Bibiana Aído no se ha ido, después de los innumerables chistes de mal gusto que han hecho con su apellido para decir que Bibiana “A-ído a Madrid” cuando estaba en Cádiz, a la Secretaría de Estado cuando era Ministra, o a Nueva York cuando se encontraba en España, Bibiana Aído sigue aquí y está muy presente en la obsesión de muchos, sobre todo de algunos medios.
Sólo tienen que ver cómo los medios de comunicación de siempre han vuelto durante estas últimas semanas a lanzar toda su artillería contra ella. Y no ha sido por casualidad.
A Bibiana Aído no le perdonarán nunca que fuera mujer, joven, inteligente y que fuese capaz de gestionar el Ministerio más difícil, con el menor presupuesto de la historia y en unos momentos muy complicados. Y menos aún, que a pesar de todo ello lo haya hecho con éxito en una materia como la Igualdad, que incomoda a derecha e izquierda, arriba y abajo, dentro y fuera, y adelante y atrás. Pero lo que menos le perdonan es que, en este contexto, sacara adelante la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, la conocida como Ley del Aborto.
Y ese “sin perdón” lo están llevando hasta los últimos extremos para cumplir, como buenos cristianos, con la promesa que un día le lanzaron en el Ministerio de Igualdad ante testigos: “no te vamos a perdonar nunca lo del aborto. Vamos a ir a por ti”.
Y como ella se ha ido del Ministerio, de la política y de España, ellos la siguen y la persiguen para conseguir su objetivo allí donde esté. Un objetivo muy sencillo y que se puede resumir de forma simple: Como la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo viene a reconocer y a resolver un problema social existente (no inventado por la ley), y lo hace de forma preventiva y dando la responsabilidad de la decisión individual a quienes viven el problema, no a las personas que lo ven desde fuera, y como, además, la Ley ha tenido un amplio respaldo parlamentario, apoyo social y ha conseguido disminuir la cifra de abortos, la forma de cuestionar los resultados se dirige a desacreditar a la persona responsable que la ha promovido, Bibiana Aído. La estrategia es sencilla: si ella es mala, lo que haga será malo; si ella no vale, lo que haga no tendrá valor.
Por eso nada más trasladarse a Nueva York determinados medios empezaron a crear una nueva imagen de ella para lograr un objetivo diferente. Ya no valía lo de “miembra por aquí y miembra por allá”, ni mentir al decir que no era licenciada, cuando sí lo es, ni tantas otras cosas que generaron el rechazo de quienes estaban en una posición ideológica enfrentada a la suya. Ahora lo que pretenden es la crítica de quienes están cerca de ella en militancia, ideología y simpatías.
Las primeras críticas en Nueva York volvieron a mezclar lo personal con lo profesional con fotomontaje incluido, después, sin dejar de darle vueltas a esos temas, ampliaron su radio de acción y añadieron nuevos elementos relacionados con lo material insistiendo, básicamente, en el sueldo elevado y en una vida de lujo en la Gran Manzana. Este ataque a Bibiana como mujer es algo muy característico del posmachismo, que siempre utiliza dos grandes argumentos críticos para ganar adeptos: por un lado hablar de dinero para que cualquier decisión parezca que sólo tiene como objetivo el enriquecimiento personal, y por otro referirse a la ideología, y de este modo tratar de hacer ver que las propuestas no obedecen a la razón ni se dirigen a resolver problemas de la sociedad, sino que parten del sesgo de unas ideas rígidas y que, en cierto modo, van en contra de una parte de esa sociedad. Tenemos ejemplos muy claros y cercanos cuando se dice que la Ley para prevenir la Violencia de Género va contra los hombres, o que el matrimonio entre personas del mismo sexo tiene como objeto acabar con la familia... Es parte de la estrategia del posmachismo que, como pueden ver, se utiliza en las críticas contra Bibiana Aído.
Ahora han vuelto al ataque sobre esos aspectos relacionados con lo económico y lo material, y lo han hecho con mentiras tan burdas y fáciles de comprobar como las que han incluido en un reportaje publicado el pasado fin de semana (20-10-12), lo cual más que una crítica a la exministra de Igualdad lo que demuestra es la falta de profesionalidad de quienes lo han escrito, y la intencionalidad dañina de los medios que lo publican y luego reproducen sistemática y repetidamente, pues no es la primera vez que se mueven en esa dirección. En el reportaje se incluyen, al margen de todas las interpretaciones e insinuaciones que buscan su descrédito, tres mentiras objetivas:
- Ni ha vivido ni se ha trasladado a vivir a Tribeca, ese barrio repleto de actrices y actores de vida loca, bohemia y cara.
- No es cierto que cobre el 80% de su sueldo como anterior Secretaria de Estado. Cualquier alto cargo tenía ese derecho durante dos años debido a las incompatibilidades que le aplican, las cuales sí se han mantenido. Y, curiosamente, han sido los responsables del PP cuando les tocaba a los del PSOE cobrarlo quienes lo han suprimido. Veremos qué deciden al final de la legislatura.
- Su salario no lo paga el Gobierno de España, lo hace Naciones Unidas al igual que el de cualquier otra persona en su posición que forme parte de la organización.
Todos estos ataques persiguen crear la nueva realidad de una Bibiana Aído rica, frívola, de vida alegre, nada comprometida con los problemas de España, y nada solidaria con el dolor de quienes sufren sus consecuencias… Pero sobre todo, buscan presentarla como traidora a sus ideas y a una forma de entender la vida por la que tanto ha luchado y sigue trabajando. Y por eso han vuelto a destacar la idea tan propia del posmachismo de la “compra del puesto de trabajo”, como si en Naciones Unidas hubiera una subasta de puestos. Y para ello han vuelto a jugar con la relación entre la causa y la consecuencia, cambiando una por otra como parte de la estrategia de la “falacia pro-sequitur”, utilizada ya por los presocráticos, pero actualizada también por los posmachistas.
España ha hecho aportaciones económicas como país donante a la cooperación en general, y entre ellas a ONU Mujeres para desarrollar las políticas de igualdad de género y contra la violencia que sufren mujeres y niñas en todo el mundo. Políticas de las que España es considerada una referencia internacional, y por las que las personas que trabajan en estas materias son reclamadas en todos los países para que aporten su conocimiento y experiencia. Este es el dato objetivo, pero en lugar de verlo como una consecuencia del compromiso del Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, que lo primero que hizo fue aplicar ese criterio dentro de España, gracias a lo cual tenemos las dos leyes más “copiadas” fuera de nuestras fronteras, la Ley contra la Violencia de Género y la Ley para la Igualdad efectiva de Hombres y Mujeres, se le da la vuelta a la tortilla y se presenta como una especie de estrategia para conseguir comprar un puesto en Naciones Unidas. Y en lugar de entender que Bibiana Aído ha sido seleccionada para formar parte de la estructura más alta de ONU Mujeres por su preparación y por haber sido la máxima responsable del desarrollo de esas políticas tan valoradas por el resto de los países, se intenta presentar como si Zapatero hubiera alquilado ese puesto para ella por una temporada. El argumento, además de falso y de pobre, deja en muy mal lugar a quienes lo utilizan al demostrar un gran desconocimiento del funcionamiento de Naciones Unidas. Ni Naciones Unidas lo permitirían, ni las personas responsables de cada oficina aceptarían a “cualquier persona” para impulsar sus proyectos por unas aportaciones económicas realizadas en el pasado.
Por otra parte, circunstancia que demuestra que Bibiana Aído está en Nueva York por mérito propio, no debe ser tan malo el trabajo realizado por ella ni las políticas desarrolladas por al Gobierno Zapatero en materia de Igualdad y erradicación de la violencia de género, cuando el Gobierno de Rajoy después de un año en el poder no ha cambiado ni una coma, continúa aplicando lo que se venía haciendo y, por ejemplo, en algo tan visible como la sensibilización, ha recurrido a las mismas campañas que se elaboraron y utilizaron por el Gobierno anterior. Como dice el refranero, “algo tendrá el agua cuando la bendicen”… Por cierto, nada más irse Bibiana y el PSOE del Gobierno España ha bajado 14 puestos en el ranking mundial de Igualdad...
Los argumentos para presentar esa “compra del puesto” en ONU Mujeres son absurdos y, como digo, muy propios del posmachismo. Ahora lo que buscan con la estrategia emprendida va un poco más allá, y se basa en tres elementos:
- Buscar el descrédito de Bibiana Aído entre los suyos
- Reforzar la cohesión interna de quienes critican las políticas socialistas, manteniendo vivo el rechazo generado hacia ella con anterioridad.
- Desprestigiarla como profesional responsable de las políticas de Igualdad y de la nueva Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, para así cuestionar la propia ley.
Y no es casualidad que lo hagan en un momento en el que las decisiones económicas de Rajoy van de mal en peor, con el desasosiego del “rescate sí, rescate no”, y en un tiempo en el que el Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, va a presentar su reforma de la Ley del Aborto.
Podrán seguir ladrando conforme las políticas de Igualdad y sus responsables, también Bibiana Aído, continúan cabalgando. No conseguirán nada salvo ponerse en evidencia. Sin embargo, entre tanto ruido sorprenden tres silencios:
- El del PSOE. A Bibiana Aído no se la critica por cuestiones ni decisiones en su vida privada, sino por lo que hizo como Ministra y Secretaria de Estado del Gobierno de un partido socialista en el que milita desde su primera juventud.
- El de muchas organizaciones feministas que tan cerca estuvieron cuando las políticas de Igualdad se movían en España gracias al impulso y a la fuerza del pequeño Ministerio de Igualdad.
- El de otros medios de comunicación que no critican a quienes utilizan la libertad de expresión y el derecho a la información para mentir, difamar, desinformar y agredir a determinadas personas. La mayor censura no es la que impide la información, sino la que hace que la información no sea creíble. Los problemas que tiene hoy la política se deben en gran medida a la desafección ciudadana, pero peor será la situación si esa distancia se produce entre los medios y la sociedad. Sin información no habrá conocimiento ni decisión consecuente. La información no puede ser cuestión de fe, sino de veracidad, y hoy muchos creen o dejan de creer según el medio, algo que es malo para toda la comunicación y para la sociedad.
Los silencios siempre son cómplices y las palabras aliadas, sólo hay que ver de qué lado están, del de la verdad, la libertad de expresión y del derecho a la información, o del “todo vale” mientras a mi me sirva.
Por eso quienes hemos trabajado con ella en el Ministerio de Igualdad, y hemos visto y sufrido los ataques furibundos de quienes no soportan que se haga aquello que la sociedad necesita, simplemente porque no coincide con su posición, aunque esa rigidez conlleve el dolor y el sufrimiento de muchas personas, no estamos dispuestos a callar como si lo que cuentan fuera verdad. Estos días lo hemos hablado, hoy lo escribo.
Ustedes mismos.