En esta ocasión traemos una de
esas lecturas obligatorias para aquel que quiera profundizar en las bases del
campo del mundo del videojuego, aunque paradójicamente el autor nunca viera uno
en su vida. La obra Homo Ludens
explica la importancia del juego en el ser humano, sin relegarlo únicamente a
un conjunto de prácticas que, presumiblemente, las realizan los más pequeños de
la casa. Con esta premisa podemos trasladar al videojuego las mismas bases que
el autor, Johan Huizinga, aplica al juego tradicional.
La clave que la obra de Huizinga intenta transmitir desde la primera palabra es bastante simple: el juego es algo inherente al ser humano en todas las etapas de su vida. No importa la edad, el sexo o el lugar de nacimiento, siempre será una parte imprescindible en nuestras vidas por sus grandes aportaciones. Lo que el juego da a quien se adentra en él es algo inmaterial e intangible, pero de gran peso en nuestro interior. La satisfacción, sentirse realizado, la competitividad o el deseo de superación son sentimientos que se ven reflejados en una actividad que cada uno hace por propia voluntad y deseo, sin tener repercusión fuera de ella en la gran mayoría de los casos.