Como la memoria es frágil hace años que nos pusimos a conmemorar días para anclar los recuerdos voladores a una realidad que también va de paso, para que allí donde nos llevaran los vientos y los acontecimientos pudiéramos tener una excusa o una razón para no olvidar. Y con ese argumento empezaron a escogerse días para todo y para todos, quizás también con la idea de no dejar ninguna fecha para los verdaderos olvidados, aquellas personas y hechos que comenzaron a desaparecer antes de que acabaran con ellos. Hay días para el trabajo, para lucha contra el cáncer, para las mujeres, para la erradicación de la violencia de género, para los Derechos Humanos, para muchas enfermedades, para la Paz… casi todos ellos alrededor de una fecha con un significado especial sobre el motivo de la conmemoración. En España el día del padre comenzó a celebrarse, según leo, en 1948 por iniciativa de Manolita Vicente, maestra del Barrio del Belmonte en Madrid, aunque la fecha no coincide con la celebración de la paternidad en otros países, de hecho la mayoría lo hacen el tercer domingo de junio. Sin embargo, no termino de entender porqué se hizo el 19 de marzo, día de San José Obrero. San José de Nazaret, según la propia historia del cristianismo, era el esposo de la Virgen María pero no el padre de Jesús, y las circunstancias de su trabajo como carpintero extrapoladas a las referencias actuales, no serían las de un obrero asalariado, sino más bien las de un empresario autónomo. De manera que la tradición nos dice que ni padre (biológico) ni obrero, sin embargo, el 19 de marzo es el día de San José Obrero y se celebra el Día del Padre. Evidentemente, no tiene mayor importancia, pero sí puede servir para que entendamos la arbitrariedad de muchas decisiones que hacen de lo insustancial algo trascedente, y la voluntad de tantas otras para erradicar de la memoria colectiva determinados acontecimientos que quedan enterrados bajo la celebración de otros. Hoy (19-3-12) se une otra efeméride a las celebraciones de la jornada al conmemorarse el bicentenario de la Constitución de las Cortes de Cádiz. En esta ocasión sí acertaron al llamarla “la Pepa”, puesto que el hipocorístico Pepe se asoció al nombre de José al aparecer en los textos las iniciales “P.P.” junto a San José, para hacer referencia a que era el “Padre Putativo” de Jesús. Mucho han cambiado las cosas desde entonces, y si hoy si alguien viera las iniciales “PP” junto a un nombre seguro que preguntaría, ¿este qué es, diputado o senador? Nota del Autor: Respeto todas las celebraciones de este día y los sentimientos que las acompañan, mis palabras sólo pretenden estimular la reflexión sobre el significado de las decisiones y acontecimientos.
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