Autopsia

Autopsia

El blog “Autopsia” es una mirada. Sólo una mirada y las palabras que deja como rastro para volver.
No creo en la inocencia de la casualidad. Hoy es más fácil crear una nueva realidad a la que mirar que enfrentarse a la existente, por eso tenemos que “ver por los propios ojos”, aportar nuestra mirada y compartirla.

Sobre el autor

Miguel Lorente

Miguel Lorente Acosta . Aunque parezca extraño, soy Médico Forense, también Profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada, Especialista en Medicina Legal y Forense, y Máster en Bioética y Derecho Médico.
He trabajado en el análisis del ADN en identificación humana, el análisis forense de la Sábana Santa, y en el estudio de la violencia, de manera muy especial de la violencia de género, circunstancia que llevó a que me nombraran Delegado del Gobierno para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad.

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Fuerza y poder

Por: | 30 de abril de 2012

Resulta llamativo cómo se recurre al argumento de la fuerza para justificar el poder, o cómo el poder se reviste de fuerza para esconder sus formas y propósitos. El lema elegido por Sarkozy en su campaña es  “La France Forte”, Silvio Berlusconi montó su partido sobre el nombre de  “Forza Italia”, en España la extrema derecha se aglutinó en el partido “Fuerza Nueva”, y Rajoy, antes de las elecciones,  pidió un “Gobierno fuerte a cambio de diálogo con el resto de los partidos” (19-10-11), volvió a llamar a un “Gobierno fuerte” para el que pidió el “apoyo masivo de los españoles” (29-10-11), y ya gobernando, “Rajoy avala un <<Gobierno fuerte>> tras luz verde a los Presupuestos sin apoyos” (25-4-12)

Todo forma parte de la estrategia de poder disimulado en la que se esconden las palabras para  conseguir la acción: ya no se habla de mayoría absoluta, sino de mayoría suficiente, tampoco de recortes, sino de reformas, ni de cadena perpetua, ahora es “prisión permanente revisable”. No existen los despidos en las empresas, sólo los reajustes, tampoco las privatizaciones, ahora son liberalizaciones… y por supuesto no se habla de acumulación de poder, sino de fuerza. Y al final todo se esconde bajo otra nueva palabra y situación, y en lugar de hablar de un Gobierno que da miedo por el poder acumulado y las iniciativas emprendidas, se dice que genera confianza.

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Luxaciones

Por: | 27 de abril de 2012

Ya sabemos que cuando D. Juan Carlos dijo eso de que “no volverá a ocurrir” no se refería a la lesión de la cadera, las circunstancias y las características del accidente sufrido han hecho que se vuelva a producir una luxación en su cadera derecha.

El diccionario de la RAE dice que una luxación es una “dislocación de un hueso”,  el cual, a raíz de ese proceso, se encuentra fuera de su lugar.  Pero la realidad, sobre todo esta realidad tan cercana que nos traen los medios de comunicación,  nos indica que no son sólo los huesos los que se dislocan y se sitúan fuera de su lugar. Si ir más lejos, el propio Rey estaba dislocado en Botsuana, y allí, en cambio, eran los elefantes los que estaban dislocados (corrían como locos de una lado para otro) con su presencia.

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Cazadores recolectores

Por: | 25 de abril de 2012

Puede parecer paradójico, pero el gran paso en la evolución humana no fue continuar con la marcha nómada que un día impusieron los primeros grupos de humanos para dejar atrás África, fue detenerse en su viaje, echar raíces y cambiar el camino en el terreno por el camino de la imaginación y el pensamiento. El gran avance en la evolución humana se produjo en el neolítico con el cambio que nos llevó de “cazadores recolectores” a “sedentarios y agrícolas”, de alguna manera el trayecto se hizo circular sobre el terreno habitado, cada día despertábamos en el mismo lugar ante el escenario de la jornada anterior, y nuestra vida comenzó a girar sobre las mismas actividades para que siguiera de forma lineal sobre un tiempo que luego llamamos historia.

Aún así continuamos siendo cazadores y seguimos caminando, pero se introdujo el regreso como un factor de búsqueda que llevó a entender que también era un hallazgo volver al lugar compartido por el grupo. Poco a poco (que siempre es mucho), cambiamos el sentido de las cosas y el propio sentido de la vida, y la relación con el entorno pasó del respeto a la dominación, una referencia que también aplicaron unos pocos al resto de los miembros del grupo, rompiendo con la solidaridad y lo común que hasta ese momento había caracterizado a la convivencia. Apareció el poder y así se hizo necesario, no solo tenerlo, sino demostrarlo.

La caza se ha convertido en un acto social, especialmente la denominada caza mayor, que más que definirse sobre el tamaño del animal y la munición utilizada, parece que lo hace sobre la “mayor cantidad” de dinero que hay que pagar para acceder al exclusivo grupo que la practica. Y una vez que se abona una importante suma, como se pueden imaginar, lo de menos es si se mata a un animal o no, lo importante es rentabilizar el acto a través de los contactos que se hacen en esas reuniones, y de las decisiones que se puedan adoptar al calor de una hoguera o al amparo de la calefacción en una casa rural. Por eso la caza cada vez es más una actividad que se acerca a lo urbano, da igual que se lleve a cabo en la montaña o en la selva, los protagonistas son los mismos que se sientan alrededor de las mesas de los despachos, y el objetivo está en el negocio de la pieza de un puzle económico o político, no en el animal abatido. Quizás sea esa la razón por la que muchos de esos cazadores prefieren volver a oír el sonido de los móviles de los contactos que han hecho, en lugar del sonido explosivo de los disparos.

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Sarkopen

Por: | 23 de abril de 2012

Las elecciones siempre sacan lo mejor de cada uno en democracia, el voto, pero luego la voz que sale cuando hablan las urnas se pone ronca y no hay quien la entienda, al menos eso es lo que parece al escuchar el análisis que se hace de los resultados.

Además del ya consabido mensaje de que todos han ganado, los que han sacado más votos porque sus votos suman más que los de los otros, y los que han perdido, porque  la caída de los votos ha sido menor de lo que se vaticinaba, ahora está muy de moda la crítica a las alianzas, pero no a todas, sólo a determinadas alianzas.

Si un partido de derechas establece un pacto con otro partido de derechas, entonces no se critica, porque es poner los intereses de la patria por encima de las cuestiones partidistas y mantener una visión de Estado. Ha ocurrido en Italia con Forza Italia y la Liga Norte, en Holanda, en Polonia, en algunas de nuestras Comunidades Autónomas… y todo el mundo lo entiende.  Si por el contrario la alianza es de civilizaciones o entre partidos de la izquierda, como ocurre ahora en Andalucía, entonces se trata de un complot contra el orden social que busca desestabilizar el país y llevarlo a la quiebra a través del desmembramiento de sus regiones, y de la bancarrota de sus arcas al pagar un estado del bienestar para que los vagos y maleantes de antes, de ahora y siempre puedan tener todo a su alcance sin dar ni golpe. El argumento es simple, pero funciona, y la vida que es muy compleja resulta muy fácil de entender según ese planteamiento.

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La escopeta nacional

Por: | 22 de abril de 2012

En 1977, Luis García Berlanga apuntó con la mira de su ingenio a la sociedad española de la época, y le disparó con su “Escopeta nacional” para mostrar después la pieza en esos espejos urbanos que eran las pantallas de cines solitarios repletos de gente. Muchas cosas han cambiado desde entonces, otras no. Ahora los espejos son los grandes escaparates comerciales y los cines aparecen en compañía de múltiples salas, pero están vacías y las pantallas tampoco son espejos, sólo ventanas por las que escaparnos a una realidad aún más virtual.

Hoy, 35 años después, la actualidad sigue protagonizada por esa “Escopeta nacional” que se reúne en cacerías para hablar del resto de la sociedad como si no formara parte de la suya, o que se junta en reuniones para dar caza a objetivos salvajes, lo que no estoy seguro es del título que le pondría Berlanga a la película si la rodara hoy, “La escopeta nacional” o “Los escopetas nacionales”.

“Las armas las carga el diablo”, dice el refranero popular, y como quien carga las armas suele estar cerca de quien luego las utiliza, lo que nos dice nuestra sabiduría es que hay quien se van de caza con el diablo para disparar juntos y después hablar de lo divino y de los humanos, por eso hay que andarse con cuidado. En estas últimas semanas se han producido dos sucesos de “escopeta nacional”, uno de los nietos del Rey se dispara en un pie, y luego el propio Rey se dispara en su imagen al acudir a una invitación para cazar elefantes en África rompiendo las reglas y una de las caderas  en  juego, es cierto que luego ha cogido el toro por los colmillos y ha pedido disculpas, pero la cicatriz permanecerá en su imagen para siempre como lo hará en el pie de Froilán. No son las primeras víctimas reconocidas de ese tipo de reuniones, una cacería fue la que le costó el cargo de Ministro de Justicia a Bermejo, y el juez que le acompañó, Baltasar Garzón, quizás fue en esa cacería donde se convirtió en la pieza que luego se cobraron.

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El Titanic y el Arca de Noé

Por: | 15 de abril de 2012

Ahora que se cumplen 100 años del inicio del viaje y hundimiento del Titanic, alguien debería haber aprendido de sus historias.

Todo empezó en el Reino Unido, ese lugar donde “los escarabajos llaman Beatles a sus hijos”, y desde el principio se veía venir algo extraño. Parece ser que un empleado de la empresa naviera a la que pertenecía el Titanic, llamada “Línea Estrella Blanca”, todo un presagio, por cierto: “el barco de la línea va y se estrella con una blanca masa de hielo”, alguien también debería haber pensado en eso, pero no lo hizo. Al margen de otras cuestiones, como decía, un trabajador de la empresa comentó eso de que “A este barco no lo hunde ni Dios”, y tuvo razón, no lo hundió Dios, pero sí un iceberg, aunque tampoco nadie tomó nota de su conducta.

Esa actitud prepotente suele acompañar a quien se cree superior o a quien desconsidera al otro o a la realidad, algo que ahora, 100 años después de pronunciar esa frase y del hundimiento del barco, sigue muy presente.

La crisis económica se ha presentado como un océano gélido que ha envuelto al planeta, todos los países, unos más, otros menos, reciben el beso de sus aguas heladas o el golpe enrabietado de sus vientos y su lluvia. Y los países, siempre con sus ciudadanos y sus ciudadanas como motor, se han puesto a atravesarlo dirigidos por Gobiernos con ideas muy diferentes, unos han tomado el puesto de mando para intentar sacar al país de la tormenta, mientras que otros han tomado el mando por un puesto en el que protegerse de las ráfagas huracanadas. Y mientras que los primeros, aquellos que están en el puesto de mando, no paran de hacer cosas por su gente, los otros, los que se esconden en el mando, han hecho del trasatlántico patrio un nuevo Arca de Noé al que han subido a diferentes especies muy seleccionadas.  En él han montado a empresarios, banqueros, expertos financieros, a políticos como ellos… para protegerlos y esperar a que pase el diluvio, y mientras ellos están en los salones celebrando la cena y el baile con la tranquilidad de tener chalecos y botes salvavidas a su disposición, la mayor parte de la gente anda por los pasillos inferiores sin poder hacer nada y sin saber a dónde acudir si la tormenta arrecia.

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Los Huevos Kirchner

Por: | 14 de abril de 2012

La idea es original, poner un regalo rodeado de chocolate para reclamar el interés de los niños. Unos lo querrán por el regalo y otros por el chocolate, la mayoría por las dos cosas, aunque a veces nos sorprendan y una vez aclarado el misterio que guarda en su interior, dejen chocolate y regalo para otra ocasión u otro niño.

El caso es que el huevo de chocolate con su regalo dentro se ha convertido en todo  un clásico, y en unas ocasiones por el deseo de agradar al hijo o a la hija, y en otras por esa sensación de culpabilidad que acompaña a los padres cuando no han estado todo el tiempo necesario con sus hijos, el huevo con la sorpresa termina en manos de esos menores agradecidos.

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El WikiGob

Por: | 10 de abril de 2012

Tenemos un WikiGob. Un Gobierno que aparenta tener gran determinación en su gestión, pero que en verdad está hecho a base de aportaciones anónimas desde Bruselas, París y Berlín. Él ante tanta información, a pesar de su preparación, actúa como los malos estudiantes y se limita a “cortar y pegar” de los documentos que le mandan desde Europa. Y como lo hace con mucha frecuencia su mandato se reduce a “recortar y volver a pegar”.

Quizás por eso los presupuestos que ha presentado recuerdan a los antiguos cuadernos de recortables, en los que unas muñecas en recatada ropa interior esperaban que con el paso de las hojas alguien recortara algún vestido con el que cubrirlas, la diferencia está en que ahora, con el paso de las hojas del calendario, los recortes nos quitan hasta la ropa y nos  dejan desnudos a la intemperie de la crisis.

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A duras penas

Por: | 03 de abril de 2012

A duras penas las penas duras resuelven algo.

 

El tratamiento quirúrgico de los problemas siempre ha sido una tentación, esa idea de “cortar por lo sano” se acompaña de una imagen de criterio, conocimiento, determinación, eficacia… que de por sí ya la presenta como más valiosa que la conducta dirigida a resolver el problema sin prescindir de ninguno de los elementos que lo generan.

Esa misma sensación es la que se ha trasladado a la sociedad, y parece que “cortar por lo sano” y “recortar por donde se pille” es sinónimo de criterio, rigor, conocimiento, decisión y eficacia, cuando con frecuencia es lo más fácil y casi siempre lo más cómodo, aunque luego se diga que no gusta hacer estas cosas.

Me preocupa esta actitud y que se vaya extendiendo poco a poco. Hace unas semanas el Ministro de Justicia, Ruíz Gallardón, revolucionó por un día al país con su anuncio de crear la pena de “prisión permanente revisable”, como si tuviera que pasar la ITV, y con aumentar la edad judicial a los menores biológicos que cometieran determinados delitos para así poder condenarlos a más años, y ahora, el Ministro del Interior Derecha, Fernández Díaz, anuncia que se van a aumentar las penas para los delincuentes callejeros.

Este tipo de medidas lo único que consiguen es contentar al circo, pues ni son planteamientos nuevos ni eficaces. La idea de apartar a determinados individuos de la sociedad, sea a través de la pena desproporcionada o de medidas de seguridad, es una vieja actuación penal denominada “inocuición”, y fue propuesta por primera vez por Franz Von Liszt en su Programa de la Universidad de Marburgo en 1882. Este autor habló de penas de prisión bajo un triple objetivo: Corrección del delincuente capaz de corregirse, intimidación del delincuente que no quiere corrección, e inocuición del delincuente que carece de capacidad de corrección. Desde entonces se han cometido infinidad de barbaridades en muchos países contra los Derechos Humanos al apartar a las personas que se consideraban alejadas del orden establecido bajo el criterio de “peligrosidad”.

Pero al margen de la injusticia de la desproporción de la medida o de la pena, tampoco se ha conseguido acabar con los problemas sociales que daban lugar a los hechos que servían para aplicar esas penas. Cuando hay circunstancias generales que dan lugar a ese tipo de conductas los delitos son cometidos por diferentes personas, de manera que si una de ellas está en la cárcel otra podrá actuar de forma similar. El problema no está en las personas, está en determinados factores sociales que inciden sobre la gente, y lo harán de manera distinta en cada individuo, de ahí que su comportamiento no sea igual. No es posible “cortar por lo sano” cuando no hay salud en el entorno. Un claro ejemplo de la ineficacia de las penas graves desproporcionadas lo tenemos en EE. UU., donde muchos Estados aplican la pena de muerte sin que se reduzca la criminalidad.

La forma de resolver muchos de estos problemas y conductas delictivas pasa por la aplicación de la ley con toda contundencia y proporcionalidad, por supuesto, pero además por la prevención. Sin prevención no hay solución.

Jugar con los sentimientos de una sociedad atenazada ante el drama que se produce en determinadas ocasiones, y hacerlo con las familias que lo sufren, es una irresponsabilidad política y moral.

A duras penas se conseguirá algo aumentando las penas, sobre todo cuando sigue en aumento la pena vital de tantas familias que sufren el impacto de una crisis económica teledirigida. Lo peor que nos puede ocurrir es que se llegue a pensar que la “vida no vale la pena” o “no vale nada”, como cantaba Pablo Milanés.

100 días… y 100 noches

Por: | 01 de abril de 2012

En pocas ocasiones se puede utilizar mejor la palabra “balance” para valorar los 100 primeros días de un Gobierno, en este caso el de Mariano Rajoy, y para ello también es importante tener en cuenta los 100 últimos días anteriores al inicio de su gestión. Balance no es sólo estudiar los hechos favorables y desfavorables realizados, como dice la segunda acepción del diccionario de la RAE, así mismo es, según su primera acepción,  inclinarse a un lado y a otro.

Por eso el balance debe centrarse en la evaluación del Gobierno y, además, en el cambio de posición y acciones respecto a las propuestas que hacían en esos 100 días previos antes de llegar a ser Gobierno, justo cuando decían lo contrario a lo que han hecho.

Bajo la clara confusión que da creer que la mayoría absoluta da más razón, no más responsabilidad para ser gobierno de todos y de todas, como tanto se repite en la noche de las elecciones, el Gobierno ha decidido iniciar un camino en solitario en dirección a Bruselas, en lugar de hacia cada hogar con problemas. Nadie duda de la conveniencia de contar con referencias comunes, hoy las guías y protocolos están en las estanterías de todos los despachos, pero lo que no resulta tan acertado es imponer esos criterios generales a cada caso particular. ¿Se imaginan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) impusiera que la diabetes tiene que ser tratada con 3 unidades de insulina en todos los pacientes, y que cada médico o médica tiene que buscarse la vida y  jugar con la dieta, el ejercicio físico u otros fármacos para que todos los enfermos reciban esas 3 unidades de insulina? Quizás fuera una medida razonable para la gestión económica de la sanidad, pero seguro que las crisis de hipoglucemia y de hiperglucemia acabarían con la salud de los enfermos.

No soy experto para cuestionar técnicamente las medidas adoptadas por el Ejecutivo, pero sí creo que debemos revisar de forma sosegada algunas circunstancias, por ejemplo:

-          Plantear una política y hacer la contraria, o lo que es lo mismo, mentir a la sociedad, es una conducta muy grave. Lo es en cuanto al planteamiento moral que guarda, pero es aún más grave cuando se hace dentro del proceso democrático. La decisión ciudadana se construye sobre las propuestas que se dicen que se llevarán a cabo, y si no se cumplen, quien lo hace no es merecedor de esa confianza.

-          La voluntad ciudadana es la esencia de la democracia, no se puede quebrar bajo argumentos particulares ni sobrevenidos cuando estos afectan al fundamento de la decisión tomada en su momento. Si el Gobierno se ha encontrado con una situación muy diferente a la prevista respecto  al déficit o a cualquier otro tema, algo que suena más a excusa que a argumento, al margen de su responsabilidad o no en el mal diagnóstico, lo que tendría que hacer es convocar unas nuevas elecciones con todas las cartas sobre la mesa o un referéndum, no cambiar la esencia de las políticas por las que fue elegido. Eso es un fraude democrático. Quien tiene que tomar la decisión sobre lo que hacer y quién lo hace es la sociedad, no un equipo técnico que dijo que iba a llevar a cabo una política diferente a la que ahora ejecuta. Aceptarlo como algo propio del sistema es dar entrada al paternalismo de las élites que nunca han confiado en la sociedad, y que cuando lo han hecho ha sido para considerarla incapaz.

-          Si la única política posible es la que ahora se hace, no debería haberse dicho algo diferente durante los 100 días previos a estos últimos 100 días. Además, no debería haberles preocupado decirlo si era cierto que no había otra opción, puesto que todo el mundo tendría que aplicar las mismas medidas que ahora hacen.

-          Escuchar  más a Bruselas que al Parlamento y a los empresarios que a los representantes de los trabajadores, es más propio de quien no quiere oír que de quien no comparte los  argumentos de los otros.

-          La confianza que se iba a conseguir con la mera presencia del nuevo Gobierno debido al respeto y a su seriedad, tal y como se decía antes de las elecciones, no se ha conseguido: la prima de riesgo sigue por las nubes y los primos, cuñados y maridos por los pasillos de empresas y fundaciones.

Todo ello envuelve a los 100 primeros días de gobierno de claroscuros que recuerdan a la noche, por lo que, dadas las decisiones tomadas y las circunstancias comentadas, podemos hablar de que en este tiempo se ha actuado con “nocturnidad, premeditación y alevosía”.

Son los 100 primeros días y las 100 primeras noches del Gobierno de Mariano Rajoy.

El País

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