Miguel Mora

París pasa de Hollande

Por: | 11 de octubre de 2011

 

Y ahora resulta que París no es Francia.

En las primarias socialistas, la capital que se enrosca como un caracol ha dado la vuelta como un calcetín a los resultados nacionales. Ha habido un 13,4% de participación, ocho puntos más de la media, y un ganador diferente: Martine Aubry se impuso a François Hollande casi con la misma diferencia con la que pierde en el país: 37,5% de los votos para la alcaldesa de Lille, y solo un 31,7% para Hollande, que se deja siete puntos en la capital respecto a su resultado total.

Lo bonito es que los datos de la ciudad están lejos de ser homogéneos. La web de Le Monde ha hecho un gráfico estupendo con zonas sombreadas, y usando Google maps (ici) se ve cómo el caracol se ha partido en dos mitades casi perfectas. Bueno, mejor dicho en 2/3 perfectos.

La división no tiene nada que ver con las orillas del Sena: los distritos de izquierdas, situados al Este de la ciudad, por encima y por debajo del río, han votado masivamente por Aubry y también por Arnaud Montebourg, el tercero incómodo, mientras los barrios más conservadores (el 7º el 8º, el 15º, el 16º), todos bastante caros y situados en el Oeste, se inclinan no solo por Hollande sino también por el catalán de origen Manuel Valls, considerado la derechona del PS.

 En los bastiones tradicionales de la gauche (distritos 10, 11, 18, 19 y 20), Aubry arrasa: oscila entre el 39% de los votos en el 18 y el 41,8% en el 20, donde Montebourg destaca también con un 18,7%, algo por encima de su media. Entre los dos suman el 60%, y es precisamente en estos barrios donde más gente acudió a votar el domingo de todo el país, con más del 15% del censo electoral.

Resumiendo mucho, se puede decir que el París populoso está hípermovilizado, y que los pocos pijos con pasta de izquierdas --solo 2.500 votantes en el distrito 7-- prefieren a Hollande. 

Pero lo más tierno de la larga marcha hacia la batalla final fueron sin duda las lágrimas públicas de Ségolène Royal. ¿Por qué lloraba Royal?

 

¿Sería por haber llegado solo cuarta, o porque a eso se sumó que el que ganó es el padre de sus hijos? Lo sabremos muy pronto, cuando decida a quién apoya en el segundo turno...  ¡Hagan juego, señores!

De momento, lo que emerge otra vez de estas primarias masivas, históricas y un poquito chapuceras con la cosa informática (los hackers del PS no darán (edito) hasta mañana o pasado los resultados definitivos), es que el sentimiento de malestar hacia Sarkozy va prendiendo tanto que está cerca de ser una obsesión para algunos habitantes del Hexágono.

En realidad la fijación debe existir desde hace tiempo, porque hace ya dos tres que Serge Hefez, un psiquiatra y psicoanalista, codificó una nueva dolencia mental a la que llamó 'Sarkose Obsesionelle',  perturbación que consiste más o menos en que el narcisismo agudo del jefe del Estado se contagia a sus ciudadanos y estos sienten odio / vómitos / envidia de pene hacia el presidente.

En una memorable entrevista concedida en junio de 2008 a la revista Marianne, el doctor Hefez explicaba que algunos días, en su clínica, de cada quince pacientes con neurosis narcisa, siete pronunciaban durante las sesiones de terapia el nombre de Sarkozy.

Hefez definía al presidente como un "hombre obnubilado por sí mismo, por su disfrute, su deseo, su placer", "un narcisista", decía (habría acabado antes diciendo "Berlusconi"), "que es la caricatura del individualismo llevado al extremo, hasta el punto de la náusea, donde lo único que cuenta es la obsesión por sí mismo".

En todo caso, seguía su eminencia freudiana, "ese ombliguismo nos permite adorar al ídolo, que en realidad es un rey niño, y nos devuelve en el espejo una imagen magnificada de nosotros mismos".

Lo del rey niño es realmente bueno, y aunque no estoy seguro, creo recordar que esto mismo les pasaba a algunos en España hace unos años, pero en vez de irse al psiquiatra apagaban la tele cuando salía Aznar y ahí se acababa el brote (del bigote).

Entre los síntomas que el doctor citaba, había uno gravísimo: hablar de repente de Sarkozy mientras estás tumbado en el diván contando tus problemas personales.

Pero si usted es francés/a y tiene sueños eróticos con el inquilino/a del Elíseo, no se agobie. Según Hefez, eso es normalidad pura. "Porque el presidente de la República es la imagen de la virilidad, un depósito de poder, la imagen del padre", apostillaba.

Cabe solo añadir una duda: si gana Martine Aubry las primarias, ¿perderá con Sarkozy las presidenciales  como Royal porque no es tan viril, potente y paternal como su rival? ¿No cuenta que DSK haya dicho que votó por ella ayer?

En fin, hablemos de cosas serias. ¿Quién dicen ustedes que ganará el domingo? ¿El Atleti? Uy perdón. ¿El tibio Hollande o la roja Aubry?

Saludos cordiales desde la base de la Torre Eiffel, que no sé si lo saben pero está puesta ahí de forma provisional. Lean la Wikipedie, lean.

 

Hay 10 Comentarios

Ah, Miguel / Michele Mora (ou ce serait plûtot Michel Mûre, ou Maure, késako), quelle confusion babilonique, che macello di lingue, such a mixup of tongues and languages, Mr. Blackberry.
Y, aunque, como alguien dijo aquí, lo más probable es que sin el Papi no sea lo mismo, tanti auguri e tante cose buone y mis mejores deseos de succès (en el sentido de réussite) personal, profesional y lingüístico en la lluviosa Ciudad de la Luz y los Prodigios.

Gracias a todos por los comentarios! Aprendo mucho con ustedes! Sobre los datos, Ana, el artículo se cerró cuando eran todavía provisonales (aun lo son me parece) y luego cambiaron un poco. Zigzag: si critica sin insultar verá cómo no le censuran nada. Tapia: encantado de tenerte otra vez aquí. Echo de menos a la Ñ en la tormenta y a Ojea, que contigo eran el alma vaticaliana...

Y no olvidarse que el sabado todos (o casi) estaremos con el rugby despues de la victoria en contra de l'ennemi héréditaire, l'ingleterra, el sabado pasado.

el barrio XVII tiene un lado burguese, eso si, pero tambien un barrio popular, los antiguos pueblos des épinettes y des batignolles. Tambien cambio la poblacion con muchos estranjeros y bobos (bourgeois bohêmes) asi que no es totalemente poblado de izquierdistas mayores.
Lo mas divertido de estas primarias fue el ambiente! un domingo triste, con lluvia, gris pero la gente de muy buen humor (algo bastante raro con los parisinos)

La censura funciona a tope en este blog

La información de su artículo no es correcta:François Hollande : 38,86 %, Martine Aubry : 30,45%, Arnaud Montebourg : 16,64%

En el este ahora vive más gente joven, sí y no necesariamente pobre, claro está, pero siguen teniendo más dinero en el oeste.

Segolene... una líder con corazón.

Creo que la gran diferencia de la poblacion votante entre los barrios acomodados y los tradicionalmente populares está en la edad. En los barrios XVI, XVII o VII no suelen instalarse jóvenes, de modo que se trata de burgueses de izquierdas mayores de 50 años, poco permeables a Internet u otros fenómenos modernos.
En los barrios tradicionalmente populares del Norte y el Este de Paris se está instalando una burguesía joven y cosmopolita, pero no por ello pobre.
Un sistema de información geográfico del Ministerio de la Ciudad muestra estas cosas y otros datos interesantes: http://sig.ville.gouv.fr/

Creo que la gran diferencia de la poblacion votante entre los barrios acomodados y los tradicionalmente populares está en la edad. En los barrios XVI, XVII o VII no suelen instalarse jóvenes, de modo que se trata de burgueses de izquierdas mayores de 50 años, poco permeables a Internet u otros fenómenos modernos.
En los barrios tradicionalmente populares del Norte y el Este de Paris se está instalando una burguesía joven y cosmopolita, pero no por ello pobre.
Un sistema de información geográfico del Ministerio de la Ciudad muestra estas cosas y otros datos interesantes: http://sig.ville.gouv.fr/

Si los franceses acaban en Hollande y sus pijos socialliberales, todo habrá sido un espejismo, continuará el seguidismo a "los mercados" y la izquierda no se renovará.
Aubry, sin ser como para tirar cohetes, al menos intenta desmarcarse tímidamente de esta década de "colaboracionismo" con el capitalismo más rampante.

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Sobre el autor

es corresponsal en París, antes en Roma y Lisboa, fue redactor en la sección de Cultura y la Edición Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1992, y es autor del libro ‘La voz de los flamencos’ (Siruela, 2008).

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