Aula de videojuegos

Sobre el blog

El Aula de Videojuegos es un proyecto académico surgido en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. Su objetivo principal es fomentar un espacio multidisciplinar erigido sobre las diversas perspectivas teórico-prácticas concitadas en los últimos años alrededor del videojuego. Nuestros intereses combinan la praxis y el desarrollo de juegos con la reflexión crítica y el análisis de uno de los modos de expresión más apasionante de todos los tiempos.

Sobre los autores

Luis NavarreteLuis Navarrete. Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. El Aula de Videojuegos es un proyecto surgido en el marco de su asignatura Guión de Videojuegos, impartida en el Máster Universitario en Guión, Narrativa y Creatividad Audiovisual.@AdVNavarrete.

David AcostaDavid Acosta. Investigador en el área de Innovaciones Tecnológicas Audiovisuales en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, CEO de la agencia de comunicación Innn, y un apasionado jugador y reflexionador en torno al mundo del videojuego.

J.J. VargasJ.J. Vargas. Profesor de la Universidad de Sevilla y crítico de videojuegos en prensa generalista. Actualmente estudia el videojuego desde una perspectiva antropológica y psicoanalítica, lo que explica que le ponga tan nervioso hablar con gamers como con detractores del medio.

Carlos RamírezCarlos Ramírez. Licenciado en Periodismo y Máster en Guion, Narrativa y Creatividad Audiovisual. Trabajo como guionista en la desarrolladora Revolution System Games. He escrito en Mundogamers, Marca Player, Giant Magazine y Pocket Invaders. @carlosRmrz.

Carlos G. GurpeguiCarlos G. Gurpegui. Alumno de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla. Alumno encargado de Miscelánea en la revista académica LifePlay. Jugador desde hace años e interesado por las relaciones del videojuego con otros ámbitos como los juegos de rol y la literatura. @Gur_pegui.

Rafael Cruz DuránRafael Cruz Durán. Estudiante de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla. Dedicado al videojuego en su faceta periodística en todo tipos de ventanas posibles. ¿Un juego? Shadow of the Colossus. ¿Un maestro? Tetsuya Mizuguchi. @RafaelCruzDuran.

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¡Vive tu propio artículo!

Por: | 23 de diciembre de 2013

Desciendes lentamente los resbaladizos escalones que se adentran en lo profundo de la tierra. La antorcha que fuertemente sujetas con tu mano izquierda crea decenas de destellos en la espada que tu mano derecha sostiene hábilmente. Drag’nagul, la Sesgadora. Aún resuenan en tu cabeza los gritos de agonía del malvado nigromante cuando se la arrebataste de su cuerpo casi sin vida. Llevas varios minutos bajando sin pausa y las escaleras no parecen terminar, no sabes qué te aguarda al final de aquel tramo pero los huesos y calaveras que dejas a tu paso son un mal aügurio. De repente la escalera termina en un húmedo rellano; frente a ti, dos puertas. ¿Tomarás la de la derecha o la de la izquierda?

  Dungeons

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Las vidas infinitas

Por: | 16 de diciembre de 2013

¿No sería estupendo, aunque fuera por un rato, poseer las innatas capacidades deductivas de Sherlock Holmes? ¿O cantar con los registros vocales, talento musical y capacidad de interpretación de Freddy Mercury? ¿A qué tío no le gustaría tener el físico de Hugh Jackman? No sé a vosotros, pero a mí me encantaría, y si puede ser, me quedaría con un poco de todo, algo así como un súper detective musculoso mega inteligente que sorprende a sus amigos (y no tan amigos) con unas dotes insospechadas para la canción. ¡Sería genial! Pues sólo existen dos opciones para, con mucha suerte, poder conseguirlo: o naces o te haces. El esfuerzo, el aprendizaje y el desarrollo de tus propias habilidades son la única posibilidad (aunque sea ridículamente remota) para los que no tenemos la fortuna de haber nacido con ningún talento sobresaliente o cuasi alienígena.

 

 

Es incuestionable, además, la satisfacción que supone el logro de objetivos complejos a través del propio esfuerzo y dedicación, más allá de los propios beneficios que la consecución de estos objetivos pueda traernos. Porque aunque sea tentador el acercar la mano a cualquier araña radioactiva que ves por la calle, con la esperanza de adquirir poderes “por la patilla”, son más enriquecedores y satisfactorios el crecimiento progresivo, la resolución de conflictos, la asunción y superación de desafíos y, en definitiva, el ver cómo no sólo nos convertimos en una versión mejor de nosotros mismos, sino que además lo estamos haciendo gracias a nuestra perseverancia, esfuerzo, sudor y lágrimas. ¿Qué pasa? Pues que muchas veces o no tenemos esa constancia y determinación, o los resultados no son los esperados, nos falta capacidad o recursos, o directamente no contamos con una variable fundamental para poder emprender cualquier proceso de crecimiento o aprendizaje: el tiempo.

Es ahí donde el videojuego se comporta como un acelerador. Se introducen mecánicas (destrezas, power-ups, información de mapas y sobre todo, el ensayo—error…) que posibilitan la mejora y aprendizaje de aptitudes, destrezas o técnicas (se me viene a la mente, por ejemplo, la saga Prototype). En este sentido, la progresiva “narratización” del juego y la búsqueda, a veces ridícula, de la verosimilitud en las historias ha propiciado que los personajes adquieran sus habilidades o poderes de manera escalonada. En otras ocasiones, es una inteligente e inmejorable manera de que el jugador asuma los controles, claves y consignas alrededor de los cuales girarán las principales mecánicas del juego. En definitiva, el juego es, por encima de todo, un proceso de enseñanza aprendizaje en el que tenemos todo el tiempo del mundo, aunque nos queden pocas vidas.

 

 

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Ready Player One

Por: | 11 de diciembre de 2013

 

Según dictado de mi propia experiencia, tendemos a convertir en materia muy similar a los sueños a una etérea amalgama de recuerdos que hoy forman parte de nosotros pero fueron forjados en nuestra niñez. De este modo, siempre nos acompaña un reducto de ese pensamiento mítico que la adultez va arrinconando en algún lugar de nuestra memoria junto a fantasías incumplidas e ilusiones rotas; paradójicamente, al menos en mi caso, este borroso equipaje dice más de mi Yo que cualquier actividad desarrollada en mi vida cotidiana, en muchas ocasiones sentida como un destierro.

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Piedra, papel o tijera: descubriendo la Teoría de juegos

Por: | 02 de diciembre de 2013

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Siempre que pensamos en el juego viene a nuestra mente una actividad lúdica, un entretenimiento. Por lo tanto, cuando intentamos reflexionar acerca de las bases de la jugabilidad de un videojuego y lo adaptamos a la vida real, nos cuesta sacarlo del campo de la diversión. Desplazándonos al mundo de las ciencias, los "juegos" serían aquellas estructuras formalizadas las cuales proporcionan una serie de incentivos si son desarrollados con la estrategia correcta. Estas estructuras, además de otros tantos conceptos, y la interacción con las mismas para conseguir resolverlas tratan de ser explicadas en la Teoría de juegos.

En el videojuego podemos observar de una manera muy básica cómo los programadores nos han dispuesto un mundo con unas reglas cerradas que tenemos que acatar. Para poder seguir avanzando y mejorar en ese universo, nuestra misión es encontrar la solución que los desarrolladores nos han propuesto, siendo solo una opción (por ejemplo: activar el script correcto) la posible para poder pasar el nivel.

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El País

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