Miguel Mora

Talentos argentinos, integristas católicos

Por: | 15 de diciembre de 2011

El tiempo todo entero_0072r
Una imagen de la función El tiempo todo entero.

Qué bueno es el teatro cuando es bueno. Y qué chunga es la religión cuando la convierten en fanatismo.

El Festival de Otoño de París ha traído este año, casi en silencio, una función argentina titulada El tiempo todo entero. Es una delicia, una joyita. El texto es de Romina Paola, dramaturga y actriz bonaerense de 32 años. Trató de montar El zoo de cristal de Tennessee Williams en la Escuela de Arte Dramático de su ciudad (EMAD) pero desistió porque los derechos eran demasiado caros. De forma que se puso a escribir ella misma, y le salió un prodigio teatral. Una belleza de función, que es y no es a la vez El zoo de cristal, y que reconcilia para una larga temporada con el espectáculo dramático, que en París es una fiebre permanente, como pueden ver en el blog de la gran Martine Silber, que fue corresponsal de Le Monde en Madrid.

Los cuatro actores son maravillosos, y especialmente la joven Pilar Gamboa (a la derecha del todo, en la foto) enamora y engancha con un papel dificilísimo, que borda. El humor es fino, a ratos fastuoso; nada pretenciosos y muy inteligentes y naturales, los diálogos fluyen sin chirridos y están llenos de hallazgos, verdad e ingenio. Y la puesta en escena es mágica pero simplísima, con tres momentos musicales y un par de bailables geniales. Una hora y media redonda, emocionante, viva, que pasa volando y que alguien debería, si no lo ha hecho ya, llevar lo antes posible a España.

La función se programa, hasta el domingo, en el teatro Rond Point, enorme y espléndido espacio cultural con librería, bar y restaurante, situado en la glorieta donde acaban, o transitan, no sé bien, los Campos Elíseos. Tiene dos salas para espectáculos: en una dan El tiempo todo entero, y en la otra Gólgota Picnic, la última obra del hispanoargentino Rodrigo García (fundador de la compañía La Carnicería Teatro), que los integristas católicos han cosiderado blasfema.

Como suele pasar, la condena de los ultras ha funcionado como una espita para el interés de la gente normal y coriente, de forma que, un día sí y otro también, desde que la pieza se estrenó en Toulouse, y ahora en París, la gente casi mata por una entrada.

Mientras dura la representación, noche tras noche, un grupo de dos centenares de católicos enardecidos, disfrazados ora de lagarteranas ora de monjes medievales, protestan en la puerta del teatro. Las quejas de los perturbadores han interrumpido algunas representaciones, y eso ha obligado a la policía a realizar un despliegue digno de una amenaza terrorista. 

El pobre espectador que se acerca a ver la creación de Paola o la de García se ve obligado a superar unas medidas de seguridad tremendas. Anoche, el teatro estaba acordonado con vallas a 300 metros a la redonda, la calle F. D. Roosevelt estaba cortada por, al menos, 20 furgonetas policiales, un primer filtro pedía al espectador su nombre antes de dejarle acceder y en la entrada del teatro había una veintena de agentes que cacheaban minuciosamente, pero muy minuciosamente, a todos cuantos quieren entrar: por una puerta los hombres, por la otra las mujeres.

Pero las dos funciones estaban llenas, la gente cenaba antes o después del teatro tan tranquila, la librería estaba también abierta y todo funcionaba como una seda (incluidas las entradas con descuento para menores de 30 años y parados).

Aunque la cola en los cacheos de las mujeres era larguísima (aquí también van más ellas que ellos), nadie se quejaba por la espera, y eso que el frío apretaba.

Un cartel en la puerta explicaba que las amenazas de los fundamentalistas obligan a tomar esa precacución, pero incluso los policías tenían un aire relajado. Uno de ellos me dijo, enigmático, "esto es Francia, señor" cuando le pregunté si no sería un poco excesivo el despliegue. Y no sé si se refería a que llevan unos días haciendo el turno teatral sin querer o a que los enemigos vienen pertrechados con estas pintas.

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La señora es polaca y militante de Cristo Rey, según explicó antes del posado.

Y, por lo que se ve, no tiene nada mejor que hacer que indignarse porque un autor teatral ha decidido reflexionar sobre la fe y el fanatismo religioso.

Como dijo el torero, hay gente pa tó. Pero en París, La Francia, más gente y más tó.

Hay 12 Comentarios

Los KK están en todos lados para imponer su ideología y que nadie piense distinto, ¡por Dios que si lo hacemos nos crucifican!. Para muestra basta el forista Resitgan que lo encuentro en todos los blogs o notas del diario El País, ¿tiene espíritu masoquista?.
Por suerte la creatividad argentina está siempre presente y por encima de nuestras crisis y regímenes autoritarios como el de Kristina. O tal vez sea por esto que somos tan creativos.

Espero que se esté refiriendo EXCLUSIVAMENTE a lo integrista y fundamentalista que es la religión cristiana.
Los musulmanes somos gente de paz, tenemos unas costumbres ancestrales y respetables, y en ningún caso dejamos que alguien critique nuestra religión y salga impune, o si no, recuerde a los que dibujaron a Mahoma, las bendiciones sean con él, de forma inapropiada.

Pablo: si lo tuyo fue irónico te digo que sí, que siempre hay cosas buenas, como también cosas malas, en la elección de la noticia o las notas de los blogs de estos periódicos como El País, cuya línea editorial se basa en el desprestigio intencional basado en intereses económicos (Prisa, Santillana, Clarín, La Nación) se manifiesta siempre la intencionalidad que se esconde detrás.

Sacacorchos: yo también es la primera vez que leo en este periódico algo elogioso respecto a Argentina. Seguramente se debe tratar de un error, ya que contradice flagrantemente la línea editorial.

Sacacorchos: yo también es la primera vez que leo en este periódico algo elogioso respecto a Argentina. Seguramente se debe tratar de un error, ya contradice flagrantemente la línea editorial.

Me acuerdo ahora: el artículo en Cultura trataba de Fred Vargas y sus novelas negras. Y Telerama, revista cultural que es mi biblia en cuanto a espectáculos está de acuerdo contigo sobre El tiempo todo entero, y sobre los integristas de todo pelaje.

Cuanto oligofrénico que se cree listo hay en el mundo, eee.

con la cantidad de cosas buenas que se pueden decir de ella ! ee sacacorchos

Una parte importante de los franceses tienen una gran fascinación por los grandes despliegues de seguridad y defensa. Las autoridades lo saben y nos regalan con despliegues de gran fasto de agentes de seguridad. En las estaciones se pueden ver a los majestuosos cazadores alpinos con sus grandes boinas bearnesas (de requetés para entendernos). Ellos y otros cuerpos nos hacen sentir un poco más afganos o marfileños cuando pasamos por ahí.
Ante un "quítame allá esas pajas" una micro-manifestación o una mediocre sentada se presentan quince o veinte furgonetas repletas de CRS (antidisturbios) pertrechados con todo el equipo e impecables, simpáticos cual rottweilers. Pasado un tiempo se llegan a apreciar esos grandes e inútiles Festivales de Lujo Securitario, tan amados por el votante "conservador".

Primera vez que leo algo positivo de Argentina en este periódico. ;-(

PUES EN PARIS NOS PONEN DE EJEMPLO…
http://junglerias.blogspot.com/2011/10/paris-rise-up.html

Hay gustos para tó en París.
Los integristas esos y los policías hicieron una prueba en octubre-noviembre en le Théàtre de la Ville.Y el finde antes del estreno en Le Rond Point encontraron en los sótanos a gente que quería sabotear la luz del teatro.
Me encanta que te interese tanto la cultura. leí en el País un artículo tuyo ( en Cultura) que no podía comentar.

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Sobre el autor

es corresponsal en París, antes en Roma y Lisboa, fue redactor en la sección de Cultura y la Edición Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1992, y es autor del libro ‘La voz de los flamencos’ (Siruela, 2008).

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