Si algo caracteriza la vida del ser humano son las ausencias, puede parecer extraño que sea lo ausente los que nos condicione cuando vivimos rodeados de cosas y personas, y cuando la cultura y el desarrollo nos han ido arropando de necesidades materiales que se nos hacen imprescindibles, pero si algo ayuda a tomar conciencia de nuestra propia realidad son los límites que marca la ausencia, y los sentimientos que genera ese reencuentro con la desnudez de uno mismo.
A pesar de ese componente emocional e íntimo, hay quien entiende las ausencias como carencias, como aquello que se ha perdido o que no se ha podido conseguir, en lo que sin duda es una visión simple reflejo del materialismo gris que ha ido amueblando el cerebro conforme ha sacado la sustancia del mismo color de su corteza. Las ausencias son las que hacen sentir que eres otra persona sin aquello que habitualmente te acompaña, las que te desubican del tiempo, las que llevan a perderte en el pensamiento en busca de una respuesta. Por eso el ser humano ha aprendido a evadirse de lo inmediato y de lo concreto, y se lanza a caminar por el continente conocido de la memoria o por los territorios no expugnados de la imaginación, para encontrar esas emociones que aprendió a sentir con alguna ausencia.
Sin embargo, no todo el mundo actúa del mismo modo, y ante los problemas que se presentan en el día a día nos encontramos con una doble actitud, especialmente ante aquellos que afectan a elementos profundos de los sentimientos, ideas o valores que acompañan a la motivación en el momento de decidir un comportamiento. Por una parte están las personas que necesitan “ausentarse” de lo inmediato para hacer de la reflexión una razón a la hora de decidir, y por otra quienes se limitan a responder de manera automática sin más razonamiento que la propia reacción.
En el primer caso, la evasión suele venir de la mano de la imaginación o de la abstracción, pero en ocasiones la fuerza de la voluntad no es lo suficientemente intensa para superar los límites de lo inmediato, y la persona necesita tomar distancia para poder salir de una presencia que le inquieta o preocupa hasta alcanzar una ausencia accesible a la mirada, no sólo a la imaginación o al recuerdo. Sólo entonces puede sentarse a su sombra en busca de esas sensaciones y de alguna respuesta.
En el segundo caso, el problema de esas personas es el contrario, no saben muy bien dónde están ni dónde quieren ir, y sólo se limitan a responder de manera automática ante cada estímulo que perciben, como si fueran las migas de Hansel y Gretel que les señalan el camino. Son personas desorientadas que sólo esperan a que ocurra algo para entonces responder, y si no sucede nada permanecen extraviados en su desconcierto, pues en el fondo no buscan meta alguna, sino que otras personas no logren sus objetivos. Confunden la manifestación con la presencia y el camuflaje del silencio con la ausencia.
El verano, con esa luz intensa e incansable que se prolonga más allá del horizonte, es un tiempo muy propicio para desvelar presencias y ausencias.
El análisis se podría aplicar a cualquier ámbito de la sociedad, pero hay dos en los que llama la atención este juego de luces opacas y sombras con velcro de quita y pon. Uno de ellos es el de la política y otro el del posmachismo. Y no es casualidad.
Los dos añoran posiciones de poder o referencia desde las que sus ideas y valores son tomadas como verdades incuestionables, y en los dos hay personas que viven en esa desorientación que lleva a entender la manifestación como presencia y el silencio como ausencia, cuando en realidad sus palabras y manifestaciones demuestran su nimiedad, y sus silencios revelan esa presencia expectante para saltar a la primera oportunidad con las soflamas y llamadas al cierre de filas de los suyos. Todo lo diferente se entiende como una amenaza, no como la consecuencia de la reflexión y el pensamiento de otras personas con ideas distintas, de ahí que su respuesta sea el ataque.
Siri Hustvedt escribió en 2011 “El verano sin hombres”, una historia que lleva a una mujer a buscar la ausencia en la distancia. No era suficiente la abstracción ni el pensamiento para poder evadirse de la realidad que la envolvía, y Mia Fredricksen decide marcharse a un pequeño pueblo del interior. Allí se encuentra con mujeres de todas las edades que, al contrario que ella, no se habían alejado de sus problemas ni de sus inquietudes. En la novela hay poesía, se ve de cerca el final de la vida, la vitalidad de la ancianidad, las extrañas alianzas de la juventud. También hay dolor, violencia de género, soledad, risas, amistad... Al final, todo ese juego de claroscuros, de luces y sombras proyectados por un verano sin hombres, ayuda a resolver los problemas de esas mujeres y a conocernos mejor en ellas. Lo que nos trasmite Siri Hustvedt no sólo está en sus palabras, también aflora en cada una de las ausencias que las acompañan como si fueran su eco, en aquellos detalles y cuestiones que no aparecen en su historia, pero guardan la esencia que te conmueve.
Este septiembre amenazante con sus tormentas y sus titulares ha puesto fin a un “verano sin hombres”. A un estío en el que muchos de los que presumen de su hombría posmachista han preferido esconderse en el silencio a la espera de una ocasión para volver a atacar. Un verano en el que la política y sus hombres han callado y en el que una mujer, como la protagonista de la novela de Siri Hustvedt, ha decidido ausentarse para impartir clases en una universidad de Miami y así estar más presente.
Todo lo que se defiende a voces y a golpe de titular no da para un verano… Curioso.
El otoño traerá de vuelta a los hombres, las mujeres nunca se fueron.
Hay 10 Comentarios
Toda una perorata infumable para comunicarnos, con pesar, que Lady Mimitos se autoexilia. Como ya lo hicieran otras -via trifásico que pagamos todos con nuestros impuestos- a selectos puestos del organigrama de entidades gubernamentales internacionales. Sin embargo, la Sra Chacón elije universidad indefinida de Florida, total a una hora de vuelo tiene casa propia. La felicidad sería completa si realmente permaneciera en el exilio -como tantos jovenes y no tan jovenes mejor preparados y más dotados tanto para recibir formación como para impartirla- más de una legislatura ó abandonara directamente su vocación politica. Pero no, this Spain, aqui nadie renuncia a la mamandurria después de haberla disfrutado. Amenaza, antes de partir, que volvera cuando la coyuntura para su persona -aspira a ser la primera ministra de éste País- le sea más favorable. Entonces a su curriculum podrá añadir que habla inglés -caso inédito para un presidente made spain- con acento OTAN, de entrada NO. Gracias.
Publicado por: Lisístrata. | 09/09/2013 0:42:01
Pues vaya chiste. ¿Desde cuándo los nombres comunes (país) se escriben con mayúscula? Bueno, tampoco se le puede pedir mucha ortografía a quien ve menos que un topo o un Lorente.
Publicado por: José | 07/09/2013 9:38:11
ay, crudo, no has ido a la playita o a la piscina y te has puesto vuelta y vuelta al sol? o sigues todavía crudo? mejoraría tu humor, créeme
Publicado por: Yo misma | 06/09/2013 20:02:56
Se equivoca crudo, yo no he dicho que usted trabaje en "EL PAÍS", sino "...que trabaja en el País", que es algo muy distinto.
¿Acaso no trabaja usted aquí, en España? (jejejé)
Recomiendo un blog muy bueno, donde pueden aprender muchas cosas interesantes y también cultivar su sentido del humor:
http://blogs.elpais.com/autopsia/2013/09/la-conversaci%C3%B3n-de-rajoy-con-obama-en-la-cumbre-del-g-20.html
Publicado por: EL TOPO | 06/09/2013 18:27:54
De verdad, que profundo rechazo tiene este hombre contra el resto de hombres. Es asquerosamente sexista. Algún psiquiatra sabría determinar lo que padece.
Compadezco a sus hijos varones. Más les hubiera valido nacer niñas.
Publicado por: PAC | 04/09/2013 13:49:26
"Muchos de los que presumen de su hombría posmachista han preferido esconderse en el silencio a la espera de una ocasión para volver a atacar". Curioso que lo diga quien, desde finales de julio hasta finales de agosto, abandonó el habitual discurso misándrico (esconderse en el silencio, lo llamo yo) consciente de que el público que alimenta sus comentarios (esos que denomina "posmachistas") estaría probablemente de vacaciones. Cuatro entradas de lo más asépticas. Sólo vuelve a retomar dicho tono a finales de agosto (espera de una ocasión propicia) cuando sabe que su público vuelve a escucharle. Y regresa a su habitual sonata misándrica (volver a atacar, que dice él). Dime de qué presumes...
Publicado por: crudo | 04/09/2013 9:34:26
@EL TOPO: Pobre de aquel que trabaje en El País y a quien confundáis conmigo... porque tú no me quieres bien, sospecho...
Publicado por: crudo | 03/09/2013 20:33:09
Sí, curioso... Pero se me ocurre un título aún mejor... ¿Qué tal "Una Vida sin hombres... "?
Crudo, sabemos que trabaja en el País... Le tenemos fichado.
Publicado por: EL TOPO | 03/09/2013 19:06:46
Uuuhm! Sugerente título... Me gusta! A ver cuando tengo más tiempo libre para leer "otras cosas". No suelo leer muchas novelas. Pero, ese título... ¡Maravilloso!
Por mi parte, recomiendo la lectura de un libro que empecé hace pocos días... Aunque tiene ya dos décadas. Sin embargo, está tan vivo hoy como ayer, si no más. "10 palabras CLAVE sobre MUJER", (varias autoras), dir. por C. Amorós. Muy apropiado tenerlo presente en los tiempos que corren.
Le deseo a usted una larga Vida.
Publicado por: Libertaria | 03/09/2013 19:03:58
El otoño traerá de vuelta a los hombres y a buena cantidad de mujeres. A cerraros el chiringuito a quienes odiaís a los hombres, espero.
Publicado por: crudo | 03/09/2013 13:20:25