En el proceso de aproximación al arte basado en las tecnologías informáticas, el tiempo es un elemento fundamental porque la dualidad del código binario, que nos gusta considerar como una entidad viva, caracteriza a menudo obras que no suelen ser estáticas. Y el tiempo ha sido de alguna manera el protagonista de la última edición del premio adquisición ARCOmadrid/BEEP de Arte Electrónico, dotado con 15.000 euros. Concebido como un impulso para el arte más genuinamente contemporáneo en el marco de la feria ARCOmadrid, este año por primera vez el galardón ha sido repartido en tres obras: Ejercicios de medición sobre el movimiento amanerado de las manos de Manuel Arregui (Galería Espacio Mínimo de Madrid), On Kawara Time Machine de Manuel Fernández (Galería Moisés Pérez de Albéniz de Madrid) y Tropologías II (del archivo del Dr. Ripoche) de Andrés Pachón (Galería Ángeles Baños de Badajoz).
Empezamos por el último, en orden alfabético, de los tres, el joven artista madrileño Andrés Pachón, que realiza intervenciones infográficas sobre documentos fotográficos y videográficos originales, relacionados con la etnografía. Tropologías II se puede sin duda alguna definir un trabajo antropológico en evolución, que ha sido desarrollado en etapas separadas de un proceso pausado. A partir de una colección de 377 fotografías de tipos africanos, procedente del Museo de Historia Natural de París, que el Doctor Ripoche envió en 1900 al Museo Nacional de Antropología de Madrid, Pachón retoma los patrones de construcción y deconstrucción del rostro ajeno, propios de los estudios visuales de la antropología del siglo XVIII.
“He generado una máscara virtual en 3D para cada retratado mediante un programa de reconocimiento facial que necesita de dos imágenes fotográficas previas, necesarias, por otra parte, en todo registro antropométrico y de tipos como éste: frente y perfil. Cada rostro fotográfico ha sido sustituido por su imagen de síntesis, preguntándose así por la verdad que estas fotografías encierran, cómo lo posthumano puede reflejar la verdadera construcción que hay detrás de la imagen del otro”, explica al Silicio, Andrés Pachón, que pudo llevar a cabo el proyecto gracias a la colaboración del Departamento de Documentación del Museo Nacional de Antropología de Madrid, donde se conserva el material fotográfico original.
La obra se completa con un vídeo, que muestra una estratigrafía de diversas capas despegarse de la bidimensionalidad fotográfica, gracias a una variación de perspectiva que desarticula la imagen, definiendo un volumen virtual en los rostros. “Las imágenes resultantes se presentan como un nuevo documento, que desvela las ficciones y fantasías de aquellos estudios que se suponen verídicos. Sus intervenciones quieren revelar la fantasía contenida en el imaginario occidental de un mundo exótico y tribal”, asegura Pachón.
Al entrar a formar parte de la Colección BEEP, el artista manifestó su sorpresa y satisfacción, “no solo por el hecho de recibir un premio en un contexto profesional como ARCOmadrid, si no por haber visto valorado Tropologías II en el marco del arte electrónico”.
“Es cierto que he usado la postproducción digital y el modelado 3D como estrategia principal, pero considero que la relación de este proyecto con el arte electrónico se debe en mayor medida a la estética tecnológica como argumento para repensar la construcción de la imagen y la construcción del otro”, concluye Pachón.
De las tres obras quizás la más reconocida en el ámbito de las artes electrónicas y digitales sea On Kawara Time Machine de Manuel Fernández, exhibida en la Galería Moisés Pérez de Albéniz.
Para acercarse a On Kawara Time Machine hay que dejar atrás la tradicional percepción del tiempo, ya que se trata de un proyecto de net.art en progreso, que se desarrolla en una suerte de bucle infinito programado en Javascript por David Matos. La obra se inspira en los Date Paintings, una serie de trabajos basados en el tiempo del artista conceptual japonés On Kawara, que consisten en unas pinturas sobre fondo negro de la fecha en la que han fueron creadas. On Kawara Time Machine funciona como un contador que va automatizando de manera digital todas las combinaciones posibles a partir del primer Date Paintings de On Kawara, fechado el 4 de enero de 1966 hasta la fecha actual relativa al ordenador con que se está mirando la obra. “El proyecto se completará con la fecha de la muerte de On Kawara. Entonces, incluyendo una nueva variable en el código, el contador volverá al principio y empezará a contar desde el primer Date Paintings hasta la fecha de la muerte del artista, creando en el espectador/usuario una nueva forma de consciencia de la relación con su propio tiempo”, explica al Silicio, Manuel Fernández, artista originario de Málaga y afincado en Madrid, bien conocido en el circuito internacional, que desde este espacio hemos definido a menudo como la punta de diamante de la joven escena electrónica española contemporánea.
Por último Ejercicios de medición sobre el movimiento amanerado de las manos del artista de Santander Manuel Arregi, presentado en la Galería Espacio Mínimo de Madrid, es un vídeo donde se utiliza un tiempo, que trascurre de forma linear, para plasmar una investigación sobre los códigos y las connotaciones vinculadas a la gestualidad.
A partir de una grabación de las manos en movimiento de varios bailarines profesionales y el empleo de un software de modelado en 3D para replicar esos movimientos y obtener los datos de posición y rotación correspondientes, Ejercicios de medición sobre el movimiento amanerado de las manos aborda el tema del baile para reflexionar sobre tópicos como la fobia al afeminamiento y la masculinización. “En diversos análisis sobre la gestualidad se afirma que tradicionalmente lo masculino cohíbe el impulso. No resistirse al impulso conlleva liberarse del estereotipo, dejar de ser un hombre. Un movimiento masculino es recto, enérgico y contiene desplazamientos grandes y cortados, que se oponen a los movimientos suaves, vacilantes y pequeños. Los gestos masculinos de las manos dan impresión de rigidez, los movimientos de las muñecas son escasos y los dedos sólo se flexionan para ejecutar una acción y jamás aletean. Los elementos de flexibilidad y animación no están en consonancia con la idea de la masculinidad heteronormativa”, explica al Silicio, Manu Arregui, que investiga una forma de visibilizar estas normas no escritas que establecen lo que la sociedad espera de un hombre.
“En un varón los gestos afeminados no son aceptados socialmente, son considerados un signo de debilidad y superficialidad. En todas las formas de hacer las cosas siempre hay dos versiones, la masculina y la femenina, en la manera de coger una taza o mirar al cielo, y ahí están las normas no habladas para acusar al individuo que actúa de forma impropia a su sexo”, continúa Arregui. Lo que preocupa especialmente el artista es la afeminofobia, que se ha difundido entre algunas subculturas del colectivo homosexual, que amoldan sus escenas de visibilidad pública siguiendo las regulaciones dominantes, rechazando cualquier manifestación de diversidad o discrepancia. “Esto supone una alianza intolerable con lo peor del machismo y la misoginia que caracteriza la cultura heteronormativa totalitaria y en el fondo no es sino otra forma de homofobia en su afán de desaprobar el comportamiento afeminado, especialmente en lo referente al aspecto personal y la expresión corporal”, denuncia Arregui.
Finalmente no hay que olvidar que el tiempo es un elemento fundamental también en el desarrollo de un fondo de arte y aun más en una iniciativa pionera como la Colección BEEP, probablemente la única exclusivamente dedicada al arte electrónico y digital de España y una de las pocas a nivel internacional. “En casi una década la Colección BEEP se está plasmando en un proceso que se puede definir un ejercicio crítico pausado, concebido al mismo tiempo como un respaldo a la escena digital contemporánea”, confirma Vicente Matallana, fundador de la productora madrileña LaAgencia y director de una colección que sin duda alguna muchas instituciones y museos envidiarán cuando redescubrir y rescatar las vanguardias electrónicas se convertirá en algo esencial.
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