Disponer de un espacio expositivo, comisariar el programa artístico en una galería de arte o participar en los TED Talks no son objetivos al alcance de todo el mundo, pero les vamos a presentar algunos proyectos que materializan estas oportunidades a través de soportes analógicos y digitales que sí, están al alcance de todo el mundo.
Todo esto ha sido concebido por los miembros del F.A.T. Lab (The Free Art and Technology Lab), un colectivo internacional, que reúne una generación de creadores rompedores y controvertidos, entre los que se encuentran Evan Roth, Greg Leuch y Aram Bartholl. A pesar de estrechar lazos con el sector del arte mainstream, estos artistas siguen manteniendo una actitud desenfadada y provocadora que les ha convertido en los herederos contemporáneos de la sátira artística digital, surgida en la década de 1990 de la mano de colectivos como RTMark y Yes Men.
¿Quién puede establecer a ciencia cierta lo que es arte y sobre todo, arte digital? “El arte es moral en la medida que despierta a las personas”, afirmaba Thomas Mann en La montaña mágica, y mágicas pueden considerarse las dimensiones escénicas de las iniciativas concebidas por los artistas que orbitan alrededor del F.A.T. Lab. Lo demuestra el proyecto web FFFFFartsy, la más reciente provocación de Evan Roth y Greg Leuch, que plantea una especie de interfaz online, parecida a una cuarta pared entre Internet y el mundo real con el objetivo de desdibujar los papeles y las diferencias entre artistas y espectadores.
Seleccionado para participar en The Wrong Bienal, hasta la fecha uno de los mayores eventos expositivos dedicado al arte en Internet, FFFFFartsy es lo más parecido a un escaparate, que ofrece tan solo una pared vacía delante de un anodino y convencional banco de museo. Espectadores, creadores y artistas de todo el mundo están invitados a llenar este espacio blanco con sus propias creaciones, ya sean fotos, vídeos o páginas web, con el objetivo de crear una colección de lienzos online, siempre abierta y en continuo desarrollo.
Más allá de ser entretenido, el proyecto se propone como una crítica al sistema del arte y a los espacios expositivos. Aborda la reflexión sobre cómo se sigue exponiendo el arte en un momento de grandes cambios que no se reflejan en la realidad de cada día. Los museos siguen tratando de la misma forma obras de épocas distintas, ofreciendo al público tan solo un impersonal banco delante de una pared blanca en espacios silenciosos, que dejan poco espacio para el diálogo y la circulación de la información.
Dinámicas que un artista como Evan Roth, galardonado en 2012 con el National Design Award que concede lo Smithsonian Cooper-Hewitt National Design Museum de Nueva York, ha siempre intentado romper. A pesar de desempeñar su actividad también en galerías y museos convencionales, Roth no se olvida nunca de establecer dinámicas abiertas y participativas con el público. Las instituciones siguen en su punto de mira como confirma su reciente Ideas Worth Spreading (Ideas que vale la pena difundir), donde ha puesto en escena una instalación que invita el público a posar y sacarse una instantánea como si estuviera en un escenario de los TED Talks, las prestigiosas conferencias que celebran cada año en California. Una acción tan simple, como posar unos segundos poniendo cara instruida y experimentada, como si se estuviera transmitiendo una idea que vale la pena difundir, genera un efecto viral en la red que se está contaminando con falsos conferenciantes, tal y como se puede comprobar introduciendo las palabras ‘TED talks’ en la búsqueda por imágenes de Google. A diferencia de estos oradores, que nunca han estado en el prestigioso encuentro, Evan Roth ha participado en la versión internacional, los TEDx, de cuya experiencia ha desprendido con ironía la paradoja de un formato y una puesta en escena donde los invitados casi pierden su identidad junto a las grandes letras de la marca TED, que en el verdadero escenario de los Talks rivalizan con los ponientes.
Aunque se trata de una idea concebida por el genial Aram Bartholl, del cilindro mágico del F.A.T. Lab llega también Online Gallery Playset, otra irónica reflexión en la misma línea de FFFFFartsy, sobre el agotamiento de los formatos expositivos.
Online Gallery Playset es un kit completo, descargable en formato PDF, que escenifica un espacio expositivo parecido a una galería de arte y sus salas convencionales, completo de invitados y comisarios celebrando la última inauguración. Una vez descargado el archivo, para realizar la puesta es escena es necesario imprimirlo en papel y recortar las figuritas. Finalmente distribuyendo las piezas delante de la pantalla de un portátil, en menos de cinco minutos cualquiera puede disfrutar de algo parecido a una galería con lo más moderno en arte contemporáneo e imágenes en movimiento.
A pesar de ser un artista que como pocos ha investigado dinámicas y potencialidades del arte en la red, Aram Bartholl ha siempre mantenido un pie en el mundo analógico. Promotor de las redes offline, un sinsentido o un oxímoron conceptual según se vea, Bartholl se ha dado a conocer por curiosas iniciativas como las Dead Drops, las memorias USB empotradas en las paredes de todo el mundo, los DVD Dead Drop, unas exposiciones para llevar que el público podía conseguir introduciendo un DVD virgen en una grabadora empotrada en una pared del Museum of the Moving Image de Nueva York o la controvertida reciente exposición de obras de net.art offline, en la XPO Gallery de París.
Iniciativas que han promovido un concepto y una postura que Bartholl ha plasmado definitivamente en su reciente tríptico Dropping the Internet, una evidente provocación o parodia conceptual de su postura hacia la red, a través de unas instantáneas en las que metafóricamente destruye con indiferencia la madre de todas las redes, dejando caer al suelo un neón con la palabra “Internet”. Esta neón, perteneciente a la serie Open Internet, fue realizado en 2011 para una performance donde Bartholl deambulaba por las calles convertido en hombre bocadillo, ofreciendo acceso Internet gratuito a través de la conexión de su teléfono 3G. De ese modo el artista reclamaba una red libre y accesible, ironizando sobre la estética de los rótulos al neón que promocionan productos baratos. Una temática a la que vuele con Dropping the Internet, una acción iconoclasta y una parodia en sintonía con el desafío político del artista y disidente chino Ai Weiwei, que en 1995 con Dropping a Han Dynasty Urn, dejaba caer al suelo una urna milenaria menospreciando la memoria histórica de su país y cuestionando la actitud del régimen chino hacia los valores culturales.
Hay 2 Comentarios
Arte digital e interactivo.
Desarrollo o artesanía?
Quizá se pueda decir que es arte digital todo aquello que suponga algo original, y que esté hecho por la imaginación y las manos del creador.
Quizá haya que diferenciar en esto entre arte y artesanía.
Publicado por: Wayhoy | 17/12/2013 10:29:04
Mira que me gstan estos chicos!!!!
Publicado por: Paloma Ctrl | 16/12/2013 19:43:26