Cuando se habla de pioneros del arte electrónico muchos se olvidan de alguien que ha desempeñado un papel fundamental en nuestro país. Un olvido cuyas razones probablemente se encuentren en las características mismas de un personaje que se suele ver poco por España. Cada año Montxo Algora aparece casi de la nada con su creatura, el festival ArtFutura, consiguiendo generar un gran revuelo, sobre todo mediático (ArtFutura sigue siendo uno de los eventos del sector que cosecha más repercusión en los medios nacionales), para desaparecer de pronto como ha llegado. De origen madrileño, Algora vive entre Estados Unidos, Inglaterra, España y Brasil y nunca se sabe exactamente en que país del mundo organizará la próxima edición de su festival, lo cual alimenta el misterio a su alrededor. Creador de una fórmula única, que a finales de 2014 celebrará los 25 años, Algora puede presumir la paternidad de uno de los pocos productos españoles en el ámbito del arte electrónico que se ha exportado con éxito internacionalmente.
Cada edición de ArtFutura es un mundo aparte y tiene diversos momentos clave. Este año, después de su estreno el pasado mes de noviembre en Barcelona, llega a Madrid donde presentará su 24ª edición del 6 al 8 de febrero, después de un largo periplo internacional por ciudades como Tenerife, Turín (Italia), Santiago de Chile y Buenos Aires, entre otras. La gira terminará en México DF, el próximo mes de marzo.
Surgido en los albores del arte electrónico, ArtFutura se gestó a finales de la década de 1980. La primera edición, que se inauguró en 1990, desplegó un sorprendente programa que permitió al público de Barcelona disfrutar de artistas y teóricos de la talla de Timothy Leary, Rebecca Allen o William Gibson, reconocidos pioneros de una época en la que aún no existía Internet. En ellos Algora vislumbró el germen de las vanguardias del arte electrónico y desde entonces nunca les dejó. Para ArtFutura, 1990 fue un año clave que estableció el camino a seguir, estructurando el festival entre exposiciones y presentaciones de artistas de primera fila como Stelarc, Laurie Anderson, Peter Gabriel, Zush (Evru), La Fura dels Baus, Brian Eno y David Byrne, solo para citar algunos de los muchos que animaron las ediciones de la época dorada.
Desde el principio Algora impuso al festival un matiz muy especial, ajeno a modas y tendencias y alejado del conceptualismo y de los gurús de sector, renovando la red de colaboradores, a menudo que el formato evolucionaba. En 2008, esta actitud le permitió celebrar los 20 años del certamen, organizando la exposición Máquinas y Almas nada menos que en el buque insignia del arte contemporáneo español el Museo Reina Sofía de Madrid. Con obras de Daniel Canogar, John Maeda, Rafael Lozano-Hemmer, Sachiko Kodama y Chico MacMurtrie, Máquinas y Almas, realizada con la colaboración técnica de la productora madrileña LaAgencia, fue una muestra atípica e inolvidable por diversos motivos.
Tuvimos la suerte de vivir ArtFutura desde dentro en 2001 y 2002, comisariando en sendas ediciones las exposiciones Digital Jam y Web as Canvas (La Red como Lienzo) y nos dimos cuenta de que ArtFutura es el reflejo tangible de Montxo Algora y su especial vinculación con el arte basado en las nuevas tecnologías. Su fascinación por lo no convencional le empuja a involucrar el público en una experiencia sin límites de edad, tal y como lo demuestran las salas abarrotadas de público, jóvenes y no, en vibrante expectativa por encontrarse con los creadores de los efectos especiales de sus películas preferidas.
A la espera de las celebraciones para el 25º aniversario nos quedamos con la presente edición que el próximo jueves, bajo el lema Feeding the Web, desplegará gratuitamente en el Medialab-Prado de Madrid el programa audiovisual completo de ArtFutura. Este año nada de exposiciones, sino una apuesta reducida, conservadora y respetuosa de las circunstancias económicas del momento, para enfocar una edición de transición comprometida y sostenible.
Como adelanto de todo esto, el Silicio ha hablado con Montxo Algora para intentar descubrir el secreto de un festival único no solo en España.
El Arte en la Edad del Silicio. En breve ArtFutura cumplirá 25 años y continúa conservando ciertas peculiaridades que le diferencian de lo que hoy en día definimos new media art. ¿Puede que las características de ArtFutura dependan de que haya nacido en una época en la que el concepto de nuevos medios no estaba todavía definido?
Montxo Algora. Yo creo en el concepto de cultura digital. Creo que es la cultura de nuestro tiempo. Puede ser muy generalista, pero existe ciertamente una ‘sensibilidad digital’. Algo que une a varias generaciones que han contado con estas herramientas digitales para experimentar con sus vidas.
No es ni mejor ni peor. Cada tiempo tiene sus características y el nuestro viene definido por la tecnología de los unos y los ceros. Dentro de mil años, si todavía existimos como humanos, habrá otras. Sin embargo, hoy por hoy el poder procesar información y comunicarnos de una forma tan poderosa es lo que marca nuestro tiempo.
Cuando comenzamos ArtFutura estábamos al inicio de este proceso de transformación digital y ni existía la World Wide Web ni el concepto de new media. Era la época de la Realidad Virtual. Cuando algo era cool, se decía que era realidad virtual. Ahora el concepto está casi en desuso. Como el del ciberespacio y es porqué ya están asumidos. Los peces de la pecera son totalmente inconscientes del agua en la que flotan.
El Arte en la Edad del Silicio. ArtFutura tiene una estrecha relación con el binomio hombre/máquina, la estética cyborg y la realidad virtual. ¿Crees que el arte basado en las nuevas tecnologías haya alimentado la fascinación por los arquetipos históricos, hibridizándose entre ciencia ficción e investigación sobre la vida?
Montxo Algora. Internet es el perfecto ejemplo de cyborg. Hemos creado un nuevo ser, mitad humanidad y mitad máquina inteligente. Y nosotros somos las extremidades de este nuevo ente y nuestros pensamientos discurren por las redes, como la sangre por nuestro cuerpo. Lo que llamamos ‘imaginario colectivo’ es más relevante ahora que nunca. Está formado por millones de imágenes y sonidos que vienen del cine, de la literatura, del arte... Y tendrán una incidencia crucial en definir nuestro futuro. Por eso el arte es tan importante. Sobre todo en un mundo que crece exponencialmente.
Desde los años 60 hay algo que se cumple regularmente: la Ley de Moore. Aproximadamente cada dos años se duplica el número de transistores de un circuito integrado y, a medida que los componentes de las plataformas con base de silicio crecen en capacidad, se vuelven más económicos, poderosos e integrados en nuestras vidas diarias.
En otras palabras, vivimos un proceso exponencial donde los microprocesadores están en todas partes, desde los juguetes de nuestros hijos a los semáforos que marcan el ritmo de las ciudades. Esto nos llevará a unos próximos 20 años vertiginosos.
Marshall McLuhan escribió que nos dirigíamos hacia el futuro a cien por hora mirando el espejo retrovisor. Bien, eso era en los 60, porque ahora vamos a mil por hora y no sólo seguimos con la nariz pegada al retrovisor, sino que vamos directos contra un muro.
El caso es que todas estas capacidades nos permitirían crear un futuro infinitamente más humano, sin pobreza, sin injusticias y enormemente creativo, pero seguimos obsesionados con el espejo retrovisor. Un espejo que nos retrotrae a ese imaginario colectivo que hemos creado a lo largo de cientos de años, basado en la codicia y plagado de imágenes violentas.
Y una de dos: o cambiamos de dirección, o acabaremos en un mundo exponencialmente más egoísta, codicioso e injusto. En definitiva, más inhumano. No precisamente el que quiero para mi hijo. Esa es la realidad, no se trata de ciencia ficción.
El Arte en la Edad del Silicio. Has vivido una época de pioneros, en estrecho contacto con personajes de la talla de Timothy Leary, Zush, Rebecca Allen o William Gibson. Desde aquel primer ArtFutura en 1990 ¿cómo consideras que ha cambiado la seducción y la sensibilidad del público por la tecnología?
Montxo Algora. En los 90 era algo muy minoritario y experimental y ahora todo está generalizado y asumido. Recuerdo vivamente el primer ArtFutura. Todavía vivía en California y volví de una visita a Barcelona con una oferta para montar un evento sobre arte y tecnología. Tuvimos una reunión en casa de Timothy Leary en Beverly. Era un fin de semana soleado. Debía ser septiembre de 1989, el año que aparece la Realidad Virtual. Y Timothy estaba encantado de ir a Barcelona, así que comenzó a llamar por teléfono a William Gibson, a Scott Fisher, a Gullichsen... y todos se apuntaron como en una excursión de amigos. Yo, por mi parte, convencí a Rebecca Allen para que trabajara con la Fura dels Baus de Marcel.lí Antúnez, que nunca antes habían trabajado con tecnología.
Así que me trasladé a Barcelona y mantuvimos el contacto a través de cartas. Cartas de correo que tardaban diez días en llegar. No teníamos ni fax y las llamadas telefónicas internacionales eran prohibitivas. Aún recuerdo llamando, justo antes del festival, de madrugada, para que resultara más barato.
Ahora todo ha cambiado. Puedo estar en Sao Paulo chateando con alguien en México DF. O puedo subir una foto al Facebook desde Bangkok y la ven todos mis amigos de California. O puedo contestarte desde Abu Dhabi a través de un Google Doc, tal como estoy haciendo con esta entrevista, y tú visionarlo desde Barcelona en tiempo real.
El Arte en la Edad del Silicio. ArtFutura nunca ha seguido las modas. Coquetea con la vertiente comercial de los audiovisuales y 3D, pero no es abanderado de ninguna tendencia: net.art, software art, robótica u open source, que sea. En nuestra opinión ArtFutura ha sido y será siempre sinónimo de Montxo Algora...
Montxo Algora. Creo que la vida pasa muy rápida. A mí al menos se me ha pasado a toda velocidad. He intentado que sea un viaje interesante. Y todos los grandes viajes son compartidos. No puedo decir que haya sido un gran negocio, pero como viaje vital ha sido fascinante. Y hemos participado un montón de gente. Gente como José Luis de Vicente, Pau Waelder, Rebecca Allen, Vicente Matallana, Clara Doucet, Santi Fort, Xavier Berenguer, Dani Sánchez Crespo, Antonio Mayo... y un montón de colaboradores en Barcelona, Madrid, Sevilla, Buenos Aires, Montevideo... Cientos de personas sin cuya ayuda no hubiera sido posible. También un montón de espectadores, cerca de dos millones, contando las exposiciones, a los cuales espero que ArtFutura haya aportado algo en sus vidas. Me alegraría si así fuese.
El Arte en la Edad del Silicio. A pesar de no ser un referente de las vanguardias digitales, ArtFutura sigue siendo probablemente el único evento de sector totalmente Made in Spain, que se ha exportado en el extranjero, convirtiéndose en una realidad reconocida en medio mundo. ¿Cómo lo has conseguido?
Montxo Algora. ¿Que no somos vanguardia? ¡Vaya desilusión..! Tampoco es que seamos los únicos que viajan, hay otros: el Sónar, el OFFF... Aunque imagino que tampoco son vanguardia :-) En cualquier caso yo siempre he vivido entre varios países: Estados Unidos, Inglaterra, España, Brasil... Y ahora tenemos bastantes proyectos en los Emiratos Árabes. Siempre he tenido la actitud del superviviente. Si en un sitio no te va bien, no te quejas, te mudas.
El Arte en la Edad del Silicio. Siempre hemos encontrado muy atrevido hablar de arte del futuro. Finalmente los nuevos medios son el arte del presente, más que del futuro. ¿Puede que el nombre del festival haya aspirado a capturar sectores de público más fascinados por los efectos especiales que por el arte en sí?
Montxo Algora. ArtFutura es un buen nombre, nada más. El arte que define su tiempo siempre tiene un pie en el presente y otro en el futuro. The Shock of the New de Robert Hughes es un gran título y explica como el arte necesita de estímulos nuevos.. que es una mutación constante.
Y que el presente nos reclama constantemente nuevas formas de sentir, de confirmar que estamos vivos. Lo fascinante de Rembrandt o de Vermeer es que en un momento dado fueron presentes y rompían totalmente con el pasado inmediato. Pero ya no lo son. Y necesitamos más. Siempre más.
Es el impulso vital que nos lleva a generar nuevas formas y nuevas experiencias. Aquí y ahora. Nuestras almas anhelan nuevas formas y nuevas experiencias.
El Arte en la Edad del Silicio. Uno de los puntos de fuerza de ArtFutura ha sido llegar al público a través del entretenimiento y el disfrute de la creatividad, sin necesidad de tener conocimientos previos sobre el arte. Tiene además una enorme difusión en los medios de comunicación. ¿Qué pasa? ¿ArtFutura ha conseguido el Santo Grial o la fórmula que los museos no consiguen alcanzar?
Montxo Algora. El auténtico arte debe ser entendido. O sentido. O experimentado. No creo en el arte críptico ni en el que necesita de elementos externos para llegar a entenderse. Aunque el arte puede tener muchos niveles de comprensión y todos son válidos. Y, por supuesto, siempre que haya una persona al que una obra de arte le diga algo, esa obra cobra sentido.
Lo que a mí me llega es lo que me emociona, me hace pensar, ensancha mi visión del mundo o me hace sonreír. Y puede ser tan diverso como Miró, Vermeer, Sachiko Kodama, Duchamp, Dalí o Robert Crumb. Todos ellos me dicen cosas. Mi vida es más gracias a ellos.
El Arte en la Edad del Silicio. ¿Qué está cocinando Montxo Algora para la celebración de los 25 años de ArtFutura? ¿Algo parecido a Máquinas y Almas, la exposición conmemorativa para el 20º aniversario que tuvo lugar en el Reina Sofía?
Montxo Algora. Ya me gustaría. De momento estamos preparando un documental con José Manuel Pinillo sobre estos 25 años. El subtítulo es "La Promesa Digital" y entrevistará a una serie de gente destacada sobre lo que fue y lo que puede ser la promesa digital. De momento han hecho una lista interesante: Clay Shirky, William Gibson, Sherry Turkle, Kevin Kelly, David Byrne, Rebecca Allen, Remo Balcells...
También estamos negociando en Emiratos algún evento especial. Pero son tiempos difíciles. Con una crisis financiera que, además, ha sido causada directamente por la transformación digital. Así que sigo mi regla de que hay que ajustarse a las posibilidades de tu presente. No hay otro. Cuando Dios te cierra una puerta, es que te abre una ventana. Y la vida siempre te sorprende.
El Arte en la Edad del Silicio. Ahora de veras: ¿Cómo crees que será el arte en el futuro? ;)
Montxo Algora. Ni idea.
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