Autopsia

Autopsia

El blog “Autopsia” es una mirada. Sólo una mirada y las palabras que deja como rastro para volver.
No creo en la inocencia de la casualidad. Hoy es más fácil crear una nueva realidad a la que mirar que enfrentarse a la existente, por eso tenemos que “ver por los propios ojos”, aportar nuestra mirada y compartirla.

Sobre el autor

Miguel Lorente

Miguel Lorente Acosta . Aunque parezca extraño, soy Médico Forense, también Profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada, Especialista en Medicina Legal y Forense, y Máster en Bioética y Derecho Médico.
He trabajado en el análisis del ADN en identificación humana, el análisis forense de la Sábana Santa, y en el estudio de la violencia, de manera muy especial de la violencia de género, circunstancia que llevó a que me nombraran Delegado del Gobierno para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad.

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Levántate y anda...

Por: | 27 de julio de 2012

DRAGHI-1No sé si forma parte de la estrategia retro que nos envuelve o si realmente los milagros existen más allá de su relato, pero las palabras de Mario Draghi y su efecto inmediato sobre una economía más muerta que moribunda recuerdan a aquellas otras de “levántate y anda…” Sólo ha hecho falta que él las pronunciara para que el difunto se ponga a caminar… ¡y cuesta arriba!, pues lo ha hecho con subidas en la bolsa y en la vida. 

Siempre he pensado que muchos entienden el laicismo como una nueva religión, con sus creyentes, sus santos, sus fiestas, desayunos y almuerzos de guardar, sus ritos, sus lugares de oración con bancos para descansar, y sus procesiones, aunque ahora en vez de a Roma se vaya a Bruselas, Davos, Washington DC o Berlín. Y hoy, a diferencia de las religiones tradicionales que giraban alrededor de la idea de salvación, el laicismo religioso lo hace sobre la economía como forma de ganarse el paraíso de la buena vida en la tierra. El valor que defiende es el valor de mercado y su dios es la moneda, y del mismo modo que la religiones monoteístas lo llaman de diferente forma (Yahvé, Buda…), aquí también tiene distintas denominaciones (Euro, Dólar, Yen…), pero siempre manteniendo al patrón del oro del becerro. 

Y como su mundo es de este mundo, y no de otro, los primeros siempre son los primeros y los últimos los siguientes a los penúltimos, en esto las matemáticas no fallan. De manera que los ricos siempre ganan más, los pobres menos, los que tienen más poder siguen acumulándolo y a los que sufren las desigualdades les dicen que disfruten de la diferencia. Y mientras tanto, mucha penitencia y ayuno para los demás, que hay que ahorrar en gastos. 

Claro, que no todo son alegrías, y como cualquier religión que se precie ésta también tiene sus demonios, esa especie de ángeles traidores que osaron enfrentarse a su dios y fueron expulsados o despedidos sin indemnización alguna. La deuda aparece como ese Satanás dispuesto a pegarle fuego al bosque del mercado con tal de quedarse con la madera de sus árboles chamuscados, pero también para contribuir a que nos arrojemos a los brazos de la moneda única y ser rescatados de las llamas eternas de la incertidumbre.  DRAGHI-2

En este panorama Draghi se presenta como un nuevo mesías redentor… Es verdad que sus palabras han hecho bien, pero eso significa que ha hecho mucho mal con su silencio y pasividad. Y me preocupa ese cálculo frío que intenta sacar beneficio del dolor ajeno, y quienes desde sus púlpitos gubernamentales contribuyen a adorarlo, al tiempo que le ponen velas al resto de santos de su devoción, mientras nos dicen a la sociedad que no hay más cera que la que arde. Las religiones siempre han tenido más fieles y creyentes en épocas de zozobra, y quienes quieren hacernos comulgar las piedras de molino que ponen en nuestro camino lo saben. 

Recuerdo una noticia sobre un accidente de avión ocurrido en Pakistán o en India hace años, el titular decía algo así comoMilagro: se estrella un avión con 135 pasajeros y se salva un niño”. Alguien comentaba en la información que ese resultado estaba dentro de las posibilidades, el milagro habría sido que se hubieran salvado 134 pasajeros y hubiera muerto sólo uno. 

Si Draghi y su santoral tienen la posibilidad de hacer de la situación actual algo más que un valle de lágrimas, tienen la obligación de hacerlo ya y los gobiernos de exigirle responsabilidad. No basta con acciones aisladas espectaculares para demostrar su poder. Amén.

Seung-Hui, Breivik, Holmes y otros chicos del montón

Por: | 26 de julio de 2012

CHICOS DEL MONTON
De nuevo ha salido la locura a pasear cuando se trata de conductas VIOLENTAS E INFRECUENTES, si son VIOLENTAS y FRECUENTES entonces se habla de chorizo, terrorista, de un pandillero… Si, por el contrario, se presentan de forma INFRECUENTE PERO NO VIOLENTA entonces podemos estar ante un genio del arte, de la ciencia, del deporte o de cualquier otro ámbito, aunque también puede ser, sencillamente, un tipo raro, y si, finalmente, las conductas son FRECUENTES Y NO VIOLENTAS estaremos ante una normalidad que si nos descuidamos puede llegar hasta la vulgaridad. 

Este esquema de significado nos ayuda a dar sentido a lo que ocurre a nuestro alrededor, aunque sea para rechazarlo y reprobarlo de forma enérgica, pero al mismo tiempo posibilita crear un espacio de tranquilidad que nos hace creer que ciertas cosas no ocurren, y que si suceden se deben a la locura de unos pocos. El planteamiento, que puede ser de utilidad para tranquilizar en lo inmediato, al final es una fuente de intranquilidad y problemas al impedir abordar las causas de dichas conductas y al dejar espacio suficiente para que ocurran, sin ser del todo conscientes de que en cada ocasión que se produce uno de estos tiroteos mortales se habla de “otro más”, de “una nueva masacre”, de “nuevo episodio”… todo ello haciendo referencia a una cadena de acontecimientos criminales que muestra que ninguno de ellos es el primero y, probablemente, tampoco será el último. Cada uno de estos crímenes libera los fantasmas, aparentemente escondidos tras la tranquilidad, de una violencia que está presente en todo momento y que se manifiesta de esa forma: de manera infrecuente, con gran intensidad y materializada por autores solitarios, lo cual no significa que estén aislados, en la mayoría de las ocasiones hombres jóvenes. 

Todos ellos actúan con una serie de motivaciones y buscando unos objetivos que habitualmente no tienen nada que ver con la enfermedad mental. 

Desconozco si James Holmes, el asesino de Colorado y hasta ahora último de la lista, padece alguna enfermedad mental y si ha actuado bajo esa patología, pero en cualquier caso llama la atención la planificación de su conducta, su anuncio previo a un psiquiatra, la organización del tiroteo en el cine bajo la identidad de su personaje, y la preparación de un escenario secundario en su apartamento repleto de explosivos trampa. Y también, nos hemos enterado después, su admiración por Ted Kaczynski, un matemático conocido como “Unabomber” que asesinó a varias personas con cartas-bomba y tuvo en jaque al FBI durante 17 años. 

Destacamos esa imagen de autor solitario, irracional, sin sentido, como ha ocurrido en cada uno de estos casos, ha sucedido con Anders Breivik o se comentó hace años de Cho Seung-Hi cuando mató a 32 personas en la Universidad de Virginia Tech en 2007, o de Eric Harrys y Dylan Klebold en el mismo estado de Colorado, asesinando a 12 alumnos y un profesor en la escuela secundaria de Columbine, pero no miramos alrededor ni a los mensajes y argumentos a favor de la violencia que se lanzan en la sociedad de hoy. No hay que irse muy lejos, el ejemplo más claro lo tenemos en el propio estado de Colorado tras el asesinato múltiple llevado a cabo por James Holmes: Los días siguientes a la masacre la venta de armas ha aumentado un 41%. 

La sociedad está ciega e insensible ante quienes utilizan la violencia como discurso y luego se sorprende de sus resultados. Permanece pasiva y expectante frente a los que hablan de xenofobia, de enemigos de las ideas o de las creencias, de misoginia, de odio… y frente a los que lo hacen amparados en un sistema que en realidad debe buscar la convivencia, no el enfrentamiento y la exclusión. La libertad puede permitirlo, pero la reacción y la prevención deben ser consecuentes y proporcionales al riesgo y al problema que esas palabras y actitudes generan. Las lamentaciones nunca han resuelto nada, ni siquiera el dolor de quien las dice, y con frecuencia levantan un muro frente a la realidad. 

Ningún enfermo mental planifica este tipo de actos ni actúa contra grupos seleccionados sobre una ideología, un sentimiento de odio o cualquier otro vínculo manifiesto, todos ellos parten de un contexto del que reciben mensajes y buscan conseguir una serie de objetivos basados en la aplicación de la violencia, lo cual, más que locura lo que demuestra es una cierta coherencia con las ideas y valores que les hacen decidir comportarse de ese modo. Si no dependiera de estos factores individuales la incidencia de este tipo de asesinatos múltiples, teniendo en cuenta el número existente de enfermos mentales, sería mayor. Llamar locos a los asesinos y dejar que sigan con su “locura” sólo sirve para tranquilizarnos bajo la aparente incomprensión del resultado. 

Ya comenté en el post “El loco de Oslo” (3-7-12) que la locura no conduce al crimen, más bien lo contrario, la mayoría de los asesinos son personas sanas y nadie concluye que sea la cordura la que induzca al delito. 

Los esquemas de significado ante la violencia deben ser replanteados ante una sociedad individualista, egoísta, materialista, que vive sobre la inmediatez y muestra al presente como único límite, y en la que la violencia aparece de forma algo más que simbólica. La doble referencia que se usa para interpretar este tipo de conductas muestra la responsabilidad de quienes permanecen impasibles confiando en que lo ocurrido haya sido el último episodio de un relato que se escribe cada día. Cuando se ataca a una institución o a sus representantes no se habla de locos ni de locura, pero cuando se dispara contra los ciudadanos sí. A nadie se le ocurrió pensar que Bin Laden estuviese loco, o que los terroristas de determinados grupos políticos o los miembros de las guerrillas que existen en diferentes países, o los capos del crimen organizado padezcan una enfermedad mental, lo mismo que no se dijo nada parecido cuando la congresista demócrata Gabrielle Giffords fue tiroteada junto a otras 12 personas en Arizona (febrero de 2011). Quizás por eso tampoco haya nadie que se detenga a identificar dentro de la normalidad marcada por lo “frecuente”, la existencia de conductas y argumentos claramente violentos que conducen a que luego, de manera individual, haya quien dé el paso a la acción. 

Y aunque nos parezca extraño o imposible, hoy hay muchos chicos del montón, como antes lo fueron Cho Seung-Hui, Anders Breivik y James Holmes, que piensan ser como ellos algún día.

Zapatero y Rajoy: Dos hombres y un destino

Por: | 24 de julio de 2012

ZAPATERO Y RAJOY
No se parecen en nada (tampoco a Butch Cassidy y Sundance Kid de la película) salvo en una decisiónlos dos han adoptado unas medidas sin estar legitimados para hacerlo. Los dos podían tomarlas formalmente, pero no era lícito que lo hicieran al no contar con el respaldo de quienes permitieron que estuvieran en esa posición, a partir de un compromiso mutuo plasmado en el apoyo a un programa y en la confianza dada para que lo pusieran en práctica. Yo digo que voy a hacer una serie de cosas, y yo te voto para que las hagas, ese es juego de la democracia. 

Y esa es su esencia, es cierto que los imprevistos son tantos y las circunstancias tan variables, que no siempre se puede hacer aquello que se dijo que se haría, pero si la soberanía es del pueblo, debe ser el pueblo quien decida cuando las modificaciones del compromiso sean sustanciales y afecten al núcleo de la decisión. Es algo elemental, puesto que en esas nuevas circunstancias los ciudadanos pueden no querer que se lleven a cabo las medidas propuestas, o aceptando que hay factores y elementos que las hacen irremediables, puede ser que para asumirlas prefieran que las aplique otro, bien porque lo consideren más capacitado o, simplemente, porque la falta de anticipación al problema sea suficiente para desconfiar de ese Gobierno. El pueblo no es tonto, y la madurez democrática se gana con responsabilidad, no con el paternalismo de unos partidos políticos cargados de intereses. 

¿Alguien cree que el PP habría ganado las elecciones con 16 puntos de ventaja con un programa en el que hubiera recogido lo que ahora está haciendo? Con toda seguridad no, de hecho, según las últimas encuestas ya habría perdido la mayoría absoluta y 8’8 puntos respecto al resultado del 20N, sin que las circunstancias actuales apunten hacia un panorama diferente. Habrá muchos que piensen que eso no es nada para la que está cayendo, pero se equivocan como se equivocó Zapatero al actuar como lo hizo, no debemos olvidar que lo que más se le ha criticado, y por lo que aún se le cuestiona en la actualidad, es por no haber reconocido a tiempo la crisis, no por lo que llevó a cabo una vez que se instauró, y Rajoy va por el mismo camino al no reconocer una realidad que sólo acepta cuando aparece en un telediario o en el BOE, y al no llamar a las cosas por su nombre. Podrá seguir insistiendo en que todo es culpa de la herencia recibida, pero la pérdida de confianza generalizada en su gobierno y en las políticas que pone en marcha se la ha ganado él solito. 

Da la sensación de que tanto Zapatero como Rajoy han buscado salvar antes su gestión que la situación de España, y eso que puede parecer un gesto de autoridad en verdad es un signo de debilidad. En democracia no puede haber fortaleza si no es en compañía del pueblo, y Zapatero fue sólo al Congreso aquel día de mayo de 2010 cuando anunció sus medidas, como Rajoy lo hace cada semana cuando presenta nuevos recortes, la compañía no está en los votos de un día, está en el compromiso diario. Ninguno tenía el consentimiento democrático para hacerlo, los votos en el Parlamento pueden dan la victoria en una votación, no la razón. Al PSOE le ha costado, de momento, las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2011, las Generales de noviembre del mismo año y las andaluzas de marzo de 2012, aunque en estas haya podido formar Gobierno con Izquierda Unida; y al PP le puede costar España, no es el futuro lo que está en juego, como dice Rajoy, el mañana siempre ha de ganarse cada hoy, de lo que se trata ahora es de si en ese futuro estará este país tal y como ahora lo entendemos o habrá un sucedáneo. 

Nunca será suficiente buscar la falsa sensación de tranquilidad al presentar al otro como culpable para evitar el remordimiento, siempre que se sigue ese camino se fracasa en el intento. 

Zapatero y Rajoy llegaron al mismo destino del error. Se creyeron más ungidos que elegidos, y se equivocaron al no cumplir su palabra, al traicionar a sus votantes y al atacar la democracia con la propia democracia.

¿Que se jodan?

Por: | 21 de julio de 2012

QUE SE JODAN
En cuestión de un par de semanas hay quien ha pasado del “a por ellos” deportivo al “que se jodan” político, pero en el fondo no hay tanta distancia entre ambas expresiones ni en entre los dos escenarios, quizás sólo sean momentos diferentes de un mismo proceso y, con toda seguridad, de una misma idea

Quien plantea la competición con la única referencia del “a por ellos” como grito de guerra inicial, algo parecido a aquello de “al ataque”, para después lanzar todas las huestes contra quien considera su enemigo, con frecuencia termina con la rúbrica de una falta de respeto al contrario. El “que se jodan” es la consecuencia del “a por ellos” tras la victoria de los malos deportistas. No todo el mundo lo puede decir, sólo quien está en la posición de privilegio que da el triunfo y el poder, y quien busca más la humillación del rival que el éxito propio. Nadie lanza un improperio de ese tipo contra quien está en una situación mejor que la suya, salvo que sea un iluso. 

Las palabras de Andrea Fabra en el Congreso el pasado día 11 de julio fueron dirigidas contra quienenes consideraba que merecían sufrir las consecuencias de las medidas que Rajoy estaba anunciando. Ella después ha dicho que se lo dijo a la bancada socialista, concretamente a un diputado, pero habló en plural y en tercera persona, no dijo nada parecido a “joderos”, “ahora os jodéis”, “no tenéis nada que hacer, daros por jodidos”… en fin, múltiples posibilidades que no se produjeron, ni en plural ni en singular. Pero, además, hay otra cuestión, ¿por qué se iban a joder los socialistas por las medidas del Gobierno?, cualquier impacto que tuvieran sobre ellos sería el mismo que tendría sobre los diputados y diputadas del PP y del resto de partidos, la subida del IVA es para todos y la bajada de los servicios también. Es más, lo que se deduce del contenido de la comparecencia del Presidente y de toda la información que ha surgido tras ella, incluyendo declaraciones de los propios líderes del PSOE, es que desde el punto de vista político les facilitan mucho la tarea de oposición por el significado de las medidas, por el momento de anunciarlas, por coincidir con lo contrario a lo planteado hasta un día antes de tomarlas, por no explicar todo lo que conllevan, por dirigirlas a un sector mayoritario de la sociedad formado por las clases medias y las más desfavorecidas, por la improvisación y la sensación de no saber muy bien cómo afrontar la situación general… Todo son elementos para hacer la oposición al Gobierno más sencilla, no para estar políticamente jodidos. 

Las palabras de Andrea Fabra son impresentables e inadmisibles, las dirigió contra quienes hacen posible que ella esté sentada en la sede de la soberanía del pueblo, contra quienes viven las consecuencias de una crisis planificada para el enriquecimiento económico de unos y el enriquecimientos ideológico de otros. Contra quienes sufren la tenaza del paro, muchos de ellos votantes del PP más allá de la ideología, hombres y mujeres (conozco algunos) que decidieron no votar al PSOE ante la creencia de que el PP les devolvería el trabajo que perdieron, pero lo único que han escuchado han sido excusas, referencias a una herencia que cobraron como argumento, y el “que se jodan” para todos. Unas palabras pronunciadas por quien se cree superior a quien las dirige, y por quien sabe que no se verá afectado por las medidas que las motivaron. 

Y sorprende que el PP, un partido que presume de defender la buena educación, el respeto, la consideración al prójimo, la ayuda al necesitado. Que reivindica el mérito y el esfuerzo para alejarse de la vulgaridad, que quiere políticos con curriculum como ejemplo de lo que debe ser (aunque luego confunde el currículo con la alcurnia), y busca empatía con los más afectados por la situación económica, sólo haya respondido con una amonestación. Eso sólo puede significar que hace suyas las palabras, no su pronunciación, pero sí su significado. Quizás sería bueno recordar la dimisión de Rafael Centeno, parlamentario del PSOE en Andalucía cuando dijo aquello de “Los moros que se vuelvan a Marruecos, que es donde tienen que estar” (febrero de 2001), frase criticable en cualquier circunstancia, pero inadmisible en un Parlamento, la frase y quien la pronuncia. 

Da la sensación que Andrea Fabra y quienes aplaudían, reían y jaleaban cada una de las medidas anunciadas por Rajoy como si fuera la alineación del equipo momentos antes de comenzar al partido, viven en otro mundo o les importa muy poco este. Y el PP olvida que para ser representante del pueblo hacen falta dos condiciones básicas, una ser elegido, y la otra merecer haber sido elegido. Nadie duda de la primera en el caso de Fabra, pero la segunda, a mi entender, la ha perdido.

 

La crisis, la deuda, el machismo y el rescate

Por: | 17 de julio de 2012

CRISIS-DEUDA-MACHISMO-RESCATE
Todavía hay quien se sorprende cuando hablo de las similitudes entre diferentes situaciones que responden a una estructura de poder,
y de que ese esquema no es producto de la deriva del tiempo ni de la casualidad, sino que ha sido históricamente impuesto y ejecutado por quienes han estado en posición de hacerlo, que, guste o no guste, han sido básicamente hombres. Ello no significa que una vez creado el modelo no pueda ser utilizado del mismo modo por una mujer, ocurre como con la pizza, que se trata de una comida italiana con independencia de que se haga en Madrid, en Nueva York o en Tokio, y lo que sucede en la práctica es que el éxito del modelo lleva a su generalización, y  de ahí a su perpetuación. Si una mujer identifica el poder y el éxito con esa estructura actuará en consecuencia para alcanzar el reconocimiento y la aceptación de los guardianes del sistema, y de esa forma contribuirá a consolidar y legitimar el modelo. 

Es cultura, no genética, y la sociedad ha tomado como referente universal lo que la masculinidad ha considerado como bueno y adecuado para resolver los problemas y conflictos que surgen en las relaciones personales, laborales, institucionales, comerciales, internacionales… 

Voy a describir dos situaciones de sobra conocidas y ustedes decidirán si se parecen, pero en lugar de encontrar las siete diferencias, como se hace en los pasatiempos, busquen las similitudes y luego intenten encontrar las razones comunes para explicarlas. 

Una de ellas es el maltrato en violencia de género. El maltratador no es un demonio ni un bicho raro, todo lo contrario, al principio es una persona encantadora que inicia una relación de afectividad con la mujer basada en el cariño y en el proyecto de compartir múltiples cosas. Se inicia así un compromiso lleno de elementos comunes, nuevos ámbitos de relación, incluso con el tiempo pueden llegar los hijos y las hijas. Poco a poco, de forma paulatina, va distanciando a la mujer y aislándola de sus fuentes de apoyo externo (su familia, amistades, compañeros de trabajo…) y empieza a cuestionar sus elementos de identidad, aquello que la hace ser como es. Comienza a exigirle que renuncie a gran parte de su mundo, a sus iniciativas, a las personas cercanas, a sus ideas… y que adopte lo que él le impone en nombre de la buena marcha de la relación, del compromiso y de la familia. A pesar de que entre amenazas, enfados, silencios y voces la mujer hace todo lo que el agresor le dice, éste siempre encuentra algún problema, defecto o acción que echarle en cara en aquello que la mujer hace o deja de hacer, por lo que de forma paulatina aumenta su agresividad, sube el nivel de violencia, comienza con las agresiones y culpabiliza de todo a la propia mujer. Ella se siente responsable, empieza a entender que es una mala mujer, una mala esposa y una mala madre, y renuncia a todo lo que le indica el agresor hasta quedar atrapada en una violencia que en parte es vista como “normal”. 

El agresor, por su parte, cada vez se vuelve más exigente, interpreta la situación que vive la mujer como una razón para continuar ejerciendo la violencia, incluso se justifica con argumentos típicos como el ataque previo de la mujer: “es que mi mujer se empeña en llevarme la contraria”, suelen repetir. A pesar de estas circunstancias, también se producen momentos de “luna de miel” en los que todo parece maravilloso, pero luego continúa la violencia y vuelven las agresiones con una intensidad cada vez mayor y con una frecuencia cada vez más alta. El riesgo aumenta de manera significativa, y si no es rescatada del pozo donde se encuentra, puede terminar en una situación muy grave o en el homicidio. 

La otra situación que quiero traer es la crisis. La economía entró en crisis después de que unos mercados muy amables y cariñosos regalaran financiación con promesas de amor eterno e intereses compartidos: lo que es bueno para ti es bueno para mi. Poco a poco nos han seducido con sus formas, promesas y compromisos hasta el punto que nuestra relación ha quedado enganchada a esa forma tan apuesta de gestionar nuestros destinos. Nos arrojamos a sus “manos invisibles” y les entregamos nuestras vidas, pero ellos sólo miraban nuestras bolsas. Poco a poco nos empezaron a exigir renuncias y nos aislaron dentro de una Unión Europea, y comenzó la exigencia de que abandonáramos nuestra identidad y nuestras fuentes de apoyo externo: nuestros sectores económicos tuvieron que someterse a las reformas que imponían en nombre de lo común, y nuestras relaciones comerciales tenían que seguir sus dictados. Aún así, siempre encontraban algo que habíamos hecho mal, y aunque las ayudas y promesas se redujeron o desaparecieron, la culpa de todo la teníamos nosotros por empeñarnos en llevarles la contraria. 

Y, efectivamente, llegamos a pensar que éramos un mal país, unos trabajadores pésimos, unos vagos que sólo pensamos en fiestas, puentes y vacaciones. Entendimos que todo lo que los demás tienen, como funcionarios, servicios públicos, políticas de bienestar… aquí sobraba y era un exceso, y comenzamos a renunciar a nuestra identidad y a desprendernos de aquello que era nuestra salvación. 

El mercado maltratador cada vez nos ve más culpables y menos merecedores de su consideración, por lo que su violencia ha continuado y aumentado, mientras la España sumisa sólo pide perdón y se arroja a sus pies en busca de compensación y limosna. Habrá fases de “luna de miel” gracias a su mercantil condescendencia y a su “interés”, que bien lo va a cobrar, todo por hacer lo que el maltratador mercado quiere que hagamos. Pero nos equivocamos, la violencia no ha finalizado, ahora somos más dependientes y seguiremos renunciando a nosotros mismos, a nuestros sectores, a nuestros trabajadores y trabajadoras, a los servicios públicos, a la educación y a la investigación, a la sanidad y a las ayudas a la dependencia, a valores como la igualdad y a tantas otras cosas para contentar unos mercados y a una Unión que sólo busca el beneficio de unos pocos. 

Como pueden comprobar el esquema de poder y la estrategia de dominio-sumisión es similar. Algunos podrán ver más las diferencias que las coincidencias, y que no responde al modelo histórico impuesto por las referencias masculinas tomadas como universales, es decir, como adecuadas para ser utilizadas a la hora de conseguir esos objetivos. No querrán ver que su significado no está en quien lo aplica, sino en aquello a lo qué responde y lo qué se consolida con su aplicación y, efectivamente, dirán que Merkel es una mujer. 

No es que todos los hombres sean iguales, es que cuando se abusa del poder cualquiera se comporta del mismo modo. No hay nada más grave en violencia de género que cuando el teórico rescate lo lleva a cabo el propio maltratador… Veremos cómo termina el rescate económico…

Partículas Particulares

Por: | 13 de julio de 2012

PARTICULAS PARTICULARES
En el fondo el Parlamento es como un acelerador de partículas,
 un lugar donde los átomos de la democracia, la esencia que supone ser los representantes de la soberanía, se introducen y se aceleran con los debates y propuestas. No hay nada más que ver las imágenes de su interior para notar esa agitación interna y esos movimientos compulsos que en ocasiones llevan a saltos entre orbitales y bancadas. 

Entre las partículas encontramos protones con su carga positiva y mayor masa, electrones con la suya en negativo, también neutrones, que no tienen carga y que sólo esperan a ver si hay más protones que electrones para arrimarse a unos o a otros, y luego están los neutrinos. Estos son como los neutrones pero en listillo, ya los describí con detalle en un post (“Los neutrinos” -18-3-12-), pero su característica básica es que pueden asumir cualquier signo y que van de perfil, no miran ni a derecha ni a izquierda, lo cual les hace adoptar una posición aerodinámica con la que cortan mejor el aire, alcanzando velocidades muy elevadas que les permite moverse con rapidez para estar en el lugar adecuado en el momento oportuno, o para desaparecer, también oportunamente, del lugar inadecuado

Toda esta estructura y dinámica explicaba bastante bien el funcionamiento de las partículas y del acelerador que las acogía, pero la situación se ha visto trastocada con el descubrimiento de una nueva partícula  propuesta en 1964 por el profeta Peter Higgs: la llamada bosón de Dios. 

Un descubrimiento de este tipo no podía dejar indiferentes a sus señorías particulares, y como no podía ser de otro modo, las partículas con más peso atómico han decidido que su líder sea el bosón de Dios

Da la sensación de que los recortes y los nuevos ajustes adoptados por el Gobierno obedece a este descubrimiento. En definitiva, si nos fijamos, no es muy diferente a lo que la historia y los textos sagrados nos han mostrado a lo largo del tiempo. Cuando hay crisis de valores (bursátiles o de otro tipo) o cuando la idolatría osa elevarse hasta los cielos, como ha ocurrido con la prima de riesgo por las nubes, el bosón de Dios se enfada y envía castigos como plagas para que recapacitemos y actuemos en sintonía con lo que él manda, es decir, que no se sea gandul y se salga a buscar trabajo antes de siete meses, que no tomemos antiinflamatorios ni analgésicos como si fueran caramelos Sugus de Suchard, que no pongamos al abuelo como excusa para cobrar una paga y, por supuesto, que los inmigrantes vuelvan a su tierra como los judíos se fueron de Egipto, eso sí, cruzando el mar azul, nada de mares rojos. 

El bosón de Dios ha hablado, las partículas se han acelerado y la calle se ha congelado en pleno mes de julio… da la sensación de que más que un bosón es un a-busón. 

Pero sin duda, lo peor de todo ha sido la excitación (con creces ha superado la agitación habitual) de las Partículas Particulares del acelerador expresada en esos aplausos y risas, y en el “que se jodan” de Andrea Fabra, mientras el líder leía los nuevos mandamientos… Una actitud, por cierto, muy poco humana ante el drama y el dolor que conllevan esos recortes para el prójimo. 

Qué diferencia a las lágrimas de la Ministra de Trabajo italiana, Elsa Fornero, frente a una situación similar.

 

Los árbitros

Por: | 12 de julio de 2012

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La noticia es terrible
,  ocurrió al final de un partido de fútbol en un país de oriente medio, de esos que terminan en “-anistán” y nunca se sabe dónde empiezan. Los hechos relatan cómo un grupo de 150 personas cogió a un jugador, lo sacaron fuera de las inmediaciones del estadio por no haber jugado como se esperaba, y sin más argumentos ni más pruebas que sus propias palabras, lo sentaron y lo ajusticiaron disparándole por la espalda y rematándolo mientras yacía tumbado en el suelo. Sólo los gritos de alborozo de los espectadores justicieros apagaron algo el sonido de los disparos del rifle. 

Las imágenes son explícitas, hombres sentados para ver el espectáculo mientras otros se disputan el honor de disparar, como si se tratara de una falta o un penalti que varios jugadores quisieran lanzar, al tiempo que alguno graba toda la escena con un móvil. La combinación de las nuevas tecnologías con las viejas mentalidades siempre es cruel. 

Si los hechos hubieran ocurrido de este modo la FIFA y la UEFA ya habrían sacado comunicados de condena, probablemente habrían sancionado a la Federación de Fútbol de ese país sin poder participar durante varios años en competiciones internacionales, y al equipo de los aficionados justicieros lo habrían presionado hasta hacerlo desaparecer. Pero no ha sido así. 

La persona ajusticiada era una jugadora de la vida, una mujer que según ellos había cometido el grave crimen de tener una relación extramatrimonial, el estadio era una aldea de Parwan, a 100 km de Kabúl, y las 150 personas, incluidos los asesinos, eran hombres que se habían concentrado a las afueras de las murallas para participar en el “espectáculo” de la ejecución a muerte de una mujer, un acto de esos de toda la vida, como dios manda. Hace poco, en Sudán, otra mujer, Intisar Sharif Abdallah, fue condenada a morir lapidada por la misma razón, por un “delito de adulterio”, y en los dos casos a los hombres partícipes no les ocurrió nada. Sin embargo, como se puede ver, las diferencias entre los dos sucesos también son importantes, los nuevos tiempos se acompañan de nuevos procedimientos, y como eso de lapidar puede ser lento y llamativo, resulta mejor la rapidez de las balas para que no se levante polvareda alguna y se pueda seguir con la práctica de estos procedimientos. 

Por eso no ha pasado nada, no ha habido condena internacional, ni medidas contra ninguno de los responsables, todos ellos perfectamente identificables en el video, ni acciones en contra del país, la ciudad, la organización que anda detrás de todas estas acciones… Nada de nada.  

Coincidiendo en el tiempo, y salvando todas las distancias, no sólo la geográfica, en España, concretamente en Vecindario (Gran Canaria) (9-7-12), un hombre llama por el móvil a su mujer, le dice que se asome a la ventana para que vea lo que va a hacer, y le entrega al hijo de ambos (al parecer previamente apuñalado) envuelto en las llamas del coche que el mismo estrella y prende para calcinar los dos cuerpos. La frase que le dijo por teléfono fue: “Esto es lo que te mereces”. El hombre que en febrero de este año (23-3-12) estranguló a su hijo en su domicilio de Inca y luego se suicidó, en cambio no dijo nada, sólo lo preparó todo para que su mujer encontrara la escena al regresar a casa. 

Muchos hombres se creen árbitros de la vida de las mujeres, porque son jueces y parte de una cultura en la que ellos han distribuido los papeles y las posiciones que deben desempeñar unos y otras para que el juego y la partida sea exitosa. Luego, a nivel particular, actúan como los entrenadores de su propio equipo, y cuando uno de los jugadores no cumple con lo que él ha dicho, lo castiga e incluso lo quita del terreno de juego, para eso son los que deciden y los que conocen las entrañas de las normas que marcan su identidad y delimitan la de las mujeres a la sombra de la suya. 

Pero como siempre ocurre lo mismo… nunca pasa nada. Y cuando se produce una agresión grave, como las que hemos descrito, las propias características ya hacen ver la realidad como la locura de unos pocos, y cuando las agresiones y el control o sometimiento que se impone a las mujeres no tiene un resultado “tan visible”, entonces nada es verdad, todo son denuncias falsas y exageraciones de unas malas mujeres que arremeten contra los hombres con la ayuda de leyes “feminazis” (como ellos las llaman) que lo permiten. 

Cuando una mujer comete una de estas agresiones, que también las llevan a cabo (recordemos lo que escribí en el post “Nosotros los hombres” -19-6-12-), a pesar de su ocasionalidad y de no contar con una estructura cultural que la justifique ni la normalice, la reacción es completamente beligerante y presentada como la clara demostración de la maldad de las mujeres. 

Da la sensación de que ese es el mensaje de fondo que se quiere mandar: los hombres son buenos, aunque hay algunos muy malos, y las mujeres no son de fiar, aunque hay muchas que son muy buenas.  

Por eso "son necesarios" los árbitros.

 

Minas y otros agujeros negros

Por: | 10 de julio de 2012

MINAS
Todos somos un poco mineros,
 si miramos un mapa con los yacimientos minerales de nuestro país, sobre todo si nos alejamos unos años en el tiempo, dudo que hubiera alguna población sin una explotación minera en menos de 50 km a la redonda, por eso todos aprendimos a respetar un trabajo envuelto por el misterio del azar. Si el universo se creó en un agujero negro del espacio, la vida continuó gracias a los muchos agujeros negros que se hicieron en el terreno. 

El ser humano miró antes al suelo que al cielo, y aprendió pronto que para mantenerse en la superficie de la evolución tenía que profundizar en la tierra y sacarle el jugo mineral que contenía, era la forma de darle consistencia al mundo que empezaba a levantar, y de aportar energía para mantener el invernadero de la cultura a la temperatura adecuada para que creciera la humanidad que nos caracterizaba. Y creció y se extendió, es cierto que también lo hizo la inhumanidad y que en su nombre se han cometido las peores barbaridades, pero en todo momento la tierra fue leal y dio antes que el cielo aquello que se pedía a las alturas. Hemos ido superando épocas y etapas, pero aún no hemos sobrepasado ninguno de los periodos minerales que un día alcanzamos: seguimos en la edad del bronce, en la del cobre, en la del hierro… y hemos vuelto a la edad de las piedras en al camino. Nunca tuvimos una “edad del carbón”, aunque no dudamos en llamar a su consecuencia “Revolución Industrial”, quizás por esa prepotencia ganada con el tiempo de querer destacar más lo artificial que lo natural. 

Nací en Serón, en la provincia de Almería, un pueblo con minas de hierro (Las Menas), que trajeron riqueza y prosperidad a toda la comarca. Cerca estaban las minas de mercurio en Bayarque y las de talco en Somontín, y un poco más al Este las canteras de mármol de Macael, todo a menos de 20 km. El cultivo de la tierra se prolongaba con la minería, por eso el mundo rural, por mucho asfalto que le pusieran a sus calles y por muchos pabellones deportivos que levantaran, siempre permaneció unido a la tierra, y su gente prefería tener antes los ahorros invertidos en tierra que metidos en un banco. Ya no hay ahorros, los bancos no son de fiar y la tierra está abandonada

Las minas de hierro de Serón se cerraron en 1968, después le siguieron las de Bayarque y las de Somontín, el mármol se resiste, pero la crisis se está comiendo la esperanza como las polillas acaban con la madera. Cada vez que una mina se cierra los papeles se invierten, es como si la oscuridad que guarda en su interior saliera e invadiera toda la zona, y como si la ilusión y la alegría de su gente cayera por su boca hasta la profundidad más irrecuperable. En Serón, nada más cerrar las minas, la gente empezó a huir de la desesperanza y de la frustración. Comenzó una migración que se llevó lo mejor de nuestra tierra, que no era el hierro ni el mármol, tampoco el mercurio o el talco, a otros lugares de España y de Europa que crecieron con la iniciativa, la decisión, la determinación y la fuerza que nos faltó para salir de ese otro pozo que apareció en el lugar cuando se cerraron los de las minas. Atrás dejaron la soledad y las lágrimas, y unas casas cerradas a las que sabían que no regresarían nunca. 

En tan sólo dos años la población de Serón descendió un 30%, y en 15 años un 51%. Hoy, más de 40 años después, aún sigue descendiendo a pesar del gran esfuerzo y trabajo que se realiza desde el municipio. 

El cierre de las minas de carbón, tal y como se presenta, supone liberar esa oscuridad para hacer de sus comarcas un paisaje tenebrista y acabar con la vida que hoy las habita. Todo el mundo lo sabe porque, por desgracia, es parte del proceso histórico que viene sufriendo la minería con el argumento de la “rentabilidad” centrada en lo económico. Sólo recuerdo noticias de cierre de minas bajo la misma justificación, sin que haya dejado de ser necesario el mineral que se saca de ellas. Y cuando la mirada se aparta de las personas el significado es doble: Por un lado quiere decir que importan más los números, y por otro, que el olvido de las personas tiene dos protagonistas: no importa lo que ocurra con la vida de quienes salen de la mina, y no importa lo que ocurra con la vida de quienes entran en la mina en otros países donde no existen derechos ni protección suficiente de los trabajadores. 

La marcha minera que finaliza este miércoles en Madrid (11-7-12) no pide ningún privilegio, tan sólo continuar con uno de los trabajos más duros y de más riesgo, eso ya debería ser suficiente para que nos detuviéramos a pensar lo que hay detrás, y para entender la injusticia que se puede llegar a cometer si se saca la oscuridad de unas minas con la única opción de empujarla, como si fueran vagonetas cargadas de carbón, hacia un futuro aún más negro.

El loco de Oslo

Por: | 03 de julio de 2012

BREIVIK
Anders Breivik no está loco,
 es cierto que padece una enfermedad mental según los psiquiatras, pero no “ha perdido la razón”, todo lo contrario, la ha utilizado para ir ganando razones sobre las que justificar su conducta. 

Nos hemos acostumbrado a utilizar la locura como el argumento que evita la realidad para permanecer ajenos a ella, y así, cuando no es la persona es la conducta, pero siempre acudimos al loco o a la locura como el mejor tranquilizante de la conciencia. Por eso la locura habitualmente se mueve más fuera de las cabezas que en su interior, para dar sentido a aquello que la razón se resiste a aceptar. Sería más fácil admitir que el ser humano es capaz de cometer las mayores atrocidades en su sano juicio e intentar actuar en consecuencia para modificar y prevenir tales conductas, que negarlo y encontrarnos con la sorpresa de la incomprensión o la huida de la negación. Pero es más cómodo ignorar que la voluntad también juega en las conductas terribles y luego responder con la tesis de la locura para conseguir un doble objetivo: por un lado integrar lo ocurrido sobre la anormalidad y la patología, y por otro, protegernos y escondernos como sociedad detrás de unas características que no son del todo ciertas. 

No, no somos tan buenos como nos quieren presentar, tampoco tan malos como algunos creen, pero deberíamos ser capaces de mirarnos a los ojos en el espejo de la realidad para reconocernos con nuestras virtudes y defectos, y entre estos aceptar la violencia como parte de las conductas que nacen de la voluntad, no del accidente o el descontrol. 

La locura siempre ha sido un argumento frecuente para explicar los crímenes más graves bajo un planteamiento relativamente lógico: como no es normal que nadie mate a alguien, quien lo hace es anormal, es decir, está loco. Y de esta manera explicamos lo ocurrido y liberamos al resto de poder actuar como ese asesino porque la mayoría de la gente no está loca. A lo largo de mi experiencia como médico forense no recuerdo un solo caso de homicidio o de agresiones graves en el que la defensa no haya utilizado el planteamiento de que la persona defendida padecía una enfermedad, un trastorno mental o un proceso pasajero que durante la realización de los hechos le hizo perder la cabeza que después lleva tan alta. Sin embargo, la mayoría de los estudios y exámenes forenses realizados pusieron de manifiesto que se trataba de personas completamente normales que actuaron con pleno conocimiento. 

“Loco es quien padece una enfermedad mental, y criminal quien comete un crimen”, lo decían los psiquiatras clásicos para combatir esa idea, aún presente, de querer hacer pasar el crimen como una locura, y al enfermo mental como un criminal o persona peligrosa. 

La enfermedad mental no induce al delito, sólo en un porcentaje mínimo de casos existe una relación entre la alteración que padece un sujeto y una conducta criminal grave, y por supuesto es mucho más bajo que el de las personas cuerdas que delinquen, sin que nadie diga que la cordura induce el crimen. Esto debería llevar a dos consecuencias: por una parte desvincular el crimen de la enfermedad mental, y por otra, entender que la existencia de una enfermedad mental diagnosticada no implica que toda conducta (criminal o no) realizada por esa persona sea consecuencia de dicho proceso. 

Breivik puede padecer una enfermedad mental, pero el análisis de la conducta seguida el 22 de julio de 2011 demuestra que existía plena conciencia en lo que hacía: sabía lo que llevaba a cabo y podía haber elegido entre hacerlo y no hacerlo. Es más, se trató de una conducta elaborada y perfectamente planificada a lo largo de las semanas previas y durante su ejecución. Eligió dos escenarios y dos acciones criminales, una en el centro de Oslo colocando una bomba para atraer la atención, y otra en la isla de Utoya para alcanzar su verdadero objetivo, el asesinato de jóvenes previamente seleccionados. No se trataba de cualquier grupo de jóvenes, sino de un grupo que pertenecía a las juventudes laboristas, y para conseguirlo planificó cómo vestirse, qué armas utilizar, cómo llegar hasta la isla, y cómo actuar a lo largo de un tiempo interminable. 

La enfermedad que padece no tiene nada que ver con la conducta ejecutada, puede influir en la percepción de algunas situaciones, pero no condicionar al margen de su inteligencia y voluntad una conducta tan elaborada como la que llevó a cabo ese día de julio en Oslo. Anders Breivik es un fanático ultraderechista con unas ideas sobrevaloradas que decidió dar un paso adelante para convertirse en ese héroe que otros llaman loco. 

En Europa está creciendo la ultraderecha fanática y se está dejando ver de muchas formas, mientras olvidamos que cuando llamamos locos a los criminales, los criminales y quienes piensan como ellos nos llaman tontos al resto e intentan aprovecharse de nuestra desorientación.

El País

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