Esta pregunta se puede contestar de dos maneras. Una está compuesta por una indagación somera acerca de la existencia de un mítico lugar que ha fascinado tanto a los observadores de la historia ocasionales como a los eruditos y especialistas. La otra es la justificación de la elección de ese aparente topónimo, también referido como “Atlántida”, para ilustrar el objetivo y contenido temático de este blog.
La Atlántida es la localización de una combinación de relatos diversos, invenciones, y sueños no solamente desde la antigüedad registrada documentalmente, sino también por la mitología que ha dominado el legado cultural de Occidente durante siglos. El lugar y su origen, junto a los supuestos acontecimientos que en él tuvieron lugar, han sido objeto de una multitud de novelas, poemas, composiciones musicales, y toda clase de parafernalia artística. Desde un ángulo cultural, la Atlántida existió y sigue presente en la imaginación de numerosos pueblos.
Otra variante del uso de la palabra es para describir la global relación entre principalmente dos continentes, Europa y América, unidos por el océano que recibió su nombre como reconocimiento del mito. En este sentido, Atlantis sería la etiqueta atribuida a un triángulo compuesto del conglomerado formado por Estados Unidos y Canadá, América Latina y Europa. El espacio geográfico que comparten es el océano. Pero si solamente fuera ese sutil vínculo marino, poco sentido tendría la atención puesta hacia una entidad que se considera con consistencia para la meditación popular, la investigación académica y el análisis mediático. Atlantis posee unas anclas definidas que justifican su consideración como entidad no solamente geográfica, sino geopolítica. Dejemos para más tarde este análisis.
La imaginación
La mítica Atlántida presenta una infinita variedad de interpretaciones. La más antigua se remonta a la Atlántida (en griego clásico Ατλαντίς νῆσος, Atlantís nēsos, ‘isla de Atlantis’), el nombre de una isla de perfiles de leyenda, que desapareció engullida por el mar. Como tal, fue descrita, al parecer por primera vez, en los diálogos Timeo y Critias, los textos de Platón. Siguiendo esta lógica, los atenienses detuvieron el avance del imperio de los atlantes, belicosos habitantes de una gran isla llamada Atlántida, situada más allá de las Columnas de Hércules y que al poco tiempo fue tragada por el mar a causa de un terremoto y, ulteriormente, de una gran inundación, que bien podía haber sido un tsunami, de resonancias actuales. Algunos la relacionan con el Triángulo de las Bermudas, que sería su recinto periférico. En las especulaciones iberoamericanas, la Atlántida se sitúa insólitamente desde el coto de Doñana hasta el altiplano de Bolivia, con una aparición más razonable delante de Miami. Ya en el paroxismo de la ubicación, el mítico continente estaría en Asia Menor, Indonesia, Irlanda y el mar de Azov.
Nada tiene que sorprender, por lo tanto, que el mito atrajera la atención de la literatura, la música y el cine, Entre las docenas de transformaciones literarias, destacan dos más cercanas a nuestra tradición. Una es el poema de Jacint Verdaguer, la segunda sería su acompañamiento sinfónico de Manuel de Falla de Falla, y la tercera una secuencia emblemática de la clásica novela “Veinte mil leguas de viaje submarino”, de Julio Verne.
La obra de Verdaguer tiene unas conexiones americanas, pues su protagonista es un inexperto Cristóbal Colón, aquejado con dudas y en busca de gloria, quien intuye la existencia de Atlántida/América. El texto fue forjado como consecuencia de los viajes de Verdaguer como capellán en los buques de la compañía Transatlántica, la naviera de Antonio López, quien se enriqueció con el tráfico de esclavos y más tarde con el trasiego de tropas españolas para del Desastre de Cuba en el ’98. Agradecido por el empleo prestado, Verdaguer le dedicó el poema, cuya edición fue costeada por el naviero, luego de haber recibido el premio de los Jocs Florals de 1877 celebrados en Barcelona. Estos episodios estuvieron presentes en todas sus rememoraciones.
Aunque con dificultades por no haberla podido acabar apropiadamente, Falla le puso melodía en una composición que se ha repetido a lo largo de los años y que se encuadra en la tradición clásica de la “hispanidad”, además de ser un ejemplo emblemático de la Renaixença, catalana y la glorificación plasmada por la burguesía barcelonesa como complemento de l’Eixample, la distintiva cuadrícula urbana, y la arquitectura modernista, cuya cúspide artística es la obra de Gaudí.
Por su parte, Verne coloca el episodio como una de las escalas del Capitán Nemo, al mando de su Nautilus. Disney World en Florida (otro mito de Atlántida) poseía una atracción de éxito multitudinario (sus colas eran espectaculares) bastante realista en la que los pasajeros de un submarino, que en realidad no se sumerge, efectúan un periplo y desde los ventanales contemplan la destrucción de Atlántida, con sus columnas desmoronándose. Lamentablemente, ése fue el final de la atracción, desmontada en 1994. Fue, de todas maneras, una joya del entretenimiento puro estilo “made in USA”. Ya tenemos las tres tradiciones unidas: Europa, España y América Latina. Complementaria de lo imaginado es la realidad ofrecida por la historia documentada y los datos actuales. pero eso es tema de otro comentario.
Hay 6 Comentarios
**¿Quieres PERDER PESO? ** Aquí un consejo simple que te permitirá BAJAR 5KG en 10 días: http://sn.im/24j16mp
Publicado por: DELPECHE | 20/08/2012 20:34:05
Este señor ROY pareciera que es aficionado a escribir cualquier estupidez, cualquier "teoría" retorcida, fantaseosa para tratar de asociar, mezclar al continente americano y Europa.
Lamentamos decirle al señor Roy que América NADA TIENE que ver con Europa. Menos aún Latinoamérica. Si el pensamiento de este señor tuviera lógica, se debería incluir a AFRICA. Qué tendrá que ver América del Sur con Europa. POR FAVOR!!!!!!! Señor, déjese de estupideces.
Publicado por: JUSTINA | 19/08/2012 1:28:56
A falta de la demostración científica el Mito resulta un sucedáneo muy gratificante para el consumidor de las ideas y las emociones. Y todas las religiones (no confundir con las filosofías) se fundamentan precisamente en las mitologías. Los mitos abundan por todas partes... David venciendo al gigante Goliat con una pedrada, el Arca de Noe (no sabemos su tamaño) cobijando en su interior a todos los animales terrestres (elefantes, rinocerontes, cocodrilos, jabalíes, etc., etc.), las conversaciones de iluminados en tu a tu con Dios, la contradicción divina de crear seres humanos separándolos en elegidos y no elegidos, etc, etc. En fin, la Atlántida será una certeza cuando se demuestre.
Publicado por: RAMÓN | 18/08/2012 14:00:48
Lo que bien puso en evidencia Platón, en sus Diálogos Socráticos, sigue presente y se evidencia en este blog: Cualquier titulado en algo, se cree con autoridad para dar cátedra en cualquier otra área de la que apenas sabe poco más que rumores, pero es incapaz de discernir con sensatez.
¡Marche un batido de Atla... (algo estilo Sensatol) para el "doctor" en "sabe Dios qué" por la Georgetown University, que "olvida" que África tiene más orilla sobre el Atlántico que toda Europa y mezcla Latinoamérica con USAdores, cuando ni siquiera sabe CÓMO unificar en serio a Europa (pero da cátedra sobre ello).
Publicado por: Susurro | 18/08/2012 12:38:33
El Misterio de Belicena Villca es un brutal libro que trata el tema, pero hay muchos más.
Saludos
Publicado por: Mike Sparrow | 18/08/2012 12:12:34
La Atlántida existió realmente, pero eso no te lo van a contar en los medios de comunicación, tampoco en El País, porque echaría por tierra toda la versión oficial de la historia, que no es otra cosa que la versión oficial de la mentira.
Investigad por vosotros mismos.
Publicado por: Mike Sparrow | 18/08/2012 12:11:01