Miguel Mora

Sobre el autor

es corresponsal en París, antes en Roma y Lisboa, fue redactor en la sección de Cultura y la Edición Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1992, y es autor del libro ‘La voz de los flamencos’ (Siruela, 2008).

Hollande entre arenas movedizas

Por: | 06 de septiembre de 2012

A un lado, Berlín y Fráncfort; al otro, España e Italia. Estas son las orillas norte-sur en las que se mueve un François Hollande castigado por las encuestas, golpeado por el paro, la crisis y la exasperante lentitud europea, y obligado a acometer una tarea ímproba: parecer riguroso en Alemania y estimulante en Madrid y Roma, ser enlace y bisagra entre socios recelosos, erigirse en la voz de la izquierda europea y defensor de un sur esforzado mientras ante Berlín pone cara de buen estudiante y jura que hará los deberes y recortará lo que haga falta para cumplir con el 3% de déficit a la vez que aprueba el tratado europeo en el Parlamento, cosa esta última que muy probablemente logrará dejándose en la gatera la unidad del Partido Socialista y parte de la vieja amistad con los verdes y la izquierda radical.

De puertas para fuera, guante de seda: el mandatario francés, quien estuvo ayer reunido en el Elíseo con Hermann Van Rompuy, lleva meses diciendo lo dicho anteayer en Roma ante el primer ministro italiano, Mario Monti, y lo esbozado hace unos días en Madrid con Mariano Rajoy: Francia apuesta por la intervención del BCE para relajar las primas de España e Italia.

Y, sin embargo, de puertas para dentro, mano de hierro: desde hace dos semanas se sabe que París madura en su grupo de trabajo privado y bilateral con Berlín "las decisiones a tomar sobre España y Grecia", es decir el nuevo rescate de Madrid, y la salida o nuevas medidas draconianas para Atenas.   

En realidad, como recordó el miércoles la presidencia francesa en una nota redactada para contentar a Angela Merkel, pedir que Fráncfort actúe no es nuevo ni radical, sino que consiste en poner en marcha lo acordado en la cumbre  de junio: "Un dispositivo que permita a los mecanismos europeos de estabilidad y al BCE intervenir" para dar estabilidad a la zona euro.

A la espera de que Draghi revele su estrategia, Hollande aparece hoy como el muro más sólido de los Estados más afectados por la crisis, aunque Francia está colocando su deuda a unos tipos especialmente bajos y la presión nacionalista y antieuropeísta incluso entre sus propias filas es creciente. El partido, en pleno proceso de renovación del liderazgo de Martine Aubry, empieza a mostrar grietas y apela a la disciplina de voto en vísperas de la discusión del tratado europeo y de los presupuestos para 2013.

Al final del proceso, París tendrá que cuadrar, como siempre hizo, el círculo mágico con Alemania. El pragmático Hollande no tendrá problemas para entenderse con una Merkel que quiere dejar su sello y avanzar en la integración política y fiscal antes de presentarse a la reelección. Pero visto desde el Sena los verdaderos enemigos son otros: los perros guardianes del Bundesbank, los del Tribunal Constitucional de Kalsruhe y la Francia eterna, ese chauvinismo transversal que considera que Europa no es nadie para imponer a París cuánto, dónde y cómo debe gastar, o si debe o no reducir el número de funcionarios.

Hollande, apóstol del crecimiento y acuñador del término "integración solidaria", tiene hoy mucha más prisa que hace dos meses. Con la barrera psicológica de los tres millones de parados superada y la economía estancada, tiene que dejar atrás esta crisis "de excepcional gravedad" cuanto antes y sentar las bases para que Europa deje de dar problemas y dé optimismo y crecimiento.

Por delante, de momento, solo se atisba un páramo hecho de reformas, renuncias y recortes por valor de unos 35.000 millones. 

 

"Mejor puta que trabajar en una fábrica"

Por: | 05 de septiembre de 2012

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@MorganeMerteuil Pute, militante, féministe, syndicaliste. Sec Gen du STRASS ( @strass_syndicat ) S'intéresse à d'autres trucs aussi, sexe et politique surtout.  Paris · http://site.strass-syndicat.org/

Esta es la foto y la presentación en Twitter de Morgane Merteuil, la secretaria general del sindicato de trabajadores del sexo, STRASS. Merteuil presume de ser puta, quiere seguir siéndolo y pide a las feministas abolicionistas que le dejen serlo: "Prefiero ser puta que trabajar una fábrica", afirma M. M. cuando le preguntan por su oficio.

Quentin Girard, el preriodista de Libération que adelantó la noticia, cuenta que con la llegada del socialismo al poder, las feministas francesas han emprendido una ofensiva para abolir del todo la prostitución, y el sindicato STRASS se opone duramente. En su panfleto Liberad el feminismo, publicado esta semana, Morgane denuncia la campaña de acoso de las asociaciones feministas y antiprostitución en primera persona. El librito empieza así: "En mi trabajo de azafata de barra americana, entendí muy pronto que si quería ganar más de 20 euros por noche debía ponerme a tailler des pipes (hacer felaciones). Al pensarlo, no vi el menor inconveniente, prefiriendo eso para pagar mis estudios a tantos otros trabajos penosos".   

A los 25 años, Merteuil ha puesto entre paréntesis sus estudios, y trabaja como escort girl a domicilio en París mientras milita activamente en el sindicato. Su cruzada para despenalizar el ejercicio del oficio más viejo del mundo le opone a asociaciones como Ni putas ni sumisas, a las que acusa de "imponer una imagen mainstream y burguesa de la mujer. No son ni emancipadoras ni creadoras de nuevas cosas, salvo para las que buscan un trampolín caliente hacia el Gobierno", afirma.

Merteuil dispara directamente contra Najat Vallaud-Belkacem, ministra de los Derechos de las Mujeres y portavoz del Gabinete, por su radical posición abolicionista, y acusa al feminismo institucional de "estigmatizar a las mujeres que llevan velo con su pensamiento poscolonial que cree que los que son distintos están atrasados".

Siguiendo los escritos de Virginie Despentes y de la suiza Grisélidis Réal, Merteuil rechaza la idea de "una sociedad binaria, que opone a hombres y mujeres, porque las relaciones de dominación son más complejas y se sobreponen varias opresiones". Sobre el hecho de ser prostituta, defiende la libre elección entre putas y clientes: "Sí, los hombres pueden ser tiernos y precavidos. Sí, las mujeres pueden amar el sexo. Y sí, prostituirse puede ser una forma de reapropiarse del propio cuerpo y la sexualidad", escribe.

El panfleto, según analiza Girard en Libération, "oculta o trata de forma rápida los aspectos negativos de la prostitución y el velo, aunque trata de combatir el oprobio moral y se sitúa contra el proxenetismo, la esclavitud, el tráfico de seres humanos y la explotación infantil".

La declaración final parece pecar de cierta ingenuidad no exenta de pasión: "Somos prosexo, proporno, proputas y por la libertad de llevar el velo, o al menos por la toma de conciencia de que no existe solo una prostitución sino varias, que no existe solo un velo sino muchos. Solo así podremos calificar el feminismo como una lucha por la dignidad de las mujeres, entendida como una lucha para que cada mujer pueda ser considerada digna, sean cuáles sean sus elecciones".


Prensa libre

Por: | 03 de septiembre de 2012

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Esta es la portada del Charlie Hebdo de esta semana. "ERE en casa de los camellos. Delarue ha muerto".

La revista satírica resume así el dolor de los traficantes de droga por la muerte de un popular presentador de televisión recién fallecido que al parecer era -bastante- aficionado a la cocaína.

¿Se imaginan una portada semejante en España? ¿Sería posible semejante crítica a un muerto? ¿Deseable? ¿Estamos ante un acto de libertad de expresión o ante un mero cotilleo póstumo? 

Si se animan a dar su opinión -sin asesinarse dialécticamente a ser posible-, declaramos inaugurada la temporada bloguera parisiense otoño-invierno.

 

 

El País

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