
La mayoría de noticias que llegan de Tanzania suelen tratar de la pobreza, la explotación de las multinacionales extranjeras, los enfrentamientos políticos y las guerras civiles. Tanzania es un país olvidado, hasta el punto que ni siquiera nos acordamos que tuvo el privilegio de ser considerado la cuna de la humanidad, desde que en las áreas próximas a Olduvai los descubrimientos del arqueólogo y paleo antropólogo Louis Leakey, sacaron a la luz los yacimientos fósiles de nuestros antepasados más próximos. El Australopithecus y el Homo habilis, fueron los más antiguos primates ya encaminados en la línea evolutiva del genere Homo, así como los primeros homínidos (H. habilis) en desarrollar la capacidad de construir y utilizar herramientas.
Hasta Tanzania ha ido el artista mexicano, afincado en Barcelona Eugenio Tisselli, para poner en marcha una iniciativa que quiere dar voz a un grupo de campesinos de Chambezi, una aldea en el área de Bagamoyo, no muy lejos de los yacimientos de Olduvai. El proyecto, bautizado Sauti ya wakulima, en suahili La voz de los campesinos, aspira a consolidar una recién creada plataforma colectiva para el intercambio de conocimientos entre los poblaciones rurales, que a través de unos smartphones pueden documentar sus prácticas agrícolas y aportar pruebas y estadísticas de primera mano sobre los cambios climáticos y sus efectos, como escasez de agua, plagas o enfermedades. El contacto entre Tisselli y los campesinos se estableció gracias a la iniciativa del North South Center, un organismo del Instituto Federal Suizo de Tecnología (ETHZ), institución vinculada al doctorado, que el artista está cursando en Z-Node. Otro momento importante para el desarrollo del proyecto fue el encuentro entre el artista y Angelika Hilbeck, bióloga y presidenta de ENSSER (European Network of Scientists for Social and Environmental Responsibility), que le ayudó a entrar en contacto con el Departamento de Botánica de la Universidad de Dar es Salaam, la capital de Tanzania.