Uno de los eternos debates que están latentes en el videojuego trata sobre la naturaleza de la plataforma donde se reproducen. Tradicionalmente, el concepto de juego que se espera de una consola de sobremesa no es el mismo que el buscado en una portátil. Pero con el paso del tiempo, estos modelos preestablecidos desde los inicios del ocio interactivo han cambiado radicalmente. A día de hoy los smartphone han modificado los hábitos de consumo de la gran mayoría de jugadores, erigiendo nuevos conceptos de ocio electrónico y haciendo un nuevo reparto de géneros y tipos de jugabilidad entre plataformas.
Al igual que poco a poco las diferencias entre el videojuego creado para ordenadores y consolas de sobremesa se van tornando más difusas, las consolas portátiles tradicionales están tomando ciertos rasgos característicos de dichas plataformas. Los aparatos creados específicamente para jugar de manera portátil están ocupando un lugar intermedio entre el videojuego disfrutado en el salón de casa y el que se juega fuera del hogar, relegando al videojuego de portátiles a una zona intermedia que es difícil de delimitar.