Ayuda al Estudiante

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El ecosistema educativo tiene un triángulo esencial: estudiantes, padres y profesores. Lo demás es contexto. Si este se sitúa en el centro de gravedad, algo va mal. Los análisis sobre educación tienen un peligro casi invisible: la paralización fascinada por lo mal que estamos. Descalificar sin analizar es injusto y analizar sin proponer alternativas, estéril. Así que el propósito de este blog es claro: ayudar a estudiantes, padres y profesores a encontrar alternativas de mejora.

Sobresaliente en injusticia, suspenso en excelencia

Por: | 06 de septiembre de 2013

La autora invitada es una joven estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones, lectora del blog, que me escribió el pasado 4 de septiembre. Quería manifestar y compartir su decepción y su indignación por el problema político-administrativo que ha sufrido en Madrid. Su relato refleja perfectamente el modo en que la astronómica distancia entre propaganda política y hechos inflige un daño real a personas con nombres y apellidos, y, por lo tanto, a la sociedad en su conjunto. Muchos políticos hablan de excelencia, pero ni la practican ni la cultivan. Y, en casos como este, la desprecian. Eso sí, administrativamente.


Autora invitada: IRENE ORTIZ DE SARACHO PANTOJA (Madrid)

Una de las expresiones más utilizadas últimamente al hablar de educación es la “búsqueda de la excelencia”. Esfuerzo y trabajo duro para intentar lograr el máximo rendimiento académico. Concretamente, “aprovechamiento académico excelente”, como reza la convocatoria de las Becas de Excelencia de la Comunidad de Madrid para este curso 2013/2014 en el ámbito universitario.

Así que en esas me veo, decidida a enviar por primera vez mi solicitud para estas becas, tras obtener una media de 8.94 en el segundo curso de mis estudios de Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universidad Politécnica de Madrid. La mínima nota exigida en estudios relacionados con ingeniería es un 8, así que estoy convencida de que no habrá problemas.

De hecho, me da confianza el hecho de que el propio Gobierno autónomo dice al inicio de la norma lo siguiente: “El fomento de la excelencia en educación es una prioridad irrenunciable de la Comunidad de Madrid. Reconocer y premiar el esfuerzo y el talento de los mejores estudiantes a todos los niveles es un principio básico de política educativa, puesto que la excelencia de algunos redunda en el provecho de todos. La excelencia de un alumno no solo es beneficiosa para su desarrollo individual, sino también para todo su entorno educativo y social. Los estudiantes que destacan por su esfuerzo y capacidades intelectuales son un incentivo, un ejemplo y una ayuda notable para el avance de todos los demás. Asimismo, la alta cualificación profesional que estos estudiantes presumiblemente alcanzarán revertirá con creces en la sociedad que ha invertido en su formación”.

Pero no. No es así. Imaginen mi cara de sorpresa al ver que, tras rellenar todo el formulario, no puedo continuar con el proceso por un peculiar motivo: no haber sido beneficiaria de la beca anteriormente, en mi año de ingreso a la universidad.

No puede ser. Eso no puede ser. Es un error informático, seguro. Intentémoslo otra vez.

Pero no. La triste realidad es que la Comunidad de Madrid ha decidido restringir la concesión de becas incluyendo este año un nuevo punto en el Artículo 8 de la convocatoria. Pero no crean ustedes que lo ha anunciado a bombo y platillo, a modo de advertencia. Por supuesto que no. Ahí va de tapadillo. En el resumen que aparece en la página web de las Becas de Excelencia ni se menciona. Hay que sumergirse en la convocatoria del BOCM para encontrarlo, en el punto g del Artículo 8.

Esto me lleva a plantearme el uso demagógico que se está dando a la palabra excelencia, reflejado en la convocatoria de unas becas cuyo único criterio de concesión deberían ser los resultados académicos del curso previo, como parece evidente y acorde con la declaración del Gobierno. 

Por lo visto, la excelencia debe ser algún tipo de aura que alumnos en mi situación de nuevos solicitantes no poseemos. ¿Acaso no se puede haber hecho una prueba de selectividad simplemente buena y ahora tener un excelente rendimiento universitario? ¿Acaso no puede alguien no solicitar la beca al inicio, porque no la necesitaba, y luego sí, porque se la merece y la necesita? O más aún: ¿Acaso puede decidir la Administración que uno no puede mejorar un año respecto a los años anteriores, o si mejora, eso no tiene consecuencias positivas? ¿Dónde está la valoración de mi esfuerzo y trabajo duro a lo largo de este año?

Con la inclusión de nuevos criterios arbitrarios e injustos, incorporados casi a modo de letra pequeña, solo puedo sentirme engañada. Y atrapada en un sistema político que abusa de las grandes palabras porque quedan muy bien en los discursos, pero que, a la hora de la verdad, no sabe lo que significan. O deliberadamente las desprecia.

Hace algunas semanas, reflexionaba en voz alta con mi familia sobre qué debía pensar el Gobierno de este país ante el triste hecho de que estuviera invirtiendo en formar a excelentes profesionales que casi con total seguridad acabarían ejerciendo en el extranjero. La clásica fuga de cerebros. Pero no se preocupen, ahora sé la respuesta.

No les importa en absoluto. Los hechos hablan, no las palabras.

 

Nota final. Antes de publicar este texto he comprobado en su expediente las calificaciones de la autora en sus dos primeros cursos de Ingeniería de Telecomunicaciones. Sin entrar en mayores detalles, diré que en los dos primeros cursos tiene 11 Matrículas de Honor y 8 Sobresalientes. Me temo que, diga lo que diga la Comunidad de Madrid (o sus normas sobrevenidas), sí es una estudiante excelente.


 

Hay 4 Comentarios

Sinceramente, me parece vergonzoso. Es una forma de restringir las becas para invertir menos dinero.

De todas formas, tengo entendido que los alumnos con matrícula de honor tienen créditos pagados para el siguiente curso. Pero debo decir que el número de matrículas es también limitado.

¿Acaso sólo se permite que haya un número limitado de estudiantes brillantes?

Amiga y compañera de Irene en la Universidad y en la vida. Me entero de que le han negado la beca de excelencia por aquí.. gracias que es más lista que nada y que nadie y que lo ha escrito públicamente.
Esto no es más que otra forma de demostrar el sistema educativo y administrativo en el que nos hayamos.
Fui yo la que el año pasado le comenté a Irene que me SONABA que una PRIMA mía me había dicho algo de las becas de excelencia.. Por favor, Universidades si tienen alumnos excelentes y se enorgullecen tanto de ello, háganles saber cómo pueden beneficiarse de esas cosas, es una vergüenza que presuman de alguien y que a la hora de la verdad no se demuestre.

Alumnas con 8.94 de media y gente excepcional también con menos nota no pueden optar a becas... por unos motivos u otros en esas estamos... GRACIAS POR ELLO.

De corazón espero que se haga justicia. Un saludo

Una alegría inmensa encontrarme, sin buscarlo, con un post de la excelente alumna Irene. No tuve la suerte de darle clase pero todos los compañeros que lo hacían sí que mostraban asombro por esta estudiante. Sí, tuve la fortuna de impartir clase a su hermana menor que, como ella, siempre destacó en el ámbito de los estudios. No es de extrañar que Irene siga siendo una alumna excelente. No me sorprende lo más mínimo. Pero sí que lo hace que le nieguen la beca. Más que sorprenderme me cabrea (perdonad por el taco pero es lo que expresa mi estupor e indignación) ver como una alumna como ella, de notas excelentes y de un rendimiento estupendo, se queda sin beca. ¿Pero estamos locos? Nuestros políticos no hacen más que decir que hay que premiar la excelencia, que España tiene un nivel bajo en enseñanza (y más en universitaria), que hay elevar el nivel subiendo la exigencia, que un alumno con menos de 6,5 debe replantearse lo de estudiar....y cuando te encuentras con alumnos excelentes ¡¡les niegan la beca!! Es que, sinceramente, "alucino en colores". Y más todavía al ver los ridículos motivos que dan. A los políticos se les llena su bocaza de palabras rimbombantes. De querer buscar la excelencia, de crear bachilleratos para alumnos de sobresaliente, de decir que las becas deben darse por resultados, de indicar que a la universidad deben ir, únicamente, los alumnos modelo.... ¡Señores, que tienen delante a una de esas alumnas que, por notas, esfuerzo, capacidad MERECE esa beca!. Una alumna que está fuera de su hogar, con el gasto que eso supone, que se esfuerza, que estudia para saber y no para aprobar, que saca NOTAZAS ....¡y nada!. se queda sin beca por las tonterías burocráticas (o quizás debería decir "burrocráticas").
Espero de corazón que todas las cosas vayan bien a Irene y que, finalmente, reciba la beca que por DERECHO se merece.

QUE VERGÜENZA!!!! Y luego no se cansan de repetir que solo se puede becar a los mejores. Lo siento por Irene y por tantos otros chicos en su situación. Como si no fuera bastante duro matarse a estudiar sabiendo que no tienes ningún futuro en tu propio país...
Hay un punto que Irene no toca y es que hay muchos alumnos que probablemente sí que hubieran tenido derecho a solicitar estas becas en 1º, pero no lo hicieron porque nadie les informó de esta posibilidad. Son becas de "excelencia universitaria" y, por lo tanto, recién llegado a la Universidad no piensas que las puedas pedir basándose en tus notas de bachillerato...
En fin, un nuevo artefacto para ahorrar dinero de donde no debieran.
Por si os interesa, los afectados están intentando organizarse en foros como este:
http://www.emes.es/Actualidad/Foro/tabid/408/type/foro/postid/14565/Default.aspx
Ánimo

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Sobre el autor

Carlos Arroyo

ha navegado profesionalmente entre las cuatro paredes de un aula, la redacción de EL PAÍS y la dirección del Instituto Universitario de Posgrado. Esa travesía le ha convencido de que educar bien a los hijos es saldar buena parte de la deuda con la vida. Es autor de Libro de Estilo Universitario y diversos libros de ayuda al estudiante.

Web: www.ayudaalestudiante.com
Correo: [email protected]

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