El blog “Autopsia” es una mirada. Sólo una mirada y las palabras que deja como rastro para volver.
No creo en la inocencia de la casualidad. Hoy es más fácil crear una nueva realidad a la que mirar que enfrentarse a la existente, por eso tenemos que “ver por los propios ojos”, aportar nuestra mirada y compartirla.
Miguel Lorente Acosta . Aunque parezca extraño, soy Médico Forense, también Profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada, Especialista en Medicina Legal y Forense, y Máster en Bioética y Derecho Médico.
He trabajado en el análisis del ADN en identificación humana, el análisis forense de la Sábana Santa, y en el estudio de la violencia, de manera muy especial de la violencia de género, circunstancia que llevó a que me nombraran Delegado del Gobierno para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad.
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Como la memoria es frágil hace años que nos pusimos a conmemorar días para anclar los recuerdos voladores a una realidad que también va de paso, para que allí donde nos llevaran los vientos y los acontecimientos pudiéramos tener una excusa o una razón para no olvidar. Y con ese argumento empezaron a escogerse días para todo y para todos, quizás también con la idea de no dejar ninguna fecha para los verdaderos olvidados, aquellas personas y hechos que comenzaron a desaparecer antes de que acabaran con ellos. Hay días para el trabajo, para lucha contra el cáncer, para las mujeres, para la erradicación de la violencia de género, para los Derechos Humanos, para muchas enfermedades, para la Paz… casi todos ellos alrededor de una fecha con un significado especial sobre el motivo de la conmemoración. En España el día del padre comenzó a celebrarse, según leo, en 1948 por iniciativa de Manolita Vicente, maestra del Barrio del Belmonte en Madrid, aunque la fecha no coincide con la celebración de la paternidad en otros países, de hecho la mayoría lo hacen el tercer domingo de junio. Sin embargo, no termino de entender porqué se hizo el 19 de marzo, día de San José Obrero. San José de Nazaret, según la propia historia del cristianismo, era el esposo de la Virgen María pero no el padre de Jesús, y las circunstancias de su trabajo como carpintero extrapoladas a las referencias actuales, no serían las de un obrero asalariado, sino más bien las de un empresario autónomo. De manera que la tradición nos dice que ni padre (biológico) ni obrero, sin embargo, el 19 de marzo es el día de San José Obrero y se celebra el Día del Padre. Evidentemente, no tiene mayor importancia, pero sí puede servir para que entendamos la arbitrariedad de muchas decisiones que hacen de lo insustancial algo trascedente, y la voluntad de tantas otras para erradicar de la memoria colectiva determinados acontecimientos que quedan enterrados bajo la celebración de otros. Hoy (19-3-12) se une otra efeméride a las celebraciones de la jornada al conmemorarse el bicentenario de la Constitución de las Cortes de Cádiz. En esta ocasión sí acertaron al llamarla “la Pepa”, puesto que el hipocorístico Pepe se asoció al nombre de José al aparecer en los textos las iniciales “P.P.” junto a San José, para hacer referencia a que era el “Padre Putativo” de Jesús. Mucho han cambiado las cosas desde entonces, y si hoy si alguien viera las iniciales “PP” junto a un nombre seguro que preguntaría, ¿este qué es, diputado o senador? Nota del Autor: Respeto todas las celebraciones de este día y los sentimientos que las acompañan, mis palabras sólo pretenden estimular la reflexión sobre el significado de las decisiones y acontecimientos.
No sé si hay partículas que viajan más rápido que la luz (ahora explicaré en un post lo de los neutrinos), pero lo que está claro es que los acontecimientos superan su velocidad. El pasado jueves (15-3-12) colgué un post en “Autopsia” titulado “Enchufes en el nuevo Siglo de las Luces”, para compartir esa sensación que te queda al ver cómo quienes nos hablan desde la política de grandes esfuerzos y sacrificios, son los primeros en sacrificarse para formar parte de los Consejos de Administración de grandes empresas y fundaciones, curiosamente con grandes sueldos también, todo es proporcional, para después fundirlos en caprichos y lujos (algunos confunden la fundación con la fundición). El último de estos nombramientos fue el del marido de María Dolores de Cospedal, Ignacio López del Hierro, como consejero de Red Eléctrica. Imagino que a más de uno le dio un calambrazo la noticia, dicen las crónicas que salían chispazos como fuegos fatuos de Moncloa, y rápidamente se comunicó su renuncia. Hoy nos hemos enterado por un artículo de Fernando Garea y Carlos E. Cué en El País, que no fue una decisión voluntaria, sino que se debió a la energía negativa, traducida en malestar, que generó en Moncloa (por cierto, esta puede ser otra fuente de energías renovables, porque malestar no falta, y motivos sobran). María Dolores de Cospedal le quitó “Hierro” al asunto y le dijo a su marido (López del Hierro) que renunciara, y así lo hizo por la cuenta que le traía y le llevaba. Parece que iban buscando pensiones para la jubilación, pero se encontraron con presiones en el recibo de la luz, por lo que ni júbilo ni enchufe… aunque continúa como consejero de GECINA y asesor de AVANZIT. La misma información de El País habla de otros nombramientos, como el de Josep Piqué como representante del Estado en el consejo de administración de EADS, la sociedad europea que fabrica el Airbus, el de Elena Pisonero como consejera de HISPASAT, el de Ricardo de Cospedal (hermano de María Dolores, para que luego digan que no hay familias dentro del PP) como director de la Fundación Carolina, el de José Ramón Bujanda (“cuñaete” de Cañete) como presidente de la Sociedad Estatal de Caución Agraria, SEACA (con ese nombre no me extraña que la tierra esté “seca”), y el del Alberto Nadal como consejero de Red Eléctrica, aunque también le dio el chispazo de la renuncia, probablemente por ser hermano gemelo de Álvaro Nadal (imposibles de identificar por la imagen ni por las iniciales), director de la oficina económica del Presidente del Gobierno ¡Vaya par de gemelos! Sin duda, todos estos nombramientos llaman la atención, sobre todo después de lo dicho sobre lo que no se iba a hacer y sobre lo que otros hicieron, aunque imagino que es parte de la política de ahorro, y a pesar de lo que manifestó Rajoy, por no dar, no se da ni ejemplo.
Hoy, martes y trece, es un día para la superstición, igual que ayer, lo mismo mañana. La superstición es la creencia de que determinados fenómenos y acontecimientos se deben a elementos ajenos a la causalidad, y a factores inaccesibles a la argumentación científica o racional. Unas veces ha sido la tradición, otras determinadas costumbres sociales, en ocasiones todo lo relacionado con la idea del mal, y con frecuencia las religiones, las que han explicado sobre sus referencias determinadas situaciones y hechos para darle ese sentido sobrenatural o ajeno a la acción humana, y en consecuencia dejar sus efectos al amparo de la fuerza que mueve dicha creencia. Al principio, la conciencia humana se movía por el terreno oscuro de la ignorancia y todo tenía una explicación mágica que no alumbraba solución alguna. La naturaleza tenía como destino ser ignorada por quienes en ella habitaban, pero la aparición de la inteligencia rompió los límites e hizo que el ser humano quedara expuesto al reto del conocimiento. A partir de ese momento, más de 200.000 años atrás, la luz fue descubriendo causas, acciones, motivos… y dando explicaciones, razones, argumentos… para entender el por qué de los acontecimientos, y para desarrollar el pensamiento abstracto y la imaginación con la que liberarse de lo inmediato y de un presente en el que se vivía atrapado. El pensamiento mágico fue debilitándose y el conocimiento afianzándose, pero apareció la idea de trascendencia y con ella la necesidad de encontrar sentido a una vida caracterizada por la conciencia de muerte, de que algún día la vida se acabaría. Todo ello condujo a las creencias y sentimientos religiosos. De alguna manera se pensó que el sentido de la vida no estaba en este mundo, y que el objetivo último era alcanzar la recompensa merecida de un paraíso ajeno al que, paradójicamente, se le llamó terrenal. Toda esta mezcla de ideas, creencias, ritos, también miedos e inseguridades, y el control de las soluciones y respuestas por unos pocos, permitieron que junto al conocimiento y a la ciencia permanecieran las supersticiones, siempre como una amenaza que obligaba a desarrollar determinadas conductas o a permanecer dentro de los límites establecidos por quien controlaba el poder de las consecuencias. No por casualidad la definición de “superstición” que da el diccionario de la RAE es “ creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón”, de lo que se deduce que fe religiosa y razón son lo mismo. A diferencia de un experimento, que permite comprobar el resultado de las diferentes variables, y por tanto ver qué se deriva de cada una de ellas y cómo abordar sus efectos, las supersticiones sólo permiten confirmar el lado negativo. Si uno pone mucho ácido en una solución se producirá una serie de efectos sobre distintas superficies, y si se quieren evitar podrán ser abordados de formas diferentes (reduciendo la concentración de ácido, añadiendo una solución alcalina, protegiendo la superficie…), pero si uno rompe un espejo, tira la sal, se cruza con un gato negro o pasa por debajo de una escalera y le ocurre algo malo, no habrá otra explicación. Lo sorprendente no es que la historia haya sido así, sino que aún lo siga siendo y que, incluso, se haya agravado aún más. Hoy quizás no se piense que la bolsa baja o el paro sube por romper un espejo, pero la única explicación que se da es que se debe a algo inmaterial e invisible en lo que todos creen y a lo que todos temen como son los mercados, hoy no hay que peregrinar a santuarios religiosos, pero todos los caminos conducen a Bruselas, y hoy, por ejemplo, no existe el castigo del infierno, pero estamos quemados en la tierra. La única diferencia de este mundo supersticioso es que en un día 13 y martes todos los males son debidos a ese ejército de causas del 13M, a partir de mañana, al igual que ayer, las razones de todo lo malo serán los indignados del 15M, los estudiantes enemigos o los sindicatos y sus amigos. Fácil, ¿verdad?
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