El espacio es la Sala Pina Bausch del Mercat de les Flors de Barcelona y el protagonista es el público, obligado a desplazarse según la escena como si se tratara de un espectáculo de teatro de calle o una ceremonia religiosa. El atrezzo está formado por extraños dispositivos que capturan imágenes y rostros y los convierten en una especie de patchwork, que sirve como telón de fondo para las animaciones distribuidas en grandes pantallas. Por una vez es imprescindible dejar encendido el teléfono móvil ya que durante todo el espectáculo quien posee un smartphone o aparato de última generación, podrá acceder también a contenidos virtuales a primera vista indetectables y al mismo tiempo esenciales para disfrutar de la performance.
Se trata de la nueva obra de Marcel.lí Antúnez, que se estrenó anoche en el Mercat de les Flors de Barcelona en el marco del Festival Grec. La obra titulada Pseudo, que se podrá ver hasta el jueves 26, es una performance mecatrónica interactiva que cuenta con varias pantallas y el sinfín de extraños instrumentos que suelen acompañar Antúnez en sus actuaciones.
Las raíces de esta propuesta escénica se encuentran en Cotrone, un montaje de 2010 para el cual Antúnez inventó un cuarto acto inexistente del inacabado drama de Luigi Pirandello Los gigantes de la montaña. Pseudo transporta el público en el lugar donde los sueños se hacen realidad, el Arsenal de las Apariciones, una de las habitaciones de La Scalogna la casa del mago Cotrone, el protagonista de la obra.
En este contexto el público tiene que dejar de lado su papel de espectador para participar activamente en un espectáculo donde se convierte en protagonista, aunque controlado por la continua presencia de Antúnez, que actúa acompañado por una cabeza robotizada y sus habituales herramientas interactivas. Entre estas destaca el dreskeleton, un aparato de se acopla su cuerpo y le permite controlar el desarrollo visual y sonoro de todo lo que acontece en el escenario.
Gracias también a la falta de escenario y patio y butacas, el montaje se mantiene constantemente en movimiento y el espacio se convierte en algo parecido a una cueva platónica, donde el publico está rodeado de sueños, proyecciones, sensores y mecanismos autónomos, con los que puede interactuar a través de tres distintos niveles de participación. El primero, que se establece con mecanismos de realidad aumentada controlados a través de los teléfonos móviles de última generación, se puede utilizar para descubrir animaciones en las pantallas. El siguiente nivel de participación se instaura a partir del uso de dispositivos de captura de imágenes, como la célebre guncam. Este aparato, que Antúnez creó en 2004 para Tantal, se usa para suplantar el rostro del personaje de la pantalla con la cara de los espectadores. El tercer nivel es casi oculto y se establece a partir de sensores instalados en los tapices del suelo y los micrófonos.
A lo largo de toda su trayectoria Marcell.lí Antúnez ha querido ser un vínculo aglutinador, una especie de puente humano entre la obra y el público, y sus instalaciones han marcado un hito por lo que se refiere al rol participativo del espectador. Ahora, tras convertir el espectador en parte integrante de su creación borrando los límites entre obra de arte y proceso creativo, con el estreno de Pseudo vuelve a los desmanes de su juventud, cuando fundó La Fura dels Baus, eliminando la cómoda e invisible interfaz que permite mantener las distancias entre el relajado patio de butacas y el rutilante escenario.
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