Las primeras novedades ya se dejaron vislumbrar el año pasado, pero el cambio más profundo ha llegado al umbral de las dos décadas, enseñando proyectos de arte digital basados en el sonido. Sonarmática, la histórica sección expositiva del festival Sónar, se convierte en SonarPro, un nuevo formato más en sintonía con los conceptos de la web 2.0, para presentar los proyectos de arte digital más innovadores vinculados a la música. Ya no se trata de buscar los grandes nombres para traerlos a Barcelona (lo cual Sónar hizo a su debido tiempo cuando presentó las escenas artísticas digitales de las grandes metrópolis), sino de ofrecer una panorámica de las propuestas más innovadoras que vienen de la cantera. Y una de las canteras más prestigiosas y reconocidas en ámbito internacional es sin duda la Universidad Pompeu Fabra (UPF) con sus masters y postgrados entre los que destacan el doctorado del Grupo de Tecnología Musical (GTM), la Beca Phonos de Creación y el pionero Master en Artes Digitales, creado en 1996 y dirigido por el artista y teórico Roc Parés y coordinado por Carmen Platero.
Del Master en Artes Digitales llegan cinco instalaciones interactivas, que a la vez tienen dignidad de obras sonoras y de prototipos funcionales, listos para convertirse en aplicaciones comerciables para móviles, tabletas y otros soportes digitales. No por nada uno de los integrantes del tribunal de examen final es Sergi Jordá, docente e investigador del Grupo de Tecnología Musical de la UPF, creador de la célebre mesa musical ReacTable y de la spin-off de la UPF, que se encarga de comercializarla en todas sus versiones.
Además de plasmar la colaboración entre el Sónar y el ámbito educativo, SónarPro ofrece a los estudiantes más destacados -muchos ya con una trayectoria creativa, aunque breve, a sus espaldas- la posibilidad de enseñar sus obras delante, no sólo del público, sino de un tropel de periodistas y profesionales (programadores, desarrolladores, ojeadores…) de 35 países del mundo.
The EyeHarp del griego Zacharias Vamvakousis es una obra que plasma perfectamente la complicidad entre entretenimiento y educación, creatividad y funcionalidad, que se propone caracterizar el SonarPro. Se trata de un instrumento musical, creado por el mismo Vamvakousis con componentes de bajo coste e incluso recicladas, que permite crear melodías a partir del movimiento del ojo humano. La obra, que utiliza un programa de código libre, ha sido concebida para poder ser utilizada por personas con discapacidades motoras.
U-Beat del venezolano Giampaolo Costagliola es una aplicación para móviles pensada para incentivar la práctica del deporte. La aplicación detecta la cualidad del movimiento y genera una retroalimentación musical. Así lo explica su creador, “El usuario lleva la aplicación en su móvil, fijado con una cinta al brazo, de modo que pueda interpretar los gestos que realiza mientras corre o hace otra actividad deportiva, es decir que si llega a un semáforo en rojo y tiene que parar la música reaccionará de acuerdo con la nueva situación”. Para crear una instalación que diera una dimensión visual en ámbito expositivo a las potencialidades de por sí invisibles de la aplicación, Costagliola ha contado con la colaboración del artista gráfico Daniel González.
Prefall 135 del portugués Rodrigo Carvalho, la griega Aikaterini Antonopoulou y el español Javier Chavarri, una de las obras más sugerentes, es un sintetizador audiovisual que utiliza la energía del agua para generar y procesar imagen y audio. Es decir que, según se abre un sistemas de pequeños grifos conectados con diminutos molinos en una curiosa interfaz-fuente, estos activan unos sensores que modifican el evento audiovisual. En la obra también viven bancos de peces virtuales de diversos colores que reaccionan a la música, que el usuario genera activando los grifo. La obra, que surgió originariamente de la XII edición (2008-2009) del Master, obtuvo en ese mismo año la Beca Phonos de Jóvenes Creadores, donde evolucionó y se perfeccionó.
Gengen de Rocío Márquez Salguero, Daniel González Franco y Javier Guajardo Alanis es un instrumento musical generativo, que funciona a través de movimientos realizados en el aire y captados por un sensor Kinect. Lo que caracteriza la pieza es una doble generación audiovisual, ya que el sonido y la imagen creados por el usuario causan al mismo tiempo, nuevas imágenes y sonidos generados aleatoriamente por el ordenador.
Six Degrees of Sound del colombiano Daniel González Franco es un sistema que propone una forma alternativa de experimentación auditiva y recreación de paisajes sonoros virtuales, en los que el usuario interactúa y escucha fragmentos sonoros relacionados con su posición en el espacio. “Es una aplicación que permite caminar dentro de la música, ya que el sonido se modifica en función de la posición del oyente en el espacio”, explica Daniel González, que ha creado un sistema de auriculares dotados de brújula y bluetooth.
También se expone Pollywogs del alemán afincado en Barcelona, Roland Olbeter, artista de larga trayectoria, colaborador habitual de Marcel.lí Antúnez y La Fura dels Baus. Se trata de un conjunto de cinco robots, que pueden componer música clásica algorítmica y interpretar temas ya compuestos a través de un secuenciador midi. Según explica el artista, “La precisión de los componentes mecánicos y del control electrónico permite tocar escalas no sólo con tonos y medios tonos, sino también con cuartos y hasta octavos de tonos”.
El espacio de SonarPro se completa con el taller-exposición (ya que se lleva a cabo bajo los ojos del público) Mute Synth, impartido por John Richards y Stuart Smith de la compañía británica Dirty Electronics.
Hasta el sábado, cada día de 14 a 18 horas los participantes aprenderán a montar y ensamblar las piezas de un sintetizador que después podrán llevarse a casa. Según Smith y Richards “se trata de un peculiar instrumento con forma de tableta sin botones, que permite la creación y secuenciación de sonidos a partir de la manipulación digital sobre unos circuitos de cables”.
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