La rentrée política francesa de 2013 ha quedado marcada por dos o tres imágenes publicadas por Paris Match. que según los semiólogos, los politólogos y los civiles sin graduación anuncian dos futuras candidaturas a las presidenciales de 2017.
Las primeras fotos (arriba y abajo) son un posado de François Fillon y familia en su castillo manoir (solariego) de Solesmes. El mensaje central, inequívocamente destinado a golpear donde más duele a Nicolas Sarkozy ("Para gobernar bien hace falta ser -o estar- equilibrado"), va acompañado de una puesta en escena digna no ya de un estadista, sino de un monarca. FF con señora, hijos y apegados en plena merendola aristocrática, y (aquí abajo) FF solo ante el peligro y la responsabilidad futura, mezclando maderas nobles y Mac, tradición y modernidad, lozas y plasmas, canas y velocidad.
La apuesta de Fillon por desmarcarse del populista Copé y por marcar distancias con el arribista e indeciso Sarkozy resulta evidente, pero los analistas más finos han resaltado dos detalles que podrían convertir en clamoroso fracaso el golpe 'people': uno, en Francia presentarse ante el electorado roneando de dinero y de château suele ser muy peligroso, y dos, el peluco que lleva en la muñeca izquierda es tan grande y ostentoso como los que le regala Carla Bruni a Sarko.
Para terminar de arruinar su carrera, el exmoderado FF ha tratado de robar espacio por la ultraderecha a sus grandes rivales de la UMP, y ha dicho que si en las municipales pasan a la segunda vuelta un candidato socialista y otro del Frente Nacional, él pedirá el voto para "el menos sectario", es decir para el que no sea Hollande. Así se construye una candidatura.
La tercera imagen es la del héroe del verano, Manuel Valls, y su esposa, la violinista Anne.
Ese pedazo de beso, esos ojos cerrados, y sobre todo esa mano poderosa, dominadora, vertical, han constituido el verdadero pistoletazo de salida a la campaña Valls al Elíseo 2017, aseguran los que saben.
Política espectáculo, rapto de amor espontáneo, el aire cinematográfico, la ropa impoluta y vagamente ibicenca, cada pelo en su sitio, la manicura perfecta, la pinza...
El primer policía de Francia, que cada vez que puede recuerda al auditorio que "el ministro del Interior es de izquierdas" porque a veces habla de sí mismo en tercera persona y porque le indigna que se diga que su política de seguridad e inmigración se parece demasiado a la de Sarkozy como para no ser de derechas, ha conseguido que esta imagen para el recuerdo tape en parte su duelo estival con Christine Taubira, la irónica y poética ministra de Justicia, que salió claramente vencedora del pulso que ambos mantuvieron en torno a la Reforma Penal y entre los militantes que acudieron a la tradicional kermesse socialista de La Rochelle.
Metidos de hoz y coz en el gris de París y en el frío otoñal, Fillon y Valls tendrán que ponerse el abrigo y remar a conciencia para lograr sus lejanos objetivos personales. Quedan casi cuatro años para las presidenciales, y eso implica varias docenas de meriendas en el château y algunos cientos de besos acariciando cuellos de cisne.
Claro que, si se piensa bien, hay planes peores...
Hay 2 Comentarios
Qué divertidos estos señores, al menos tienen más vidilla que los tristes y grises señores de nuestro gobierno y partido gobernante. Comparemos el château de Fillon con el chalet de la pretenciosa Cospe.
Publicado por: rider | 14/09/2013 19:21:04
Hola Miguel, vuelves en plena forma para comentarnos las fotos de la prensa amarilla o rosa, que siempre tienen algo que decir a la gente de a pie. Cuatro años...es mucho tiempo. Chi lo sa?
Publicado por: catherine | 13/09/2013 2:47:08