Desde hace años Daniel Canogar persigue una idea de creación artística, que combina el mundo físico y virtual así como la preocupación formal y conceptual, en obras profundamente comprometidas social y políticamente. Los desechos, y en especial modo los desechos tecnológicos que estamos vertiendo en el planeta sin rémora ninguna, constituyen uno de los motivos de sus preocupaciones, que se plasman en varias de sus últimas piezas.
La más reciente, Sikka, es una instalación audiovisual que se estrenó en la feria ARCOMadrid en la galería Max Estrella. Para realizarla Canogar, hijo del célebre escultor, compró en el Rastro madrileño centenares de películas de todos los tipos y las épocas, con único común denominador: el módico precio de 1 euro! Después de verlas una y otra vez, el artista eligió 140 y las deconstruyó en miles de fragmentos temáticos (por ejemplo todos los besos, todos los primeros planos, todos los coche en un semáforo, todos los gritos…) que posteriormente volvió a remontar en un vídeo de 8 minutos. Este se proyecta en bucle sobre una escultura, formada por los mismos 140 viejos DVD, que han proporcionado el contenido, un material artístico que Canogar ha utilizado con sugerentes resultados en precedentes ocasiones.
Proyectando el contenido de los DVDs sobre su superficie, el artista por un lado continúa su investigación sobre las posibilidades artísticas del reciclaje y por el otro, aborda la combinación de los elementos físicos del cine con sus propiedades fantasmagóricas. “Se trata de una pieza multitemática, inspirada en las sikka, las monedas de oro que en tiempos babilónicos se usaban como elemento decorativo cosidas sobre la ropa y que evolucionaron a través de las épocas hasta convertirse en los pequeños objetos plásticos brillantes, que todos conocemos como lentejuelas”, explica Canogar.
Para realizar este mosaico audiovisual, el artista eligió los fragmentos de las películas de cada DVD en base a su color, forma y ritmo, creando una paleta digital de la que surge el montaje final. La banda sonora que acompaña la proyección, es una composición “auto-generada y accidental”, fruto de la superposición de los fragmentos seleccionados. “Históricamente, las sikka nacieron para mostrar la riqueza y el poder de los que las llevaban, al tiempo que evocaban la luz de lo divino. De manera similar, las superficies de los DVDs nos recuerdan al glamouroso mundo de Hollywood donde la imagen se ha convertido en moneda de cambio”, indica Canogar, a punto de emprender un ajetreado viaje por los Estados Unidos.
Su primera escala será en Nueva York donde está trabajando en una instalación permanente site-specific para la recepción de un nuevo hotel en Greenwich (Connecticut), justo en las afueras del área metropolitana, que se inaugura en abril. Se trata de una nueva versión de Asalto, una vídeo proyección interactiva, que se realizó por primera vez en el Alcázar de Segovia en 2009. En aquella ocasión gracias a un juego de luces, cámaras y proyecciones, el público podía escalar, saquear y apoderarse virtualmente del monumento.
Luego se irá a Washington para otro fascinante proyecto: una intervención artística formada por la edición especial de tres obras, Enredos, Jump 2 y Gravedad Cero 3, en cajas de luz de grandes dimensiones, para Jaleo, el restaurante del chef José Andrés, que está siendo reestructurado y celebrará dentro de un mes la inauguración del espacio renovado. Su última etapa será Charlottesville, Virginia, para la inauguración de Reboot, una exposición individual en la 2nd Street Gallery, una de las galerías non-profit más importantes del sur de Estados Unidos, abierta hasta el 31 de marzo.
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Publicado por: Paloma G. Díaz | 05/03/2012 13:55:00