Es increíble lo mucho que se piensa en un hospital. Reflexionamos acerca de una gran cantidad de temas con tal de no pensar en aquello por lo que estás allí. Una de las revelaciones personales de las que he sido testigo estos días es la del verdadero significado del videojuego: la diversión, base esencial de antaño para comprarnos un título, ha pasado a ocupar un lugar secundario entre nuestras prioridades como jugadores.
He realizado el mismo viaje que Sullivan para darme cuenta de esto. Me atavié con mis ropas más andrajosas y sucias para emprender una ruta nunca antes imaginada. Este camino me ha enseñado, según considero, la principal función del videojuego. A día de hoy, dentro del academicismo erigido alrededor del ocio, me voy dando cuenta del poco valor que se le otorga a la capacidad de divertirnos y pasarlo bien con un juego, aunque esa obra concreta solo esté concebida para cumplir esa función. Definitivamente hemos olvidado por qué jugamos.
Cuando hablamos de títulos como Journey, Braid, Limbo, Dear Esther o, incluso, mi idolatrado Bastion, se nos llena la boca de adjetivos aduladores. Un juego introspectivo, con capacidad de reflexión, inteligente… Son algunas de las palabras vertidas sobre estos juegos, casi olvidando en todo tipo de críticas mencionar la diversión. Pasar un buen rato y poder evadirte con un título parece no tener ningún valor en el ámbito académico.
De todas formas, debemos
distinguir entre disfrutar de un juego y divertirnos con él. Tomando como
conejillo de pruebas el juego que ha inventado el desconocido género de “andar”
en el ocio electrónico, el citado Dear
Esther, observamos un título con una gran capacidad para hacernos disfrutar
pero, en nuestra opinión, nunca para introducirnos en los vericuetos de la
diversión. Valoramos sus bondades e incluso sus defectos, pero no lo jugamos
para poder echar un rato y despejarnos. El academicismo juvenil del videojuego sólo
se ocupa de este disfrute con ostentosas gafas de pasta dejando de lado al gran
pilar del videojuego, la diversión.
Esta joven academia surgida alrededor del videojuego olvida de manera sistemática la capacidad de diversión de los videojuegos. Juegos como Call of Duty o FIFA quedan relegados, cuanto menos, a juegos de segunda y tercera categoría, incluso en la emergente prensa especializada más pedante. Disfrutar jugando es sólo un apartado de valoración secundario o incluso inexistente.
Afortunadamente somos, ya que me incluyo a regañadientes, un grupo realmente minoritario de personas dedicadas a estudiar el videojuego. Cuando alguien adquiere un videojuego suele esperar divertirse jugando el mayor tiempo posible. Con estas líneas no reniego del juego aspirante a algo más que a esta diversión, sino reivindicar la importancia de los que no quieren ir más allá.
Desgraciadamente esta reflexión no es un pensamiento espontáneo que surge de la nada. En uno de mis intentos por despejarme de la habitación 203 del hospital, me encuentro en la puerta de su habitación a un niño en pijama jugando con una GameBoyAdvance. Diversión.
Me da igual si al videojuego lo llamamos arte o lo denominamos con otro nombre igual de absurdo. Jugar tiene una función muy simple: divertir. La posibilidad de estar en mundos totalmente nuevos y distintos de una manera tan absorbente solo es posible en casos concretos, como ocurre con la lectura o los videojuegos. Y se agradece poder olvidar este mundo de vez en cuando.
No puedo dejar de mencionar una de las iniciativas que más admiro, Juegaterapia. Hablo de esta asociación entre párrafos porque, además de hacer una labor encomiable, se ajusta como anillo al dedo a esta disertación. Juegaterapia es una asociación dedicada a recolectar todo tipo de consolas y juegos, entre otras acciones, para después poder ponerlas a disposición de niños con cáncer en diversos hospitales.
Y es que divertir es una tarea realmente seria.
Después de este necesario inciso, intento encontrar el momento en el que divertirse dejó de ser una cuestión importante en el estudio del videojuego. La investigación en este campo se encuentra obligatoriamente en pañales, joven, pero esto no justifica que haya olvidado la base de su objeto de estudio desde el principio. Hablamos de dinámicas, historias, desarrollos… pero la diversión en el usuario las dejamos de lado, como si sólo fuera la desagradable consecuencia de todo lo anterior.
En cuanto a mí respecta, creo que me divertiré un rato jugando a Space Invaders, aunque no pretenda otra cosa que evadirme el tiempo suficiente como para poder seguir dando un poquito de fuerza y ánimo a mi alrededor.
Hay 4 Comentarios
La verdad, no estoy nada de acuerdo con el planteamiento, pese a que entiendo de dónde parte y de las carencias que suelen tener los escasos estudios académicos en torno a la reivindicación de la diversión en los videojuegos. Sin embargo, la idea misma de diversión aparece aquí planteada en términos profundamente esencialistas. ¿Qué es lo que produce la diversión, a quién, bajo qué términos?
Los videojuegos son complejos sistemas compuestos por distintas dimensiones que pretenden envolver a los jugadores por distintos medios. Gordon Calleja habla de 6 dimensiones participativas: lúdica, cinestética, espacial, colaborativa, narrativa y afectiva. La diversión se generará del desarrollo mayor o menor de todas o sólo algunas de ellas y de la participación con las mismas del jugador. "Dear Esther", por ejemplo, da una gran importancia sobre todo a las dimensiones narrativa, espacial y afectiva, dejando en buena parte de lado las demás. Pese a ello, me "divertí" mucho con este juego, seguramente porque el punto desde el que observé a este videojuego no demandaba del mismo in desarrollo excesivo de las otras dimensiones, debido al grado de excelencia que alcanzaron las primeras.
En cualquier caso, la apelación misma a la diversión y a la evasión como claves mismas del videojuego, también me parece una simplificación de lo que el juego significa para el ser humano y las implicaciones que para éste ha tenido y tiene el hecho de jugar. Huizinga ya decía que, aunque a priori podamos oponer la idea de juego con la de seriedad, esta división no es conclusiva ni estable.
Por ello, no hago nada más que alegrarme de que esté creciendo el interés y el desarrollo de videojuegos que pretenden romper con los cánones del videojuego más masivo (que no se tiene que confundir siempre con el videojuego tradicional) y sus clichés lúdo-narrativos.
Publicado por: José Parrón | 11/03/2013 13:58:20
Vaya, el propósito inicial de los videojuegos era divertir, y poco a poco se le han integrado otra cosas, como contar historias con emociones e intenciones varias (la serie Uncharted que raya en lo cinemático). Aún así, ¿quién no se divierte con Journey "a pesar" de su artesanía y la explosión de sentimientos que le causa a uno?
Publicado por: Joel R | 08/03/2013 15:20:13
Gran reflexión aunque yo lo veo desde el punto de vista opuesto.
Creo que el videojuego ha sido es y será por encima de todo diversión pues ese es su principal cometido. Nadie reniega de los títulos entretenidos (el caso de los FIFA, CoD es más por saturación de lanzamientos clónicos que otra cosa) pues ¿quién no ha disfrutado con los videojuegos?.
Lo que sí que veo es que en estos últimos años están apareciendo cada vez más "videojuegos" que intentan transmitir algo más. Pero por muchos que haya siempre serán la minoría y los "raritos de la clase" mientras que la gran mayoría de personas respalda los videojuegos cuyo único - y loable - objetivo es el de hacer pasar un buen rato al jugador.
Y ojo que no reniego de los videojuegos sencillos pero adictivos (amo los Bit.Trip Runner, VVVVVV, los F-ZERO o los Smash Bros.) sólo que me parece que ya va siendo hora de que la gente valore esas propuestas diferentes pues la gran mayoría acaban siendo tachadas, de forma despectiva, de títulos para gafapastas/culturetas/entendidos/hippies.
Yo personalmente seguiré consumiendo tanto videojuegos puramente lúdicos como aquellos más reflexivos pues, al igual que en el cine, quiero pasar un buen rato viendo The Avengers o cualquier film de Pixar a la vez que me encanta devanarme los sesos con películas más profundas.
¡Lo dicho, gran artículo!
Publicado por: Razor | 05/03/2013 17:05:46
Cuando era pequeño tenía una arcade en mi cuarto con el "Space Invaders", hoy me has hecho recordar aquellos inicios de los juegos y estoy contigo, sólo es diversion :-)
Un saludo!
David
Publicado por: Juego | 04/03/2013 12:26:20