La orquesta de instrumentos desafinados que dirige la mano invisible, más que una partitura sigue una partida, y a la más mínima sale corriendo para dejar tras de si ese silencio delator de su responsabilidad.
Los instrumentos de cuerda, viento y tempestades, se esconden entre los metales y la re-percusión para interpretar el playback de la actualidad… Todos se mueven al dictado del director, pero nada suena… Es la ficción de una mentira, o lo que es lo mismo, una doble mentira, la de quien mueve los labios para hacer como que pregunta, y la de quien los mueve sin contestar nada para que sean los subtítulos que ponen otros los que respondan.
No es casualidad que la respuesta más frecuente en estos días de tránsito sea “no toca”. Da igual a quién se le pregunte y lo que se pregunte, la respuesta es “no toca”. Con esta crisis de “no tocar” y silencios, hasta a Sam, el solícito pianista de "Casablanca" estaría en el paro.
Cuando al Ministro Montoro le piden bajar el IVA, él responde que “no toca”; cuando al Presidente del Gobierno le preguntan sobre Cataluña dice que “no toca”; si a la Ministra de Empleo le hablan de paro y pensiones ella saca el “no toca”; si es el Ministro de Justicia el interpelado sobre la reforma de la Constitución comenta que “no toca”; si a Rubalcaba le indican que comente el tema de las primarias, él rápidamente afirma que “no toca”; y cuando a otros miembros de la Ejecutiva del PSOE le hablan de fechas y “flechas”, ellos nos dicen a coro que “no toca”.
Ya no es que la orquesta esté desafinada, sino que está callada porque no sabe lo que tocar, y mientras que el público pide un pasodoble al frente, los músicos ensimismados cada uno en su instrumento, miran a una pantalla de plasma a la espera de que aparezca un compás y una brújula.
¿Quién decide qué es lo que toca o no toca?, ¿ y quién cuándo toca lo que toca o no toca lo que no toca?
La situación que estamos viviendo y la respuesta que se da ante la demanda de información por parte de la sociedad, es paradigmática de esa otra realidad paralela que la crisis ha creado para que las miradas se dirijan a ella y eviten los problemas que nos encontramos en el día a día. La clave que garantiza el éxito es que “todo ocurra como si no ocurriera nada”, y eso es lo que han conseguido al mezclar la culpa, el miedo, la esperanza y la mentira.
Hace unos años, cuando alguien no quería contestar a una pregunta la respuesta era “sin comentarios”, lo cual no rompía el silencio pero reconocía una realidad encajada en el tiempo y en el lugar… De alguna manera, se aceptaba que había un problema ante el cual no se quería opinar por diferentes cuestiones o estrategias.
Sin embargo ahora, cuando existe una situación delicada o comprometida que se quiere evitar, la respuesta es “no toca”, una forma de contestar que diluye el problema. Y lo diluye en el tiempo, al no negarlo y al dar a entender que en otro momento indefinido se hablará de él, pero también lo disuelve como realidad, al indicar que si ahora no es el momento de hablar sobre el tema, de alguna manera se dice que no es tal problema, que tiene algo de invención.
Es una respuesta propia de una situación de poder. La da quien puede evitar el debate y lo hace en beneficio propio, por eso lo hacen desde la izquierda y desde la derecha respecto a sus respectivos campos de influencia.
La estrategia es un error que, dependiendo del tema y de su trascendencia, puede llegar al territorio de la gravedad. Y es una equivocación porque que con ella no se evita que “no se hable” de ese problema, más bien lo contrario, facilita que lo hagan quienes tienen más interés en presentarlo como tal problema o conflicto. Si quienes tienen la posibilidad de opinar con criterio y rigor sobre una cuestión callan y dicen que “no toca”, los que no disponen de las referencias adecuadas y buscan avivar un debate para mandar sus barcas a pescar en las aguas revueltas, hablarán sobre él… y mucho.
Una democracia se construye desde la Libertad para luego alcanzar la Justicia, la Igualdad y el resto de los Derechos Humanos, pero se mantiene sobre la información, que es la que crea la conciencia crítica de una sociedad que debe tomar las decisiones sobre su destino.
El nivel de desinformación que existe en la actualidad es realmente preocupante, y el problema no está sólo en quien calla, también reside en quienes teniendo la responsabilidad de informar juegan con los silencios y callan ante ellos como si fueran una opción, para de este modo presentar sus opiniones e intereses como información.
Los medios de comunicación tienen una doble responsabilidad, la de informar a la sociedad y la de exigir esa información para luego compartirla. Un Gobierno o un responsable político no pueden jugar a la beneficencia informativa en su interés, y si lo hacen deben ser cuestionados por ello, y hacerlo fundamentalmente desde los medios de comunicación.
La información es la sangre que corre por las arterias y pasillos de sus redacciones, sin ella morirán de anemia. Y si la reciben preparada en bolsas del grupo cero negativo y no la contrastan, podrá llegar intoxicada y acabar con el medio por sobredosis, como ha sucedido con Canal 9 en la Comunidad Valenciana. En cualquiera de los dos casos la democracia habrá perdido salud.
No necesitamos intrumentos orquestados para interpretar el silencio. No se puede buscar que la sociedad participe más en democracia, como pretenden los grandes partidos, y al mismo tiempo no dar información sobre las cuestiones que preocupan. No podemos aceptar el “no toca” como respuesta, y menos cuando quienes callan no paran de “tocar” ciertas partes del cuerpo de la gente con sus políticas. El paternalismo político no vale con una democracia que supera los 30 años. Ya hemos crecido y somos adultos.
Hay que cambiar de ambiente, romper con la rigidez en las formas de relacionarse las instituciones y la sociedad, e instalarnos en una gran pradera para vivir la política de forma más espontánea y flexible. Allí no hará falta una orquesta y se podría “poner una tómbola”… al menos “siempre toca”, si no es un pito es una pelota.
Hay 4 Comentarios
Ataques personales no hacen crítica constructiva, sino destructiva y dejan en mal lugar a los comentaristas de este blog, que conste que soy apolítica y que el Sr. Lorente no me da de comer.
Publicado por: Clara | 20/11/2013 22:09:37
No se saldrá usted con la suya.
Más tarde o más temprano, se le verá el plumero...
Publicado por: Eduardo Martinez | 16/11/2013 5:24:30
Me siento identificada con los ciudadan@s que están hart@s de que "no toque" lo que interesa al pueblo. En fin, a ver si aprendemos y lo reflejamos en las urnas.
Publicado por: Clara | 14/11/2013 13:19:58
Percusión, hombre de dios, percusión. Que repercusión es otra cosa. ¿Un pedazo de intelectual como usted sin duda sabe la diferencia entre percutir y repercutir?
Los silencios también son música. Le corresponde al melómano decidir si le gusta como encajan en el conjunto de la pieza, o no. A mí personalmente me gustan poco, pero cada persona es distinta y puede juzgar por sí misma.
Tiene gracia, por cierto, lo de que el paternalismo político no vale. Teniendo en cuenta el planteamiento paternalista que sigue usted en muchas otras áreas. Aunque eso ahora no toca, obviamente.
Publicado por: 8888 | 10/11/2013 15:30:21