activan fibras simpáticas que constriñen las arterias que irrigan pene y clítoris dejándoos sin erección y sensibilidad.

Podrás identificar este estado porque empiezas a sudar, tienes tensión muscular, notas el ritmo cardíaco muy acelerado, o sientes incluso temblores.

En cambio si ese nerviosismo o incomodidad lo único que ha hecho es dejar el sistema simpático al borde de la excitación, entonces sí podrás tener erección de pene o de clítoris, pero lo que muy probablemente ocurra es que tras pocas fricciones se activará de golpe el sistema nervioso simpático y tendrás un orgasmo mucho más rápido e imprevisto.

Es un equilibrio interesantísimo: muchos nervios al principio pueden evitar por completo la excitación, pero unos pocos provocar el orgasmo antes de tiempo. Es por eso que disfunción eréctil y eyaculación precoz están tan asociadas en hombres jóvenes, o que las mujeres a veces tengáis orgasmos más fácilmente en situaciones ligeramente estresantes.

De hecho, la activación del sistema nervioso simpático es imprescindible para alcanzar el orgasmo, y es por eso que muchas chicas a quienes les suele costar recurren a gritos, palabras obscenas o insultos, movimientos bruscos, o piden cierta dureza cuando se sienten cercanas al clímax. Son estrategias para forzar un estrés que active el sistema nervioso simpático e induzca el orgasmo. Sin ir muy lejos algunas de las personas que utilizan el sadomasoquismo, juegos de dominancia y sumisión, o sexo en lugares públicos, explican que poner el cuerpo y mente en esa situación de estrés les facilita la excitación máxima.

NerviosEl consejo práctico es obvio: si te notas tenso o estresado, y distingues cierta sudoración o palpitaciones, ni lo intentes. Relájate, tómate una copa (el alcohol es depresor del sistema nervioso), deja que otros pensamientos fluyan por tu mente (no te obsesiones), y retomad la acción cuando el sistema parasimpático vuelva a tener el control. Y no empieces precipitadamente al primer signo de erección, porque quizás en 20 segundos la fiesta habrá terminado y estarás cabizbajo sentado al lado de la cama.

Por otro lado, si eres de los / las que todo funciona perfectamente pero les cuesta llegar al clímax, quizás un poco de estrés te iría bien. Busca el desencadenante que más te favorezca.

La respuesta sexual es mucho más compleja que esto e intervienen infinidad de otros factores desde hormonales a socioculturales, pero conocer la influencia del sistema nervioso simpático es bien útil para conocer cómo funciona nuestro organismo, y aprender a dominarlo. 

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